TARDE
¿PUEDE EL AMOR ESTAR A DESTIEMPO?
CAPITULO 1
Terry caminaba sin rumbo fijo, no podía sentirse peor. Había hecho todo lo posible por convencerla de lo contrario, por Dios, ¡cuánto había tratado! Pero no parecía que no era suficiente. Ella era una cobarde. De eso estaba totalmente seguro. Ya ni lloraba, ya no sentía nada. Había recorrido el camino de la iglesia hasta su casa y de allí al aeropuerto a pie. Pero ni el cansancio parecía detenerlo, tenía que salir de allí, cuanto antes mejor. Verla entrar a la iglesia para casarse con alguien más era la prueba más clara que su amor no había sido suficiente, y que perdía sin remedio a la mujer que más amaba en la vida.
Había decidido irse cuanto antes de su apartamento, sabía que irían a buscarlo allí; y la verdad no tenía ánimos de ver a nadie. Con la única persona que se reportaría, es con su madre Eleonor; no quería preocuparla. Ella lo conocía muy bien y sabía que a esta hora él estaría muriéndose. Pero dejaría un mensaje en la contestadora, no quería que nadie se enterara a que lugar se dirigía; igual ella probablemente a esta hora estaría en la boda, así que no habría problema en dejarle ese mensaje. El teléfono sonó varias veces, pero al no ser atendido, la máquina contestó.
- Madre, soy yo Terry. Solo te llamaba para decirte que me encuentro bien. –Ella no le creería esto, pero no quería preocuparla- me iré por un tiempo de la ciudad. Quiero apartarme un tiempo de todo esto, por lo menos hasta que me sienta capaz de volver. Necesito olvidar, creo que tú me comprenderás. Necesito sacarla de mi vida para siempre. Hasta luego.
Con esto último colgó. Pero que estupidez había dicho, ¿sacarla de su vida? como si fuera posible. Él nunca podría olvidarla, había conocido el amor a su lado. Pero la había perdido para siempre. "Siempre", una palabra de significado muy largo. ¿Cuándo termina? ¿Por que la primera vez que buscaba la felicidad, todo le salía mal? No es que fuera infeliz antes de conocerla, pero es que había entrado a una especie de conformismo, un "confort" emocional. Se casaría porque debía hacerlo, no quería permanecer solo de por vida, y la idea de tener una familia lo ilusionaba. Pero nunca se había enamorado en realidad, había tenido novias; no demasiadas, pero las suficientes para darse cuenta que no era por amor que estaba con ellas. No le gustaba la soledad. Pero al conocerla, todo cambio. Se enamoro. Estaba enamorado, y además se sabía amado. El estaba totalmente seguro que ella lo amaba, pero que era una cobarde.
Se detuvo un momento, no podía dejar de pensar. Debía tranquilizarse si realmente quería sentirse mejor. Ya no lloraba, pero el dolor en su corazón era tan grande, que prácticamente no podía caminar. Respiró varias veces y despejó un rato su mente. Cuando se hubo tranquilizado un poco, retomó su camino al aeropuerto. Tenía que salir de allí, no podía ni siquiera imaginarla con otro estando él en la misma ciudad. Dudaba de poder hacerlo en el mismo planeta, pero tendría de intentarlo. Después de todo, no volvería a amar a otra mujer, así que, que más daba en que lugar viviera de ahora en adelante. Tenía pensado viajar a otra parte de Europa, talvez España o Francia; su familia tenía algunas propiedades en estos países; por eso se dirigía al aeropuerto, compraría un boleto de avión en el vuelo más próximo que tuvieran, que importaba si se dirigía a China. Ya regresaría de China a Europa de nuevo, lo que necesitaba era irse.
Ya iba llegando al aeropuerto cuando vio a una pareja de enamorados abrazados y hablando en susurros; la escena le llamó la atención en sobremanera. No le había afectado verlos, pero le pareció raro notarlos; en todo el camino no se había fijado en nada ni nadie. Giró la cabeza hacia otro lugar y retomó su camino, cuando arribó al lugar, se dirigió a la ventanilla y le solicitó a la señorita un boleto para el próximo vuelo que despegara, no importaba a que parte del mundo éste se dirigiera. A la empleada le pareció demasiado rara su petición, pero obedeció y le ofreció uno que salía en 25 minutos a Madrid. ¡Perfecto! Pensó, España era un buen lugar para empezar a olvidar. Se sentó en un lugar dentro de la sala de espera hasta que llegara la hora de abordar, como no llevaba equipaje no tenía que registrar equipaje.
