Prologo
Que se podía hacer cuando uno no tiene nada ni a nadie en el mundo entero? A quien recurrir cuando uno tenía un problema del cual era necesario hablar? En el nombre de todo lo bueno, que se puede hacer cuando no hay un hogar a donde regresar al final del día?!
Y todo porque no tenía una familia…
A veces se preguntaba si es que había alguien que se preocupara por ella, se "supone" que ahora todo el mundo velaba por ella. Eri sabía que esa era una gran mentira, lo único que hacían era darle comida y supuesto entretenimiento… como querían se entretenga con algo que ni siquiera sabía que existía?
No le gustaba la televisión, hablaban de cosas tan triviales e irrelevantes que le aburría hasta dormirse o enojarse por lo ridículo que se veían las personitas en los diferentes canales. Siempre sonriendo y mostrando sus mejores caras… tal y como lo hacían en su antiguo allanamiento.
Nada había cambiado, las personas seguían haciéndole experimentos, aun le temían y le trataban diferente al resto de personas. Claro que la única diferencia era que ahora no le maltrataban tanto, ni le castigaban por desobedecer.
En pocas palabras… ahora era una princesa encerrada en una fortaleza sin derecho a salir.
Una sonrisa se formó en su rostro al imaginarse como una princesa y a él como su príncipe. Le gustaba fantasear con que algún día el vendría a rescatarle de este lugar, la llevaría en brazos a donde les deparara el destino... y ella le seguiría a cualquier lugar del mundo con la única condición de que estén juntos.
Sería el doble de bueno que su buen corcel Lemillion también les acompañara, siempre era mejor viajar entre más personas. No iba a mentir, lo único que le mantenía conectada con esta vida terrenal era poder verlo a él, sentirse segura en sus brazos mientras escuchaba todas las maravillas que le contaba.
Las promesas que sabía pronto volvería realidad.
*Buzz!*
El sonido que tanto había esperado escuchar en el día le hizo levantarse de su cama de golpe, sus manos se estiraron impacientes por abrirle la puerta a su príncipe. Príncipes azules habían muchos… Eri los prefería verdes.
El mágico reino de Eri estaba por empezar.
Primera parte: El amor de una princesa.
Aún era temprano en la ciudad, sin embargo, cuando se recibe una buena crianza, uno sabe lo bueno que es madrugar y prepararse para su día a día. Ya sean adultos, niños o jóvenes estudiantes de academia como lo era en este caso.
-"Te ves contenta"-comento su amigo alado suya.
-"Lo estoy… a-algo nerviosa también"-perdió su mirada-"Pensar que dos años atrás esto parecía tan lejano…"-un suspiro de satisfacción fue soltado.
-"Siii… no le tome mucha importancia al tiempo si soy sincero"-el muchacho coloco sus brazos por detrás de su nuca desinteresado.
-"Hay algo que en verdad te importe?"-le molesto con una sonrisa.
-"Mantenerme como el número uno"-le devolvió el gesto egocéntrico.
-"Hablas de la academia o la agencia? Si es en la academia entonces deberías reconsiderar los resultados finales del añ-"
-"En la agencia!"-le detuvo molesto antes de ser restregado en la cara.
-"Bueno… si es que hablo con él puede haya un nuevo empleado favorito este año"-sonrió confiada.
-"Pfff la vida es fácil cuando eres la princesita consentida del jefe"-hizo un ademan con sus manos.
-"Apuesto a que matarías por estar en mi lugar"-giro sus ojos divertida, un leve bochorno en su amigo le hizo saber que tenía la razón.
A sus dieciocho años, Eri ya podía decir con toda la seguridad del mundo que su vida no estaba tan mal. Kota era el encargado de entretenerla y hacerle reír con sus ocurrencias tontas y egocéntricas, siempre siendo humillado por ella al menos una vez al día.
Quería mucho a este chico, era su mejor amigo.
Era un poco raro saber que este molesto pero respetado jovencito sea su único amigo de su edad, aunque casi siempre él era la causa de que otros adolescentes se le acercaran… ahuyentando a todo aquel que no sea digno de juntárseles con fiereza.
Era tierno verle preocuparse tanto por ella, incluso se había planteado un tiempo en su vida si es que algo podría surgir entre ellos… la idea fue rotundamente descartada por dos simples razones.
