Disclamer: Ninguno de los personajes usados para este fict me pertenecen, todos son de Masashi Kishimoto, y yo no tengo regalías por mis geniales historias (tengo ego, no me culpen xD)
Regalos de Navidad
Tags: {Aino ; Gea ; Izanami ; Amaya ; Itzel }
Capítulo 1.
Alta, rubia, de vivaces ojos verde aguamarina, piel bronceada y elegante porte, así era la joven mujer que aquella tarde ingresaba con paso tranquilo a las instalaciones del hospital general de Konoha, dispuesta como siempre, a darles a los pequeños del área pediátrica e infantil un par de horas de diversión y entretenimiento.
Ese era el trabajo que como voluntaria había aceptado hacía poco más de dos meses y del cual sólo unos cuantos de sus amigos íntimos estaban enterados. No porque le diera vergüenza, ni siquiera porque le importara el qué dirán. Simplemente, ella no era de las que iba por las calles gritando a los cuatro vientos lo increíblemente gratificante que podía llegar a ser el ayudar a la sociedad… así que, se podría decir que tenía sus propias razones para preferir no divulgarlo. No le veía el caso… así como tampoco le veía el caso a todo el alboroto que las enfermeras estaban haciendo aquella tarde por motivo de la época navideña…
Francamente, todo el esfuerzo que le dedicaban a redecorar el hospital, le parecía una completa pérdida de tiempo, ya que todos ahí estaban siempre tan ocupados, andando de lado a lado que ni siquiera solían notarlo… e incluso no sólo en el hospital, si no en muchos de los lugares a los que ella iba, como la escuela pública en donde trabajaba, o en las oficias gubernamentales en que sus hermanos laboraban… aunque claro, había personas como ella que se daba claramente cuenta de los cambios en la decoración y sencillamente no decían nada, dejándolo todo pasar.
No era como si la navidad fuera sólo adornar, no. Ella sabía que la navidad era algo más, y que decorar no era algo esencial… así que, andando hacia el ala de pediatría, la mujer siguió tranquila, saludando con una silenciosa reverencia a todo aquel doctor o enfermera con quien se topara en el camino, haciendo caso omiso de todo el jolgorio que ocurría a su alrededor… hasta que alguien la llamó.
-¿Temari?
Escuchó que la llamaban con absoluta claridad, una voz masculina, ligeramente conocida… y como estaba un tanto distraída, no se puso realmente a pensar en quién podría ser, y sencillamente se giró, teniendo la sorpresa de encontrárselo justamente a él…
-Nara… - susurró la ojiverde, casi arqueando ambas cejas al identificarlo, y él, dibujando una media sonrisa en los labios, avanzó a paso lento, con ambas manos en el interior de sus bolsillos…
-Ha pasado tiempo – dijo él con voz suave, y ella, sencillamente asintió.
Ese muchacho, alto, delgado y larga cabellera atada en una coleta alta, era Nara Shikamaru. Uno de los pocos conocidos a quien ella podría llegar a considerar un amigo… aunque no demasiado íntimo: tenían suficientes diferencias en cuanto a su forma de pensar que le impedían seriamente considerarlo como alguien verdaderamente cercano…
-Pensé que estabas fuera del país – comentó ella, después de unos instantes en silencio durante los cuales él llegó a menos de dos pasos de ella, y el muchacho asintió.
-Estuve un par de meses en el extranjero, pero he vuelto por las festividades – explicó el pelinegro lo obvio, y aunque Temari quiso responderle mordaz que aquello era obvio, hizo un magnífico esfuerzo y se contuvo, pensando que quizás no era un buen momento para pelear con él dada la posible situación que lo habría llevado hasta aquel lugar…
-¿Tienes algún familiar enfermo?- cuestionó la chica, yendo directo al grano mientras echaba un fugaz vistazo a la sala de espera que había a espaldas del muchacho, y Shikamaru volteando fugazmente también, volvió después a mirarla mientras negaba.
-Para nada, estoy aquí como voluntario ayudando un poco con los ancianos – le explicó, y de nuevo la rubia se sorprendió.
-¿No es eso demasiado problemático para ti?- ironizó a sabiendas del carácter perezoso del muchacho, y él, casi dejando escapar una risa, asintió.
-Sí, lo es… pero perdí una apuesta y aquí me tienes – le explicó tranquilo, y esta vez la muchacha también sonrió de medio lado.
-Sí, ya decía yo que eso no cuadraba contigo – comentó, relajándose un poco al saber que no había sucedido ninguna catástrofe, y tras unos segundos en silencio, en los que ambos intercambiaron una mirada, al final Shikamaru preguntó.
-¿Y tú, qué estas haciendo aquí?- dijo, dudando un poco si debía o no preguntarle por sus hermanos, y entonces, ella levantó ligeramente el libro que desde un principio había llevado en la mano.
-Soy voluntaria en pediatría, les leo cuentos a los niños y a veces juego un poco con ellos – le contó tranquila, y esta vez fue el turno del pelinegro el que pareció sorprenderse… aunque no precisamente por lo que ella acababa de contarle.
