Todo lo que no reconozcan salió de mi imaginación.
Primeras cartas.
Era un día bastante agradable para ya ser casi febrero, y el único que lo había notado era un niño sentado hasta el fondo del aula de Transformaciones, que miraba por la ventana detrás de sus gafas de enormes cristales que hacían ver sus ojos un poco más grandes de lo normal. El escudo de la casa de Ravenclaw estaba estampado en su uniforme del colegio, el cual hacía resaltar su rubio cabello y su pálida piel.
Con todas estas características nos daremos cuenta de que el apellido de este chico es Malfoy, pero no cualquier Malfoy, sino el chico que había venido a Hogwarts a hacer la diferencia entre los prejuicios que aún prevalecían. O al menos eso pensaba él antes de llegar aquí y que todos lo rechazaran. ¿Su nombre? Scorpius Malfoy.
La clase de ese día no le interesaba en lo absoluto, pues todo lo que les trataban de enseñar sobre cambiar una aguja a un fósforo ya lo sabía de antemano bastante bien. Así que en vez de atender al movimiento de varita, observó las formas que hacían las nubes en el cielo. Pudo distinguir una barra de chocolate, tal vez porque se moría de hambre.
Recargando sus delgados brazos sobre el pupitre de madera, observó a los que compartían con él la clase de Transformaciones básicas. Vio a un par de su misma casa, que tomaban notas como posesos sin despegar la vista de su pergamino y de vez en cuando se llenaban la cara de tinta de tan rápido que escribían. Pero su vista llegó al frente, donde había una chica con una larga cabellera pelirroja.
Su nombre era Rose.
Se había fijado en ella desde que la vio en la estación del tren con su familia hace ya algunos meses; lo cierto era que la intrigaba bastante a pesar de nunca haber mediado palabra con ella.
-…y como ya sabrán, el día de San Valentín se acerca…
Estas palabras lograron que nuestro rubio protagonista centrara su atención en la maestra, y no era muy difícil, ya que siempre portaba ropa muy colorida y llevaba el cabello largo y esponjado que hacía recordar a un puddle. El día de San Valentín no era algo que se celebrara en casa, pero había oído hablar mucho de eso a su madre.
-Así que la directora me ha dado permiso de hacer algo especial este año- dijo la profesora con los ojos más abiertos que de costumbre, reflejando su demencia interna, algo que a ninguno de los estudiantes les agradaba, pues todos se voltearon a ver con miedo-. En el mundo de los muggles hacen un juego llamado "amigo secreto", en el que por un periodo de tiempo antes del 14 de febrero, alguien le deja dulces a otro alguien en su pupitre hasta el día de San Valentín, que es cuando se dan un regalo más grande. Pero nosotros no pondremos dulces en el pupitre, ¡ah, no! Nosotros nos mandaremos cartas, chicas con chicos- terminó emocionada.
-¿Y esto servirá de algo? Digo, tiene algún propósito- dijo una voz adelante. Scorpius tardó un poco en darse cuenta de que había sido Rose quien había hablado, y estuvo de acuerdo con ella de inmediato.
-Mi niña- dijo la profesora-, me he dado cuenta de que entre chicos y chicas se llevan un poco mal, así que espero que esto lo arregle un poco- luego se volvió al resto de la clase-: la escritura es un arte para reflejar los sentimientos, ya lo aprenderán cuando crezcan. Mañana en la mañana les pediré que vengan cada uno a mi oficina para asignarles una lechuza, ella sabrá llegar a su destinatario. Eso es todo por hoy, ya pueden irse. Ohh, ohhh – exclamó moviendo los brazos exageradamente- lo olvidaba, deben firmar sus cartas con un pseudónimo, no queremos que se conozcan antes de tiempo.
Cuando salían, todos los chicos se quejaban de las locas ideas de su profesora, pues la perspectiva muggle de los dulces les agradaba más.
-Qué tontería, ¿no crees?- dijo una voz al lado de Scorpius. Trató una milésima de segundo en asimilar que le hablaban a él.
-He oído cosas mejores- dijo el rubio sorprendido al ver quién le hablaba. Era Albus Potter, un chico de Gryffindor con rostro amable, pero con el que sólo había hablado en contadas ocasiones.
-Después saldré a volar con mi hermano, ¿quieres venir?- le dijo Albus. Lo bueno de ser joven y despreocupado, es que puedes hacer amigos con facilidad, o al menos ese era el caso de este pelinegro.
-Cla… claro- contestó Scorpius aún sorprendido. Nunca se la había dado mucho eso de hablar con los demás.
