Preludio
Historia es antigua, la eh de contar
No había sido dominada, Rune Midgard
Ganaban sus nombres héroes sin par
No en castillos, donde no se ha de sangrar
Los más grandes hechiceros
Más inteligentes alquimistas
Los más nobles caballeros
Más recordados artistas
Los más santos padres
Más victoriosos cruzados
Los más dedicados monjes
Más renombrados herreros
Los más buscados ladrones
Más sabios sabios
Los más diestros cazadores
Más temibles asesinos
Renacían con el poder del libro de Ymir
Pero no era a Yuno donde habían de ir
Estaba ese libro en manos de Odín
Y de las Valkirias con su bello crin
Ellas elegían quien ha de renacer
A quien le daban tan gran poder
Ese antiguo y perdido periodo
Presente en los cantares de Comodo.
I
Eran las 5 de la madrugada cuando abrí los ojos, era una mañana en la que el sol amenazaba despuntar radiante, y el campo empezaba a mostrar su verde y dorado con su ayuda, pero todo asumía tonos grises con la bruma propia del amanecer. El imperio del cual mi padre tanto alardeaba se extendía por los llanos adyacentes al castillo, pobres, destruidos por la tiranía de alguien que no se considera tirano. El campo dorado, a lo lejos, daba lugar a las mugrientas casas y sus mugrientos ocupantes, ¿El nombre del reino? Glast Heim.
-¿Te unirás esta vez a la caza de kobolts hijo?- Me pregunta mi padre con la boca llena de carne. Los kobolts eran caninos parecidos a los lobos, normalmente de coloración azul o amarilla, pero que se reunían en clanes llamados Kobs y andaban en dos patas, tenían una primitiva concepción del trabajo con metal, así que usaban armas blancas e incluso balistas, y eran un objetivo muy común de caza, al menos des del reinado de mi abuelo.
-Su majestad, seria prudente esperar que el alcance la mayoridad, ¿no cree? Un niño de esta edad…- Empezó Sheld, su comensal de guerra, era robusto de cuerpo al igual que cualquier guerrero, pero ocupaba una espada dos veces mayor que cualquiera de ellos, tenia rostro aguileño pero de expresión suave, leal y confiable, que inspiraba respeto entre sus tropas. Talvez fuese el único que hiciera bien su trabajo durante la decadencia del reino bajo el imperio de mi padre, el me había introducido al manejo de la espada, y para mi era el mejor guerrero de la historia, basándome en los cuentos de los otros soldados que oía a menudo, aunque nunca lo hubiera visto luchar, cosas de la infancia.
-¿Esta llamando a mi hijo de cobarde? El ya tiene 9 años y puede perfectamente cazar!!!- Se enfureció mi padre sin dejar que acabara, escupiendo carne y apuntando al coronel Sheld con los huesos aun en su mano, ya no era una pregunta.
-No señor, solo…- empezó el coronel pero se detuvo al ver que el rey no le prestaba atención, y que estaba gastando saliva.
-…solo que esta vez me gustaría acompañar a vuestra alteza, ya que hace tiempo que no cazo kobolts, se estarán debilitando mis brazos- Dijo Sheld esforzando una sonrisa, al tiempo que me miraba con preocupación, yo no entendí sus propósitos hasta mucho después de aquel desafortunado episodio.
Se rumoreaba que los Kobolts habían empezado a organizarse, y el rey sabia de esos rumores, pero no les daba crédito… para ser sincero no le daba mucho crédito a nada externo a sus necesidades personales y comida y diversión destacaban entre estas.
-Porque no empezó por ahí coronel, claro que puede ir, yo me encargare de eso personalmente- dijo mi padre satisfecho, no destacaba en la inteligencia y sagacidad de la cual necesitan los reyes, así que no desconfió de nada, era un hidalgo, como hubiera sido yo y mi hijo después de mi si lo permitiera el destino, pero no estaba dispuesto a permitirlo.
-Claro señor- dijo el coronel girando sobre los talones y avanzando hacia la puerta, dispuesto a avisar a sus mejores hombres.
-Pero nosotros iremos solos, no me gusta que mi guardia personal interfiera en cazas- valiente e idiota.
-Señor, debo recordarle que….-empezó el coronel perdiendo por un momento la compostura y mirando al rey con una cara pasma, valiente y leal, ¿cual seria el peor?
En ese momento me fui de la mesa, mientras nadie notaba mi ausencia dejando a los dos hombres mas influyentes del castillo arreglando los pormenores, en verdad había dejado al único hombre influyente del reino arreglando los pormenores, y al "comensal de guerra" hablando solo.
