Este fanfic contiene spoilers de Harry Potter and the Deathly Hallows
La vida de Teddy
Capítulo Uno: Rumbo a Hogwarts.
- ¡Teddy, levántate¡El tren sale a las once y son las nueve y media!
La mujer obtuvo un gruñido como respuesta. Llevaba media hora llamando al muchacho que se encontraba en la cama y su paciencia estaba a punto de terminar.
- Ted Remus Lupin, no pienso volver a repetírtelo. Arriba. ¡YA!
Con un suspiro, salió de la habitación del chico, que no parecía tener intención alguna de levantarse. Se estaba demasiado bien ahí. En ese momento, su abuela volvió a entrar y le destapó bruscamente.
- ¡Abuela! – se quejó avergonzado, mientras volvía a taparse.
- Ted, es tarde. Vístete y baja a desayunar. Dentro de veinte minutos viene Harry y…
- ¿Harry? – interrumpió Ted- ¿Va a venir?
- Pues claro que va a venir. Es tu padrino.
Ted sonrió y se levantó mucho más animado que antes. Le echó a su abuela una significativa mirada, a lo que ésta respondió: "Ya me voy… qué vergonzoso te has vuelto, Teddy". Se acercó al espejo y un chaval de once años le devolvió la mirada. Esa mañana se había levantado con el pelo rosa.
- ¡No! –gimió. Cerró los ojos e intentó concentrarse. Segundos después los abrió y se dio cuenta de que lo tenía igual que antes.- Genial. -murmuró con rabia.
- Tampoco te queda tan mal- dijo su imagen al otro lado del espejo.
Lo que le faltaba. Su primer día en Hogwarts y ya iba a hacer el ridículo. Siempre se había sentido muy orgulloso de haber sido metamorfomago como su madre, pero todavía no era capaz de controlarlo y eso le crispaba los nervios y le ponía en situaciones bastante incómodas. Si al menos fueran colores más… masculinos. Pero aún así, a Ted Lupin le encantaba tener esa capacidad, le hacía sentirse especial y mucho más cercano a su madre.
Se dirigió a su mesita de noche y observó la foto de Remus y Nymphadora, que le miraban y le sonreían. Él les devolvió una sonrisa triste. Había crecido feliz junto a su abuela Andrómeda, su padrino Harry, su madrina Ginny, y Ron y Hermione, a los que consideraba tíos suyos; pero a veces sentía que le faltaba algo. Casualmente, cada vez que tenía ese sentimiento, su pelo se volvía rosa chicle, como el de su madre. Y cada noche de luna llena, su cabello pasaba a ser castaño y sentía ganas de correr y gritar. Quizás por eso se había levantado esa mañana con el pelo rosa chicle, porque sus padres estaban con él.
Bajó a la cocina, pero no tenía ganas de desayunar. Estaba demasiado nervioso. No era demasiado tímido, pero siempre le costaba hacer amigos al principio. ¿Y si la gente en el colegio le veía raro por ser metamorfomago?
Llamaron a la puerta. Andrómeda abrió y al instante apareció un hombre alto, delgado, de pelo negro bastante rebelde y ojos verdes brillantes. Iba vestido de muggle. Teddy se acercó corriendo a darle un gran abrazo.
- ¿Ya estás listo¿Estás nervioso? –preguntó Harry.
- B-bueno, un poco…
- No te preocupes, cariño –comentó su abuela- Seguro que haces muchos amigos.
- Claro que sí. –dijo Harry con una sonrisa- Ya verás, Hogwarts te va a encantar.
Una hora después, Ted se encontraba en el andén nueve y tres cuartos junto con su abuela y su padrino. Se sentía un poco avergonzado, ya que había tenido un pequeño problema al entrar al andén. En el momento en que empezó a correr hacia la barrera tropezó con su carrito, lo que causó las risas de unas jóvenes que se encontraban allí. "Vaya, cielo, a tu madre le pasó exactamente lo mismo en su primer año. Son los nervios", comentó su abuela. Pero eso no le animaba en absoluto¿y si tropezaba en la selección y todo el colegio se reía de él?
Los jóvenes, unos con túnicas de Hogwarts y otros vestidos de muggles, empezaron a subir al tren. Teddy se apresuró a coger su baúl y la jaula con su lechuza blanca dentro, regalo de Harry, quien le aseguró que había tenido una lechuza idéntica llamada Hedwig cuando tenía su edad. Abrazó a su abuela, que tenía los ojos llorosos.
- Pórtate bien, hijo… Escríbeme en cuanto llegues. –dijo con la voz entrecortada- Ay, qué orgullosa estaría tu madre de ti… y tu padre, por supuesto.
- ¿En qué casa creéis que me tocará? –preguntó inseguro. No quería decepcionar a su familia.
- En la que sea. –dijo Harry firmemente- No te preocupes por eso. Cada casa tiene sus características y ninguna es mejor que otra.
- Está bien. –dijo Teddy, aunque aún seguía nervioso.
Dio un abrazo a su padrino y subió al tren.
- Pasa un buen curso. –dijo Harry desde el andén- No dudes en escribirme si necesitas ayuda¡que para eso estoy!
Teddy les sonrió y se metió en el tren. Buscó un compartimiento libre y se asomó a la ventana para verlos otra vez. Le iba a costar no ver a su abuela todos los días. El expreso de Hogwarts emprendió la marcha y volvió a despedirles con la mano. Se iba alejando. Ya casi no les podía ver. Hasta que al fin desaparecieron.
Durante un buen rato se limitó a mirar por la ventana, hasta que se vio su propio reflejo en el cristal y se dio cuenta de que ya no tenía el pelo rosa chicle, sino castaño. Suspiró aliviado.
¡Espero que os haya gustado! Por favor, dejad reviews, que me animan mucho. Hace años que no escribo ningún fanfic, por eso he perdido un poco la práctica. No sé cuando podré seguir, intentaré que sea lo más pronto posible. Todo depende de mi imaginación y mis exámenes xDD
