CAPITULO 1: Cambio
Quinn estaba cansada del rumbo que había llevado su vida durante los últimos años. Se arrepentía de haber cometido tantos errores, de haber dañado a tantas personas.
Era cierto que se había liado con Puck porque estaba borracha, pero nunca debió hacerlo estando con Finn. Tampoco debió haberse metido en el club de castidad sólo por sus padres, cuando ella en realidad eso le daba igual. Era su vida, si quería acostarse con alguien no tenía porque reprimirse y hacer reprimirse a su pareja por ello.
Pero si sólo hubiera sido que le había puesto los cuernos, pues bueno mucha gente lo hace y no era la primera vez que ella lo hacía. Pero aquello fue diferente, porque Quinn se quedó embarazada y no precisamente de Finn, sino de Puck a quien ocultaba que fuera el padre. A pesar de ello Finn se creyó su mentira porque de verdad la quería.
Ambos chicos salieron mal parados en todo aquello, principalmente durante los meses de embarazo, hasta que Quinn dio a luz y entregó a la niña a unos padres adoptivos.
Tras perder en las nacionales, todo el Glee Club estaba hundido, tanto esfuerzo para quedarse tan cerca. Claramente esto no hizo que Quinn se sintiera mejor, sino que la hundió más, ya que albergaba la esperanza de que algo saliera bien en su vida.
Pasaron varios días durante los cuales la rubia estuvo pensando que debía dar un giro a todo, y así lo hizo. Al día siguiente se presentó a clase con el pelo teñido de rosa, un piercing y ropa de colores apagados, muy hippie.
A sus compañeros les extrañó muchísimo su cambio. Al principio les llamó la atención, pero si ella quería ir así, pues bueno. El problema es que también su personalidad cambió, se había vuelto agresiva, muy seca y con cara de malas pulgas todo el día. Además empezó a meterse en líos, relacionados con robos, ruedas pinchadas, cristales rotos, etc. Aunque claro era normal, con la gente que se juntaba no era de extrañar que ella también acabara involucrada en ello.
Pero esa situación no sólo estaba siendo perjudicial para ella, sino también para el Glee club, que veía como su escasa popularidad se perdía y pasaba ser de casi buena a horrible, porque culpaban al club de dejar que una de sus miembros se hubiera convertido en una delincuente.
Esta situación desmoralizaba a los chicos que cada vez tenían menos ganas de cantar, ya que hicieran lo que hicieran les señalaban diciendo que eran una mala influencia, que habían convertido a Quinn en algo horrible. Aunque claro, a que se corriera la voz también contribuyó Sue Silvester, que al enterarse no dudó un instante en difundirlo por todo el instituto, para lograr que cerraran el Glee club por llevar a sus alumnos a la delincuencia.
Varios de los chicos intentaron hablar con Quinn, pero o no la encontraban, ya que se había estado saltando las clases y los ensayos, o ella les insultaba y ridiculizaba delante de todo el instituto. Asique, fue el momento de que Santana entrara en acción, si alguien podía enfrentarse a la nueva Quinn macarra, esa era ella.
Uno de los días, tras el ensaño de las animadoras, Santana vio a la pelirosa y cogiendo a Brittany, fueron a hablar con ella.
-¡Quinn espera!-gritó la morena
-Qué raro tu y Brittany juntas-dijo casi sin ganas
-Tenemos que hablar-dijo cruzándose de brazos
-¿Tú también me vas a echar la bronca porque vuestro patético Glee club va de culo?
-Pues no Quinn, verás no te voy a negar que el Glee club me gusta y me siento bien allí, pero no vengo a echarte la culpa, sino a decirte que estoy, bueno estamos-dijo tras mirar a Brittany-preocupadas por ti.
-Venga Santana, ¿de verdad quieres que me lo crea?, se perfectamente que a ti como a todos os molesta que todo vaya mal, y como no queréis echaros la culpa, preferís cargar contra mí, porque pensáis que con eso lo solucionareis.
-Quinn es la verdad, queremos que vuelvas-dijo Brittany con voz dulce
-Esa dulzura no va a conseguir que me cameles, Brittany.
-Lo está diciendo con toda su buena fe, Quinn-dijo Santana cabreada
La ex animadora miró a ambas jóvenes, con cara de asco, antes de decir algo.
-No entiendo cómo puedes salir con alguien como ella Santana, creí que eras más lista
-¿Qué has dicho?-preguntó la morena sorprendida
-Déjalo Santana-dijo Brittany cogiéndola del brazo
-Parece que desde que sales con ella te has vuelto una gatita inofensiva, Santana.
-No sigas por ahí Quinn-le advirtió
-Que pasa, la verdad duele ¿eh?
