Rurouni Kenshin
Mejor opción
Rurouni Kenshin y ninguno de sus personajes me pertenece (desgraciadamente -.-U) son de Nobuhiro Watsuki, yo solo me entretengo escribiendo descabelladas historias.
Aun cuando para ser honesta este es mi primer fic publicado de esta historia, lo cierto es que me siento muy intimidada debido a que esta sección de fanfiction tiene escritoras excelentes y me intimida el hecho de que esta historia no este a la altura de las expuestas por las autoras. Pero con ello estoy aquí compartiendo un pedacito de mi.
Para finalizar debo decir que la comedia no es lo mío y por mas que luche… nada se pudo hacer xD termino siendo un drama, y bien es lo k me sale, xD por eso me encantan los fics con comedia romántica, yo estoy negado para ello, en cambio espero que les guste esta historia, recuerden si quieren ver la siguiente parte, dejen REVIEW.
Cerrando ahora si, esto lo dedico a ciertas escritoras que sus historias me animaron, se que tengo unas pendientes pero hacia tanto tiempo no me revitalizaba de romance y bueno me arranco tantos suspiros. Anhele escribir algo mas apegado a la historia, ósea no crear romances extravagantes jaja, por eso aquí esta esto dedicado a dos autoras de esta sección:
Blankaoru y Okashira Janet
Cuídense y ¡¡¡ANIMO!!!
Capitulo 1 "Presentimiento"
Paso poco mas de un año desde lo sucedido con Enishi Yukishiro y las cosas en el dojo Kamiya realmente no cambiaron mucho. Yahiko comenzó a crecer tanto mental como físicamente, ahora adoptando y entregándose completamente a su entrenamiento con la espada de la familia Kamiya. Sanosuke después de viajar por China y otras áreas cercanas decidió regresar debido a que su familia estaba ahí, y posiblemente por que su problema legal ya fuera olvidado. Megumi también regreso, y eso porque al final descubrió que aquel grupo eran la única familia que ella podría necesitar, Kaoru y Yahiko como sus hermanos pequeños, Kenshin como una cabeza y líder de familia, el doctor Genzai como su mentor, sus nietas como las pequeñas sobrinas de todos y finalmente Sanosuke como aquella persona que provocaba extrañas sensaciones en ella, sentimientos que nunca reconocería.
Pero a diferencia de cualquier pronostico, los únicos pilares firmes siguieron siendo Kenshin y Kaoru quienes seguían viviendo la vida como si nada hubiera pasado, como si el tiempo no transcurriera alrededor de ellos, llegando a una monotonía que realmente molestaba a sus amigos, pues sentían que no se definan, si eran una pareja, amigos, o compañeros de piso; nada decían o hacían, el pelirrojo parecía seguir siendo un mártir de sus pecados, aun cuando se le veía sonreír mas a menudo de forma honesta y Kaoru aun cuando demostraba una nueva faceta de madurez, parecía haberse resignado a una relación así.
Cuando el dojo regreso a la vida, Kaoru y Kenshin sintieron un gran alivio de tener de nuevo a sus amigos cerca en casa, sobre todo por Sanosuke del cual no tuvieron noticias mas que esporádicamente cuando les enviaba alguna carta. Comunicación constante tenían con sus amigos de Kyoto, y esa era la gran novedad, después de la llegada de Sanosuke (quien fue el ultimo y los tomo por sorpresa) Misao y Aoshi decidieron dirigirse al dojo Kamiya a pasar un tiempo (al menos Misao, Aoshi tenia otros asuntos) el cumpleaños de Kaoru fue la excusa perfecta, pero hacia varios días de aquel acontecimiento y algo no andaba bien.
Kenshin observaba como Kaoru sentada en el pasillo que daba cerca del jardín trasero, desde el día después de su cumpleaños la joven se encontraba taciturna, sentada solo mirando la nada, aun cuando no dejaba sus labores, sus momentos libres se encontraba tan distraída que comenzaba a preocupar a todos en casa, de eso hacia ya tres días.
Cuando el ocaso comenzó a hacerse presente, y todos los amigos que estaban dentro del dojo intentaron por todos los medios posibles que la kendoka saliera de sus cavilaciones, y todos fracasaron, decidiendo darle su espacio, Kenshin parecía mas reacio a lograr que la joven de ojos azules hablara de una vez por todas.