Yo en la época era flaco y tenía el pelo rubio desordenado por los vientos del jardín que era mi bosque particular de caza a kobolts imaginarios, con arcos imaginarios y espadas de madera. Sheld me incitaba a llevar siempre una espada de madera, según el porque un caballero debe estar acostumbrado al peso, mi espada se llamaba Hace-hoyos, ya que solo servia para hacerle hoyos a la tierra. Pero no era hacia ese paraíso de juegos infantiles al que me dirigía mientras golpeaba el aire con Hace-hoyos, sino a un edificio grande y redondo, terminado en punta, con tejas maltrechas, pero no habían goteos, ni hoyos sin tapar, ya que se tapaban con magia. Ahí vivía mi tutor en la época, era un hechicero con serios problemas de memoria, pero según decían leyendas el había sido responsable de varios eclipses, tsunamis y terremotos en el norte de Rune midgard, el no recordaba de nada de eso.
-Hola pequeño…. Chico.
-Alan -Porque ese era mi nombre
-Si, si, pequeño chico Alan, que vienes a hacer acá?
-Voy a cazar Gobolts
-Ah, muy bien, muy bien. Dijo Asternon volviendo a su lectura, era un viejo de generaciones, nadie, ni el, estaba seguro de cuanto había vivido, pero a su cabeza, en lapsos, aparecían conocimiento de generaciones. Rumoran que llegó durante la creación de Glast.
-¡Kobolts!- dijo desviando la cabeza rápidamente de su libro y mirándome por detrás de sus gruesos aparatos vítreos de visión, con una cara de asombro- Como puede ser esto!, se están reuniendo, y tu solo tienes 9 años muchacho, sabe tu padre de eso? Sabe Sheld de eso? Se están reuniendo! Tu solo tienes 9…. Dejavu… Voy a hablar de eso con el rey niño! .
Y con eso salió por las escaleras abajo, a una velocidad que uno no creería que un hombre de su edad podría. Yo, con la curiosidad propia de esos tiernos años, empecé a ojear las increíbles cosas de aquella torre mugrienta, gemas, gibones, báculos, libros, libros y más libros.
- Muchacho, sabes porque estaba bajando las escaleras? Me preguntó Asternon des del hueco de estas, mirándome confuso.
-Gobolds
-Ah! Si! Como puede ser, se están reuniendo, y el solo tiene…- Murmuraba el hechicero mientras bajaba, y me dejaba otra vez solo en el extraño aposento. Las grandes cantidades de libros pronto me aburrieron, y bajé con Hace-hoyos y un báculo que solía usar Astermon para aplastar papas, le habían dicho que era del Gran Amón Ra, pero ni yo conocía tal nombre ni el se acordaba de nada por el estilo.
Cuando bajé de la torre, estaban haciendo los preparativos para la caza, los Pecos se ensillaban, se tensaban cuerdas, se afilaban espadas, se empacaba y arreglaba todo. Al final Sheld había convencido a mi padre de llevar dos o tres caballeros de su pelotón, los cuales el dijo necesitaban entrenamiento. Aproximadamente a las 4 de la tarde según el gran reloj central, fabricado en Aldebarán, una obra prima de la ingeniería, estábamos en movimiento, yo con Hace-hoyos en el cinto como única arma siguiendo como siguen los niños sin ser notados.
-Que planeas hacer con ese niño? Una fogata para asustar a los Kobolts? Ja! Se rieron dos de los caballeros que nos seguían en la caza.
-Hace-hoyos fue regalo de Shel, con ella voy a matar muchos Gobolds. Dije feliz yo, orgulloso de esa salida, lo que solo fue leña para la risa de los caballeros, y la mía, sin saber porque exactamente.
-Tiene madera de guerrero el muy cabrón! Dijo alegre un tercer caballero de acento extraño que se unió a la plática, propinándome un coscorrón.
-Gabrón, gabrón, gabrón…. Fui feliz repitiendo yo entre las risas de los presentes.
A la cabeza de la ostentosa caravana iba mi padre con Sheld, entre criados y criadas, seguidos del grupo de felices guerreros en el que iba yo, al cual seguían dos mulas, una con libros y otra con Astermon, que al olvidarse la razón de su bajada, y descubrir los preparativos, supuso que fuera invitado a la cazada, lo que sabido por mi padre solo le causo gran risa. Por ultimo unos criados llevaban mulas con provisiones y demases. El andar se nos hizo ameno, Sheld en corto rato abandonó la derecha de mi padre para unirse a sus hombres, que junto a su capitán de tanto en tanto se giraban para tirar algún malicioso comentario al mago, las magias y la espada nunca se llevaron muy bien en Glast Heim, y como descubrí mas tarde, en ninguna parte. Aunque la rivalidad era bastante amistosa, acabó con una espada transformada en flores y un caballero con trenzas en el cabello al estilo de mujer, que causaron grandes carcajada, podría yo jurar, incluso de las mulas.
