Perdón si creyeron que este era nuevo cap… no lo és, es solo q ahora estoy subiendo nuevamente el cap 1 y 2 con la debida corrección de mi grandiosa betta Isis Janet. Nos leemos abajo :D

Disclaimer: Todo los personajes le pertenece a Stephenie Meyer.

Noches en la Toscana

Primera Noche

Alec POV

Normalmente, una vez a la semana, salgo de Volterra a alimentarme, pues dentro de las murallas de la ciudad esta prohibido cazar humanos, esto es para evitar despertar sospechas, así que me subí en uno de los coches de la guardia y comencé a conducir.

La luna brillaba en lo alto del cielo cuando finalmente detuve el auto y me bajé a comenzar mi búsqueda de una víctima desafortunada que me sirviera para calmar mi sed; no es que fuera insoportable, pero no por ello dejaba de ser molesta, así que comencé a caminar por entre las campiñas cuando capté un delicioso y dulce aroma; un humano sin lugar a dudas.

Comencé a correr esquivando los arbustos de uvas, me detuve justo antes de entrar a un claro, el lugar en el que el aroma se hacía más fuerte. La luz de la luna me mostraba la figura de una mujer joven, sin duda para los estándares humanos debía de ser muy bella, pero yo solo la veía como mi alimento.

Un extraño pero hermoso sonido comenzó a salir por entre sus labios; estaba cantando una hermosa melodía que nunca había escuchado. Me quedé embelesado mirándola cuando comenzó a bailar al ritmo de esa mágica música. Su cabello, negro como la noche, caía suelto a su espalda y se agitaba con la brisa nocturna. Mantenía sus ojos cerrados y mecía sus brazos sobre su cabeza.

- Cecilia, entra ya, esta tarde - se escuchó la voz de una mujer a lo lejos y la muchacha abrió los ojos dejando entrever un color azul zafiro que hizo que mi corazón, el cual pensaba marchito, diera un vuelvo, como ya no ocurría desde hacía muchos años, tantos que ya había perdido la cuenta.

- ¡Voy nonna! - unos segundos después, había desaparecido por entre los arbustos del viñedo dejándome solo en la oscuridad.

Mi sed había desaparecido tan rápido como ella se fue, ya no tenía ganas de cazar, ahora solo tenía un anhelo: volverla a ver y escucharla cantar. Permanecí parado por un rato pensando en lo que había visto, en la hermosa muchacha que me había embobado, pero luego decidí que quería conocerla; saber quien era en realidad, así que seguí su rastro hasta una sencilla casita que se alzaba al final del viñedo.

Toda la casa estaba decorada con flores de todos los tamaños y formas, pero ninguna podía superar su olor, tan dulce que se me hacía agua la boca, pero estaba seguro de una cosa; no podría hacerle daño a esa hermosa criatura.

Me asomé por una de las ventanas que se encontraban iluminadas por la tenue luz de las velas y la vi. Estaba sentada encima de una pequeña cama sosteniendo entre sus dedos un libro, en el cual al parecer, estaba muy concentrada, pues ni si quiera se percató cuando la mujer que la había llamado, entró a la habitación.

- ¿Qué tanto hacías haya atrás? Sabes que es peligroso.

- Lo siento abuela, yo solo quería ver si no había ningún animal rondando los viñedos, sabes que es lo único que tenemos y debemos cuidarlo.

- Querrás decir que debo cuidarlo, no es tu responsabilidad, yo estoy a tu cargo.

- Nonna, solo faltan unos meses para que sea una adulta.

- Pues por lo mientras tu estás bajo mi cargo.

- De acuerdo nonna - dijo colocando el libro sobre la mesita que se encontraba junto a la cama.

- Descansa Cecilia.

- Hasta mañana nonna - dijo apagando la vela con un soplido dejando la habitación en penumbras, y finalmente un silencio apacible inundó la pequeña casita cuando la mujer se durmió también. Cuando me cercioré que estaba completamente dormida, abrí la ventana y me colé a su habitación, en verdad parecía un ángel dormida.

Sus rojos labios estaban entreabiertos dejando escapar su delicioso aliento; un impulso completamente ajeno a mí, me hizo acercarme cada vez más hasta quedar a unos cuantos centímetros de su rostro admirándola. Me arrodillé a su lado y con mucho cuidado de no despertarla, acerqué mis labios hasta rosar delicadamente los suyos.

Su piel era tan suave como la seda, pero por temor a que me descubriera, me alejé de ella y salí de la casa, pero no sin antes voltear a verla una vez más justo en el momento en que soltaba un suspiro y una bella sonrisa aparecía en sus labios.

- ¿En donde estuviste toda la noche? - preguntó Jane enojada en cuanto entré por la puerta.

- Fui de cacería - dije con indiferencia. Por supuesto que no le iba a decir que no cacé nada y que en vez de eso besé a una humana mientras esta dormía.

- Sabes que estamos muy atareados pues ya se acerca el día de San Marcos y tenemos que tener todos los preparativos listos, y tú saliendo de cacería - mi pequeña hermana siempre intentando controlarlo todo.

- Siento que te moleste Jane, pero como no puedo cazar en la ciudad, tengo que buscar comida en otras partes, y eso toma algo de tiempo - di la conversación por terminada y me dirigí a mi habitación; cerré la puerta y me tumbé en la cama pensando en lo que había ocurrido unas horas antes hasta que llegó el amanecer.