Se acerco lentamente a la joven mujer, quien a esas horas tenia un papel y tinta, concentrada escribía nombres, Kenshin logro verlos con claridad, aun cuando no entendía de que iba aquello. Tomo asiento junto a ella, dándole el suficiente espacio para que no se sintiera invadida, trago discretamente saliva tratando así de guardar su nerviosismo, tenia un extraño presentimiento. Pero entonces ella lo sorprendió.
- Kenshin –susurro ella sin verlos, los ojos violeta se dirigieron a el, pero la mirada azul estaba puesta en el frondoso árbol frente a ellos y la dulce luz que provocaba el cielo que se tornaba del anaranjado al azul oscuro- Pienso algunas cosas… sobre el futuro Kenshin.
Aquello sorprendió al ex hitoriki, algo le decía que pronto su vida daría un vuelco completo, y en cuestión de segundos en su mente comenzó a recrear un sin numero de posibilidades sobre lo que pasaría de ahora en adelante, sobre aquello que la joven tendría que decirle.
- "Posiblemente ya se canso de esta situación" –se convenció el pelirrojo al ver como ella tenia una mirada dudosa y triste- "Sera mejor dejarle el camino libre para que busque la felicidad que solo ella merece… ella debe ser feliz por sobre todo, yo solo…" –avergonzado de verse a si mismo, de recordarse como la relación entre ambos se quedo suspendida como una hoja sobre el agua, que ni el viento o la vibración del liquido le movía, como si el tiempo no existiera- "Es mi culpa, yo no puedo darle lo que ella necesita, pero… ¿Por qué Kaoru? ¿Por qué me permites hacerte todo este daño? ¿Por qué no me pides que te haga feliz? ¿Qué esperas de mí?" –Sintió como le faltaba el aire cuando ella soltó aquel que retenía, buscaba fuerza, y aun cuando la noche se hacia presente observaba el sonrojo sobre sus mejillas.
- Pensé mucho Kenshin, demasiado sobre el futuro… yo lo que mas quiero es una familia, también, aquello que dijo Sanosuke –ella bajo la mirada avergonzada, y el abrió los ojos como platos al darse cuenta de aquellas palabras que la dañaron tanto- El dojo necesita un heredero Kenshin… siempre soñé… mi padre siempre espero que yo –el sonrojo fue fulminante, y espero un instante sin hablar, el pelirrojo solo asintió entendiendo la situación, ella se alivio al ver que entendía.
- Señorita Kaoru, cuando usted disponga me marchare… para que haga su vida como debe ser –aquellas palabras trato de decirlas de la forma mas natural posible, pero sabia que eran tan falsas como decir que Saito era su mejor amigo.
- ¡No! –dijo ella eufórica, sus miradas se encontraron y a el se le estrujo el corazón al ver como lagrimas se acumulaban en sus ojos, haciéndolos vidriosos- Kenshin-menciono con suavidad, como quien le explica algo a un niño pequeño- pensé mucho las cosas, yo… yo no soportaría que te fueras –la mirada de ella fue cayendo hacia donde sus manos se entrelazaban sobre sus rodillas- pero tampoco… quiero dejar de cumplir mi anhelado sueño –un suave suspiro salió de ambos, el se disponía a decir algo, pero entonces- ¿te atreverías a juzgarme si hiciera algo equivocado? –el la miro desconcentrado, ella no respondió a su mirada- me refiero a si… si la sociedad… si la gente hablara cosas malas de mi… por algo que hiciera… ¿te importaría?
- ¡Jamás!... Yo no soy quien para juzgarla señorita Kaoru –ella sonrió suavemente, por un momento quiso decirle algo, pero al verlo, dudo, pensó en todo lo vivido, pero ante todo pensó en Tomoe, la mujer que el seguía amando, aquello lastimaba a Kaoru, pero ella no quería perderlo, por muy egoísta que fuera, no le importaba pasar el resto de su vida en aquel limbo si el seguía a su lado- Yo… siempre la apoyare señorita Kaoru, siempre estaré a su lado para protegerla, y ayudarla en todo.
- ¿Me lo juras? –pregunto ella observándolo decidida- ¿Lo que sea Kenshin? ¡Júralo por tu honor! –ella se veía decidida y el sonrió suavemente.
- Se lo juro señorita Kaoru –a el se le encogía el corazón ver como ella no se permitía perderlo y entonces se daba cuenta que no merecía a esa hermosa dama.
