Lo de siempre, los personajes de Gundam Wing; no me pertenecen (lástima). Solo los tomé prestados para divertirme con ellos.
'Diálogos internos'
"Diálogos hablados"
"'Lecturas"'
Advertencia: Este es un fic tipo YAOI, o sea relaciones hombre/hombre. Si te desagradan este tipo de fics, no sigas. Gracias.
Habrá sweet lemmon o citrus, más adelante. Así como lemmon completo. Al estar en uno de los capítulos se los haré saber. Estos serán marcados por si desean no leerlos.
PRÓLOGO
La tierra o aquella llamada así, se encontraba casi deshabitada. Miles de personas que antes habitaban en ella se habían ido a las colonias. Solo aquellos que eran parte de la tierra, de su naturaleza o dependían de la magia de ésta para sobrevivir, se habían quedado. Miles de criaturas que nunca lograrían vivir lejos de la madre tierra se encontraban dispersas sobre ella. Los pocos humanos que se habían quedado, convivían armoniosamente con las demás criaturas míticas. Solo una raza de humanos, que poseían magia natural, vivían aislados del mundo común. Habían hecho una ciudad con límites que ninguna otra criatura mágica pudiese traspasar.
En dicha ciudad habitaba una familia la cual era la más poderosa, el consejero o gobernante principal era el gran consejero Chang. Éste tenía un hijo, el cual tenía por nombre Wufei. Un adolescente, el cual era hermoso físicamente; su cabello era negro, liso y brillante; sus ojos sesgados de un color profundamente negro, pero bien definidos con sus pequeñas pestañas y sus cejas obscuras. Su rostro era muy agradable, su piel tersa y blanca; su nariz respingada y sus labios finos de un color rosado. Era envidiado por muchos, las razones obvias, su cuerpo a pesar de ser un adolescente era bien definido y su rostro era agradable. Pero más que todo eso, era el poder que tenía su familia en la ciudad. Además de que era el único heredero de todo lo que poseía su padre.
El carácter de Wufei, lo hacia ver distraído o meditabundo. Casi no tenía amistad con sus compañeros. Aunque tenía tutor propio, las clases principales las tomaba como todos en un salón de clases. Pero como era de esperarse, la mayoría de sus maestros dejaban pasar sus horas de ensoñación. Pero no faltaba el día en que se encontrara con que su padre como siempre había recibido reportes sobre su conducta.
Siempre trataba de evitar a su padre; sabía que se iba temprano, no le gustaba desayunar con el. Siempre serio y sin vida propia, ningún otra que no dependiera de el bienestar de la ciudad. Ni siquiera sabía quien era su hijo, pero se vanagloriaba de ser el mejor gobernante de la ciudad; de conocer sus necesidades y lo que era mejor para todos. Menos para él, su propio hijo.
De su madre sabia poco. Mejor dicho nada. Solo tenía una fotografía de ella. Se notaba que era hermosa, sus facciones orientales eran un poco parecidas a las suyas; bueno eso intentaba creer. Cuando miraba su reflejo en el gran espejo que adornaba el pequeño recibidor de su gran casa. Casa, no podía llamar a ese lugar frío y vacío de afecto 'hogar'; su padre nunca estaba, el solo estaba rodeado por sirvientes que solo se limitaban a los quehaceres y a los alimentos. Cuando se miraba en el espejo, creía ver que tal vez su padre no lo quería porque se parecía a su madre, pero lo único que lo asemejaba a ella, era el color de piel y su boca. Su padre nunca hablaba sobre ella y el después de un tiempo se había cansado de preguntar. Siempre era lo mismo, evasivas o simplemente no contestaba.
Su tutor, se cansó de tratar de hacer que su alumno se enfocara en el trabajo, y decidió que lo mejor sería que le dijera que se retirara. Después de por fin lograr un poco de atención de parte de Wufei, lo dejo irse; tal vez regresaría a su casa, como siempre.
