!Feliz año nuevo a todos! Lo prometido es deuda...aqui el primer capitulo del Fic de X files. Espero que les guste...
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FLASHBACK
2 años antes…
-Señora Scully firme aquí… -le pidió amablemente el juez
Su mano temblaba, después de plasmar su nombre en aquellos papeles ya no había vuelta atrás. Un nuevo comienzo, una nueva vida.
-Ahora usted señor Mulder – dijo después de tomar la pluma de la mano de Scully – Su turno
Dudo un momento antes de firmar. A pesar de que aquello había sido su idea, ahora no sabía si era lo que en verdad deseaba.
-Termina ya de firmar Mulder – le apresuro Scully con voz fría
Se apresuro a firmar los papeles bajo la mirada fría de ahora su ex - esposa…Dana Scully
-Bueno – hablo el juez – De ahora en adelante vuelven a ser libres
Aquello retumbo en los oídos de Scully. Era libre, libre en contra de su voluntad…Aun no podía creer que ellos ya no eran nada, después de tantos años de luchar por aquel 'amor puro' ahora no eran nada. Ni siquiera amigos, ni siquiera conocidos…Nada.
-Pues… - rompió el hielo una vez afuera- Buena suerte Scully
Deseo todo en aquel momento…golpearlo, matarlo, abrazarlo, besarlo, hacerle el amor. Pero opto por sacar su arma más poderosa…La indiferencia
-Suerte Mulder
Paraqué negarlo; esperaba otra cosa, una mirada de odio al menos…pero nada, en cambio el vacio de sus ojos le produjo un frio intenso a pesar de estar en pleno verano. Ahora que veía como se marchaba su corazón se encogió, ella era la mujer de su vida, aquella que le invitaba a seguir día a día, la que llenaba de paz su tormentosa existencia…su piedra de toque.
-Adiós… -susurro
[There's nothing good about goodbye…
I could swear I saw you cry…]
ACTUALIDAD
Abril 2009
FBI...
-Él es el doctor Ethan Bennet, unos de los cirujanos plásticos más populares del país – dijo el agente a cargo, al momento de mostrar la fotografía – Y será a quien tendrán que vigilar en la entrega de reconocimientos en medicina
-¿Vigilar? – pregunto uno de los agentes
-Como verán en el informe que les entregue al entrar, el Dr. Bennet ha estado recibiendo amenazas estas últimas dos semanas
-¿Qué tipo de amenazas? –pregunto otro
-En contra de su vida y la de su novia – explico – Formaran equipos de tres, los cuales se distribuirán de manera estratégica, en el estacionamiento, en la recepción, y en los edificios cercanos. Quiero cada área cubierta, no quiero ningún error. Pueden marcharse…
-Agente Mulder – le llamo
-Dígame señor
-Lo quiero en la recepción – le ordeno
-Si señor
'Genial' pensó. No solo aquella investigación pintaba ser lo más aburrida, ahora tendría que formar parte del equipo más importante, el cuidar de cerca al mentado 'doctor y a su noviecita' quien de seguro debía ser un mujer sin cerebro que solo busca obtener un poco de fama y disfrutar de millones.
-Patético – susurro al entrar al elevador
El sol brillaba con tanta fuerza que lo obligo a ponerse sus gafas, odiaba los días bonitos…le recordaban a ella ¿Cuánto tiempo va? se pregunto, exactamente 2 años con tres meses, recordó. Y aun en días oscuros y fríos acostumbraba a ponerse su anillo de bodas, tal como lo hacía cuando ella estaba a su lado. Antes de que todo acabara…
FLASHBACK
2 años antes…
-Es lo mejor Scully – repitió por tercera vez
-¿Lo mejor? – pregunto aun sin entender - ¿No se supone que una decisión de pareja se toma entre dos?
-No lo hagas mas difícil –dijo bajando la mirada – Es lo mejor
-¿Para quién? ¿Para ti? – pregunto intentando guardar la calma
-Para ambos… -sentencio
Aquella mujer pelirroja de carácter fuerte y energético, no lograba entender lo que sus oídos escuchaban. Preguntas golpeaban su cabeza ¿Qué sucedió? ¿Qué hice mal? ¿Qué me perdí? Sus manos temblaban mientras abotonaba su blusa.