-¿Mitología? ¿En serio les cuentas a los niños las historias de la mitología? – cuestionó mirando alternadamente a la chica y al libro, cosa que de inmediato consiguió que Temari borrara su sonrisa y lo mirara altiva.
-La mitología tiene cientos de historias de las que los niños pueden aprender aunque no lo creas – comenzó a defender ella su punto, y él, que se divertía en sobremanera al sacarla de sus casillas, la retó.
-Dame un ejemplo – pidió sin borrar su sonrisa, y la rubia, contando hasta veinte para no perder la paciencia, le respondió.
-El del mito de Gea – le dijo tranquila y muy segura de sí misma, mirándolo desafiante, y tras un largo silencio en el que ellos tan sólo intercambiaron miradas, el pelinegro suspiró.
-No vas a contarme de qué trata ese mito, ¿verdad?- concluyó interpretando acertadamente el silencio en que se habían sumergido, y entonces, tal y como esperaba, la vio sonreír orgullosa…
-Si quieres saberlo, sólo búscalo en Internet – le sugirió burlona, y de inmediato, él volvió a suspirar.
-Mendokusai- murmuró, llevándose una mano a la nuca y ampliando un poco más su sonrisa al escucharla también reír.
-Tan vago como siempre- dijo ella divertida, y sin embargo, antes de que él pudiera volver a decir nada, la ojiverde retomó la palabra. – Tengo que irme, ya voy retrazada – le anunció, y asintiendo, Shikamaru le dio la razón.
-Si, también yo tendría que irme… te veré más tarde supongo – dijo a modo de despedida, y ella sonrió.
-Es probable – le dijo.
Y levantando la mano a manera de despedida, se dio la media vuelta antes de seguir su camino hacia el área de pediatría, en donde la enfermera de turno la esperaba con impaciencia…
-Ya era hora de que aparecieras – reclamó la malencarada mujer nada más verla llegar.
-Gomenasai, Aino san, se me hizo un poco tarde – se disculpó entonces Temari, aún a sabiendas que no se había retrazado mucho… y sin embargo, a la rechoncha y bajita enfermera no le importó.
-Pues que no se repita, a diferencia de ti yo sí tengo cosas importantes que hacer – concluyó la enfermera poniéndose de inmediato unas gafas feas que llevaba colgando antes de salir triunfante de la sala…
Y aunque Temari quería replicarle a la mujer cuyo apellido nada tenía que ver con su actitud, pronto tuvo que mantener a raya el mal humor al sentirse repentinamente abrazada por un par de niñas rubias, que a coro le hablaban…
-¡Temari chan, Temari chan!- decían las emocionadas niñitas, fuertemente agarradas de las piernas de la ojiverde, que al mirarlas les sonrió sin problema.
-¡Creíamos que no vendrías! – dijo de pronto una de ellas, cuya brillante melena permanecía atada en dos diminutas y graciosas coletas que apenas y conseguían mantenerse sujetas.
-Pero si tan sólo me he retrazado un par de minutos, Izanami chan- les respondió cariñosa ella, acariciándoles suavemente la brillante melena, y la otra pequeña, cuya cabellera estaba atada en un par de largas trenzas, le insistió.
-¡Pero tú eres muy puntual Temari chan!- replico haciendo un gracioso pucherito.
-Pero ya estoy aquí Amaya, no hay de qué preocuparse – le dijo tratando de calmarlas a ambas, que antes de que pudieran seguir insistiendo, pronto comenzaron a escuchar al resto de los niños, que tras saludar, le pidieron comenzara con la lectura mientras se acomodaban en las sillitas o en la alfombra, formando un semi circulo al rededor de Temari…
Así que, resignándose a la falta de atención especial que recibirían por la rubia, el par de niñitas hicieron lo mismo que el resto de sus compañeros, dispuestas a escuchar con gran atención la historia de la diosa Ix Chel*, una deidad de la cultura maya de la que ninguno de los presentes había escuchado nunca, y que al igual que muchas otras, les era tan interesante que no se daban cuenta de la presencia que tarde a tarde escuchaba con atención las historias que contaba Sabaku no Temari desde la estación de enfermeras cercana…
Y tatáaaan!
Como bien dice el título, este fict es un regalo de navidad, aunque ligeramente adelantado jajaja, y por supuesto, cada capítulo estará dedicado a una persona diferente y que por cierto es la responsable de los tags que menciono al inicio…
En esta ocasión, el capitulo está dedicado a Karagabrielle que me puso un poco difícil la situación ya que debía pensar en la manera de combinar los nombres japoneses junto al de Gea e Itzel (o mejor dicho Ix Chel, que es como los antiguos mayas la llamaban).
En cuanto al mito de Gea… no se ustedes que tan aficionados sean a la mitología griega, a mi me encanta todo lo que tiene que ver con los dioses del olimpo y los héroes mitológicos, pero como el fict no se trata de eso, no quise entrar en detalles al respecto, y tal y como sugirió Temari, los invito a hacer uso del Internet para averiguar más al respecto xD
Les quiero, cuídense, dejen reviews y esperen el siguiente capitulo en donde pretendo ahondar más en la historia! Besitos, bye bye n.n
Regalos de Navidad
