• Los personajes no me pertenecen.
• Mundo alterno.
•La gran tragedia de la vida no es la muerte. La gran tragedia de la vida es lo que dejamos morir en nuestro interior mientras estamos vivos•
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Tragedia.
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—No te alejes mucho Hinata-chan —pidió dulcemente una mujer de no más de treinta años. Dicha mujer tenía el cabello corto hasta los hombros, sus ojos eran color gris y su piel era tan blanca como la nieve. Su cuerpo era de complexión delgada y sus curvas estaban donde tenían que estar.
A la vista de muchos, esa señora era preciosa. Y a la vista de la pequeña Hinata, esa señora a la que llamaba madre, era la mujer más bella en toda la faz de la tierra.
La pequeña niña sonrió y asintió con la cabeza antes de correr directo hacia su madre quien la tomo de la mano de inmediato para que no tropezara.
—Cuidado, pequeña — dijo Hikari mientras reía delicadamente.
La pequeña niña de seis años miro apenada a su madre.— Lo siento mami.
Hikari negó con la cabeza, sonriéndole mientras acariciaba su cabeza con delicadeza antes de empezar a caminar por las pobladas calles de Tokio.
Ese día era día de madre e hija, así que habían decidido que pasarían la tarde en un parque, después irían al zoológico y por último irían por un rico helado a la heladería preferida de la pequeña Hinata.
A la pequeña le encantaba pasar tiempo con su madre y más si se trataba de ir a sus lugares favoritos junto a ella, pero admitía que no le agradaba del todo andar por las calles pues se engentaba y se aturdía con los sonidos de la gente gritando y los automóviles sonando el claxon.
No le agradaban todos esos sonidos, no le agradaba el alboroto de la gente y para nada le agradaba el olor a contaminación que se impregnaba de vez en cuando en algunas calles.
Caminaron tranquilamente unas cuantas cuadras para por fin llegar a la heladería favorita de la pequeña pelinegra.
Abrieron la puerta de vidrio llamando la atención de los trabajadores del pequeño local, los cuales sonrieron cálidamente a ambas, y más específicamente a la pequeña niña.
— Miren nada más a quien tenemos aquí —hablo un hombre robusto, castaño y de aspecto amigable mientras salía de tras de la barra del local —. Es mi cliente número uno y su madre — dijo alegremente mientras se acercaba a ellas para acariciar la cabeza de Hinata.
Hinata se dejó hacer mientras sonreía tímidamente con un sonrojo en sus blancas y redondas mejillas.
—Buenas tardes Kuro-san — saludó la mayor con una sonrisa cortés a lo que el hombre le respondió de igual manera.
—Pasen por favor —pidió el hombre amablemente a lo que Hikari asintió y llevo consigo a Hinata hasta una de las mesas del local. Ambas se sentaron en la mesa, una frente a la otra mientras Hinata tomaba un popote y quitaba su envoltura para hacerlo bolita.
Kuro sonrió al ver la acción de la niña, sabiendo lo que iba a hacer a continuación.
Saco de la bolsa de su vestido azul de una pieza una resortera y puso la bolita de papel en la liga para después jalar el elástico y soltarlo para que dicha bolita blanca de papel saliera volando hacia un pequeño cesto de basura.
—Aun no puedo parar de sorprenderme ante tu puntería Hinata-chan.—halago el hombre a lo que Hinata sonrió contenta.
—Padre dijo que si sigo así, me llevara a clases de arquería —exclamó orgullosa y emocionada.
—Serás la mejor arquera de Tokio.—aseguro Hikari sonriéndole tiernamente a su pequeña hija.
Hinata se sonrojo por el cumplido de su madre.
—Estoy de acuerdo con usted Hikari-san —opino Kuro sonriente.—Ahora, dígame que ordenara la futura arquera.
—Helado de...—pronuncio sin terminar la oración, mirando alegremente al hombre.
—¡Queso!—exclamaron Hinata y Kuro al mismo tiempo.
Hikari rodó los ojos y negó mientras reía ante el comportamiento de aquellos dos.
—¿Y usted Hikari-san?
—Un café mocca helado por favor Kuro-san —pidió amablemente a lo que Kuro asintió y volteo hacia donde se encontraba su hija limpiando la barra con un trapo color blanco.
—Tami, Hikari-san quiere un mocca frío y Hinata-chan un helado de queso.