Pero Wufei tenía otros objetivos. Pasearía por la ciudad, había encontrado hace poco como pasar desapercibido en la ciudad. Un día había tomado algunas ropas viejas de uno de los sirvientes nuevos que parecía de la misma complexión que el; y aunque le quedaban un poco grandes, la capa le ayudaba a ocultarse. De esa forma nadie lo reconocía. Todo mundo lo reconocía ya que siempre portaba en todas sus túnicas el emblema del dragón. Hasta cuando deseaba solo caminar, esto siempre lo delataba; pero ahora con ropas comunes y de color parduzco podía pasearse cada vez que quería, solo tenía que estar en su casa antes de que su padre llegase a cenar. No porque compartieran la cena, sino, porque se pondría a preguntar y tal vez lo amonestase por involucrarse con la gente común.
La ciudad en la que habitaba, o mejor dicho el reino en el que vivía era enorme. Realmente no sabía cuales eran los límites. Solo aquellos mapas que estaban autorizados a ser mostrados, los cuales eran escuetos, ya que no mostraban mucho más allá de las murallas y el puerto. Sabía que existían tierras más lejanas. Bueno aunque no le mostraran la verdadera dimensión del planeta; debía haber lugares o personas más allá de las murallas que rodeaban su reino. Tenía esa seguridad ya que los libros decían que existían. Pero la realidad es que se sentía como un pájaro en una jaula de oro. Libre, pero completamente prisionero por su ciudad, su padre y su linaje.
Ese día vago por un pequeño mercado, el cual parecía más un mercado negro que un mercado normal. Encontraba cosas extrañas, cosas que nunca había visto. Entró en un pequeño comercio, algo oscuro, con cosas amontonadas y todo polvoriento. Había cosas muy variadas. Pero siempre le habían llamado la atención los lugares con cosas viejas. Le encantaba encontrar libros, sobre todo antiguos. Su padre tenía una colección muy vasta de libros, pero desde que aprendió a leer, y aunque estaba prohibido entrar en la biblioteca principal de su padre, siempre encontró la manera de escabullirse en el lugar. Ya había leído casi todos los libros de su padre, muchos los había estudiado; pero como uno de sus profesores de literatura le dijera: 'Los libros son tus mejores amigos, pero se pueden convertir en tus enemigos, si no los sabes elegir.' Empezó a ir a la biblioteca de la gran ciudad.
Cuantas horas había pasado en el lugar aquel no lo sabía. Pero ahora en ese pequeño local, había encontrado muchos libros usados. Pero solo uno le llamó la atención, era como si el solo libro le llamara. Un libro encuadernado con un tipo de piel, tan suave al tacto que nunca había sentido. Se notaba que el libro era viejo, ya que sus hojas eran amarillentas. Lo que le intrigo de sobremanera fue que éste no tenía ningún titulo visible en la parte exterior ni en la primera hoja. Solo había una frase que iniciaba el libro que ahora tenía en sus manos. De pronto sintió que alguien estaba cerca de él. Era el dueño del local; un hombre un poco gordo, simpático, agradable y mayor, no era muy alto, pero se notaba que ahora solo el vender este tipo de cosas, hacían su vida agradable.
"Encontraste algo interesante, hijo." Hijo, casi nadie le llamaba así, pero se sintió agradecido por las palabras.
"Solo estos libros," era mejor ocultarlo entre los otros y así llevarse el libro para sí. "¿Cuántos sobrinos tienes?"
Esta pregunta desconcertó, "¿Sobrinos?"
"Si, los libros que llevas son cuentos. Todos hasta este que es el más fino de todos," dijo señalando el libro que Wufei deseaba ocultar, "debes de quererlos mucho y supongo que estarán en casa durante mucho tiempo, si es que los quieres comprar."
"Si, son para ellos." Prefería mentir a explicarle que todos esos libros eran libros de artes de defensa personal, espiritual y corporal; si el quería creer otra cosa, o si su ignorancia lo mantenía en ese estado, era mejor así. Por lo pronto el libro más valioso, lo llevaba en sus manos. Preguntó el precio y sin más después de pagarlos todos, a un precio insignificante se fue a su casa.
Al llegar a su casa, sintió como el vacío lo rodeaba. Lugar tan hermoso, pero frío; una de las casas más envidiadas por todos aquellos, amigos o enemigos de su padre. '¿Cómo sería ver la cara de todos aquellos que nos envidian, solo por tener una casa como estas; sin siquiera imaginarse que ellos son más felices que nosotros? Tal vez se asombrarían al saber que yo vivo en una parte de la casa y mi padre en otra. Lo mejor hubiese sido que estuviese en el instituto como interno y no como un estudiante privilegiado.' Pensó tristemente; se sobresaltó un poco al darse cuenta de que ya no se encontraba solo en el pasillo principal de la casa. Ahí estaba el ama de llaves.