No quería pensar, quería mantener la mente en blanco; le fue imposible. Inevitablemente pensó en la pareja que había visto hace algunos momentos, lo felices que se miraban. La joven tendría la misma edad que ella y el chico era rubio como él… Anthony. Como hubiera deseado nunca haberse aliado a la compañía de los Andley, talvez si así hubiera sido, ahorita él estaría casado y nunca la hubiera conocido. Y sin poder evitarlo su mente viajó a esa noche, la noche en que la conoció.
Flash Back
Terry estaba manejando su carro a toda velocidad, ya iba muy tarde para la reunión a la que había sido invitado. Pero la culpa la tenía Sophie, le había dicho que la recogería a las 7 en punto, pero al parecer ella no le habían enseñado la hora en la escuela. Eran las 7:15 y ella no salía. Al fin, a las 7:30 bajó las escaleras de su casa y le dijo un "ya estoy lista, ¿Qué tal me veo? ¡Por Dios! Que importaba como se mirara, el punto es que ya estaban muy retrasados. Por eso, es que iba muy rápido, cosa que no le agradó para nada a ella, todo el camino le fue gritando que no fuera tan a prisa, que no tenían porque llegar a la hora que decía la invitación. ¡Dios, ayúdame! Pensó. No sabía si ella era muy descortés o él era el exagerado que no le gustaba llegar tarde a donde lo citaran. Se le hacía demasiado incorrecto llegar tarde a un lugar; si le decían a una hora, él procuraba llegar 5 minutos antes, cosa que no podría hacer hoy, obviamente. Cuando finalmente divisó el lugar a donde ser dirigía se dio cuenta que no era tan tarde después de todo. La invitación decía a las 8:00 y en este momento su reloj le indicaba que eran las 8:07, así que al parecer realmente había manejado muy aprisa.
Estacionó su auto, salió de él y se dirigió a la puerta de su acompañante para ayudarla a bajar del auto. Por primera vez en la noche, se fijó realmente en la apariencia de ella. Momentos antes estaba realmente nervioso por llegar tarde, así que poco caso le prestó cuando ella le preguntó de cómo lucía. Pero ahora mucho más relajado, la observó detenidamente. En definitiva, Sophie era muy bonita. Era una chica alta, no tanto como él pero sí más que el promedio, castaña, ojos color miel y una sonrisa encantadora. Llevaba un vestido color hueso que contrastaba con su piel un tanto morena. Se sentía orgulloso de que fuera su acompañante, y lo que más le enorgullecía es que fuera su prometida. Llevaban 3 años de relación y hace poco él se había decidido a proponerle matrimonio. Sophie aunque era un tanto "superficial", siempre preocupada por su apariencia y la última moda en Europa, era una chica jovial y educada. Estaba seguro que sería una buena esposa, y como su padre le decía; él ya estaba en edad de sentar cabeza y formar una familia. Así, que pensó que Sophie era la chica adecuada para ese papel, el de esposa.
El evento al que se dirigían era la cena de compromiso de su más nuevo socio Anthony Andley. Terry tenía mucho tiempo de ver a Anthony en persona, habían estudiado juntos la escuela, pero al momento de la Universidad ambos tomaron caminos diferentes. No lo consideraba en sí como un amigo, pero se podía decir que lo recordaba con estima. Anthony era un chico noble y de buenos sentimientos, la familia de este era una de las más poderosas de Inglaterra, y por eso mismo los Grandchester habían hecho una alianza con Andley's Corp. Había sido un negocio muy jugoso y esperaban que pronto les trajera dividendos a ambas familias. Esta sociedad fue el "reencuentro" de Terry y Anthony, pues sabían que de ahora en adelante se mirarían mucho. Por eso mismo, es que Anthony decidió invitar a Terry a su fiesta de compromiso, no lo había visto en persona desde la tan sonada "alianza", pero que mejor lugar que una fiesta para recordar viejos tiempos.
Terry observó el lujo de dicha reunión al entrar al salón. Sabía perfectamente que los Andley eran muy poderosos y ricos, así que no le extraño tal derroche. Su familia si bien era también de clase alta, se notaba que los Andley eran más ricos que los Grandchester. Entraron Terry y Sophie, tomados de la mano y de dirigieron a la mesa apartada para ellos guiados por uno de los meseros. A él nunca le había gustado esa clase de reuniones tan sofisticadas, se había vestido para la ocasión con un esmoquin negro y el cabello perfectamente peinado hacia atrás, pero se sentía fuera de lugar. Para la reunión donde había anunciado su compromiso con Sophie meses atrás, él había organizado una cena un tanto más informal; ella no estuvo tan de acuerdo con esa petición pero terminó aceptando.
