La profecía

Los personajes de esta historia le pertenecen al genio de Rick R iordan, yo solo los uso.

Capítulo 1:

Percy (P.O.V)

Estaba Cronos/Luke peleando con una chica rubia, esbelta y un poco más pequeña que yo. Ella está parando mandobles de la guadaña de Cronos, aunque por lo que veo, no le quedan muchas fuerzas para seguir. Cuando me acerco un poco más a la escena, veo que, en su cara magullada, hay unos hermosos ojos tormentosos que brillan por el dolor y la perdida, era Annabeth. Cuando grito su nombre ella gira la cabeza para decirme que me largue, pero no me iba a ir sin ella. En el tiempo que Annabeth me mira, Cronos aprovecha y la clava la guadaña en el estómago, Annabeth se pone pálida casi en el acto y cae de rodillas al piso mientras Cronos ríe. Voy corriendo hacia Annabeth cuando unas palabras me vienen a la mente: "Cuidado, idiota. Al menor contacto, esa hoja te arrancará el alma". No, no podía ser. Me doy cuenta que los ojos se me nublan por una capa de líquido al pensar que había perdido a Annabeth. Cuando llego a su cuerpo le apoyo la cabeza en mi regazo, estaba fría. Por lo que sabía de biología, que no era mucho, esto estaba mal. Estaba tan pálida como el mármol en el que estaba tirada. Trato de buscar su respiración, pero su pecho no se movía, busco sus pulsaciones, nada, todo estaba silencioso, solo se escuchaba la risa del Señor del Tiempo.

Había perdido a Annabeth. Fue como si alguien hubiera en mi corazón directamente la guadaña de Cronos. Mientras lloraba sobre el cuerpo inerte de la que alguna vez fue la chica que amé, trataba de pensar si alguna vez se podía recuperar su alma, pero mi cerebro seguía alelado con lo que pasaba ahora. Ella ya no estaba.

De la nada el cuerpo de Luke comenzó a desprender una luz dorada y un calor que me obligó a apartar mi vista nublada de él. Se estaba convirtiendo en su forma divina. Quería quedarme allí con Annabeth y esperar que el calor me haga cenizas, pero sabía que si ella estuviera aquí, me diría que luchara para salvar El Olimpo. Con la única fuerza de voluntad que me quedaba, me separé del cuerpo de Annabeth, no sin antes darle un beso en la frente.

Destapé a Contracorriente y fui en busca de Cronos. Pero ya era tarde, cuando le iba a clavar mi espada, el cuerpo de Luke explotó como en millones de serpentinas y sentí un calor abrasador.

Me despierto cuando unas manitos y una voz me despiertan. Me levante de golpe y choque mi frente con la suya, se para y empieza a frotársela y a maldecir en griego antiguo. Me di cuenta que estaba perlado en sudor, temblando y tenía lágrimas en los ojos. Por un momento me sentí patético, pero no me importaba con ella. Salgo de mi cama, aun en pijama, agarro su cintura y la aprieto contra mí.

Annabeth rodeo mi cuello con sus brazos y me devolvió el abrazo, pero en sus ojos notaba la preocupación.

Un momento, estábamos en mi cabaña, la de Poseidón, que no compartía con nadie ya que mi hermano Tyson ahora era General de los Ejército del Olimpo, pasaba mucho tiempo en el palacio de Papá entrenando Ciclopes. Pero había reglas estrictas sobre que no podía haber dos campistas solos en una cabaña, ella pareció darse cuenta también por lo que se separó de mí.

-Percy, cámbiate, te espero fuera.- Dijo y se dirigió hacia a fuera.

Me cambié lo más rápido que podía, elegí unos bermudas color caqui con la remera naranja del campamento. Cuando salí estaba ella esperándome en las escaleras de mi cabaña. Me senté junto a Annabeth.

-¿Por qué viniste a mi cabaña?- le solté sin más- Tú más que nadie conoces las reglas del campamento.