- Iré a lavarme para la cena –contesto ella levantándose- ahí hablare sobre que planeo hacer Kenshin…
La joven se retiro, camino apresurada buscando encerrarse en su habitación tomando el aire suficiente para poder dar la noticia que esperaba, suspiro decididamente, debía hacer algo, se estaba martirizando y encontraba la respuesta, no perdería a Kenshin, al menos eso esperaba. Pero al estar en su habitación, se percato de que había olvidado la hoja en la cual escribió algunos nombres de sus mas allegados… y otros que no eran tan allegados pero si confiaba en ellos. Con gran rapidez abrió el shoji de su habitación, cuando choco contra el pecho del pelirrojo, su mirada era indescifrable.
- Señorita Kaoru, olvido esto –dijo entregándole la hoja, sus ojos mostraban gran tristeza y no era para menos, en aquel papel estaban escritos los nombres de sus amigos y el de el mismo, pero su nombre estaba tachado con vehemencia y eso lo lastimaba, algo planeaba ella, que no confiaba en el para pedírselo.
- Gracias Kenshin –susurro ella tomando la hoja, y adentrándose a su habitación, su mirada triste destrozo el corazón del guerrero, aun mas al suponer tantas ideas con aquel nombre tachado, su nombre tachado, ¿acaso pensaba hacerlo a un lado?
- "No" –se dijo a si mismo- "Ella me pido jurarle… que jamás la dejaría, que jamás la juzgaría, debe ser otra cosa" –se trataba de convencer, al tiempo que se dirigía a preparar la cena.
Kenshin observo como el agua tapaba el arroz que cocinaba atentamente, estaba concentrado en algo mas haya de la cocina, sentía que su mundo cambiaria, presentía que era algo de lo cual no se repondría, tenía miedo al cambio.
Luego de ser un vagabundo, llegar al dojo Kamiya, vivir con Kaoru y después solo vivir para Kaoru le dieron perspectivas diferentes de la vida, tenia miedo a seguir andado, no era que no deseara estar mas con ella, se moría por estar con ella como un hombre, no como su cuidador, se moría por amarla con toda la pasión que guardaba bajo su magullada piel, pero tenia miedo a tantas cosas, el rechazo, lastimarla, que alguien la lastimara o simplemente que las cosas no funcionaran, temía tanto que se paralizaba y cuando llegaron a ese punto de paz y armonía, el prefirió aletargarlo… ahora sabia que demasiado.
Recordó el cumpleaños de Kaoru y la mañana posterior a esa fecha, quería a sus amigos, pero ella estaba demasiado lejos de entenderlo, estaban confundidos, pero no podía odiarlos, querían lo mejor para ella, y el también, aun cuando le costara tanto decidirse, el solo deseaba y peleaba por el bien estar de ella, pero ellos olvidaron eso.
Flash Back.
Llego la noche, era cálida y el tiempo transcurría tan rápido cuando se encontraban en tan agradable compañía, aun cuando algunas personas se marcharon de la fiesta de cumpleaños de la joven kendoka, la familia principal aun se encontraba ahí, disfrutando de la platica, risas y ¿Por qué no? Un poco de sake. Tal vez este fue el problema, cuando una jovial… tal vez extremadamente jovial Misao se acerco a la mujer cumpleañera, quien declinaba tomar sake debido a que se ponía demasiado mal, sin embargo eso no le impedía disfrutar de la fiesta, al menos hasta que…
- ¡Kaoru! –gritaba la ninja abrazándola con efusividad- Eres tan bonita, pero ya pasan muchos cumpleaños y tu nada mas no te casas o al menos buscas un novio –aquello paro las risas y platicas de pronto, todos observaron la reacción de la joven kendoka, esperando algún golpe, algún grito o un sonrojo, pero al contrario de cualquier predicción nada sucedió. Y la ninja siguió con su discurso sin importarle quienes escucharan o que sentimientos provocaba- Sabes Himura ya tardo demasiado tiempo, no deberías esperarlo mas… finalmente –la chica comenzaba a caer sobre su amiga bajando la energía- ¡El se lo pierde!
Entonces entre la algarabía y desinhibición del alcohol, una segunda voz se hizo presente, una voz masculina que era bien sabido quería a los dos mencionados por igual, sin embargo tenia una terrible inclinación por la chica y no en plan romántico, era algo mas profundo en otro sentido.
- Creo que la comadreja tiene razón –Sanosuke no estaba ebrio como Misao, pero sentía que debía apoyar a la chica de larga trenza, por que era algo que todos comentaron cuando estuvieron reunidos (y la pareja en cuestión no se encontraba presente)- eres muy bonita y conozco gente que daría lo que fuera por una sonrisa tuya, seguramente matarían por una cita –Kaoru aun cuando no decía nada solo asentía y escuchaba a sus amigos, no se mostraba molesta como cuando era mas joven y le incitaban a que olvidara su obsesivo amor por Kenshin, al contrario lo pensaba claramente- ¡Debes buscarte un novio!