Dos días pasaron antes de que viéramos al primer Kobolt, lo que no fue buen presagio, ya que las villas Kobs, como las llamaban, mostraban signos de abandono premeditado, lo que apuntaba a que se estaban reuniendo en alguna parte.
-No me gusta nada esto- Le susurró Sheld a Astermon
-A mi tampoco, hace ya medio día que no voy al baño, pero supongo que será pasajero capitán… a esta edad…- Empezó Astermon
-No, no, no! Nada de eso viejo decrépito, no hay kobolts en estos campos, y las marcas en el suelo no son solo de sus pasos…
-AAA! Eso, realmente es muy extraño, No soy alquimista, pero leí que los kobolts no abandonan sus Kobs a menudo, solo cuando reciben el llamado de su líder, en esos casos hacen ataques masivos contra quien consideran sus enemigos, que son capaces de destruir villas completas…
-¡¿Como?! ¡Porque no dijiste eso antes hechicero malogrado!
-¿Decir que?
-¡Lo que dijiste ahora a poco!
-¿Qué tengo que ir al baño?
-¡No!
-¿No tengo que ir al baño?
-¡No eso! Argh! Tengo que avisarlo al Rey, tenemos que retirarnos y…
-Gobolds- Dije yo apuntando a una masa uniforme de a lo menos diez mil Kobolts reunidos alrededor de un gran Kobolt Gris, que nos miraba fijamente.
II
-¿Ahora viene la parte de lucha verdad? ¡Me encantan las luchas, a ver si ese "Sheld" tuyo sabe usar esa espada que tiene! ¡JA! Dijo el interlocutor de Alan, un Herrero ebrio que tenia la fama de hacer dagas torcidas hacia los lados, o con la punta en el lugar incorrecto.
-Si, ahora viene la lucha borracho, yo como era muy pequeño no entendí lo que sucedía, pero podía ver que los caballeros a mi alrededor estaban aterrados, y si se mantenían en pie era por la presencia de su general, que no tenia expresión alguna en el rostro y empezaba a gritar ordenes:
-Herald! Carl! Síganme a buscar al Rey mientras Pierre cuida de Astermon y de Alan! Pero cuando se giró, vio a mi padre corriendo hacia los Kobolts sobre su Peco con su lanza, propinando alabardazos por el camino.
Sheld salió cabalgando con sus dos hombres detrás suyo y Pierre, el con acento extraño, nos guió hacia una parte alejada del confrontamiento.
Des de donde estábamos podíamos ver dos círculos en la masa de kobolts, uno menor donde combatía mi padre y otro amplio que se movía hacia mi padre lentamente, donde Sheld cercenaba cabezas flanqueado por sus dos soldados sobre sus monturas. Los kobolts no dejaban de llegar des de las montañas, a ese paso sería imposible lograr una resistencia… Pero en ese momento se oyeron rugidos provenientes de la tierra que detuvieron a todos los luchadores, hombres, bestias y mulas, y por sobre el ruido retumbaba un hablar arcano, proveniente de Astermon, que aproximadamente 5 palmos sobre el suelo y las manos presas por pilares de tierra tiritaba. En ese momento descubrimos que todos los mitos sobre su persona eran verdad, porque recorrió una grieta todo el terreno, grieta que separó del resto el lugar de batalla, creando ríos de lava que tragaban kobolts, dejando solamente una pequeña conexión al resto de la tierra, donde estábamos nosotros.
En ese momento, pasado el estupor del gran terremoto, pudimos oír el grito de dolor de mi padre, que en su círculo caía a manos del gran kobolt gris para no levantarse jamás. Viendo eso Sheld, tomado por la ira, con un grito de batalla cortándole la garganta empezó a avanzar a pesar de todo, destrozando cualquier cosa que se le interpusiese, haciendo menos las heridas hasta dejar en el suelo al gran kobolt. Caído a su jefe, empezaron a retirarse las bestias, cayendo por los desfiladeros a un suelo ahora de lava solidificada, pero un horrible sonido cruzó los aires e hizo que se detuvieran, un caballero negro sobre el abismo creado por la erosión, fuera del campo de batalla, emitía el sonido, y con eso los kobolts reanudaron su ataque con más ahínco, impulsados por el temor, miedo irracional que los hacia saltar a las laminas filosas, como si morir fuera mejor que lo que les tenia reservada la derrota. ¿El Caballero? Gracias a esa batalla ahora se conoce como Caballero Abismal.