-Quin para por favor-dijo Brittany a la que una lágrima comenzaba a caerle
-Tranquila Bri, no merece que llores por ella-dijo la morena abrazándola con el corazón encogido
-Míralo te tiene amaestrada, llora un poco y ya eres suya
La morena no pudo más apartó a Brittany suavemente y girándose le propinó un tortazo a Quinn, para después cogerla por el cuello de la camiseta y empotrarla contra la valla metálica.
-Escúchame bien Quinn, de mi di lo que quieras pero no se te ocurra meterte con ella
-Y ¿qué vas a hacerme?, acaso quieres que crean que tu también te has convertido en una delincuente.
-Eres…
-Para ya Santana-dijo Brittany agarrando su brazo, aún con lágrimas en los ojos.-Vámonos.
La morena la hizo caso, pero antes de soltarla le dedicó una dura mirada a Quinn que ni se inmutó.
Fueron pasando los días, y las cosas no iban a mejor. Los chicos del Glee club iban con miedo por el instituto, ya no sólo por los granizados que habían vuelto, sino porque temían encontrarse con Quinn y su pandilla.
Finn estaba preocupado, la rubia había sido su novia y a pesar de todo, la tenía cariño y no le gustaba verla así, pero no sabía qué hacer, hablar con ella no servía y nunca respondía a sus mensajes y llamadas. Rachel notaba la preocupación del chico, por lo que intentaba convencerle de que Quinn se daría cuenta de lo que estaba haciendo, recapacitaría y volvería a ser la de siempre. Pero ni ella misma se creía sus palabras.
Uno de los días que la rubia decidió ir al instituto se encontró con Puck.
-Hola Quinn
Pero ella ni le miró le esquivó y siguió andando camino del baño. Cuando estaba a punto de entrar, el joven se interpuso colocándose en la puerta.
-Tengo que hablar contigo
-¿Qué quieres Puck?, no pienso volver a enrollarme contigo
-Estás muy cambiada, ¿te ha pasado algo?, sabes que me lo puedes contar
-No creas tan importante solo porque me lié contigo
-Te recuerdo que te dejé preñada
-¿Y qué?, mira déjame tranquila
-¿Porque tienes la cara roja y el labio partido?-preguntó de pronto. Se había dado cuenta al verla pero no se había atrevido a preguntar, porque sabía que la respuesta no le gustaría.
-Eso hace tiempo que dejó de ser asunto tuyo-dijo empujándolo para apartarlo de la puerta.
El joven dejó que la pelirosa entrara. No podía creer lo que acababa de ver, ¿dónde estaba la dulce Quinn Fabray que él recordaba y con la que se acostó aquella noche? Estaba claro que le había sucedido algo pero se negaba a hablar, y no había forma de sacarle prenda. Pero algo tenían que hacer o el Glee club y ella acabarían en un pozo sin fondo.
Fueron pasando los meses y la situación parecía que no iba a mejorar. El Glee club pendía de un hilo, un fallo más, algún error o incidente y este sería disuelto para siempre.
Mientras, Quinn seguía en sus trece, tanto que fue expulsada un mes por un incidente en la cafetería, que costó cientos de dólares. En realidad ella no había sido sólo estaba en el lugar y momento equivocado, pero sus compañías y su nueva mala reputación hicieron el resto, aunque claro ella tampoco negó nada.
Faltaban 2 días para que Quinn pudiera volver al instituto, pero ella se saltó la expulsión y volvió. Rachel se encontró con ella de casualidad, y entonces sin pensárselo dos veces la cogió del brazo para tirar de ella y entrar al baño.
-Suéltame, Rachel-dijo con voz fría
-Quinn ¿qué haces aquí?
-Eso no te incumbe
-Perdona pero si me incumbe porque si pasa algo más el Glee club desaparecerá, y sé que en el fondo tú no quieres que suceda.
-Tú no me conoces, y que sepas que me da igual lo que lo pase al club y a vosotros, y ahora suéltame-dijo amenazante
-No eras así antes, vale que nunca nos hemos llevado bien, pero Quinn eres una persona importante para nosotros, te necesitamos.
-No finjas Rachel, tú no necesitas a nadie porque te bastas tú sola con tu voz y tu carácter
-Tienes que volver a ser tú, otra vez
-Suéltame
-Por favor
-¡Que me sueltes!-dijo zafándose de ella y propinándola un tortazo
La morena se llevo la mano a la cara, mientras la pelirosa la miraba con ¿asombro? ¿pena? Quinn tardó en reaccionar. Cuando lo hizo, se marchó del baño, evitando mirar atrás, dejando a Rachel en el baño, sola y desconsolada.