Al cabo de media hora en el lugar, ya se sentí sofocado por tanta pose y sofisticación del lugar. Se disculpó un momento y se dirigió a uno de los balcones del salón. Estaba tan ensimismado en sus pensamientos viendo hacia las estrellas que no se había percatado de que había alguien en el balcón de al lado en la misma posición que él, viendo hacia las estrellas. Así se estuvieron largo rato, los dos prácticamente juntos haciendo lo mismo. A ella, Candy, tampoco le agradaba estas reuniones tan pomposas, pero su novio había insistido tanto que terminó por complacerlo. Casi nunca ella cedía en algo así sin que estuviera ella de acuerdo, pero era su cena de compromiso y quiso darle un poco la razón esta vez. Él era muy lindo con ella, así que cedió y allí estaba en la cena de su compromiso en uno de los balcones del lugar. Pero es que todos adentro parecían disfrutar este tipo de alardes públicos de poder; ella siempre fue un tanto diferente. Pero su familia, los White, siempre habían pertenecido a la clase más pudiente de Londres, así que había terminado por acostumbrarse.
Momentos después, sintió unos brazos que la rodeaban. Sonrió. Sabía muy bien de quien se trataba, así que se dejó abrazar viendo las estrellas.
- ¿qué haces aquí bonita?
- Viendo las estrellas
- Pero tenemos que estar adentro, es nuestra fiesta de compromiso. Todos esperan que pasemos a su mesa a brindar con ellos.
- Tienes razón Anthony, pero quise venir a tomar un poco de aire. Me sentía sofocada allí adentro.
- Candy, nunca voy a entender esa necedad tuya de siempre estar al aire libre. Debes comportarte como una dama de sociedad.
- mmm, ya vamos a empezar con lo mismo. Anthony, tu me prometiste que si me casaba contigo, mi forma de ser no tendría porque cambiar.
- Tienes razón Candy. Pero es solo esta noche ¿si?
- Esta bien, entremos.
- Gracias bonita. –la besó.
Ninguno de los dos se percató del chico que tenían en el balcón de a lado, pero a decir verdad, él tampoco se percató de los novios que estaban conversando a la par de él. Momentos después llegó Sophie y se paró junto a él.
- Terry, entra ya. Los novios pasarán por cada mesa brindando con los invitados.
- ¿Eso no se hace después de la pedida de mano?
- La verdad no sé, pero lo acaban de anunciar. Así que mejor entra ya, no querrás desairar a tu socio.
- Está bien, entremos.
Sophie y su prometido se dirigieron a su mesa. Estaban acompañados por otros miembros de la compañía con sus respectivas esposas o novias. Sophie, se la había pasado todo el tiempo que llevaban en el lugar, charlando con ellas y poco se había percatado que Terry no estaba junto a ella. Para Sophie eso era muy común, así que ya no le tomaba importancia. A decir verdad, ellos eran muy distintos, pero a ella le había gustado Terry desde que lo conoció y no dudó un momento en decirle que sí cuando le había pedido que fuera su novia luego de muchas salidas que tuvieron juntos. Cuando el le había propuesto matrimonio, fue un cantar de ángeles, ella había contestado que sí, sin dudarlo. Talvez no era amor lo que gobernaba en su relación. Pero ambos eran miembros de familias adineradas y les resultó muy conveniente dicha unión; aunque ya no estuvieran en tiempos donde los matrimonios fueran arreglados, era muy común todavía en la clase social a la que pertenecían, así que todos vieron con buenos ojos esta unión.