-¡Vámonos! Esta batalla no se puede vencer, acá interfieren fuerzas mucho mas allá de las nuestras, Pierre, avisa a Sheld que se retire, llevaré al niño a un lugar seguro, rápido, la vida de su capitán y sus soldados dependen de su mensaje
-Pero…
-¡Haz lo que digo! Dijo el hechicero, y parecería que aumento de tamaño con esa sola orden
-C-c-claro. Pierre salio corriendo hacia la batalla con bravura, o huyendo de Astermon, creo que lo segundo era más fuerte.
Con eso me agarró y subió a la mula sobre los libros, abriendo camino entre los kobolts que habían rodeado la península, mediante gran cantidad de rayos que llovían sobre ellos. Después de un largo galope (o algo parecido sobre las mulas) dejamos de oír el ruido de la batalla, y empezamos a andar más despacio.
-¿Vamos a casa? Pregunté a Astermon, que tenía una cara seria, extraña para mí.
-No, no podemos, lo mismo se dio por todo Glast Heim, ahora no creo que podamos volver ahí, al menos hasta tener noticias de la ciudad.
No cruzamos más palabra por largo rato, pero yo estuve mirando su rostro, que pasó de grave a somnoliento, luego a dormido. Con eso andamos a la deriva, y cuando el se cayo de la mula y quedó dormido en el suelo, con la cara hundida en la relva, respirando calmamente, me detuve, y ahí pasamos la noche, luego de la cual el viejo viejo Astermon estaba de vuelta.
-Bah, el resto de la historia ya me la se hic, llegaste a Prontera después de mucho andar, tu mago fue a Aldebarán a reportar lo ocurrido en…… hic…… Glast Heim, y tu fuiste a entrenarte en Izlude, ¡Donde conociste al mejor Herrero de Runemidgar! hic.
-¡Ja, ya te gustaría! Salieron los dos de la taberna riendo, uno en línea recta y el otro en zigzag.
Alan llevaba en Izlude 4 años, y había pasado recientemente el test de espadachín, Astermon, que llegó con un mensaje bien poco informativo ya que no se acordaba de casi nada, estaba creando, con otros magos, una ciudad para resistir al poder maligno que se había desencadenado en Glast Heim, en la cual el fue nombrado archimago de mayor nivel para encargarse de ella, la llamaron Geffen por ser tal el apellido de Astermon, y la hicieron sobre el campo de batalla, ahora una península ya que las grietas se llenaron naturalmente con agua, en honra al rey de Glast Heim. De Sheld y sus hombres no se tuvo noticia, sino de que sus cuerpos no se encontraban en el campo de batalla, solo restaba rezar por ellos…
-Otra noche en Izlude, los espadachines son los menos movidos de todas las clases, perderían solamente ante los magos!
-Nosotros tenemos ideales, honra, discreción… Empezó Alan
-¡Bah, sus ideales por el hic, yo estaría mucho mejor con las hic bailarinas de Comodo…- Plaf! – ¡No recuerdo que el hic suelo estuviera tan cerca!
III
Dejando Izlude de lado, habría que ir a otra importante ciudad de esta tierra, La arenosa Morroc, La cuna de la corrupción, donde el asesinato se considera rutina, y el dinero puede comprar todo, casi tan mala como Prontera pero un poco mas ilegal, en esta ciudad la sociedad se adaptó a la arena, parecía suelo firme, pero el que la conoce anda con mucho cuidado de no ser tragado. El reloj de la ciudad marcaba las 4, pero hacía ya 2 años que marcaba las 4, ya que para llevarse parte del presupuesto del reloj el alcalde lo había encomendado de Toy Factory, murió dos semanas después de muerte natural… bebiendo té de hierbas, donde no todas eran inocuas.