La chica de no más de dieciocho años asintió sonriente.—¡Enseguida les traigo sus pedidos!—contesto energéticamente la chica a lo que Kuro sonrió a madre e hija.
—Disfruten sus pedidos, yo me voy a atender a los demás clientes —aviso al ver que entraba una pareja al local.
Hikari asintió con una sonrisa.—Gracias Kuro-san.
Ambas miraron como el agradable hombre se acercaba a la pareja de enamorados y los atendía gentilmente.
Hinata miró a ambos jóvenes tomados de la mano, mientras sonreían felices y sonrojados, con un extraño pero bonito brillo en sus ojos.
Volteo a ver a su madre y la miro directamente a los ojos, tratando de encontrar ese lindo brillo en los ojos grises de su madre pero... estaban opacos. Su madre sonreía con los labios pero sus ojos no sonreían como los ojos de Kuro o los ojos de esos chicos.
—Mami, ¿Por qué tus ojos no sonríen?
Hikari miró sorprendida a Hinata para después soltar una risilla.—Hina-chan, los ojos no sonríen. Solo la boca puede sonreír — le explicó mientras señalaba sus labios sonrientes.
Hinata negó un par de veces para después verla con seriedad.—Los ojos de Kuro-san sonríen y los tuyos también lo hacen a veces, como cuando vistes después de mucho a la tía Miko —dijo refiriéndose a la hermana menor de su madre, la cual vivía muy lejos de ella y por eso mismo no la veían muy seguido.
No pasaron ni dos segundos para que Hikari entendiera lo que su hija de seis años estaba diciendo. Suspiro lentamente mientras su mirada se situaba en sus piernas cubiertas por una linda falda larga color crema.—Los ojos sonríen cuando las personas son muy felices Hinata-chan.
Hinata miro con preocupación y un poco de dolor a su madre.—Tu...¿no eres feliz madre?
—Soy muy feliz y ¿sabes por qué?
Hinata negó lentamente con la cabeza a lo que Hikari sonrió y extendió su brazo para acariciar la suave mejilla de su hija.—Soy feliz gracias a ti Hinata-chan.
La pequeña sonrió ampliamente al escuchar que ella era la causante de la felicidad de su madre.
—Entonces ¿papi también te causa felicidad?—preguntó feliz.
Hikari solo la miro impresionada un momento antes de que el brillo de sus ojos se apagará nuevamente.—Claro cariño, tu padre me causa mucha... felicidad —le sonrió forzadamente.
Hinata, pasando desapercibidas las reacciones de su madre solo se limitó a sonreír contenta por escuchar aquello.
—Tú y papi hacen que mis ojos sonrían —dijo con sinceridad a lo que a Hikari se le humedecieron un poco los ojos.
Antes de que Hikari pudiese decir algo, Tami llegó con el pedido de ambas.—Aquí tienen —dijo con la bandeja en la mano, tomando los pedidos.—Para la cliente favorita del local, su helado de queso y para la señora bella un mocca.
—Gracias Tami-chan —agradeció Hikari con una sonrisa.
—¡HINATA!—escuchó el grito desgarrador de su madre al lado de la banqueta.
Ella se encontraba en la carretera, desatorando la pata de un gatito que habían quedado atrapado en las rejas de la alcantarilla. Pensaba que eso estaba bien. Pensó que ayudar al gatito había sido buena idea. Tal vez se equivocó.
Todo aquello paso como en cámara lenta.
Volteo hacia el frente y miro una camioneta venir en su dirección a toda velocidad.
Quedo petrificada en el lugar, sin saber si correr o no. Solo se quedó mirando como la camioneta se acercaba más y más hacia ella.
Después de eso, sintió como recibía un fuerte empujón hacia la parte derecha y para caer duramente en el suelo, causando una pequeña abertura en su frente.
Poco después escuchó el sonido de las llantas derrapando contra la acera y seguido de eso un fuerte golpe seco y unas cuantas personas gritando.
Se levantó rápidamente del suelo y giro su cuerpo hacia el otro lado para con sus ojos captar la escena más horrible de toda su joven vida.
Su madre...
—Mami...—musito con voz quebradiza antes de que sus ojos comenzaran a soltar lágrimas.—¡Mami!—grito para después correr hacia su madre, quien se hallaba tendida en el duro asfalto.
El rostro de su madre, el cual antes era blanco como la nieve, ahora tenía machas rojizas. Su respiración se notaba débil y casi nula.
