Prefacio de una Autora Descuidada:
¡Hola nuevamente, mis queridas/dos lectores!
Y sí, no me la he aguantado más y decidí publicar hoy mismo el primer capítulo de la segunda parte de mi trilogía. Ya sé que les dije en mi anterior historia que éste fics se llamaría "Bajo la Espada de Odín", pero he decidido cambiarle el título y ponerle al siguiente fics el título que no usaré por ahora.
¿Qué he estado haciendo todo este tiempo de asiocidad? Pues tratando de leer infructuosamente sus fics pero sin ningún buen resultado, pues siempre terminaba haciendo otra cosa o nunca me alcanzaba el tiempo... ¡Perdónenme por fabor¡Realmente era mi intención leer sus fics y ponerles rebiews! Soy toda una desgracia... ¡Les debo tanto y no pude hacer nada por ustedes! Al final, decepcionada de mí misma y con una imaginación que me exigía volver a la escritura, terminé escribiendo un fics de "Les Miserables" ¡en inglés! Una tarea muy difícil pero gratificante a la vez.
Y volviendo a mi historia, en ésta las cosas pueden terminar muy bien o muy mal depende cómo me salga, así que a las que les conté algo de la trama, las prevengo.
En ustedes está que me dejen rebiews, ya que he sido demaciado ingrata con ustedes y no los merezco, pero, no puedo evitar decirles que sus mensajes me animan mucho en esta vida tan solitaria y aburrida que llevo. Lo que sí puedo hacer por ustedes es darle consejos de lo que me pidan, eso sí, .
¡Un saludo a todas/os los que me dejaron por primera vez rebiews en el último capítulo de "La Maldición del Anillo de la Calavera!
¡Nos leeremos pronto!
Sayounara Bye Bye!
Gabriella Yu
PIRATAS DEL CARIBE: EL LIBRO DEL DESTINO
PRIMERA PARTE: PLANES
Prólogo
En una de las tabernas más concurridas de "Isla Tortuga", mientras todo el mundo se entretenía bebiendo, comiendo, cantando, peleando y hasta conquistando a las mujeres, un sujeto entró de repente dejando a todos completamente mudos por el terror al darse cuenta de quién se trataba.
Este tipo era de enorme estatura, de piel bronceada, de cuerpo grueso y musculoso, de barba y cabellos negros y largos. Llevaba tantos adornos en el cabello como en las orejas, usaba una banda negra en la cabeza y también llevaba un gran sobrero negro sucio y ajado. Los pocos dientes que tenía eran casi negros por causa del tabaco. Usaba una larga casaca negra, tan maltrecha como sus pantalones y sobrero, su camisa estaba amarilla por el uso y la falta de lavado. Las botas eran también de color oscuro al igual que sus guantes. Este horrible pirata (que no era otra cosa) olía peor que todos los peces podridos del mar.
Éste repugnante sujeto, que se había detenido en la puerta unos momentos para mirar a todos los que estaban allí reunidos, comenzó a caminar nuevamente con gran soberbia y determinación, sin importarle en lo más mínimo que todos los que estaban allí habían enmudecido y levantado temerosamente sus ojos para mirarlo.
Abriéndose paso entre las mesas, sillas y clientes, el feroz pirata se acercó hasta una mesa que se encontraba en una oscurecida esquina del salón. Allí se encontraba sentado un hombre viejo y cadavérico con aspecto de pordiosero, de cabellos grises y ojos del mismo color pero velados por la ceguera.
El gigantón se detuvo ante la mesa y se quedó allí, esperando, entonces, cuando el ciego percibió su presencia, dejó el tarro de cerveza sobre la mesa y sonrió. Su sonrisa era completamente siniestra.
—Vaya, por fin has llegado, capitán "Kid" Morgan —saludó.
Con un movimiento rapidísimo, el mencionado pirata tomó al otro por el cuello de su raída casaca marrón y lo levantó de su silla, totalmente furioso.
—¡Maldito seas, "Perro Ciego"¡Sabes muy bien que no me gusta que me llamen "Kid" Morgan¡Si no te retractas ahora mismo te voy a sacar las tripas con mi propia mano! —gruñó.
—¡Jah jah jah¡No has cambiado nada, capitán Bartolomé "Sangre Negra" Morgan¡Sigues molestándote cuando te hacen de menos al lado de tu hermano¡Jah jah jah!
Muy fastidiado al ver que no lograba asustar al viejo pirata, Morgan lo soltó y se dejó caer pesadamente sobre otra silla que estaba frente a la mesa.
—Ya sabes que odio que me comparen con el maldito de mi hermano… —decía mientras se tomaba la cerveza de la jarra de su compañero—, de por sí ya es malo llevar su maldito nombre.
—Y por eso te apodaste "Sangre Negra".
Morgan asintió muy molesto y escupió al suelo un poco del tabaco que estaba mascando.
Como ya lo habrán leído en la anterior historia, Bartolomé "Sangre Negra" Morgan era cruel, terrible e insaciable por su gusto de ver sufrir a la gente. Era un pirata muy impredecible gracias a sus violentos ataques ira, que hasta su tripulación le tenía pánico, pues temían ser asesinados por él de un momento a otro. Hermano menor de Henry Morgan, pirata y cosario de la corona inglesa quien traicionó a sus hermanos piratas. Morgan, no era bienvenido ni siquiera en isla "Tortuga", ya que hasta los otros piratas sentían repulsión por su persona, pero nadie en toda la isla tenía la locura ni las agallas suficientes como para enfrentársele, ya que todo el mundo conocía su brutal fuerza sobrehumana y su tremenda agilidad con el sable.
Luego de que "Sangre Negra" Morgan pidiera bruscamente que le sirvieran sopa de pollo, un gran pedazo de tocino y una enorme jarra de ron, ambos hombres se quedaron en completo silencio por espacio de unos cuantos minutos, hasta que el repugnante ciego habló:
—Realmente eres muy osado al venir aquí cuando todo el mundo te odia y desearía clavarte una daga en tu negro corazón.
—Yo no le temo a nada ni a nadie, "Perro Ciego" —le espetó desafiante.
—Creí que le temías al almirante Jacobson…
No pudo seguir hablando ni tampoco pudo seguir sonriendo burlonamente, ya que su enfurecido compañero lo había tomado brutalmente del cuello y comenzado a estrangularlo lentamente mientras le decía con un profundo tono de rencor en su voz:
—¡No te atrevas a decirlo otra vez si no quieres que te parta en dos, maldita rata repulsiva¡Yo no le temo a ese imbécil¡Lo odio por haberme derrotado y humillado ante mi gente y que me haya metido en prisión para que me condenaran a la horca¡¡Y soy capaz de hacer todo lo posible para vengarme de esa maldita sabandija!
Y dando un enorme palmazo a la mesa, Bart "Sangre Negra" Morgan soltó a su "amigo", quien comenzó a toser agitadamente mientras se llevaba una de sus manos a la garganta.
Una asustada muchacha se acercó con el pedido del pirata y lo dejó en la mesa para luego salir huyendo de allí.
—Bu-bueno, supongo que ya sabes cómo vengarte de él, capitán Morgan… —apenas pudo decir el ciego.
—Sí…, ya sé cómo hacerlo, amigo mío¡juah juah juah!… —murmuró diabólicamente—. El almirante George Jacobson deseará no haberse metido jamás con el terrorífico capitán Bart "Sangre Negra" Morgan…
Y comenzó a reírse con gran estruendo, gozando de antemano su maléfico y despiadado plan y el consiguiente resultado de éste.