De cualquier manera, según el sol eran más o menos las 12, hora de las tormentas de arena y las calles estaban casi desiertas, exceptuando algunas formas cubiertas por mantas y Sakkats (sombrero de paja propio de lugares con mucho sol o viento, muy útiles en una tormenta de arena) que caminaban a sus casas luego de sus ocupaciones. Una de esas figuras era Arad, propio de Morroc, volvía del gremio de asesinos, donde era instruido, a los ojos de la ley, de cómo despachar documentos y mercancías a otras personas de manera segura, pero la verdad es que eso era solo un documento que hay que entregar a Izlude, la verdad es que "documentos y mercancías" esta demás. Volviendo a Arad, era un joven de 18 años, alto y delgado pero fuerte, de tez castaña, ojos brunos como la noche misma y cabello del mismo color, recién graduado como asesino, curriculum ejemplar, del tipo que debió conseguir trabajo recién salido del examen, o a lo menos, un intento de homicidio a las puertas del test, pero tenía un pequeño problema, era demasiado escrupuloso. Nunca había matado y tampoco pretendía hacerlo por dinero. La combinación de sus capacidades y sus reservas le valió el apodo de Gato.
-¡Gato! ¡Que haces en la tormenta! – Le pregunto un amigo suyo del colegio, apodado Sombra
-Medicamentos para mi madre, la arena nunca le hizo muy bien
-¡JA! Me olvido que es de Izlude, ya sabes lo que dicen, ciudad bonita mujeres…
-Ya, ya, tu deja tus refranes, ¿tu que haces acá?
-¿Recuerdas al dueño de la taberna? ¿El que refugiaba agitadores?
-Si, lo recuerdo, tiene buena cerveza
-Bueno, no te aconsejo que vayas a beber ahí por un tiempo, hasta que tenga otro dueño…
-Ah….
Se había tocado el único tema en el que no congeniaban los dos amigos, el silencio que se siguió a eso fue tenso.
-Vamos Gato, sabes muy bien que para eso fuimos entrenados…
-Va, y tu sabes muy bien que nunca viviré de eso y lo único que me impide viajar es la enfermedad de mi madre, talvez ir a Prontera, donde solo hay que asustar a esos mercaderes gordos, no matarlos! – Dijo Gato rompiendo la tensión, con lo que los dos cayeron en las carcajadas, lo que no es provechoso en una tormenta de arena.
-Puaj! Mejor me apresuro Arad, no vaya a ahogarme, no seria un fin digno
-Bueno Sombra, aunque seguro a ti no te espera un fin "digno"! – Con lo que se despidieron los amigos, y reanudaron su camino, cada cual a su casa.
"Casa grande, tercera a la derecha, asesino, especialización: dagas envenenadas, armas: katares"
La despreocupada cara de Arad escondía sus una concentración que pocos podrían mantener, analizando cada detalle, ventaja, desventaja y posible amenaza en el camino a su casa
"Choza, izquierda, ladrón, seguir y eliminar, dagas"
Estaba a pocos pasos de la puerta de su casa cuando oyó un "bac" sordo, entró a prisa, encontró el cadáver de su madre que yacía en el suelo, a los pies de un asesino de aproximadamente 22 años. La ira lo tomó desprevenido, pero el sentimiento es enemigo de un trabajo bien hecho, reprimió lo mejor que pudo el odio y empezó a analizar la escena:
"Corte de daga, herida infeccionada, posiblemente veneno, postura indica equilibrio, calma, habilidades desconocidas"
-Que haces acá, ¡quien eres!, ¡que le hiciste a mama! Dijo gato con voz llorosa, aparentemente paralizado de miedo
-No finjas niño – Dijo el asesino sin titubear, tomando sus dagas
"Arma: dagas, no me esperaba, sino no hubiera usado su especialidad para un blanco fácil, evitará combate, cuidar ventana"
-Si estas esperando que huya por la ventana niñito, olvídalo no me gustan testigos.
"Es bueno, bueno y orgulloso, pero el terreno es conocido mío, y el me estima en menos"
-Está bien, ahora te arrepentirás de lo que has hecho – Una sonrisa se dibujó en la boca de Gato, no habrían mas juegos, sangre por sangre.
El primer movimiento fue de Gato, haciendo una postura de daga avanzó rápidamente a la zona baja del contrincante, ataque básico de un asesino daguer, su oponente previéndolo fácilmente recolocó su cuerpo con una sonrisa burlona y preparó una puñalada a la nuca, pero sacando el Gato un katar, arma liviana y de mejor control pero con menos perforación, de donde creyó su oponente saldría una daga y le abrió la pierna, pero solo superficialmente, porque la rapidez de su contrincante no solo alcanzó a mover la pierna a tiempo, sinó también a cambiar la dirección de su daga de la nuca al otro katar, que salía de la otra mano del Gato para terminar lo que el primero comenzó, volviendo ambos a una distancia segura del otro.
