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Nuestro Mundo.
Miedos.
Positivo.
Observo las dos pequeñas franjas rosas en la prueba, sus manos temblaron y las gotas de sudor resbalaban sobre su frente y mejillas; demasiado asustado como para poder procesar lo que eso significaba.
Positivo.
Una segunda prueba, no podía haber ningún error.
Abrío la puerta de su baño y lentamente camino hacia la cama, apunto de llorar se lanzó a la suave y reconfortante superficie, cubrió su rostro con la almohada y agradeció que en casa no hubiera nadie para escuchar sus gritos.
Positivo, positivo. No había ninguna duda.
Las náuseas, los mareos y la fatiga que ha estado experimentado recientemente. Esto dista bastante a lo que Internet le había dicho días atrás, no iba a morir por cáncer o lupus o alguna otra enfermedad difícil de pronunciar.
No siempre es bueno confiar en Google, Wikipedia o Yahoo.
Así que bien podía guardar ya su testamento que no lo iba a necesitar.
Pataleo un par de veces antes de comenzar a gritar de nuevo.
Embarazo.
Tocó su estómago, le parecía tan irreal que una vida estuviera comenzando a formarse dentro de él.
Kouki tenía miedo, estaba aterrado de hecho, él era apenas un mocoso, ¿Como pretendía cuidar de esta nueva vida cuando sus padres aun cuidaban la suya?
Sus padres...
¿Cómo se los diría a ellos?
Aún peor...
—Sei. — Susurró el nombre de su pareja. Ese bebé dentro de él era el resultado de la unión de su amor. Una unión descuidada y torpe, gracias a sus alborotadas hormonas muchas veces se olvidó de los condones.
Las mejillas del castaño se encendieron.
—Es-es-espera... — Dijo con su voz entrecortada, la emoción del momento al ser descubiertos dentro de los vestidores del club.
— ¿Qué sucede? — La ronca voz de su pareja hablando cerca de su oído, el cálido aliento chocando contra su sudorosa piel le brindaba un placentero escalofrío.
¿Por qué lo detuvo?
Kouki gimió al sentir que la punta del pene de su novio entraba en él. La viscosidad del lubricante y la carne dura y caliente, él mismo había movido su cadera, enredó sus piernas en la cintura de su amante y lo empujó con más fuerza hacia él.
—Kouki...
Ambos estaban desesperados, después de no verse por más de dos semanas, querían amarse, entregarse el uno al otro, de todas las formas posibles, en alma, cuerpo y corazón.
— ¿Kouki?
— ¿Kuroko? — Aun con la almohada cubriendo su rostro el castaño hablo, se levantó tan rápidamente y sin importarle por qué o cómo es que Kuroko estuviese en su casa, le abrazo.
Estaba asustado.
Muy, muy, muy en el fondo temía que Sei le dejará al enterarse de su embarazo. Sabía que esto no podría pasar nunca, pero no dejaba de pensar que estaba arruinado el brillante futuro de su novio. Tener un bebé es una gran responsabilidad, igual lo es ser el único heredero de la fortuna de los Akashi.
Masaomi le había tratado bien y Shiori lo amaba, pero eso podía cambiar tan fácilmente si ellos dos se enteraban de que estaba arrastrando a su hijo con él a la miseria.
— ¿Kouki? ¿Qué sucede? — Kuroko escucho los sollozos de su amigo y la preocupación aumentó. — ¿Quieres hablar con Aka—?
— ¡ESTOY EMBARAZADO! — Interrumpió las palabras de Tetsuya y al mismo tiempo detuvo los pasos de Seijūrō por aquel largo pasillo que lo conduciría a la habitación de su novio.
Continuará.