-Genial- dijo Albus sonriendo-. A las dos en el campo.
Definitivamente ese había sido un día bastante extraño.
¡Hola, amigo secreto!
Yo no estoy muy de acuerdo con todo este asunto que nos vemos obligados a realizar, pero habrá que aprovecharlo de todos modos, ¿no crees? Espero tu respuesta.
Atte. Morgana
A Scorpius nunca se le habría ocurrido que escribir iba a ser una de las mejores cosas que le iba a suceder. Se descubrió plasmando pensamientos y sentimientos tal poeta inspirado. Había encontrado en Morgana una excelente amiga, que le daba consejos y lo alentaba a seguir adelante. Además de todo, había forjado un buen compañerismo con los hermanos Potter, tanto que de vez en cuando se sentaba a cenar con ellos bajo las miradas amenazantes de los demás Gryffindors, incluida Rose Weasley. Creía que esta chica era más inteligente, pero al parecer también se dejaba llevar por los prejuicios, pues nunca le dirigió más que un cortés "hola" para luego irse al otro lado de la mesa. Definitivamente había perdido el encanto.
Rose/Scorpius
Era ya catorce de febrero, y Scorpius estaba emocionado porque al fin conocería a la chica con la que tenía tanto en común que daba miedo.
Por los pasillos había escuchado a mucha gente diciendo lo bien que les había ido con este juego de amistad, y a otros pensando lo contrario y echando pestes contra la profesora.
La idea era estar todos presentes en el comedor con su pseudónimo escrito en un gafete que llevaban colgado del uniforme, pero a Scorpius se le había caído entre toda esa masa de gente que buscaba a su amigo por correspondencia; cuando se incorporó para ponérselo, vio a menos de un metro de distancia la palabra "Morgana". Se quedó mudo al saber que era Rose quien lo portaba.
No podía creer que esa chica tan prejuiciosa fuera la misma que escribía tan lindas e interesantes cartas. Lo cierto era que no quería perder eso.
Así que sin más, se escabulló entre todas las parejas de amigos hasta llegar a la salida para luego dirigirse velozmente a la lechucería, ser casi invisible a los ojos de los demás a veces tenía ventajas; una vez allí, escribió un breve mensaje y lo ató a la lechuza gris que le había sido asignada.
Al mismo tiempo, una chica pelirroja y de hermosos ojos castaños veía a todas las personas que se encontraban con sus receptores y a veces intercambiaban uno que otro abrazo.
Fue hasta una ventana y allí se recargó, pues se había cansado ya de buscar en todos lados al chico con el que se supone se debería encontrar.
Levantó la mirada cuando escuchó el aletear de una lechuza cerca de ella, era la misma que siempre le llevaba las cartas de Merlín, por suerte nadie estaba poniendo atención en ella y pudo leerla con calma.
Querida Morgana:
Espero me perdones por no haberme presentado, pero se me acaba de ocurrir que tal vez no sea tan buena idea que nos conozcamos. No sé tú, pero yo creo que conservar nuestra amistad de esta manera lo haría un poco más interesante ¿no te parece?
Espero tu respuesta,
Merlín.
Rose no se molestó por que la hubiera dejado plantada, mas bien creyó que su amigo tenía la razón. Lo que en un principio le pareció una zafada de tornillos de su profesora de Transformaciones, se convirtió en algo que la hacía sentir bien. El hecho de escribir algo y que alguien más te contestara hablando de temas interesantes y una que otra cosita personal, eso sumado a que tenían muchas cosas en común, como que ambos observaban el cielo y se maravillaban con él, o que disfrutaban mucho volar en escoba. A veces es mejor expresarte sin conocer quién está detrás de las palabras.
Y con este pensamiento se quitó el gafete y se fue dispuesta a visitar a Hagrid.
En el camino se topó con el chico Malfoy. Se mordió el labio y siguió su camino sintiéndose un poco culpable. A veces lo trataba bastante mal a pesar de que se había hecho muy amigo de su primo favorito Albus, pero no quería desobedecer a su padre y su advertencia de no ser muy amigable con él.
Hola!!
Aquí les traigo una nueva idea que tengo en la cabeza desde principios de febrero. He estado un poco ocupada, así que no podía ordenar bien mis ideas, pues antes quería hacer un one-shot, pero extraño hacer un buen fic como Dios manda, así que espero pronto sus críticas y/o comentarios para saber qué les parece así.
Gracias a las lindas personitas que dejan review en mis otros fics, se les aprecia mucho =D
Nos leemos!