Se acercó lentamente, incrédula por lo que sus ojos veían.
Trago saliva y lentamente se arrodillo frente a su madre, empezó a zangolotear delicadamente su hombro para tratar de hacer que despertara.
Los ojos de Hikari se abrieron lentamente y miraron a Hinata.
—Hola pequeña.—susurro con dificultad, sintiendo que se ahogaba con su propia sangre.
—Fu-fue mi culpa ¿ci-cierto?—preguntó con voz quebradiza.
Hikari negó lentamente y llevo la palma de su mano hacia la tersa mejilla de su hija.—Por supuesto que no cariño...
Hinata no la escucho, solo apoyo su rostro en el pecho de su madre mientras soltaba lágrimas y sollozaba fuertemente.
—¿Sabes? De verdad quiero que seas una gran arquera y que te enamores de un buen chico, que te cases y que tengas muchos pequeños...iguales a ti.
—Los chicos da-dan asco...
Hikari soltó una pequeña carcajada.—¿Recuerdas hace rato, cuando te dije que tú y tu padre me hacían muy feliz?
Hinata asintió aun con la cabeza apoyada en el pecho de su madre.
—También me hace muy feliz el hecho de que vas a tener una gran vida... ha-haciendo lo que te gusta —susurro entrecortadamente. —Prométeme que siempre vas a tener cuidado al cruzar la calle, que siempre iras al doctor a checar que todo vaya bien contigo... prométeme que vas a cuidarte Hinata-chan. Qui-quiero para ti, una vida plena y feliz.
Hinata solo sollozo más fuerte y apretó en un gran abrazo a su madre.
—No sa-sabes cuánto te amo —musitó sonriente, con lágrimas recorriendo sus pómulos.
Lentamente, Hinata separó su rostro del pecho de su madre y miro algo muy singular en sus ojos.
Brillaban como nunca habían brillado, aunque estos estuvieran tirando lágrimas.
—¿Por qué tus ojos lloran y sonríen al mismo tiempo?
—Son...lágrimas de felicidad —termino por decir hasta que su corazón se negó a seguir latiendo. Lentamente sus ojos se fueron cerrando, solo mirando la imagen de su hija quien la miraba impresionada para después mirarla con angustia. De ahí, solo miro una luz blanca, sabiendo que esa fue la mejor manera de morir.
—¡MAMA!
Diez años después.
Repudiaba esos sonidos, repudiaba ese alboroto que había a la calle, repudiaba el sonido de las personas gritando y repudiaba a un más el sonido de los carros.
Pero, tenía que salir. Tenía que ir a la escuela y no se podía detener solo porque no le agradecen esos sonidos.
Suspiro fastidiada y se puso los audífonos para escuchar sus canciones preferidas las cuales eran las de violín y piano. Esa música no hacía más que llenar su alma de paz y de tranquilidad. Si no fuese que odiaba salir, entonces tomaría una buenas clases de piano en una escuela de música que estaba cerca de la residencia donde ella vivía.
Siguió tranquilamente su camino hasta llegar a él gran colegio llamado Konoha y paso su jornada escolar tranquilamente.
Alzo la mano cuando pasaban lista, entrego tareas, expuso en ciencias, fue alagada por su maestra de matemáticas delante de todos, almorzó junto a sus compañeros... quienes solo eran compañeros.
Tenía amigos, eso era cierto, pero solo eran eso; amigos. No había mejor amigo, ni mejor amiga. No habían fiestas ni reuniones a la que ella asistiera, por más que fuese invitada. Ella solo estaba ahí con un propósito; estudiar y estudiar.
—Deberíamos de ir solo un rato.—propuso un chico de ojos iguales a los de ella.
—No tengo ganas Neji-niisan.
—Jamás sales Hinata, deberías solo esta vez ir. Es solo una pequeña reunión, solo los conocidos.—insistió tratando de convencer a su prima. Le preocupaba profundamente el hecho de que su prima solo quisiera estar encerrada en su habitación leyendo libros o mirando anime. No podía seguir así por siempre.
Hinata suspiro largamente y le mando una mirada ladina a su primo. ¿Cuántas veces Neji había querido sacarla de su área de confort? Pues no lo sabía, ya había perdido la cuenta de todo.
—¿Qué tipo de reunión?