Ella miro hacia delante, suspiro y clavo sus hermosos ojos color tormenta en mí. Odiaba cuando hacia eso, en realidad lo amaba, pero quedaba completamente a su merced, en plan: soy un muñeco de trapo.

-¿No sabes la hora sesos de alga? Son las doce del mediodía.- Dijo

Eso me sorprendió, ¿Tanto había dormido?

-Me preocupaste y le pedí permiso a Quirón si podía ir a ver si seguías respirando.- dice ahora un poco fastidiaba. Desde la guerra por el Olimpo tenía miedo de que alguien me hiriera en mi "talón de Aquiles" y eso que ya había pasado un año.

Antes del campamento yo había podido ir a la escuela en la que Paul trabajaba sin incendiar nada, o lo que se puede hacer siendo mestizo. Annabeth, gracias a los dioses se había quedado en un internado en Nueva York. Nos veíamos casi todos los días, yo la acompañaba al Olimpo con el trabajo que le había otorgado, ser la Arquitecta del Olimpo, vaya honor. Salimos juntos todo el año, nos tomábamos de la mano, besábamos, etc., cosas de novios, pero la verdad era que nunca había tenido el valor de preguntárselo, lo sé, un cobarde. Pero este verano estaba decidido a proponérselo, yo sabía que ella lo deseaba igual que yo, pero no me lo podía pedir ella. Ahora que lo pienso ella fue la que me dio mi primer beso. Sí, no entiendo nada del tema "chicas" y eso que Paul, mi nuevo padrastro me había aconsejado un poco, pero cuando estoy con Annabeth mi THDA (Trastorno Hiperactivo por Déficit de Atención) se agravaba y no me permitía decir cosas demasiado coherentes.

-Ven vamos a comer.- Dijo tomándome de la mano y sacándome de mis pensamientos.

-Vale.- Dije y deje que me lleve a la mesa principal donde todos los campistas se agrupaban en sus mesas para comenzar a comer.

Me serví unos cuantos trozos de pizza, pero antes de comer tenía que hacer mí ofrenda a los Dioses, por lo que me acerque al bracero y tiré una porción de mi pizza al fuego.

-Por Poseidón.- murmuré.

Y me deslicé en la mesa de Poseidón. Solo, ya que no había otros campistas de Poseidón, solo mi hermanastro, Tyson, pero estaba en el fondo del mar.

Luego de terminar de almorzar Annabeth y yo nos dirigimos a la playa del campamento. Estábamos caminando con las manos entrelazadas, era el momento.

-Oye.- dije campando su atención.

Me miro y ya no me acordaba de cómo me llamaba.

-¿Si, Percy?- dijo animándome a seguir, su voz sonaba tranquila pero se notaba ansiosa.

-Sabes que… hum, te quiero mucho y… - tragué en seco, Annabeth me miraba expectante.- bueno, me preguntaba, si tu… querrías, hum, ser… mi… ser mi novia?

De repente soltó mi mano, lo cual me preocupó, ya la extrañaba. Me miró con ojos fieros, como si tramara algo. De la nada ella saltó sobre mí, derribándonos sobre la arena. La miré confuso, pero estaba riendo a carcajadas me besó. Oh no, otra vez no, ¿Cómo me llamaba?

-Claro que si.- dice

En ese momento me sentí el chico más afortunado del mundo. No por haber salvado al Olimpo o al mundo, sino porque ella había aceptado ser mi novia. Rodeo su cintura con mis manos, ella seguía sobre mí, aprovecho la poca distancia que había entre nosotros y la acorto con un beso. No sé cuánto estuvimos así, pero un carraspeo nos trajo a la realidad.

-Hay gente que quiere pasear por la playa sin ver un espectáculo.- dice Clarisse, oprimiendo una risa. Ella iba de la mano con su novio Chris su novio.

De repente se escucha una caracola, algo andaba mal.