- Es verdad Kaoru –intervino finalmente Megumi, ella aun cuando se encontraba sonrojada por el alcohol mostraba gran resistencia a este, así que unas cuantas pequeñas copas de sake no le afectaban mucho en sus razonamientos y mas hacia su amiga y ella debía decir una verdad aunque le doliera a Kenshin- creo que paso demasiado tiempo, Ken y tu se estancaron en su relación, ya no a crecido –recalcando con fuerza esto ultimo- debes pensar un poco mas en ti, no digo que abandones a Kenshin, pero eres joven y debes seguir con tu vida, que te amen como cualquier mujer merece o al menos debes buscar tu felicidad Kaoru.
- ¡Así es! –gritaron Sanosuke y Misao (la cual ya estaba derrumbada sobre el piso junto a Kaoru mas en la inconsciencia.
- Además piensa –se acerco Sanosuke a la dama de ojos azules abrazándola por los hombros, al tiempo que bebía directamente de una pequeña botella- este dojo pertenece a tu familia, debes tener un heredero, ¿no has pensado que pasara con esto mas adelante?
Entonces Kaoru abrió los ojos de sorpresa, en verdad eso no se lo esperaba, sin embargo lo entendió perfectamente, todos los comentarios estaban bien intencionados y ella no tenia nada que reclamar, de hecho los aceptaba aun y cuando no decidiera si debiera tomarlos en serio, era notable que ellos no entendían su relación con Kenshin, posiblemente nadie podría hacerlo, sin embargo ahí existía algo, un amor tan profundo y duradero que realmente no le importaba vivir en ese estancamiento, pero las ultimas palabras fueron aquellas que dejaron en su mente una idea, una inquietud.
Todos se preocuparon por la cumpleañera, llegando a pensar que por mas bueno que fuera Kenshin, su lento avance significaba que Kaoru no le importaba lo suficiente y a todos les molestaba, Kaoru era una persona especial para ellos, era quien les abría su corazón sin importar nada, aun cuando Kenshin los salvara, el no salvaría a nadie si no tuviera a la chica Kamiya a su lado. Pero los ojos tristes del pelirrojo solo fueron percibidos por el inexpresivo Aoshi quien tomaba con tranquilidad el té, era una pena que un guerrero como el se viera ensombrecido por su pasado para encontrar la felicidad, era mas que obvio que el se encontraba bien, incluso la cicatriz en su mejilla se reducía con el paso del tiempo, pero no por ello se revalidaba su dignidad como persona, haciéndolo sentir un indigno, entorpeciendo su camino a la felicidad plena.
La tensión de las palabras dichas a la cumpleañera se fue disipando lentamente, y todos fueron cayendo dormidos en aquel espacio, todo era tranquilidad y descansaban esparcidos por el piso cálido del dojo. Kenshin se encontraba cercano a la puerta, velando el sueño de la persona mas preciada, ella se encontraba ignorante a su velador, que desde el momento en el cual le dijeron aquellas palabras a su "compañera" la cavilación y el pensamiento sobre avanzar, marcharse, desaparecer o realmente no saber que hacer comenzaban a galoparse sobre su cabeza.
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El desayuno del día siguiente marcaba una tensión entre los moradores del dojo, Kenshin aun cuando mostraba su sonrisa y amabilidad natural, se encontraba mortalmente serio, Kaoru parecía distraída.
Así fue el resto del día, Himura en sus deberes de "ama de casa" y Kaoru quien tenia la semana libre de sus estudiantes y dar clases en otro dojo, se sumergió a estar sentada en el pasillo con papel y tinta escribiendo sabrá que cosas, pues no permitía que nadie lo leyera.
Misao, Sanosuke y Megumi observaron a la distancia, Yahiko raramente se encontraba en el dojo por esos días, debido a que tenia un trabajo en el Akabeko como ayudante, el chico maduro a tal grado que daba un poco de sus ganancias a Kaoru para el mantenimiento de la casa. Todos sentían orgullo del hombre en el que se convertía poco a poco el pequeño ya no tan niño rebelde Yahiko.
- ¿En verdad dije todo eso? –Cuestionaba Misao, escondida tras unos arbustos con la compañía de la doctora y el peleador- Bueno… no es que no piense que sea lo correcto, Kaoru merece ser feliz cumpliendo su sueño de una familia.