—No te preocupes, no habrá alcohol, ni drogas, ni chicas con poca ropa...bueno sin contar a Karin.
Hinata soltó una carcajada al escuchar el chiste de mal gusto que había soltado su primo. Si Karin hubiese escuchado eso entonces se le hubiera abalanzado a su primo para arrancar cada uno de sus largos cabellos hasta dejarlo totalmente calvo. Así de agresiva era esa pelirroja.
—Creo que podría ir solo un rato...
—Así se habla —contesto contento el chico mientras Hinata solo sonreía dulcemente. Lo había logrado, era el primer paso para llevar a su prima hacia una nueva vida.
—Neji...—llamo mientras ambos caminaban directo hacia su casa después de la escuela.
—¿Hum?
—Gracias —dijo simplemente a lo que Neji volteo a verla con confusión.
—Gracias, ¿Por qué?
—Por apoyarme tanto estos años. Créeme cuando te digo que sin ti no hubiese podido superar la muerte de... mi madre.— y era verdad, pues desde los seis años su primo siempre estuvo ahí para animarla. Jugando al escondite, o simplemente consolándola cuando miraba que su mirada estaba perdida y húmeda.
Neji solo sonrió ladinamente y revolvió los cabellos de su pequeña prima. Y le decía pequeña, porque era muy bajita. Eso era una de las cosas que hacían a Hinata tierna.
—No des las gracias, Hinata — todo lo que el hacia por su prima era de corazón. Sin querer nada a cambio. Oh bueno, si...solo una sonrisa y ese brillo en los ojos que rara vez se presentaba en ella.
.
.
Pasaron las horas y se volvieron las siete de la tarde, era momento de irse a la pequeña reunión que se llevaría a cabo en la casa de la novia de Neji, quien se llamaba Tenten.
Se vistió con lo mas informal que tenía, lo cual era unos jeans azules ajustados, una chaqueta color gris y sus inseparables tenis color negro.
¿Maquillaje? No era algo que le agradara del todo. Cada vez que se maquillaba se sentía un payaso asesino o algo así, por más ligero que fuese el look.
La reunión fue bastante agradable. Hablaron sobre temas sin importancia, bromearon sobre cualquier cosa y contaron anécdotas muy divertidas al criterio de Hinata. Durante ese tiempo, se dio cuenta de que ella era la que menos había contado historias de ese tipo y todo era debido a que nunca socializaba lo suficiente.
Nunca iba a fiestas, a viajes a la playa, a el centro comercial, nunca iba a ninguna parte por mas que la invitaran.
"Este... lo siento no puedo. Ya saben, tareas y asuntos en la empresa de mi padre." Y bueno, esa era su pobre excusa de toda la vida, siendo que tenía tiempo de sobra mientras no le dejaran demasiada tarea.
En ese pequeño lapso de tiempo pensó que era momento de salir de su caparazón y que era momento de divertirse aunque fuera un poco. Salir, conocer gente nueva y probablemente encontrar ese buen chico que su madre queria para ella no sonaba nada mal.
Mientras miraba a todos reír y jugar como niños pequeños, no pudo estar mucho más que agradecida con Neji por haberla convencido de ir a esa reunión con sus amigos.
Después de unas cuantas horas los chicos comenzaron a irse de la casa de Tenten pues ya eran las once de la noche y era momento de ir a sus casas a dormir así que Neji decidió también que era hora de retirarse. Después de despedirse de todos y de rechazar las ofertas de un aventón debido a que a ella no le gustaba mucho viajar en auto y además de que su casa quedaba muy cerca de la de Tenten, se fueron caminando por las cuadras mientras ambos conversaban sobre la reunión.
—Te dije que sería divertido Hinata.
—Si, lo sé. Me alegra haber venido.
Neji suspiro y metió sus manos a los bolsillos de su pantalón sin dejar de caminar tranquilamente.
—Es hora de que salgas de esa burbuja que te mantiene separada del mundo exterior Hinata.
Hinata volteo a ver a su primo con los labios ligeramente abiertos.—¿Burbuja?
—Solo estás pensando constantemente en el estudio. Eso no es sano.
—Disculpa Neji-niisan pero es lo que mi madre quería y yo voy a cumpli...
—Tía Hikari nunca hubiese querido que sacrificaras tu felicidad por tener una buena carrera. Hay algo que se llama limites Hinata.
