Disclaimer: Supongamos que Glee no es mío y que se lo regalé a Ryan Murphy para que hiciera de mi historia una serie de telivisión.
Perdición.
Porque cada vez que él miraba hacia aquel chico sentía que olvida absolutamente todo, su nombre, su dirección, si alguna vez tuvo familia, inclusive se le olvidaba donde estaba, sin contar que cuando cantaba sentía que su voz en algún momento fallaría por culpa de él, por su mirada que le hacía colapsar. Era como si estuviera en algún universo paralelo y el joven Blaine Anderson pasaba a ser una masa de espuma; como si el simple roce del viento lo alejará del inocente chico que causaba miles de cosquilleos por todo su cuerpo y él no se diera cuenta de lo que causaba.
Al que había besado y lo poco que quedaba de cordura en él, desapareció en cuanto sus labios se acariciaron desesperadamente. Deseaba volverlo a besar. No había que más perder. El deseo de sentir sus labios contra los suyos, o aquellas suaves y pequeñas manos acariciando su rostro; le carcomía por dentro, no quería presionarlo, le daría más tiempo, para que Kurt no se separará abruptamente de él, con la mirada baja y su cara encendida como foquito de luz navideña. La única cosa que le permitía resistirse era estar en un lugar lleno de gente, para que no lo tomara de la cara y besarlo hasta que el aire en sus pulmones se acabará. Deseaba con toda su fuerza besarlo, hasta el último aliento.
Entonces comprendió que, Kurt Hummel era su perdición.
Un casi- drabble. Que hubiera sido más extenso si mi madre no me hubiera mandado a dormir a las cuatro y media de la mañana. ¡Pff! Las madres nunca entienden.
Y es mi segundo Klaine * baile de la victoria* seguirán siendo torturadas por mis historias. Entonces...
Nos leemos luego.
Almost M.