No quería arruinar lo que tenían, le gustaba como estaban las cosas entre ellos actualmente, siempre felices de pasar tiempo con el otro sin ninguna carga emocional o deuda que cumplir como pareja. La segunda razón era más como un mandamiento para ella.
Uno que se había jurado de niña nunca romperlo, era una regla divina de princesa.
-"Oye… c-crees que este año v-venga a vernos al festival deportivo?"-pregunto nerviosa e insegura.
-"*sigh* Poco probable, ya deberías saber lo atareado que el tipo esta siempre"-sus palabras desanimaron a la rubia-"Porque la obsesión con que esté presente? Al final siempre logra venir a ponernos las medallas y todo eso…"-comento.
-"Nada… una tontería"-entristeció al darse cuenta de la razón del muchacho-"Creo que s-si está ahí para v-verme… siento que ganaría"-sonrió.
Probablemente Kouta ya este podrido de tener que escuchar sus cursilerías, no era de sorprenderse, en cuanto romance se trataba… Eri seguía pensando como una niña pequeña. El pelinegro sabía que no debería seguir haciéndose ideas, que estaba mal hacerle creer que tenía una oportunidad, que su "príncipe" siempre estaría ahí para ella.
El oraba porque algún día todas sus fantasías se volvieran realidad, rezaba porque un milagro sucediera y el despistado de su mentor vea a la rubia con otros ojos. Pero a pesar de que siempre estuviera de su lado… sabía que eso nunca sucedería.
Y que ella pronto experimentaría lo que es tener un corazón roto.
-"Bueno… existe la posibilidad de vaya. No es imposible después de todo"-le mintió como siempre lo hacía-"Si se lo pides seguro ira, no hay nada que le niegue a su princesita a fin de cuentas"-se burló.
-"Cállate cocincinus!"-le empujo levemente con una sonrisa.
-"Te dije que no me llamaras así! Y-yo no juego esa niñería!"-se quejó el pobre.
Le sorprendía saber lo amplio que se había vuelto su mundo imaginario, desde el príncipe de la pradera hasta el dragón de agua cocincinus… solo pensarlo le provocaba matarse de risa.
El timbre de la academia sonó indicando que pronto iniciarían las clases, Eri se llenó de determinación antes de encaminarse a paso firme junto a su fiel amigo. Este año era muy importante para ambos, por fin su meta de convertirse en héroes se volvería realidad.
El rescate a manos del príncipe de la pradera.
Los caballeros que le custodiaban no le habían molestado con sus falsos cortejos este día, la joven princesa tenía un raro sentimiento en su estómago desde la mañana… probablemente sea solo el delicioso desayuno que le sirvieron.
Algo definitivamente no andaba bien…
La pequeña princesa observaba desde su ventana la hermosa pradera a lo lejos, preocupación empezó a ponerle nerviosa. Ha esta hora ya debería poder ver a lo lejos la figura de su príncipe encaminarse lo más cerca que podía del castillo, quizá tenía otros asuntos de que ocuparse... quizá se olvidó de ella…
Un suspiro escapo de sus delicados labios, el sol empezaba a esconderse en el horizonte, la noche pronto cubriría toda la fortaleza. Todo el mundo se fue preparando para el agónico abrazo de la oscuridad, la princesa fue cerrando todas sus ventanas con un semblante apagado.
Y justo cuando ya todas las ventanas ya hacían cerradas, todas las velas posibles encendidas… alguien toco a una de sus ventanas.
La que miraba a la amplia pradera para ser exactos.
Confundida y algo asustada, la primogénita dudo si ir a abrir la ventana… su decisión murió al recordar que podía tratarse de solo un cuervo o ave molesta. Pero el sonido volvió a ser tocado repetidas veces, su corazón latió con fuerza al sentirlo cerca… mucho más cerca que de costumbre!
-"Príncipe I-izuku!"-sus brazos rodearon con fuerza el cuello de su confidente.
-"Guh… E-eri…!"-el pobre casi y cae desmayado por el gran esfuerzo de mantenerse colgado de la soga que había lanzado para subir la enorme torre y la muestra de afecto de su pequeña amiga.
-"Q-que estás haciendo aquí!? No debería estar protegiéndote de la noche?"-pregunto asustada.
-"V-vine a sacarte de aquí, rápido sube a mis hombros!"-subió lo suficiente para sentarse en la ventana.
-"Q-que…!? Ahora?! P-pero a donde iremos!? Q-que hay de la noche?! No p-prepare mis rop-"-la pequeña fue silenciada por un dedo del muchacho.