"Pros: Perdió movilidad en la pierna derecha, Contras: Tiene mas información sobre mi manera de lucha, y por lo que vi, sin ventajas sobre él no podré derrotarlo"
-Suerte que tu arma no estaba envenenada
"La tuya si"
-Me tomaste de sorpresa, no volverá a pasar. Siguió el asesino
"Aunque el no quiera que se note, carga su peso incómodamente sobre la izquierda, era diestro de pierna, ora de apelar a otra ventaja"
-¿Sabes que estas en desventaja verdad bastardo? Por eso tienes miedo – Dijo sonriendo el Gato
El asesino atacó, con movimientos mas precisos y rápidos que los que podría ejecutar Gato, pero menos premeditados, con un movimiento lateral fue hacia la puerta abierta, tirando las botellas que estaban sobre la mesa, estas se rompieron al estrellarse, dándole a su contrincante un suelo de laminas en el cual aterrizar su ataque, o bien sus laminas, las que harían un trabajo mejor. Con una mueca aterrizó sobre los vidrios su oponente, pero no por eso detuvo su ataque, ya que sabía que por las heridas que tenia en la parte baja del cuerpo, la distancia sería una desventaja, si no que empezó a asestar ataques rápidos para desconcentrar a su contendiente y encontrar una brecha en su defensa, pero todo esto había sido previsto por Gato, el que tirando un cuchillo que recogió al final de la mesa, abrió un hoyo en la sien del asesino de su madre, cayendo el cuerpo inerte. Pasada la tensión de la concentración absoluta, un dolor mucho mayor cruzó su mente, un dolor que no permitiría ser olvidado de nuevo en su vida, estaba muerta, ella estaba muerta, la única persona en la que había confiado verdaderamente en su vida y estaba muerta. Se arrodilló al lado de su cadáver y llorando le cerró los ojos, y aulló de dolor, de tal manera que apretó a los corazones más fríos de aquel desierto.
-¡Gato! ¡Como puedes irte mientras están vivos los que ordenaron esto!- Le gritó Sombra des de la puerta de la desordenada casa, ya habían pasado 2 días del asesinato y 1 del funeral.
-Yéndome
-¡¿Sabes quien fue?!
-Si
-¿El porque?
-Si
-¿Y vas a huir sin hacer nada? ¡No sabía que eras un cobarde!
Arad al oír eso se giró encolerizado, se acercó a menos de dos palmos de la nariz de su amigo, distancia poco usada por asesinos, y levantó dos dedos:
-¡El que la mando matar fue el bastardo que te paga a tí tu pan! – y bajando un dedo - ¡Y el porque una maldita deuda de mi padre, por menos de mil zenys! – y bajando el otro dedo se marchó con los pocos bultos que tenía hacia el norte, dejando en el suelo delante de los pies de su amigo un papel que acreditaba las dos afirmaciones.
Pocos días después el empleador de Sombra feneció, sus últimas palabras se perdieron entre las dunas de Morroc.
IV
El Gato no se enteró de ese suceso, ya que estaba en las bosques de Prontera, que se pasarían a llamar, según se rumoreaba por los caminos, Bosques de Geffen, ya que un Archimago chiflado había hecho una isla y puesto en ella una ciudad. En esas florestas abundaban orcs y goblins, pero no eran un reto muy complicado, eran muy cortos de entendimientos y previsibles. Arad, al no decidirse si seguir su camino a Prontera o desviarse a esa nueva ciudad llena de magos llamada Geffen, acampó ahí, en la copa de un árbol, comúnmente llamado de "raccoon" por la cantidad de smokies que habitaban en ellos.
Llevava 2 dias en su campamento, estaba echado en una de sus ramas, repasando mentalmente planes para su viaje, cuando sintió leves vibraciones en el tronco y se levantó presto con la mano acudiendo instintivamente al katar.
"Pasos, muy livianos para ser de un orc, pero muy espaciados para un goblin, probablemente un humano, la frecuencia es estable lo que indica estabilidad y las pisadas suaves, agilidad, probablemente una mujer"
Estos ejercicios le servían para entretener su mente en esos desolados paraderos.
"Va seguida de una mascota, probablemente un poring, por el rebote, y de algo mas… mucho mas pesado, un orc. Por la calma de sus pasos no parece enterada… y no creo que sea una asesina, no la oiría tan lejos y…"
En ese momento le llegó una voz angelical a sus oídos, cantada al ritmo de los saltos de un poring:
Mandó a sus hijas Odín
Llevar los héroes a fin
Luchando sin que nadie los mate
En el Valhalla el cielo es granate
Admirados de su belleza guerreros a la guerra
Y muy a menudo iban a la tierra
Pero el prohibido gozo que les de llanto
En el Valhalla el cielo es amaranto
…
Estos versos, muy conocidos en Comodo, no mantuvieron a Arad ocupado por mucho tiempo, ahora que sabía que los pasos eran de una bailarina de Comodo, conocidas tanto por dar animo en batalla con sus cantos, como por sus látigos, se concentró en el sonido que la seguía.
