Tentaciones

Vicio 14: Ego

A veces, y sólo a veces, Penélope pensaba que Percy poseía un ego algo desmedido y falso. Porque, en realidad, ella sabía que ese ego no provenía de una confianza excesiva en si mismo, ni de un amor propio descomunal, sino todo lo contrario. Percy era increíblemente inseguro, tenía una naturaleza siempre proclive a sentirse menos que los demás y, especialmente, menos que sus hermanos. A sus ojos, ellos poseían todos alguna maravillosa cualidad por explotar. De nada servía que Penélope (o cualquier otro) repitiera una y otra vez que él poseía virtudes fantásticas; Percy siempre menospreciaba esas opiniones (aunque no fuera que la menospreciara a ella, repetía una y otra vez) y se escudaba detrás de la fachada de soberbia y autosatisfacción que Penélope detestaba y que en realidad escondía un alma vulnerable.

Por eso, a veces, y sólo a veces, Penélope hacia que a los gemelos Weasley les llegara, de contrabando y en el Gran Salón, un hechizo anotado en un papel. Porque a veces, y sólo a veces, lograban que Percy perdiera el control y entrara en crisis.

Porque Penélope siempre estaba dispuesta a recibirlo en sus brazos, calmarlo a base de besos y gozar aunque fuera de solo unos minutos en compañía del verdadero Percy, sin soberbia, sin pomposidades y sin ego, que tan bien conocía y tanto amaba.

Bueno, si, me envicié con estos dos. Y para demostrarlo, nada mejor que la Tabla de 30Vicios. Espero que me acompañen en esta trayectoria de descubrimientos; ¡redimamos a Percy y adoremos a Penélope! ¿Opiniones?

Lean, escriban, sueñen, amen, sonrían.

Estrella