Otro día mas de misión, había que averiguar quien traficaba con la sangre de mundanos, si aquella sangre no tenia ni el mas mínimo valor, pero el deber, como la ley, hay que cumplirla.
-Isabelle vamos-grito a la puerta de la habitación de su hermana, por ella apareció una chica de enorme melena negra, vestida... de forma que nadie pudiera dejar de mirarla, de eso estaba seguro, si alguien no miraba a Isabelle, miraría a Jace, siempre había sido así.
-Hola hermanito-le dijo Izzy con una gran sonrisa, Alec sabia que su hermana podía leer su pensamiento, pero con todo le molestaba.
-¿De verdad?-le dijo que Alec mirándole con relativa sorpresa y no porque pensase que su hermana no pudiese luchar vestida de aquella manera, Isabelle era mortal de necesidad con cualquier cosa, mas así ya que usaría sus finos zapatos como arma, era la mejor Shadowhunter que conocía, después de Jace, el mismo no era mal soldado, pero tanto Izzy como Jace tenia algo que el no, un magnetismo inigualable.
-A los demonios les gustan rubias-dijo Izzy con una falsa sonrisa molesta, que Alec conocía bien.
-No lo se, pero eso que tienes es blanco-le dijo señalando a la peluca blanca que iba a usar.
-Platino-aclaro Izzy con una sonrisa picara mientras Alec tenia los ojos en blanco y se encaminaban a la sala de comunicaciones donde les esperaba Jace.
-Maravilloso Izzy -le felicito Jace en cuanto la vio-a los demonios les gustan las rubias-le contesto con una gran sonrisa.
-Te lo dije-contesto Izzy con su superioridad mientras le observaba con atención.
-Es platino-le contesto Alec, mas molesto por la forma que Jace alababa a Isabelle que por la maldita peluca blanca.
Desde siempre le molesto que Jace admirase tanto a Isabelle, mas de una vez paso por su cabeza que de forma natural terminarían juntos ella y su parabatai, magnetismo con magnetismo, era evidente, pero eso le reconcomía por dentro, aunque era algo que alejaba de su pensamiento en cuanto aparecía.
La caza había empezado, encontraron al demonio cambia forma cerca de uno de los club mas populares del submundo, Pandemonium, Alec se crispaba cada vez que pensaba las veces que había ido a aquel lugar a resolver las trifulcas entre los subterráneos, pero siempre que otro subterráneo mas cabal nombraba al dueño del local, todo se resolvía instantáneamente, no por la presencia de Shadowhunters, sino solo por la mención de un nombre que no recordaba, un líder mas del submundo.
Entre mundanos y subterráneos empezaron a cercar a los demonios un un salón privado, nunca había estado en ninguno, su hermana le había dicho muchas veces que había sido invitada a varios de ellos, por eso lo reconoció.
Alec no se sorprendía nada al ver desplegar todas las armas de seducción de Izzy ni la labia arrogante de Jace, por su parte, se quedo al margen viendo como la sala se llenaba cada vez mas de demonios, pero ni siquiera ellos les miraban dos veces, solo había ojos para Izzy, ella estaba hipnotizando a todos los demonios del local. Alec se regodeaba al pensar de que Izzy en total inferioridad numérica, no había demonios que pudieran con su hermana pequeña.
Y como no podía ser de otro modo la batalla comenzó... pero hubo algo con lo que no contaba.
Una mundana pelirroja apareció de la nada.
Pero Alec no quiso mirarla dos veces a ella, lo que si vio fue el repentino interés que Jace empezó a sentir por ella, era muy transparente cuando no se lo proponía, mas si implicaba a alguna chica... así que hizo lo que mejor sabia, servir de apoyo y ultimo recurso a su hermana, que con su látigo no necesitaba mucha ayuda, así que cambio de objetivo y se propuso a ayudar a un descentrado Jace, una maldita chica y Jace perdía el control.
Pero si hubo un momento en que la chica llamo la atención de Alec mientras se deshacía de uno de los demonios, la espada serafín se activo en las manos de una simple mundana, no daba crédito y por la forma que la miraba los desiguales ojos de Jace tampoco el daba crédito a lo que veía, cuando terminaron la lucha, la mundana había desaparecido.
-Tenemos que encontrar a la chica, es una Shadowhunter -dijo Jace inmediatamente mientras comprobaban el perímetro, Alec vio que había llamado la atención de varios Subterráneos y por sus miradas les estaban invitando a marcharse.