-¿Y esperaste a que hiciéramos el amor para decirlo?
¿Qué diablos pasaba con su vocabulario? Si algo la caracterizaba era su amplio repertorio de palabras, con las cuales formaba fabulosas frases, pero aquella característica parecía haberla abandonado, dejando solo la habilidad de formular preguntas que tal vez no tenían ningún sentido en aquella conversación.
-Perdón
-¿Eso es todo? – continuaba - ¿Esa es tu excusa?
-Quiero lo mejor para ti – se excuso
Una sonrisa irónica se formo en su rostro, mientras que en su estomago, sus entrañas se retorcían una y otra vez.
-Ajá – suspiro – Es una excusa perfecta – dijo al terminar de ponerse sus jeans – Sera lo que tú quieras Mulder
El silencio llego a escena, inundando cada rincón de la habitación. Sus corazones ahora eran blanco y negro, su sangre ya no era más la lava ardiente que recorría cada vena, cada vaso capilar, llegando por fin al corazón por medio de la arteria, quemándolo, ahora…solo era liquido rojo frío, tan frio como las aguas del océano Ártico. Dolía incluso respirar.
-Scully…
-No Mulder – lo detuvo – Déjalo…
Verla así, apurada poniéndose las botas, intentando guardar las lágrimas para después. Lo hacía sentirse el hombre más miserable sobre la tierra ¿Pero acaso no siempre fue egoísta? ¿El imbécil más grande del mundo? Eso era, ahora solo le hacía honor al adjetivo.
-¿A dónde vas? – pregunto al verla caminar
-A un hotel
-La carretera es peligrosa, anoche nevó –dijo de pie, mientras se ponía sus bóxers
Tuvo la intención de gritarle '¿Y a ti que más te da?' pero se contuvo, en cambio bajo la mirada mientras sonreía con ironía.
-No te preocupes por mi – tomo su abrigo – Estaré bien…
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Bajo la cabeza al recordar aquello. Esa noche fue cuando decidió alejarla de su vida, cuando todo se volvió oscuro, cuando ambos dejaron de ser ellos y se convirtieron en enemigos en silencio. Esa noche pidió el divorcio. Después de aquello vino el periodo de firmar papeles, de juntas con abogados, de reclamos, de llanto…hasta que al final un juez dijo que ya no había nada que los uniera. Fue entonces cuando se asusto. Ahora estaría solo, no habría quien lo esperara en casa, ni besos en las madrugadas, ni caricias al amanecer…solo soledad como en un principio.
'Dana' recordó. No sabía nada de ella desde aquella tarde en que firmaron el acta de divorcio. Ignoraba si vivía aun en Washington o en alguna otra ciudad, si se encontraba casada de nuevo, si era feliz o igual de infeliz que él. Nada.
-¡Hey Mulder!
-¿Qué ocurre Matt? – pregunto sin ganas
-Estas con nosotros dentro – le informo
-Sí, me lo imaginaba
-No te veo animado – comento
-¿Cuidar a un doctor? ¿Debo estar emocionado por eso?
-Pues…
-Y a demás es cirujano plástico, por favor…deberían matarlo – concluyo
-Oh ¿no me digas que odias a los encargados de hacer más bonito al mundo?
-Odio a los que se encargan de fabricar mujeres de plástico. Es patético
-Pues ya quisiera yo ganar lo que gana él por fabricarlas, además súmale que a diario se deleita la pupila…
-Por favor – dijo rodando los ojos – Tienes un mal concepto del mundo amigo
-¿A dónde vas? – pregunto
-¡Lejos de aquí! – grito alejándose
-El mismo extraño de siempre… - susurro Matt
-Hola, soy la Dra. Adams – se presento
-¿Cómo esta nuestro hijo? – pregunto la madre angustiada
-Su hijo esta delicado, aun no recobra la conciencia. En unos momentos le haremos una resonancia, necesito que firmen la autorización
Entrego los papeles necesarios y la pluma, su corazón se encogió al ver como la mano de la mujer temblaba, mientras que una de sus lágrimas mojaba el papel.