Terry estaba extrañado, no había visto a Anthony ni a su prometida en lo que llevaba en la reunión. Tenía buenos recuerdos de él, así que pensó que seguramente la mujer que había elegido para ser su esposa, sería una mujer encantadora. Candy por su parte, no le agradaba mucho la idea de pasarse de mesa en mesa brindando con desconocidos. La mayoría de los que estaban en la recepción eran eso, desconocidos. Ella se había educado en Estados Unidos y poco había pasado de su vida en Europa. Por eso talvez de su "liberalismo" como le decían sus padres. Prácticamente su noviazgo y pronto matrimonio con Anthony eran arreglados. Cuando ella lo conoció no pudo negar lo mucho que le atrajo, pues el chico estaba muy guapo, si debía ser honesta consigo misma. Pero ella había dejado un novio en América y se podía decir que lo apreciaba. Pero cuando conoció a Anthony, éste hizo pronto de manifiesto su interés por ella. Candy no podía negar lo lindo y atento que él era con ella. Así que como lo de su noviazgo a distancia era prácticamente imposible, decidió darle una oportunidad. Ella en verdad llegó a apreciar mucho a Anthony, los detalles, las atenciones y su forma de ser eran intachables, pero siempre creyó que le hacía falta algo a su relación. Estaba por terminar su relación con él cuando su padre, le advirtió que no podía hacer eso. Ellos estaban prácticamente en quiebra y su relación con un Andley era muy conveniente; pero ella no estaba dispuesta a casarse por interés Sin embargo, los problemas económicos de sus padres pronto hicieron eco en su cabeza. Así que cuando él le había propuesto matrimonio, aceptó. Después de todo Anthony era un niño lindo y se notaba lo mucho que la quería. Y ahora se encontraba ya en su cena de compromiso rodeada de gente importante y ella la verdad quería salir de allí en ese preciso instante.
Pronto se hizo el anuncio de la entrada de los prometidos al salón. Todos giraron sus cabezas a las escaleras de caracol en el centro del salón. Y Anthony y Candy aparecieron.
Terry no supo describir lo que sintió al momento de ver a la mujer que estaba en brazos de Anthony, se fue de este mundo. Ella, era la mujer más hermosa que hubiera visto jamás, llevaba un vestido azul marino y el cabello recogido en una coleta; pero lo que más le impacto sin duda fueron sus ojos, esos ojos color verde esmeralda que lo dejaron sin habla. Candy, por su parte, habiendo tantas personas en el salón fijó sus ojos en un chico alto de cabello castaño y los ojos más hermosos que hubiera vistos alguna vez, eran azules, su novio tenía ojos azules también, pero estos eran distintos; tan profundos e hipnotizantes. En todo el trayecto para bajar las escaleras ellos no dejaron de mirarse. Por extraño que esto sonara, los dos habían sentido una atracción tan poderosa, una fuerza que los obligaba a no dejar de mirarse. Todos aplaudían pero para ellos los ojos del otro eran tan atrayentes que ni se daban cuenta del mundo alrededor de ellos.
Pronto los novios llegaron a la planta baja y se dirigieron a la mesa más próxima a iniciar con el brindis. Fueron de mesa en mesa, pero Candy y Terry estaban en una especie de trance emocional, no podían dejar de pensar en lo que les había ocurrido. Era muy extraño. Momentos después llegaron a la mesa de Terry y Sophie, ésta le tenía la mano metida en el brazo. Cuando Candy y Terry se vieron más de cerca, a punto estuvo ella de salir corriendo o desmayarse; lo que le resultara más fácil. La presencia de él la mareaba, y no entendía el porque. Brindaron y los novios siguieron así hasta terminar. Horas después del brindis. Anthony se dirigió a la mesa de Terry con Candy a su lado. Él quería agradecerle su presencia y presentarle en persona a su prometida. Candy no estaba muy segura de querer estar cerca de este hombre que la mareaba, pero tenía que disimular lo que éste le provocaba.
- Terry, ¡Cuánto tiempo sin verte!
- Anthony, ¡que gusto! –pero su mirada no se apartaba de Candy
- amigo, te presento a mi novia, bueno prometida. Candy el es Terrence Grandchester, Terry, ella es mi prometida la señorita Candice White.
- Mucho gusto señorita –y le ofreció su mano
- Igualmente Sr. Grandchester –le tomó la mano.
Al momento de que sus manos se tocaron, una descarga eléctrica los alcanzó a los dos. Nunca ni en mil años podrían describir lo que sintieron las verse y mucho menos al tocarse. Era una fuerza superior, pero si Terry nunca había conocido lo que el amor a primera vista significaba, estaba seguro que esta noche lo entendió. Lo malo del asunto es que ella, era la prometida de su antiguo amigo y socio. Y que él estaba a unos meses de casarse con Sophie.
CONTINUARA...
Hola... hola!
Aquí estoy de nuevo publicando una nueva historia. Esta la estoy publicando en TERRYLAND, pero algunas amigas mías que no pertenecen al grupo me sugirieron subirla aquí en FF. Y pues aquí estoy.
Para este fic, la idea me vino de la canción "Tarde" de Ricardo Arjona. Ya lo demás lo obro mi imaginación.
Bueno, sin mas me despido y espero les guste este capitulo.
Saluditos
