La maravillosa historia de More Than Meets The Eye le pertenece a James Roberts y escritores.

Algunos one shots de como fue progresando el amor entre estos dos, rememorando situaciones reales y otras inventadas por mí.

Cygate. Cyclonus x Tailgate

La canción "Si yo no me quiero enamorar" es de Kalimba.

Espero que les guste.

.

.

1.- Yo no quería quererte.

.

.

Desde que lo vio, supo que iba ser un enano molesto. Hablador, latoso, demasiado palabrerío y seguramente poca acción.

Resultaba aun peor saber que se trataba de un tonto que se quedó en estásis por seis millones de años. ¿Desactivador de bombas? Por favor. Desde el principio Cyclonus sabía que había algo mal en esa historia. Tonto, ingenuo, pequeño, despistado... Era imposible que "eso" fuera un desactivador de bombas.

Y como plus, le agregaba tremendas historias sobre La Vanguardia Primal. Seguía sin comprender como es que los demás le creían semejantes y obvias mentiras. Cyclonus sabía que había algo más.

Además, también sintió ganas de matar a Rodimus, o a Ultra Magnus, o a quien sea que se le haya ocurrido que era una buena idea ponerlo a compartir habitación con él.

¿Acaso sabían que si ese enano lo sacaba de quicio podría matarlo?

Un solo apretón al cuello y talvez una estampada contra la pared y ahí quedaría el pequeño Tailgate.

Era algo que estaba casi seguro que pasaría, desde que lo llevó cargando al cuarto y posteriormente lo dejara caer duramente contra el suelo.

Y ese sería solo el inicio, porque las cosas entre ellos se pondrían feas. Y eso que no llevaban ni siquiera una semana en la nave.

Ahora Cyclonus sabía que además de ser un hablador de primera, también resultaba ser un insolente. Un insolente que no medía las líneas de peligro.

¿Qué no podía tener un minuto de paz?

—¡Me mentiste! Me hiciste creer que los decepticons eran pacíficos, que eran los buenos, cuando... ¡Cuando bien sabías que eran los malos!

Los ópticos de Cyclonus de inmediato rodaron hacia arriba. Planeaba pasar el resto del día solo sentado allí, observando por la ventana, sin hacer nada más. Tratando de relajar su temperamento para no matar a... bueno, precisamente al recién llegado.

—Te conté la versión de alguien que no participó directamente en la guerra. Si elegiste un lado, fue tu decisión. Buenos, malos... ¿En verdad crees que la vida es así de sencilla?

Estúpidamente, creyó que con eso sería suficiente para ya callarlo. Pero, en fin... que se trata de Tailgate. Él no cerraría la boca y mucho menos si algo le molestaba.

—Tú... Primero me haces creer una cosa y... ¡Voy ahí como un tonto diciendo "Quiero ser un Decepticon" estando a bordo de una nave Autobot! Tú... ¡Argh!

Entonces el pequeño enano le había soltado un golpe. En un brazo, un golpe insignificante que apenas y sintió. Físicamente, claro. Porque para su paciencia, esto ya había sido demasiado. Y se notó en el aura que emanaba. Aura que Tailgate no tardó en sentir, y ese coraje que tenía se convirtió en temor.

—Cyclonus... Lo siento... Y-yo solo...

Sus disculpas no habían surtido efecto, porque el más alto respondió con un puñetazo en el mentón. Uno real, tan lleno de fuerza que lo mandó al piso.

El azul se limitó a temblar en su lugar y ser testigo de como no conforme con eso, aquel ex-decepticon se acercó para patearlo por debajo del chasis.

Eso, había dolido en verdad para Tailgate. El miedo hacia el contrario aumentó en un solo klik.

—¡Por favor, para! Yo no quise...

Ese tipo de súplicas solo le provocaban más coraje. Le provocaban ganas de seguirlo pateando hasta un punto en que se le rompiese la caja de voz y se callara de una vez por todas.

Por otro lado, le daba lástima, pena ajena. Tan patético, tan débil, tan cobarde; temblando ahí, suplicando, repitiendo "Lo siento" una y otra vez.

Se mordió el labio inferior y refunfuñó. No valía la pena.

—Lo siento, lo siento...

No quería seguir mirándolo. Tan tembloroso ahí, lleno de miedo, en posición fetal, y asustado como un pequeño destello.

Mejor se dio la vuelta y salió de aquel cuarto. Estando fuera podía pensar mejor. Y no le gustó.

No le gustó sentirse mal por haberlo golpeado.

¿Porqué lo hizo? ¿Porqué se sentía así?

Claro, porque el enano se lo había ganado. No había más y no debía pensar en más.

Sin duda alguna, ese pequeñajo no duraría mucho en esta nave.