- Yo siempre pensé que terminarían juntos –sonó decepcionado Sanosuke- pero al paso que va esto, Kenshin tendrá mil años antes de atreverse a estar con ella… y no es justo para ella.
- Al fin maduraste –la doctora menciono como si felicitara a su cachorro que hacia alguna gracia, lo cual solo trajo una mueca por parte del peleador- Kenshin sigue viviendo en su pasado y sus culpas y arrastra a Kaoru a ello, es mejor que ella comience a buscar algo mas para su vida, es lo mejor para ambos.
- Deberíamos conseguirle alguna cita a Kaoru, tal vez así al menos comience a darse cuenta que existen otros hombres aparte de Himura –sugirió la ninja.
Los tres asintieron en común acuerdo, al tiempo que Kenshin barría cercano a donde Kaoru se concentraba escribiendo algo. La mirada decidida del trió causo un escalofrió al pelirrojo, quien a pesar de su mascara de serenidad se estaba muriendo por dentro.
Nadie se fijo que el ex vagabundo sujetaba con tanta fuerza la escoba al escuchar tanta palabrería, tanta intromisión sobre su vida con Kaoru, y aun cuando quería tanto a sus amigos, ¿Qué derecho tenían ellos de meterse? Lo cierto es que no entendían bien que sucedía, no era su pasado o el perdón lo que le detenía… era algo peor que todo eso junto.
Fin Flash Back.
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La noche estaba sobre ellos, pero no importaba, se encontraban felices y tranquilos disfrutando del termino de la cena, aun cuando existía un poco de tensión sobre las verdades dichas, eso no parecía afectarles el apetito, en algunos casos (Sanosuke) parecía aumentar.
Kenshin se encontraba ensimismado, odiaba encontrarse en esa situación, y envía de vez en cuando miradas asesinas a sus amigos, aquellos que estaban entrometiéndose en su vida junto a la joven kendoka, pero lo peor era odiarse por saber que ellos tenían toda la razón del mundo, estaba deteniendo la vida de Kaoru y desde que ella se encontrara encerrada en si misma pensando en tantas cosas, el comenzó a sentir temor que ella hiciera caso.
- Amigos –menciono a los presentes, incluso a Shinomori que si no fuera por su altura realmente jamás notarían que estaba ahí- pensé mucho en lo que me dijeron en mi cumpleñaos… aun cuando Misao estaba borracha… lo que dijo Sanosuke sobre un heredero al dojo… yo bueno, quería preguntarles.
- ¡Suéltalo ya fea! –grito exasperado Yahiko, el en esos años no se quiso meter en la relación de Kenshin y Kaoru pero lo cierto es que ya estaba aburrido de que no hicieran nada por esa relación.
- Ustedes son mi familia, su opinión es importante para mi –la mujer observo a sus amigos y su mirada se perdió en el pelirrojo, este correspondió a ella, así que la kendoka tuvo que pelear por concentrarse en lo que debía preguntar- me gustaría saber… si, algo haría que ustedes… ¿algo que yo hiciera provocaría que dejaran de ser mis amigos? –la voz nerviosa y triste de la chica que al cuestionarse bajo la mirada provoco en todos un golpe, ella sentía inseguridad y no tenia el valor para decir… lo que fuera que diría.
- Yo no soy quien para juzgarte, siempre te cuidare y apoyare –menciono Sanosuke.
- Kaoru tu sabes que de mi no esperes mas que amistad y comprensión –dijo Misao.
- Por mi ya sabes –menciono cortante Megumi.
- Como dijo la comadreja fea, yo aquí estoy siempre para ti –menciono el chiquillo.
Kaoru observo a sus amigos agradecida, volteo momentáneamente a Shinomori, del cual nunca espero respuesta, pero se sorprendió al observarlo asentir con un movimiento de cabeza, eso era suficiente para ella regocijarse de alegría, entonces observo al pelirrojo, sus pupilas un poco dilatadas, su rostro levemente pálido, la observaba confundido, alterado… temeroso.
- ¿Qué piensas hacer Kaoru? ¡¿Hablo con Tae y comenzamos a buscarte algún prospecto de novio?! –Misao se veía mas entusiasmada de lo que debería y se gano una sutil mirada de odio por parte de cierto pelirrojo.