"Buenas tardes joven. Solo tardará un poco en estar listo su baño. Si desea que alguien acomode las compras, solo hágalo saber. Si el joven me lo permite, me retiro para ordenar sus alimentos." Wufei solo asintió a la encargada de la servidumbre.
Wufei se retiró a su habitación, la cual estaba estratégicamente dispuesta para él. Su padre siempre había mantenido su distancia especial y el ala de la casa que ocupaba era la oriente, su padre prefería la central, pero eso era algo que a estas alturas ya no le interesaba.
'Recuerdo cuando aún era un niño. Que hubiese dado por que mi padre me amara y se preocupara por mí. Aunque fuese un poco, que durante mis pesadillas o mis tristezas, estuviera allí para solo abrazarme.' Era ese el pensamiento mientras se dirigía hacia su habitación a preparar sus cosas para tomar su baño.
Después de haberse refrescado, esperó que el ama de llaves le avisara que sus alimentos estaban servidos. 'Solo espero que padre no venga a comer. No quiero tener una discusión con él.' Ni bien había pensado esto cuando un leve golpeteo le comunicó que el ama de llaves se encontraba tras su puerta.
"Joven, sus alimentos se encuentran servidos. En que lugar se dispondrá a tomarlos."
"Comeré en la cocina."
"Joven, sabe perfectamente que no debe de estar ahí. Por favor, tómelos en el comedor."
'No se porque diablos me pregunta si de todas maneras, me dice donde debo de comer.' "Esta bien, no tardo en bajar."
Wufei debía de guardar ese libro, esconderlo bien. Y cual era el mejor lugar para esconderlo, dejándolo a la vista junto con los libros de sus estudios. Sobre el escritorio. Simple y demasiado obvio como para ser tomado en cuenta. Sin más bajo hacia el comedor y después de comer, subió nuevamente a su habitación debía conocer lo que estaba escrito en ese libro.
Cerró cuidadosamente su puerta y se dispuso a leer. Era como si el libro le dirigiera las palabras a él. Como si hubiese sido escrito para él. La portada era simple, pero al abrirlo y ver la primera página, notó un grabado muy especial. Era un sol, complementado por una media luna y una estrella entre los dos. En la siguiente página había una inscripción. "'Todo aquel que desee saber solo tiene que estar dispuesto a pagar el precio de la sabiduría.'" 'Extrañas palabras.' '¿Por qué pagar un precio por la sabiduría?' Pensó Wufei.
En la siguiente página, encontró más inscripciones raras, pero al fin llegó al primer capítulo. Encontró en él hechizos simples, instrucciones para realizarlos y al final del capítulo, se encontró con otra advertencia. "'No hay día sin luz, ni noche sin oscuridad. Todo en este libro tiene un precio. Todo lo viviente debe pagarlo. Mientras más específico sea tu pedido más fuerte el precio a pagar; cuando sea vago el pedido, el precio se dará y el hacedor del pedido podrá rechazar el pago y el pedido no se cumplirá. El plazo para el pago nunca será mayor de un año y un día. Continuar es tu decisión. Una vez que empieces el siguiente capítulo, no podrás parar. Cierra el libro y medita tu decisión.'"
Wufei cerró el libro. Necesitaba pensar, reflexionar sobre todo lo que había leído y tomar la decisión de continuar o no leyendo ese libro. Que aunque parecía muy delgado, parecía no avanzar en el cambio de hojas. Daba la impresión de que siempre se encontraba solo a cuatro o cinco hojas del inicio.
Poco después de cerrar el libro, se dio cuenta de que ya era muy tarde. Bajó a la cocina y aunque sabía que su padre eso no lo aceptaba, se preparó unos bocadillos y un té. Su buena suerte le sonreía, su padre no había llegado aún y al terminar de comer, se retiró a su habitación a dormir. O, mejor dicho a pensar.
Fin del prólogo aburrido, pero debemos conocer el inicio.
Será un fic largo y solo les aviso que el capítulo 1, estará un poco menos oscuro y más activo.
Gracias.