-Gracias – dijo antes de girarse
-Doctora – le llamo – Dígame que mi hijo estará bien
-Haremos todo lo necesario para devolverle a su hijo – sonrió
Esa era prácticamente la parte más difícil de su trabajo, el acercarse a los familiares e informar la gravedad de sus seres queridos. Lo demás era pura pasión, pero nada comparado a disparar un arma como lo hacía en el antaño. La adrenalina producida por la sensación del estruendo generado por el arma era muy diferente a la adrenalina producida por los ruidos procedentes una maquina que indicaba como un ser perdía la vida. No es que extrañara disparar, ni perseguir algo a las altas horas de la noche en pleno invierno, más bien extrañaba la compañía que tenía en aquellos días. Aquellas bromas sin sentido que producían una carcajada pura, aquella llamada a las 3 de la mañana para decirle que debía vestirse en menos de 5 minutos. O mejor aún, aquellos días en los que debía salvarle el trasero a cierta personita en alguna junta. Pero todo eso era pasado. Así como también la vida después del FBI, pero a esa etapa prefería catalogarla como un sueño…un sueño fugaz que duro tan poco, comparado con el tiempo que esperaron para dar el gran paso. Si bien recordaba, el recuerdo más preciado de aquellos días, se encontraba guardado junto con un puño de fotografías en una de las tantas cajas en su garaje. Es ahí donde deberían estar también cada una de sus memorias, pero aun no podía desprenderse de ellas. Le era imposible olvidar esa peculiar forma de ser recibida en la que antes era su casa…A veces una suculenta cena, obvio que era comida comprada, pero eso nunca le importo. Otras un hombre a medio vestir, incluso un susto para después ser compensado con miles de caricias, en fin, infinidad de sorpresas.
Ahora todo era diferente, la entrada a su casa era una inmensa oscuridad, ninguna sorpresa aguardaba.
-¿Saldrás a cenar esta noche?
-Me toca guardia – dijo al momento de sobar su cuello – Aparte no me apetece salir
-¿Pero cómo? – pregunto sorprendida Alice – Me extraña, amas salir de noche, y aun mas cenar en los mejores restaurantes de la ciudad
-Haces que me vea materialista con lo que acabas de decir – frunció el ceño – Y sabes que no lo soy
-Lo sé, pero amas la buena vida
-Todos, no solo yo Alice ¿No me digas que no te encanta sobregirar tu cuenta de banco? – sonrió con malicia
-No lo niego. Pero yo no gozo de la misma libertad que tú
La miro sin comprender media palabra de lo antes dicho. Aquella mujer alta y rubia, era ambiciosa pero de buen corazón, acostumbraba a pasar noches y noches en los mismo restaurantes, esperando a encontrar al hombre rico que no solo la amara, sino que la sacara de la miseria en la cual ella insistía que vivía. Pero ante los ojos de Dana, Alice tenía todo, un padre que lucho a más no poder para que su única hija mujer pudiera estudiar medicina, una madre que limpiaba sus lagrimas cada vez que volvía a casa decepcionada al no encontrar a su alma gemela; miles de admiradores, pero ninguno que llenara su closet de costosos vestidos.
-Tienes un novio rico, que complace cada uno de tus caprichos – explico – Tu sí que puedes sobregirar tu cuenta y al día siguiente la cuenta esta saldada
-Sabes que no es así – enfatizo – No me gusta depender de nadie, no hay nada como ganarse lo que uno compra. Yo no sé por qué insistes tanto en encontrar a un hombre rico
-Para darme lujos Sarah
-Igual puedes dártelos – sonrió
-No me entiendes – resoplo – Tu ya tienes todo
Cada vez que alguien le repetía 'lo tienes todo' se formaba una sonrisa, no sabía por qué, pero era inevitable. En ese momento era cuando el pasado gritaba a todo pulmón '¡no es verdad, no lo tienes!' y una nube de tristeza se instalaba en sus ojos azules. En realidad no tenía nada, había perdido prácticamente todo en un abrir y cerrar de ojos. Su hijo, su esposo, la vida que siempre había soñado.
