Desde hace algún tiempo me siento un poco melancólica respecto a Harry Potter, hecho mucho de menos esa ilusión por la publicación de un nuevo libro o el estreno de una nueva película, es por eso que me he decidido escribir esta serie de pequeños momentos sobre los personajes de esta maravillosa saga.
Los personajes son de la maravillosa Rowling yo solo juego con sus vidas.
1. ¡Por fin!
Se encontraban en la Madriguera celebrando el cumpleaños de Ginny, los niños más mayores correteaban por el jardín persiguiendo y torturando a los pobres gnomos que habían salido de sus agujeros por la curiosidad de ver a tanta gente en la casa. Los adultos, sentados en la enorme y desgastada mesa, charlaban entre sí, contando divertidas anécdotas de los pequeños, hablando del trabajo y de su vida en general.
Ellos, en cambio, se encontraban un poco apartados del resto. Harry, con la pequeña Rose de cinco meses siendo acunada en sus brazos, se sentía como si hubiese vuelto a sus años en Hogwarts, a aquellos momentos cuando sus dos mejores amigos discutían por alguna tontería, giraba la cabeza de un lado a otro constantemente, como si estuviese en un partido de tenis, solo que esta vez sus mejores amigos no se estaban peleando, de hecho, ni siquiera se dirigían la palabra.
Ron y Hermione estaban sentados el uno frente al otro, con su concentración puesta en el viejo tablero de ajedrez mágico que había en la mesa entre ambos. Llevaban cerca de una hora jugando, concretamente desde que a Ron, recordando viejos tiempos, se le ocurrió mencionar que Hermione nunca había sido capaz de ganarle, a lo que la muchacha reaccionó retándole a jugar una partida.
Al principio, toda la familia se había interesado por el reto, e incluso, algunos de ellos habían empezado a apostar, pero a medida que el juego avanzaba y el tiempo iba pasado, dejando claro que ninguno de los dos contrincantes iba a dejarse vencer, fueron perdiendo el interés hasta que, como siempre, solo quedó Harry. "¿Por qué siempre estoy en el medio?" se preguntó mientras arrullaba a su ahijada, que parecía que comenzaba a impacientarse como el resto de la familia.
Harry volvió la vista al tablero, había jugado y perdido lo bastante contra Ron los últimos años como para reconocer que Hermione no tenía nada que hacer. Pudo ver la sonrisilla de suficiencia de su amigo ante su -de nuevo- inevitable victoria y a Hermione con el ceño fruncido, siendo conocedora también del inevitable final del juego.
- Alfil a… - Comenzó a decir despacio, saboreando el momento antes del jaque mate, pero justo ese fue el momento en el que Rose decidió ponerse a llorar. Ron y Hermione rápidamente levantaron la vista hacia su hija alarmados, pero fue su padre el que la cogió en brazos y comenzó a acunarla mientras la hablaba en voz baja con cariño. Levantó la vista de nuevo al tablero y pronunció rápidamente la jugada, volviendo enseguida la atención a su hija. Si Harry no hubiese estado atento, no habría sido capaz de ver cómo su amigo se quedaba blanco de repente y volteaba su vista de nuevo al tablero - ¡Eh! No, no espera, no es lo que…- Se quedó callado, mirando el tablero aterrado.
Harry y Hermione también miraron y la chica no pudo evitar dibujar una sonrisa en su cara. Ron se había equivocado al dar la orden, dando lugar a que el juego cambiase por completo, ahora tenía una oportunidad de ganar a su marido por primera vez y estaba dispuesta a aprovecharlo. A Harry también se le dibujó una sonrisa en la cara, estaba deseando ver como salía Ron de aquella.
Acomodando a la niña en un solo brazo, el pelirrojo llevó la mano libre hasta su barbilla, esperando impaciente el movimiento de Hermione que no tardó en llegar. Maldijo internamente al ver cómo su esposa se aprovechaba de la oportunidad, arrebatándole con ese simple movimiento el jaque mate que había estado a punto de anunciar.
El juego continuó durante media hora más, hasta que Hermione, levantando la vista hacia Ron y con una sonrisa dibujada en la cara sentenció:
- Torre a D5 – La torre avanzó hasta donde le habían ordenado y derrumbó al rey de Ron – Jaque Mate – Susurró. El silencio se instaló entre los cuatro durante apenas un segundo, hasta que Hermione lo rompió al soltar una carcajada. Se levantó, recogió a Rose de los brazos de su padre y se puso a hacerle carantoñas - ¿Has visto eso, peque? – Le preguntó – Por fin he ganado a tu padre al ajedrez.
Ron seguía mirando el tablero con cara disgustada, Harry, con una sonrisa en los labios, le puso una mano en el hombro mostrándole su apoyo – Alguna vez tenía que pasar – Le consoló.
- Lo sé- Respondió Ron – Pero hubiese preferido que tardase un poco más.
Hermione, todavía sonriente, se sentó en el regazo de Ron y le dio un beso a modo de compensación. Ron también sonrió y le devolvió el beso. Harry se levantó, habían pasado unos cuantos años desde que esos dos habían iniciado su relación y habían empezado a ser cariñosos en público, pero todavía se sentía incómodo cuando lo hacían.
A lo lejos, rodeada por su familia y por sus dos hijos, Ginny le miraba con dulzura a la vez que le hacía un gesto para que se acercase, Harry asintió – Esto me da una pequeña esperanza – Dijo girando la cabeza hacia sus dos amigos, que le miraron extrañados – Tengo posibilidades de ganarte – Terminó y fue a reunirse con su familia, dejando a Hermione entre risas y a Ron un tanto ofendido.
Espero que os guste. Nos leemos en el siguiente.