—Si —contesto Hinata parándose en seco, haciendo que Neji también parara de andar.—Y tu estas arrebazando uno.
Neji suspiro y negó con la cabeza.—Lo siento Hinata pero debo de decirte lo que...
—Lo que mi madre hubiese querido —contesto interrumpiéndolo —Y por mucho que te quiera no puedo permitir que hagas eso.
—No he dicho nada que tu madre no hubiese querido que dijera.
—Basta Neji. Ella me dijo antes de morir que lo que más quería es que tuviese una carrera...
—Ella quería que fueras a las olimpiadas, que fueras arquera. Estudiar no te convierte en arquera ¿sabes?
Hinata desvió la mirada.—Esa fue solo una ilusión que tenia de pequeña, nada más.
Neji negó molesto.—¿Ilusión? Te emocionas cuando ves en las noticias a tu arquera favorita. Tienes más de seis arcos calgados en tu habitación y por si fuera poco, a tu perro le pusiste arquero —exclamo mirándola con el ceño fruncido.—Tu solo quieres esconderte de todo y todos Hinata.
—¿Y si fuera así que?—pregunto fastidiada y un poco avergonzada. Se sentía un poco mal por su perro arquero, sabía que no era el mejor nombre del mundo.
—Lo es, así son las cosas. Tú quieres sobreprotegerte a ti misma y quieres sobre exigirte a la vez.
Hinata negó bajando la mirada, sintiendo que sus ojos se empañaban.
—Tu madre está decepcionada de ti.
Al escuchar esto, Hinata alzo la vista rápidamente y miro a su primo con el ceño fruncido, sintiendo que las lágrimas ya se desbordaban de sus ojos.
Quiso gritarle lo que sea, quería desahogarse y de ser posible quería salir corriendo hasta el bosque más cercano para perderse y gritar lo más fuerte posible pero...
—¡Sa-saquen todo lo que tengan de va-valor!
… no podía en ese momento.
Mientras la angustia invadió su cuerpo, miro con miedo a Neji quien solo se puso frente a ella y asintió con la cabeza al tipo que sostiene un arma de fuego en la mano.
—Te daré lo que sea, pero no le hagas daño —pidió Neji, casi suplicando.
El tipo, quien se notaba que era un primerizo, asintió al chico mientras su mano temblaba con el dedo puesto en el gatillo.
Neji llevo lentamente sus manos a los bolsillos de su pantalón y saco su billetera y celular para dejarlo lentamente en la banqueta. Al ver la acción de su primo, Hinata hizo lo mismo y saco su dinero y su celular del bolsillo del pantalón y retrocedió lentamente para alzar las manos.
El chico se acercó lentamente a las cosas para tomarlas de una vez e irse lo más rápido posible, pero Neji no quiso quedarse así nada más, así que tomo al chico del cuello y le propino un golpe en el rostro.
—¡Neji! ¡No!—grito Hinata asustada mirando con ojos llorosos como ambos hombres se lanzaban puñetazos y patadas.
Después empezaron a forcejear para obtener el arma, parecía que Neji iba a ganarle y le podría quitar el arma pero...
Los ojos de Neji se dilataron, dejo de forcejear y mirando a Hinata a los ojos, callo de rodillas al suelo mientras se sostenía el abdomen.
Hinata miro aterrorizada la escena, sintiendo que un gran vacío se formaba en su estómago y pecho.
El otro chico cayo de nalgas asustado por lo que había hecho. Tomo el arma y las cosas de los chicos con rapidez para después correr torpemente hacia un callejón oscuro.
Hinata corrió con rapidez hacia su primo y lo acostó en el suelo para mirarlo con los ojos llorosos.
—Oh, Dios...—dijo temblorosamente mirando la sangre que había manchado toda la camisa blanca de Neji.
Blanca como la nieve...
Sus lágrimas habían mojado todo su rostro, miro como Neji luchaba con respirar. La bala había impactado demasiado cerca. Era grave.
—¡AYUDA! ¡AYUDA!— grito desgarradoramente mientras ponía la cabeza de su primo sobre sus piernas.
Dio gracias al cielo cuando miro a un hombre de no más de cuarenta años correr hacia ella con rostro de preocupación.—¡¿Que ha pasado?!
—¡Por favor llame a una ambulancia!—suplico a lo que el hombre asintió rápidamente y saco su celular para llamar al 911. El hombre comenzó a gritar desesperado a la operadora mientras Hinata no dejaba de llorar y de rezarle a Dios... a un Dios.
