SWEET CANDY

(Vence tus miedos…Déjate atrapar)

PROLOGO

Algunos nombres son propiedad Kyoku Mizuki creadora de Candy Candy.

-dialogo-

"pensamientos"

Narración


1898

Tan solo recordaba algunos detalles. Ella tenía cuatro años cuando sus padres la habían llevado a ella y a su hermana recién nacida al nuevo continente: América. La situación se había complicado para una familia que prácticamente lo tenía todo, linaje, abolengo, elegancia y riqueza. La familia más reconocida de Irlanda y respetada por Europa.

La estirpe de la Rosa Escarlata estaba a poco de llegar a su fin, toda la fortuna que se ha ido conservando y aumentado quedaría en manos de otra familia por no llevar entre sus descendientes a un heredero, si no a dos niñas que no tenían derecho de conservar su patrimonio por voluntad de sus antepasados y cumplida por generaciones.

Ella y su hermana no tendrían nada, a menos de que la solución finalmente se pactara con la familia Ardley. Su padre, Ian Hamilton era parte de ella por ser hijo único de Alice Evangeline Ardley. Mientras que su hermana estaba en los amorosos y cálidos brazos de su madre, ella estaba sentada en las piernas fuertes de su padre y recostada en su firme pecho, su aspecto era tranquilo, pero sus latidos eran acelerados al tener presente frente a ellos a un señor de cabello canoso, piel arrugada, de una mirada tranquila pero a la vez cansada, pero aquello no evito que sus ojos azules la impresionaran por un momento, a su lado estaba una mujer no tan grande de edad, de piel más tostada y ojos castaños, pero con una postura que transmitía ser una persona severa, pero que estaba dispuesta a ayudar.

-Entendemos tu situación Ian, después de que Sophie diera luz a tu segunda hija, las posibilidad de que tengas un hijo varón se…-para aquella mujer de mirada severa las palabras se convertían en un verdugo para sus padres-acabaron-vio como una lagrima caía en la delicada mejilla de su madre, había escuchado que después del nacimiento de su hermana, era un milagro que ella siguiera con vida debido a las complicaciones, pero esas complicaciones le habían traído una terrible secuela, la imposibilidad de tener más hijos.

-Por lo cual, por ustedes, por tus hijas y por mi prima Alice, no permitiré que el linaje de La Rosa Escarlata termine dejando a tus hijas desprotegidas- hablo el hombre quien le regalo una tierna sonrisa, mientras que su padre la estrechaba en sus brazos con temor por su futuro-Sé que es muy pronto para esto, pero pienso que lo mejor es que se integren finalmente a la familia Ardley-

-Perdón tío, ¿acaso estaba hablando?- su padre se mostró ligeramente escéptico, pero en sus ojos verdes mostraba cierto interés a pesar de no estar muy convencido de lo que estaba a punto de decidir.

-Mi hijo William será mi sucesor y pienso que la mejor candidata para ser su compañera es tu adorable hija mayor Erin-¿compañera de juego?, por un momento pensó que se trataba de algo divertido y la ansiedad de conocer a William nació reflejándose en sus expresivos ojos dorados mostrando un destello rojizo como la llama de una vela.

-Pero…- su padre cruzo su mirada con la de su madre, ellos no se habían casado por un matrimonio arreglado, ellos estaban enamorados, sabía que eran injustos e hipócritas al hacerle eso a ella, en ese momento no entendía porque.

-También está mi nieto, Anthony, el hijo de mi Rosemary-carraspeo antes de continuar-Dos años mayor que tu hija Alice-sus padres abrieron sus ojos desmesuradamente, sorprendidos y confusos.

-Con todo respeto, ¿acaso nos está diciendo que si no funciona con Erin, lo intentaran con Alice?- su madre trato de no alterarse, pero a veces era demasiado impulsiva y eso hacía que sus ojos dorados como los de ella echaran chispas.

-Les estamos dando opciones, algo que no se da comúnmente- declaro la mujer que se había presentado como Elroy, parecía indignada, como si hubieran herido parte de su orgullo como una Ardley.