-Hemos fracasado en la misión...-dijo Alec realmente molesto porque Jace no le importaba que la misión fracasase por culpa de la mundana.
-La chica era muy guapa ¿verdad?-pregunto Izzy a Jace con una de sus típicas sonrisas de medio lado, Jace solo se sonrojo mas y Alec se enfado.
-Es una mundana mas-contesto Alec.
-Alec, ella ha activado la espada, es una Shadowhunter- insistía Jace.
-Lo que tenemos que hacer, es irnos-sentencio Alec mientras veía que los subterráneos les rodeaban y por sus miradas ya no estaban invitándoles a marcharse, sino que lo pedían a gritos, definitivamente se iría de allí, no quería tener problemas con uno de los lideres del submundo.
Salio el primero del club pero solo sentía el ruido de los llamativos zapatos de Isabelle y se dio la vuelta para comprobar efectivamente que Jace no estaba con ellos.
-¿Jace?-pregunto simplemente Alec de mal humor, quería conocer su paradero.
-Querido hermanito, ¿Necesitas explicación?-le pregunto Izzy con melosidad y con un guiño, Alec no necesito nada mas para saber que Jace había ido en busca de la molesta mundana.
En el Instituto hizo el informe de la fallida misión, omitiendo la presencia de la mundana pelirroja, Alec le fastidiaba reconocer que una cosa es que un mundano pudiera tener la visión del mundo de las sombras y otra diferente que pudiera activar uno de los cuchillos... pero ya no quería pensar mas en la chica, estaba seguro que Jace ya lo haría por los dos.
-Alec- llamo Jace desde la puerta, Alec iba a recriminarle que les dejara de lado, pero al ver la cara de Jace se dio cuenta que había echo algo que el no iba a aproar- he traído a Clary Fray al instituto-confeso inmediatamente Jace-Izzy esta con ella...-le informo al ver que no decía nada-ha sufrido el ataque de un demonio cambia forma, y la he runificado y te puedo asegurar que ahora si, es una Shadowhunter.
Alec no necesito preguntar, ya sabia que la pelirroja era esa tal Clary, paso de largo de Jace y camino a la enfermería, un mundano en el instituto estaba completamente prohibido.
-La mundana tiene que irse-dijo Alec en cuento vio a la chica con Isabelle.
-¿Donde estoy?-dijo la pelirroja, Alec la ignoro.
-Alec te repito que no es una mundana, relájate -le pidió Jace con cierta suplica, Alec se sorprendió, Jace no suplicaba, mas aun, eso solo consiguió enfurecerlo mas.
-Hermanito... te amo, pero deberías de dejar de estar siempre a la defensiva -le contesto Isabelle, que lejos de calmarle, solo consiguió hacerle sentir mas incomodo bajo su mirada suspicaz.
-Yo también te quiero-le contesto molesto a Izzy. No entendida por que su hermana se ponía de parte de Jace, por norma no podían meter a mundanos en el instituto y la runa que veía en la pelirroja asustada no le importaba ni lo mas mínimo- esto es inadmi...
-Por favor-le pidió Jace antes de dejarle acabar.
-¿Que es lo que te pasa a ti?-pregunto Alec a Jace enfadado, pero Izzy ya había saltado de su sitio llevándoselo antes de empezar una discusión, pero ella seguía sin abandonar esa pose de sabiduría superior que tanto le molestaba e incomodaba, ya sabia que iba a decir.
-No se que es lo que te molesta-le dijo Izzy mientras abandonaron la enfermería.
-No la conocemos-le respondió Alec.
-Deberías alegrarte, es una nueva Shadowhunter, ademas, también deberías alegrarte por la forma en que Jace la mira, por fin alguien que le interese mas que el mismo...-Alec frunció los labios, el también lo pensaba, pero al oírlo de su hermana, solo hacia ver que el no se había equivocado en nada- o... ¿Es eso lo que te molesta?-le pregunto Izzy con una sonrisa de superioridad-¿Te molesta que Jace le interese ella?- era una mas de las cientos de insinuaciones de su hermana con respeto a Jace, pero no por eso se había acostumbrado a ellas.
-Lo único que me molesta es que ha echado por tierra nuestra misión- le dijo Alec dando la espalda a Izzy sabiendo que su hermana volvería a poner esa expresión burlona que siempre manifestaba cada vez que le mentía.