Hinata sollozaba y acariciaba el rostro de su primo quien mantenía los ojos cerrados mientras hacía muecas de dolor.
—Vas a estar bien Neji-nii —le susurraba dulcemente sin dejar de acariciar su cabellera y su rostro.
Neji abrió lentamente los ojos y miro a su prima con una pequeña y temblorosa sonrisa.—Lo que dije hace rato... no e-era cierto. Tu madre esta or-orgullosa de ti. Perdoname.
Hinata negó mientras se mordía el labio.
—Si, eres inteligente, amable, tierna, dulce... eres una buena hija.
—Oh Neji ba-basta ya.—susurro pegando su frente contra la de él, mojado de paso el rostro de Neji con sus lágrimas.—No hace falta perdonarte por que... yo... tu, todo lo que dijiste...
—Hinata por favor, ya no de-dejes que... no dejes que...
—Tienes razón. Tengo miedo ¿sabes? Me sobreprotejo porque mi madre no murió en vano y tengo que conseguir un buen trabajo para casarme con un buen chico y tener muchos pequeños.. .como yo —susurro lo último mientras sentía que su corazón se hacía trizas.
Quien dijo que el corazón no dolía por esas cosas era un completo idiota. Deberás que dolía.
Neji sonrió sutilmente y con las pocas fuerzas que le quedaban, alzo su brazo y acaricio la mejilla de su pequeña prima.
—Sal de ahí, Hinata —dijo simplemente, antes de que su mano cayese inerte al suelo.
Hinata abrió los ojos como platos y sintió que su mundo se caía a pedazos.
—¿Neji?
Después de eso solo recordaba el cuerpo de Neji rodeado por un charco de sangre, se recordaba a ella aferrándose a su cuerpo sin vida mientras su padre y dos personas más trataban de separarla de él, llevándose en el proceso unos cuantos golpes y patadas de parte de ella. Después recordaba como levaban a Neji del suelo mientras ella aun forcejeaba tratando de correr hacia el para que despertara.
Esa no era su hora de dormir. ¿Por qué dormía si no era su hora de dormir?
Neji-niisan, levántate.
Estaba sobre su cama, escuchando solamente el tic tac del reloj que estaba colgado sobre su pared. Estúpido reloj, estúpido tiempo, estúpidas horas...
Sus ropas estaban llenas de sangre y sus ojos estaban... sin vida. Su mirada se encontraba borrosa debido a sus lágrimas, las cuales eran las únicas que lograban darle un brillo falso a sus ojos.
Miraba fijamente el techo con expresión imperturbable, sintiendo que después de todo lo vivido ya no había nada más que pudiese lastimarla así.
Lentamente se incorporó sobre su cama, encontrándose con un gran espejo frente a ella. Se observó unos momentos y encontró una cosa más que repudiar.
Odiaba esos sonidos, odiaba ese alboroto que había a la calle, odiaba el sonido de las personas gritando, odiaba el sonido de los carros, odiaba la oscuridad, odiaba las armas de fuego, odiaba la calle, odiaba a la persona que tenía frente a ella.
—Tú tienes la culpa. Tu... tú los mataste.—susurro mirando hacia el frente con el ceño fruncido.—Te odio. Te odio... te odio ¡Te odio! ¡Te odio, te odio, te odio!—gritaba mientras se jalaba los cabellos. Se levantó de la cama y con furia estampo sus puños en el frío cristal, agrietándolo. Sin quedarse conforme, siguió golpeando el espejo hasta que este quedo hecho trizas, al igual que su alma.
Por su culpa su madre estaba muerta. Por no obedecerle, por no tomar su mano cuando ella se lo ordeno.
Por su culpa Neji estaba muerto. Por no saber defenderse a sí misma, por no haber aceptado el aventón.
Se miró las manos temblorosas, llenas de vidrios encajados en su piel y carne. Llenas de sangre.
Sangre de su madre y sangre de Neji.
Respiro agitadamente y soltó un potente grito antes de seguir destrozando cada cosa de su habitación. Tiro todo de su lugar. Los marcos con fotos, su televisión de pantalla plasma, su florero el cual nunca tenía flores, sus diplomas de la escuela y por fin callo a ese estúpido reloj.