-No les estoy pidiendo una respuesta ahora, piénsenlo, pero hay algo que todos nosotros sabemos- dijo mientras se levantaba de su lugar al igual que la dama que lo acompaña- Es la mejor solución, y un pacto que ambas familias deben de cumplir, con su permiso-ambos miembros de la familia Ardley dieron una reverencia y se retiraron, fue la última vez que los vio cuando todo parecía tener una salida, antes de la tragedia.

Días después, cuando todo parecía tener más claridad, el dolor había llegado a su vida. Para su edad era difícil comprenderlo, intencionalmente, alguien había incendiado su casa, ella estaba a punto de morir si no fue porque su padre la salvo del fuego que la estaba consumiendo la piel de su espalda, era agonizante, pero no lo fue tanto al saber que su madre no había sobrevivido a pesar de que después de que su padre la había sacado de la casa había intentado entrar nuevamente por su madre y su hermana. Los gritos de desesperación de su padre resonaron e hicieron eco, marcando ese recuerdo como lo había hecho el fuego en su piel, dejando una imborrable marca.

Las lágrimas acudieron a ella mientras los sollozos la estaban destruyendo por dentro, gritando mamá mil veces y en cada una de ellas un cuchillo atravesaba su corazón, esa fue la última vez que había llorado, ni siquiera el día del funeral, a pesar de que su madre era de origen francés, las gaitas se hicieron presentes siendo la despedida que se haría habitualmente en un Ardley. Lo único que la sostenía era la mano de su padre que no cruzo palabra ni mirada con nadie, ni siquiera con el hombre de cabello blanco que había visitado su casa. El cuerpo de la recién nacida nunca fue hallado, su hermana había desparecido, nadie tenía la certeza de si en realidad fue consumida total y trágicamente en el fuego, se convirtió en un misterio que nadie se atrevía a dialogar.

-Princesa-su padre se había arrodillado para quedar a su altura, sin evitar mostrar tristeza en sus ojos color esmeralda que habían perdido su brillo-Tu mami y tu hermanita están ahora en el cielo, serán nuestros ángeles que nos protegerán siempre, nunca lo olvides-

-¿No me vas a dejar?-un nudo en su garganta y el temor en sus ojos no le facilitaba hacer esa pregunta.

-¡Nunca mi vida!, y quiero que sepas una cosa-la beso tiernamente en su frente y la miro fijamente a los ojos- Un Hamilton solo ama una vez y es para toda la vida- ella se abalanzo a su cuello suavemente aun sentía escozor y ardor en la espalda, pero no dejaría que el fuego y el miedo la consumieran. La esperanza y la justicia serian la razón para seguir adelante.

Sin pensarlo, ni mucho menos imaginarlo, una noche antes del funeral, cerca del lago Michigan, esa pequeña esperanza de ojos verdes y cabellos dorados seria encontrada junto con otra niña por dos buenas mujeres. Gracias a un milagro y al pequeño Tom, la pequeña ojiverde no murió enterrada bajo la nieve, la señorita Pony y la hermana María, estaban seguras de que su ángel de la guardia la estaría custodiando.

Siempre...


Hola.

Para empezar, no me maten, espero no ir contra la reglas, pero he visto gente que re escribe sus historias y espero no estar cometiendo un error, me gusto especialmente como inicio esta. Para las que ya habían leído la historia anterior, mil disculpas, pero posteriormente verán que muchas cosas no cambiaran y de hecho algunas otras mejoraran.

Para las que son nuevas, bienvenidas, me alegra que estén aquí y le den una oportunidad a este Anthony-fic que nació un Mayo del 2008, si, lo sé, son muchos años, he sido muy injusta y por eso decidí hacer borrón y cuenta nueva. Es la edición del 2015 que espero todos disfruten, y ya saben si tienen algún comentario, alguna sugerencia o queja, háganmela saber.

Muchas gracias por esta oportunidad.

¡Únanse conmigo a esta revolución!

Besos.