-¡EA! Tu, te anda siguiendo un orc, yo de ti tendría mas cuidado – Le gritó Gato
-¿Qué? ¿Quién está ahí? Porque estoy avisando…
En ese momento saltó el orc des de detrás de un arbusto con el hacha en alto, al ver que la muchacha, que lo era, al no tener más años que el, no reaccionaria a tiempo tiró una daga que tenia preparada y saltó tras ella con los katares preparados, enredándose en el cuello del orc y atacando su nuca, que no estaba protegida por el casco, dejando al orc atravesado en el sendero.
-¡¿Qué crees que estas haciendo?! ¿Cómo puedes reaccionar tan lentamente?- Dijo Gato estupefacto por la falta de reacción de la muchacha, la había juzgado ágil -¿Nunca as estado en peligro antes?
- Yo, yo, ¡BUAA!- Gato quedó petrificado, ¿que había hecho?, ¿que tenia que hacer? Esa era una reacción increíblemente irracional
- Em… Está todo bien…creo, no veo marcas de heridas o nada que pudiera…
- ¡Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Gato trató de acercarse para revisar si algo andaba mal, pero el poring, que después descubriría se llamaba Syn, (como una de esas diosas que solo en Comodo y Aldebarán se conocían) saltó en su camino con una mirada de odio que jamás se había visto en batallas a muertes en Izlude, y en muy pocos regateos a muerte en Prontera
-¡Argh! ¡Es el demonio!- Gritó Gato sorprendido, apartándose con las manos en sus katares.
El mar de lágrimas que se daba en un árbol cambió repentinamente a una risa juvenil, eso era muy complicado para Arad, nuca había estado tan confuso, no es que no conociera mujeres, o el hecho de que sean más sentimentales, pero pasar de asesinas a danzarinas es un salto que poca gente estaría dispuesto a dar.
-Es solo un poring, no te preocupes "señor coraje"
-Claro… tu sigue creyendo eso, estas mejor de lo…. Que sea?
Con eso su felicidad se volvió congoja, y Gato no sabía que esperar, por si acaso se apartó levemente del poring.
-Es….solo….que…. creo que…..- y en ese momento se abrió un grifo que no habría de ser cerrado, ella empezó a llorar sobre su hombro, distancia que a Arad le pareció, mínimo, incómoda, y empezó a hablar
-Nunca me he defendido, tenias razón snif , vivía feliz en Comodo, en fiestas y coplas, y, y snif bailes, pero entonces Skair volvió de un viaje a Prontera con ropa nueva, y todas se interesaron en ella, y compraron ropa en Prontera snif, y ahora la ropa de allá está de moda y snif Heimdall dejó de mirarme en las fiestas, y solo tocaba para…
Ahí fue cuando, repuesto de todo lo que le había pasado, Gato vio que eso era algo parecido a un lenguaje en código, en el que algunas palabras importantes se escondían detrás de otras sin importancia o significado para el. Entender y recaudar información de discursos es algo que se enseñaba en el gremio de "despachadores", junto con lectura de facciones y reacciones, por ser muy importante en discursos políticos, tortura y trabajos complicados. Al menos su cara condecía exactamente con lo que decía.
"Ciudad: Comodo...Nombre: Luna… Bestia: Syn…. Objetivo: Prontera… Amenaza: Nula… Arma: látigo corto o arco corto… Familia: Promedio…. Edad: 17, casi 18…. Ocupación: danzarina… "
-… y es por eso que cuando Heimdall le dijo a Skai que no estaba mal, Tania me dijo que Tyr no quería mas estar con Sady, y tengo que ir comprar en Prontera, ¿entiendes?
"No"
-Si, ahora deberías volver por donde viniste, y venir acompañada de alguien que pueda protegerte mejor, por lo que dijiste, muchas de tus amigas bailarinas y bardos podrían hacerlo. Dijo Gato retirándose a una distancia más cómoda para él, y empezando a subir a su árbol por una cuerda que estaba ahí para eso, decidido a reanudar su camino cuanto antes, empezó a oír la respiración anormal que las personas adoptan cuando están al borde de las lagrimas, dio con su cabeza en el árbol.
"No lo hagas"
-Pero si quieres…
"No te atrevas…"
-Puedes descansar acá esta noche, y te pones mañana en camino.