Quiso seguir destrozando todo lo que se encontrara frente a ella pero su tío Hizashi entro a su recamara debido al alboroto y la tomo de los hombros para aprisionarla en un abrazo. Se movió inquieta por un buen rato, hasta que se cansó y no pudo más. Necesitaba un abrazo...
—Soy una asesina.—susurro sintiendo como las lágrimas aun recorrían su fino rostro. Sintió que la presión del abrazo de su tío se hacía más fuerte, y mientras sentía la consolación que su tío le daba también se preguntaba ¿Cómo es que podía abrazarla después de que ella fue la causante de la muerte de su único hijo?
—Tu...no tienes la culpa Hinata.
Siete años más tarde.
—...girl, you know i want your love was handmede for somebody like me. Come on now, follow my lead. I crazy don't mind me say...— se escuchaba el alegre cantico de una chica dentro de la cocina de ese pequeño apartamento junto a una grabadora que le seguía el ritmo.
En la cocina, se encontraba una bella chica de veintidós años, cantando y moviendo las caderas de un lado a otro mientras revolvía una olla llena de ramen. La comida favorita de cierta persona que vivía con ella.
La chica ojos perla volteo hacia el reloj digital en forma de gatito que tenía sobre la barra, y al ver que eran las dos en punto supo que esa persona no tardaba en llegar.
Sonrió de medio lado y siguió canturreando y bailando alegremente mientras seguía batiendo la olla con un cucharon de madera.—… boy, les't not talk too much grab on my waist...— paro de cantar cuando escucho el ya muy bien conocido sonido de la puerta siendo abierta para después ser cerrada sin cuidado.
—¡Ya llegue Hinata-chan!—exclamo como ya era de costumbre cada vez que volvía de su jornada laboral.
Hinata sonrió contenta y se quitó el mandil para después correr hacia la sala.
Cuando llego se encontró con unos tacones negros tirados en medio de la sala, un saco azul cielo tirado encima de la mesita del centro y despues a una chica rubia tirada en el amplio sofá.
La chica tenía una expresión cansada.
—Hola Ino-chan.—saludo amablemente Hinata mientras recogía el saco de la rubia y lo ponía sobre el perchero para después tomar los tacones y ponerlos correctamente a un lado del sofá.
—Hola... siento haber llegado haciendo un desastre pero te juro que estoy muerta del cansancio —se disculpó a lo que Hinata nego con la cabeza.
—No te disculpes Ino-chan, se que estos dias han sido pesados para ti. Apenas y duermes bien.
Ino suspiro fuertemente para después asentir y acomodarse mejor en el sofá.—Nunca pensé que esto fuera tan cansado...—susurro a lo que Hinata sonrió.
—Tener trabajo de asistente personal de un gran empresario no es nada fácil.
—Uy si, de un gran empresario.—rio divertida.—Kiba es un asco en la empresa.
Hinata alzo una ceja y se cruzó de brazos.—Puede que sea un asco en la empresa, pero tengo entendido que en otros aspectos no y el anillo de diamante en tu dedo lo confirma.
Ino se sonrojo levemente mientras miraba el anillo que Kiba le había dado volviéndose en su prometida.
—Tienes razón.
Hinata asintió conforme mientras sonreía.—He hecho ramen de cerdo —aviso mientras se iba caminando hacia la cocina, dispuesta a servir unos platos de la deliciosa sopa.
La rubia al escuchar eso solo sonrió feliz por un momento hasta que su sonrisa se volvio a una melancólica.—Oye, Hinata.
—¡Si ya se!— grito desde la cocina la peli azul.—¡Te servire menos que de costumbre! ¡Se que quieres conservar tu figura para tu vestido de novia!
Ino suspiro derrotada mientras se levantaba del sillón para caminar directo a la concina. Entro a ella y visualizo a Hinata sirviendo alegremente los tazones de ramen mientras también servía té helado a dos vasos de vidrio.
—Oye, tenemos que hablar de algo...
—¿Qué pasa? ¿Paso algo con el florista que contrate? ¿Oh con el chef?— pregunto con preocupación ya que quería que la fiesta de su mejor amiga saliera perfectamente bien. Quería que fuera el mejor día de su vida pues se lo merecía a montones.
Ino negó. Se recargo en el filo de la barra de la cocina y miro a Hinata.—Quiero que vayas a la boda.