-"Confía en mi"-su sonrisa le hizo saber que no tendría nada de que temer… nunca más.
La noche se acercaba, los vientos aullantes comenzaron a aterrar a todo aquel ser viviente de este mundo, sin embargo, princesa y príncipe se mantuvieron erguidos y preparados para su llegada. Truenos y rayos comenzaron a caer no muy lejos de donde estaban, la fortaleza comenzaba a ser tragada poco a poco por la espesa neblina negra.
Juntos, los dos amigos esperaron la llegada de la calamidad… y entonces usaron sus fuertes vientos para impulsarse con las sabanas de la infanta. El par voló por los aires al instante, detrás se encontraba su perdición, pero ninguno tenía planeada fracasar.
-"Lemillion!"-llamo a su fiel corcel y amigo el peliverde, desde la pradera emergió un elegante y imponente caballo blanco con melena dorada.
El astuto semental fue calculando donde caerían los dos jóvenes de la realeza, su carrera parecía cortar el mismísimo viento. Un aterrizaje perfecto sobre el corcel marco el final de su persecución y marcó el inicio de una nueva etapa en la vida de la princesa.
Detrás de ella estaba la fortaleza sumida en la oscuridad… y delante todo un nuevo mundo que descubrir.
El diario.
Un día más un día menos, a este punto ya no sabía cómo interpretar su día a día sin que él no esté presente. Su casa estaba en silencio cuando llego, lo que significaba su compañero de cuarto/figura paterna/secreto amor/amigo/héroe no había llegado.
No era nada impactante no encontrarse con su príncipe a estas horas, el pobre seguro tenía mucho de qué preocuparse de por si… y sin embargo…
-"Lamento no poder estar para la cena, espero te haya ido bien en tu primer día…"-su corazón parecía tener un ataque al leer cada una de las palabras.
El que haya escrito "con amor" al final de todo el mensaje le hizo estremecerse de una manera tan única que estaba segura su cuerpo se había acostumbrado a tener esta sensación por acto reflejo. Con una sonrisa de oreja a oreja fue como la joven rubia se dirigía a su cuarto.
La comida no iba a ir a ninguna parte, sus pensamientos sin embargo, era algo mucho más valioso que plasmar.
La cabaña estaba vacía cuando llegue, la familiar fragancia capto mi interés. Mi platillo favorito ya hacia sobre la mesa, hechizado con magia que permitía mantenerla caliente y con el embriagante olor que una persona dejaba al prepararla con mucho amor.
Estos sentimientos están matándome cada vez más, ansió el día en que pueda reunir el valor necesario para declare mi amor… ansió el día en que podamos volvernos uno ante los ojos de los dioses.
Sus mejillas ardían y su corazón continuaba saltando con alegría y amor, Eri cerró el libro en el que escribió el pequeño fragmento cotidiano pero simplemente hermoso. La joven escondió el diario en un lugar seguro antes de recostarse sobre su cama, su mirada estaba perdida, sus pensamientos estaban todos centrados en el verde su cabellera… de sus ojos…
Su imaginación bajo un poco más, sus labios aparecieron en su cabeza.
-"M-mejor voy a comer…"-se dijo antes de comenzar a imaginar cosas indebidas, una sonrisa temblorosa pero claramente feliz en su rostro.
En lo que devoraba contenta su platillo favorito, su celular vibro un par de veces alado suya. Después los leería, ahora estaba ocupada degustando esta exquisitez, recordaba muy bien la primera vez que probo ramen… lo anticuada que había sido su petición en ese entonces le provocaba sentirse avergonzada.
Quien hubiera pensado que tan común platillo se convierte en su favorito solo por capturar su olor. La primera comida ambulante que probaba y ya se había vuelto una adicta a su sabor… increíble.
Siempre que alguien le preguntaba por qué ese platillo cuando tenía a su disposición tantas otras oportunidades… ella simplemente sonreía antes de decir.
-"Fue la primera que compartí con alguien muy especial"
Este es el primer libro de una trilogía de novelas dramáticas/trágicas/románticas. Ninguna tendrá relación con las otras, voy a poner todo de mí ya que estoy sumamente inspirado en escribir estas historias.
Si es que es de su agrado por favor háganmelo saber, me ayudaría muchísimo leer sus comentarios. La portada también salió por pura inspiración por cierto haha.
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Gracias por leer!
-evolvelove