"Ya lo hiciste…"
El cambio en el patrón de respiración fue tan rápido, que Gato se giró para ver si estaba todo bien, pero ella estaba de pie, radiante mientras agarraba su mascota y subía detrás de Gato.
-¿Sabes que ya hace como 3 días que no hablo con nadie? Te contaré toooodo lo que pasó des de mi salida, entonces, te conté lo de….
-Duerme
Pero no hizo efecto, ella siguió hablando y hablando, Gato hizo lo mejor que pudo para mantenerse quieto y dormir el sueño leve que solía, bordeando la vigilia, era la primera vez que le entregaban información y el no estaba dispuesto a recibirla, la voz era angelical, pero él no sabia cuanto mas podía aguantar.
"Ya lo hiciste…" lo martirizaba su conciencia.
V
"Peligro"
Gato saltó rápidamente hacia tras, sacando con un solo movimiento diestro sus dos katares y levantando su Sakat para avaliar la situación. Luna cayó hacia tras asustada, ella solo se había acercado levemente para ver si el muchacho misterioso estaba despierto cuando el saltó como un gato asustado, sacó armas muy filosas y casi se abalanza sobre ella, cobrando la detención en movimiento el precio del desequilibrio, y el desequilibrio el de clavar la rodilla en la rama, sin daños para nadie, a no ser el orgullo felino de Gato.
-¡No te acerques a mí si estoy durmiendo! ¡Pude haberte herido!- y luego con miedo de alguna reacción escandalosa por parte de Luna, encogiéndose un poco y, obviamente, apartándose de Syn- Pero no hay problema, no pasó nada…
En respuesta obtuvo una sonrisa, nunca entendería el humor de esa muchacha.
-Está bien, está bien gatito asustado, no lo haré de nuevo, ahora tenemos que ir a Prontera.
"¿C-como se enteró ella de mi apodo? ¿Sabrá más datos? ¿Habré caído en su juego al confiarme con ella? …o habrá sido un golpe de suerte…"
-¡¿Como que "gatito asustado"?!
-Así reaccionaste niño jijijiji
"Ufff..."., golpe de suerte, aunque me mantendré atento… ¿Cómo así niño?.. Bah, no tiene importancia"
-Bueno sigan a Prontera, les deseo suerte, y... emm… un placer conocerte… supongo- Gato no era de despedidas… ni de formalidades o sentimentalismos en verdad.
-Como que suerte, tu vienes con nosotros bobo – Dijo Luna como si eso fuera una verdad irrevocable.
-Estoy yendo para Geffen, buscar oportunidades en esa nueva ciudad, no puedo acompañaros. – Dijo Gato actuando normalmente, como si esto fuera un combate en el que fuera sorprendido, usaría todo lo que aprendió de su oponente.
-¡Entonces también vamos a Geffen! Debe ser muy linda una ciudad en construcción – Gato sonrió con un lado de la boca, ahora ella se arrepentiría de entregar tanta información de su persona.
-Si, ¡es verdad!, y además son magos y mas magos, con sus increíbles conocimiento, y claro que no necesitamos tiendas de ropas, ya que podemos usar lo que llevamos encima toda nuestra estadía, el polvo de la construcción sale rápido y no las llevaremos por la noche, ya que no hacen fiestas ni nada de eso… El único problema sería la comida para tu poring, pero ¿él puede hacer dieta no? ¡Vamos!- Dijo Gato fingiendo excitación
Luna mordió su labio inferior
"La tengo"
-Si…em… creo que suena muy bueno, pero ahora que lo pienso, mejor sigo a Prontera… ¡Chao! – Y Luna se fue a Prontera, la cara de triste de Gato se transformó en una sonrisa mientras se alejaba la danzarina, muy fácil.
Ahora que volvía a la paz de la soledad, se puso a decidir que camino tomaría, cerró los ojos para concentrarse, y le asaltó una imagen de Luna, su tez blanca atravesada por una flecha, y sus largos cabellos dorados teñidos de rojo, suprimió la imagen.
"Si tomara el camino a Geffen serían menos días, y por ser una ciudad nueva me presentaría mejores oportunidades en mi área, ya que los magos tienen diferentes especializaciones…" En la imagen que lo asaltó esta vez el arma era una hacha orc, asestada repetidamente. "Claro que los magos no son tan vengativos, y la mafia de Prontera sería bien más lucrativa, además, si viví en Morroc, me arreglaré en Prontera."
Él estaba enterado de sus razones para tomar esa ruta, y la verdad es que eso no le gustaba, cuanto antes ella estuviera en seguridad, mejor.