Hinata dejo de batir el ramen para después quedar unos segundos pensativa e inmóvil.—Sabes que no puedo... —susurro seriamente, tomando un tazón y vertiendo en el unas cucharadas de ramen.
—¡Por supuesto que puedes!—exclamo Ino con cierta molestia.—Tienes tus dos piernas donde van, tus brazos y ambos ojos. Y aun que no tuvieses alguna parte del cuerpo también podrías asistir —bufo molesta.
Hinata bajo la mirada.—Tu sabes que...
—Se que odias salir Hinata pero, ¿Cuánto ha pasado? ¡Siete años sin salir de este departamento! —exclamo ahora angustiada. Bajo la mirada y apretó sus puños, sintiendo impotencia. —Falta poco para que me case y...
— Lo se Ino-chan — interrumpió la Hyuga —Te casaras y como toda esposa tienes que vivir ahora con tu marido. Yo lo entiendo, de verdad lo hago — le sonrió sutilmente.
Ino frunció el ceño. —¿Pero que harás ahora que no estaré Hinata? ¿Quién recogerá dinero del banco? ¿Quién ira a comprar víveres?
—Puedo pagarle a una persona para que haga todas esas cosas por mí. Últimamente me está yendo muy bien en el trabajo ¿sabes? —Hinata era diseñadora de joyas, cada diseño que hacia lo vendía a muy buenos precios. Era muy reconocida debido a sus diseños en todo Japón.
—Lo sé, Hinata. Pero ese no es el punto. ¿Quién cuidara de ti cuando te pase algo? ¿Cuándo estés enferma?
Hinata miro de un lado a otro con nerviosismo, sin saber que responder realmente.–E-e-esta arquero conmigo.
—¡Arquero es un perro y tiene nueve años, Hinata! — exclamo con enojo.
— Ino-chan, no tienes de que preocuparte — contesto sin mirarla, acomodando los trastos en una bandeja —. Soy una adulta y soy totalmente capaz de cuidarme a mí misma.
—¿Sin salir a la calle? Hinata, no puedo dejarte así. ¡No puedes seguir encerrada en tu burbuja!
Los ojos de Hinata se abrieron desmesuradamente y quedo como roca en su lugar por unos momentos. Trago saliva, sintiendo amarga la boca en el proceso. Su burbuja... su único refugio.
"—Es hora de que salgas de esa burbuja que te mantiene separada del mundo exterior Hinata. "
"—¡AYUDA! ¡AYUDA!—"
Su mirada se volvió sombría bajo su flequillo.— Jamás vuelvas a repetir eso, Ino.
Ino entre abrió la boca al escuchar a Hinata. Su tono de voz fue duro, áspero. No era el dulce y tierno que la caracterizo siempre. ¿Qué hiso para ganarse ese tono de voz? —Eres mi mejor amiga. Quiero que mi mejor amiga asista a mi boda —apretó sus puños —¿Vas a dejarme sola en mi boda?
Hinata agacho la mirada y apretó sus manos. No sabía que responderle, aun no tenia el valor de salir de nuevo a las calles. Ahí, en su departamento, estaba completamente a salvo.
—Me lo imagine — respondió carente de emoción —. Se me a quitado el apetito, iré a... — enmudeció unos segundos antes de chasquear la lengua — a donde sea que no sea aquí.
Se fue de la cocina, dejando en el mismo lugar a Hinata.
Hinata dejó caer la primer lagrima cuando escucho la puerta del apartamento siendo bruscamente cerrada.
¿Qué clase de amiga era?
No poder ir a la boda de tu mejor amiga, esa que siempre estuvo apoyándola en esos siete años, solamente por temor a ser atacada en el mundo exterior.
—Per-perdón, Ino-chan — gimoteo sin dejar de llorar. Completamente sola en aquella cocina, completamente sola en ese mundo.
Continuará...
N/A: Tenía muy claro desde el principio que este sería un one-shot. Pero, después de pensarlo un rato, decidí que serían más llenadores al menos cinco capítulos más. Tengo planeado hacer cada capítulo igual de largo o aún más para no tener que alargar la historia. Siempre e querido hacer algo dramático, es uno de los retos que me auto impuse ya que creo que soy mala con este género del drama. Esperemos que todo salga bien y que no sea más que un cáncer de ojo. Así que, ¿Que les pareció? ¿Les saque de perdida un pequeño chillido? Espero que les haya gustado este primer capítulo.
Perdonen cualquier error ortográfico.