-Eso no es verdad Alice – suspiro- Debo ir con el pequeño Mathew – cambio de tema
-Tú siempre al pendiente de todo – sonrió
-Ya sabes – dijo antes de salir
Esa era siempre la salida más rápida para huir del pasado, el ir hacer lo que mejor sabia, atender a los pacientes y dejar de martirizarse con recuerdos.
Odiaba tener que caminar por el parque y tener que ver como las parejas se amaban, se decían frases cursis, mientras él se hundía cada vez más en la miseria de su soledad. Pero no hubo otra opción ese día, debía comer en un lugar cerca y volver en dos horas. Volver para recibir órdenes y escuchar el plan que habían diseñado supuestamente los mejores agentes… ¡Patrañas! Odiaba recibir órdenes, era por eso que en el antaño jamás las siguió, pero esta vez era diferente; se lo habían advertido a la hora de volver 'O acata las órdenes y sigue al pie de la letra cada uno de los protocolos de la agencia o se va'
-Disculpe señor – se disculpo un pequeño al chocar
-¡¿Qué no te fijas por dónde vas?! – exclamo enojado
-Lo siento señor – contesto el niño asustado
¡¿Pero qué diablos pasaba con él?! No tenía ningún derecho a descargar su frustración con un pequeño que solo choco al no saber controlar sus patines aun.
-Yo…siento haberte gritado – se disculpo
Aquel niño de ojos azules solo atino a asentir y a sonreír, prácticamente estaba temblando. Cuando se alejo, no pudo evitar pensar en cómo estaría William, si sería feliz, si lo amaban, si se parecía a Dana o a él. Otra vez ese nombre, era la segunda vez que acudía a su mente como la suave brisa que corría. Le enojaba recordarlos juntos, porque muy en el fondo sentía rencor por Scully. Ella había dado en adopción a su hijo sin siquiera pedir o tomar en cuenta su opinión ¡Eso no había sido justo! Él amaba a su hijo, deseaba verlo crecer, enseñarle a jugar baseball, contarle cuentos a la hora de dormir. Pero no, se lo entrego a extraños, extraños que quizá no lo amen como él lo amaría.
A pesar de esa lucha en su interior, sabía que era injusto, no tenía siquiera el derecho de reclamar algo. Él la había dejado a la deriva con William, sin importar que ellos corrieran el mismo o incluso más peligro que su persona. En cambio, él seguía buscando su ansiada verdad, aquella verdad que al conocerla no cambio nada, sino que hizo de su vida aun más miserable de lo que era antes. Una vez más la vida le demostró que su búsqueda arrasaba con todo lo que amaba. Esa vez fue su hijo.
Washington Hospital Center...
-¿Qué dice la doctora más hermosa del hospital? – saludo Ethan
-¿Es una regla eso de los cumplidos? – sonrío al girarse
-Una regla no, pero si una necesidad. Así como la necesidad de…
-Ni lo digas – le corto - ¿Qué dirán los presentes?
-Ellos están acostumbrados a hacer oídos sordos ¿Verdad chicos? – pregunto a los enfermeros que se encontraban en la habitación
-Somos expertos – dijo uno de ellos
-¡Oh! – exclamo Dana
-¿Cómo estás? – pregunto Ethan antes de besarla
-Mmm bien, aunque un poco preocupada – dijo girándose a ver al pequeño que yacía en la cama inconsciente
-¿Qué le ocurrió?
-Se cayó de un techo, ha estado inconsciente desde que lo trajeron. La tomografía indica un trauma
-Iré a llevar la muestra de sangre al laboratorio – dijo uno de los enfermeros
-Asegúrate que revisen las transaminasas. No sé porque creo que se daño su hígado
-Sí doctora
-Julio… ¿Podrías ir a ver como se encuentran sus padres?