- No –por un momento todos se sorprendieron, ¿Qué pensaba hacer? Expectantes miraron a la mujer quien sonrojo suavemente- Yo… no quiero buscar un novio, o un esposo… yo, a mi… no me interesa tener un hombre en mi vida…no otro hombre –su mirada paso fugazmente hacia la de Kenshin quien si hacia unos segundos estaba iracundo ahora estaba confundido junto a los demás- se que… piensan que mi relación… o lo que sea que existe en mi corazón –era notorio que trataba de evitar decir su nombre abiertamente, nadie presto atención, sabían de quien hablaba, incluso la persona en cuestión sabia de que de el hablaba- yo…
- ¡Suéltalo de una buena vez! –grito Megumi exasperada, parecía que la chiquilla no se resignaría a lo de Kenshin, y ella no quería verla amargada sufriendo por el amor del pelirrojo, ella era la chica mas noble que conociera, no lo merecía.
- Mis sentimientos, ya fueron entregados, y aun cuando –su voz se bajo a un susurro doloroso- no sean correspondidos… como yo desearía–el silencio espectral y un frio por la espina dorsal del pelirrojo- la vida que llevo –el tono volvía a ser mas natural, mas alto- ¡me gusta!… yo solo quiero pertenecer a lado de el… ¡por siempre!.
- ¿Pero? –sugirió de nuevo Megumi, quien era la que mantenía mas fría la cabeza en esa situación, todos los demás tenían ganas de golpearlos y casarlos a la fuerza.
- Buscar un novio o casarme significaría traer problemas a la armonía de este hogar, no sabría como lidiar con otra persona, no creo ser capaz de amar a otro hombre, no buscare otra persona… pero si, pero si un hijo, ¡Tendré un hijo!... aunque sea soltera –esto ultimo como un susurro fue dicho.
Pasaron algunos instantes y bueno, todos estaban helados, nadie reaccionaba, incluso Aoshi se quedaba sorprendido, no era la confesión de que esa mujer fuer a arriesgarse a ser marcada y señalada, era su total devoción al pelirrojo, ese amor tan profundo que nadie lograba entender, amarlo ahí abiertamente sin esperar nada y sacrificar una felicidad completa por una felicidad parcial… pero retorcidamente esa era su felicidad completa, la felicidad total de Kaoru era estar solo cerca de Himura y el lo entendía, era lo que sentía por su pequeña protegida quien parecía superar día a día el amor hacia el, algo que el deseaba pues no sentía que era correcto, así que la entendía tan perfectamente que se conmovió… aunque no demostró nada, se conmovió por la fuerza de esa mujer.
- ¡Estas loca! –la bofetada y el grito de Megumi se escucharon fuerte y alto, la mujer de pálida piel estaba desorientada y enfada- ¡Tu amor enfermizo por Kenshin! –y ahí había dicho el nombre sin miramientos- Te conformas con tan poco, dándole tu todo… ¡¿Ahora dejaras tu dignidad ante la sociedad por seguir como estas?! -Kaoru solo bajo el rostro, y la doctora observo a Kenshin, enfada, por primera vez estaba enojada con el- ¡Es tu culpa! –señalo al pelirrojo, quien ni cuenta se dio, estaba demasiado alterado por las palabras de Kaoru. Pero Megumi se marcho diciendo los peores improperios a la estupidez de Kaoru y a la comodidad de Kenshin.
- Es mejor irnos a descansar… hablaremos de esto mañana –sugirió Sanosuke, todos asintieron, era mejor esperar al día siguiente, rezando por que las cosas tuvieran otra perspectiva.
Todos se levantaron pesadamente, excepto el pelirrojo que estaba impactado, congelado y temblado de ira… se odiaba a si mismo al orillar a Kaoru ante aquella situación. El silencio ya reinaba, todos en las habitaciones el observo el papel que Kaoru dejo sobre el piso, era esa lista de nombres, de hombres y todos conocidos por ellos. Sus ojos se abrieron como platos.
- "¿Son los prospectos a padre que tiene?" –Se cuestiono el vagabundo- "Sanosuke, Aoshi, ¿Hiko?... Kenshin" –pero el corazón del guerrero estaba entre la desolación y la ira, ¿eran los hombres a los cuales planeaba pedirles el favor para engendrar?, ¿eran a los que cuestionaría si acaso deseaban tomar su inocente cuerpo? Y lo peor era que su nombre estaba tachado como si de antemano ella tuviera la marcada idea que el no aceptaría –Soy un idiota –se dijo a si mismo al tiempo que se levantaba marchándose con dolor aun con lista en mano.
Continuara…
