Ayaka Himemiya era una chica de instituto no muy normal que digamos, estaba en el segundo curso del primer año del instituto Himura en la ciudad de Tokyo. Ella era muy bonita sin embargo por algunos problemas que tuvo en el pasado decidió utilizar gafas.
No tenía muchos amigos debido a que podía ver a los fantasmas y monstruos, además de no estar interesada en hacer amigos que no entendieran su situación, solo estaba concentrada en perfeccionar su técnica con la espada y lo que sabía de Karate, Aikido y Judo.
Actualmente estaba entrenando con Mayu Hisakawa quien le enseñaba por ordenes del príncipe Koenma, al enterarse este de que su poder espiritual era suficiente para obtener el mismo cargo que su maestra aunque debía resolver casos de mediana importancia debido a su fuerza. Ellas se habían conocido hace 18 meses cuando Mayu salvo a Ayaka.
-Flash Back-
Ayaka estaba regresando a su casa después del entrenamiento del club de Kendo aunque no estaba oficialmente dentro del equipo le gustaba tener varios adversarios para afilar sus habilidades y al mismo tiempo ayudaba a sus compañeros a mejorar.
Aunque no le gustaba pasar por el cementerio de noche era el camino más pronto para llegar a su casa, ahí los fantasmas solían hacer fiestas embriagándose con algo de sake que dejaban los familiares de algunos. En algunas ocasiones le resultaba molesto que los viejos trataran de abordarla pero por alguna razón esa noche no se sentía de esa manera.
Cuando estaba a punto de salir un poder espiritual impresionante se sintió en el lugar seguido de un rugido que hizo que el cuerpo de la chica se estremeciera y sudara frio al mismo tiempo. Era la primera vez que tenía esa sensación, era como si supiera que ese ser era más peligroso que los otros que había enfrentado, ni siquiera cuando estuvo a punto de morir tuvo miedo.
Se quedo parada durante varios segundos sin saber qué hacer, pero cuando escucho el grito desesperado de las almas humanas no lo pensó dos veces cuando se lanzo hacia el origen del sonido.
Era un monstruo de cinco metros de altura y con la poca luz que había noto que su piel era de color verdegris como si fuera piedra, lo que la hacía imponente no era el hecho de ser grande o de que su piel pareciere muy resistente, ni sí quera el hecho de que tenia cuchillas en sus garras, lo peor del caso era su máscara blanca y sus ojos amarillos que le hacían imponerse como un ser indestructible.
Ayaka llego en el momento preciso en que ese ser había cortado al señor que siempre se acercaba a ella con aires de don juan, para luego tragarlo de un bocado, fue tan impresionante esa escena que todos los espíritus que estaban a su alrededor se movieron atrás de la joven que conocían como el dragón dormido de Himura.
Al darse cuenta de que todos estaban atrás de ella asustados sintió que debía protegerles y se abalanzo sobre el usando su espada de madera, concentrando su fuerza en ella. A pesar de tener fuerza suficiente para someter a algunos Ayakashi ese no se doblegaba, de hecho le cortó la mejilla izquierda ella.
Sus ataques no estaban debilitando de hecho le enojo lo suficiente para destruir varias lapidas y algunos caminos que recientemente se habían reparado. Ayaka le ataco cuanto pudo logrando cortarle uno de los brazos y destruir la cuchilla de la otra garra. En el momento en que ella le daría un golpe en uno de los ojos la bestia la golpeo rompiendo dos lapidas que estaban en línea recta a la dirección que ella fue lanzada.
Aya vomito sangre tratando de levantarse, sus fuerzas la habían abandonado, y para acabar utilizo todo su poder espiritual. Estaba esperando el momento en que ese bicho le matara y le hiciera lo mismo que al viejo.
Sin esperanza las almas se esfumaron sin mirar atrás abandonándola, esa cosa camino tranquilamente hacia ella sujetándola con el único brazo que tenia para lanzarla hacia el suelo, haciéndolo repetidas veces y cobrarse las que le hizo.
Aya no podía levantarse, apenas si respiraba pero aun así en ningún momento soltó su vieja espada que por alguna razón no se había roto en pedazos.
Ya dispuesto a degustarla la dejo en el suelo pisándola con su gran pata jalando su cabeza con poca fuerza aumentándola poco a poco haciéndola sufrir mucho. Cuando eso se canso y trato de jalar por última vez, un rayo atravesó su cabeza dejando la mitad de lo que antes había estado completo. Desapareciendo en pocos segundos. Eso fue lo último que vio cuando quedo inconsciente.
-Fin Flash Back-