-Claro
-Sarah no te preocupes, lo salvaras – dijo rodeándola por la cintura
-Ethan es tan pequeño, le falta tanto para vivir. La vida es injusta – comento con melancolía
-La vida es como es, no podemos hacer nada para cambiarla. Deja ya de atormentarte, te he dicho que lo salvaras como lo has hecho con otros – sonrió
-Si vieras la cara de su madre cuando le informe de su estado…fue triste
-He pensado que serias una gran madre – comento apretándola mas
¡No digas eso! Pensó. Ella no sería madre de nuevo, esa era la manera en que se castigaba, no podía imaginarse con una vida dentro de nuevo. Ese regalo era para personas buenas. No para Dana Scully
-¿Qué tal tú? ¿Qué tal tu día? – pregunto
-Vaya, cambio de tema. No sé porque lo haces cada vez que sale el tema de la maternidad
-Ethan ya lo hemos hablado…- se quejo deshaciendo el abrazo –Sabes lo que pienso…
- Esta bien Sarah – suspiro - ¿A dónde iremos esta noche?
-Esta noche no puedo, me toca guardia – dijo mientras revisaba una vez más los signos del pequeño
-¿Otra vez? – pregunto – Desde anoche estas aquí – sonó preocupado- Necesitas dormir
-Estoy bien Ethan. Dormí un par de horas en la tarde – intento tranquilizarlo
-No sé si creerte. Tu rostro dice otra cosa
-Mis rostro esta igual que siempre, deja ya de preocuparte por algo que no tiene importancia. Tú también eres doctor y…
-Sí, pero a ninguno de mis pacientes se les ocurre tener una cirugía a mitad de la noche
-Tus pacientes son personas que luchan contra el tiempo…
-¿Tienes algo en contra de los cirujanos plásticos? – pregunto sonriendo
-No, en contra de ustedes no, pero se me hace ilógico que el ser humano no acepte que los años pasen y que deje huellas en el rostro
-Esas huellas a veces no son estéticas – replico
-Entonces deberás hacerme una cirugía en algunos años – sonrió
-No, tú eres bella. Deseo ver como el tiempo pasa en tu rostro, quiero ver como cada día te conviertes en una mujer más madura
-Supongo que ese fue un cumplido
-Supones bien – sonrió - ¿Pero si me acompañaras mañana en la entrega de reconocimientos verdad? – pregunto cambiando de tema
-Eso no lo dudes, no podría perderme tu cara de alegría al recibir el reconocimiento al mejor cirujano plástico del año – sonrío acercándose a él – Estaré muy orgullosa – lo besó
-Por cierto los del FBI estarán ahí – le anuncio
-¿Qué?
-Ya sabes, por nuestra seguridad – dijo son importancia – Me voy…Te amo – la beso
'FBI' esas tres letras retumbaban en su cabeza. No era posible que de nuevo estuviera en contacto con esa gente. Intento tranquilizarse, total, su único miedo era toparse con Mulder, pero las posibilidades eran una en un millón. Prácticamente cada año cientos de alumnos de graduaban de Quántico y era a ellos a los primeros que mandaban a misiones ridículas. No es que no creyera que las llamadas amenazantes que tanto Ethan como ella han estado recibiendo eran importantes pero sabía que Mulder jamás estaría dispuesto a investigar algo así, lo conocía demasiado bien. Él siempre aspiraba a más, a cosas sumamente extraordinarias incluso hasta sanguinarias.
-¿Mulder que hace aquí? – pregunto una voz conocida
-Señor – saludo al girarse - ¿Cómo esta?
-Todo bien ¿Puedo sentarme? – pregunto moviendo una de las sillas
-Claro. Nada como comer en un lugar cálido, en un día pesado – comento
-Me entere que trabajara con el Agente Cliff
-Nada interesante – dijo sin importancia
-Supongo que nada lo es después de los expedientes X – le dijo mientras hacía señas a una de las meseras
-Proteger a un cirujano plástico junto con su novia, no tiene nada de interesante
-¿Desea algo señor? – pregunto la mesera al llegar a la mesa
-Sí, me trae milanesas de pollo por favor – le indico Skinner
-¿Algo más?
-Y un vaso de limonada por favor
-En seguida
-Tal vez después se vuelva interesante – dijo con media sonrisa
-No lo creo
-¿Qué ha sabido de Scully? – pregunto de sopetón
El rostro de Mulder cambio por completo, casi se ahoga con el bocado.
-Nada señor – respondió incomodo – No he sabido de ella desde…usted sabe
-Entiendo
-Debe estar haciendo su vida, tal vez hasta casada de nuevo
-No lo creo – dijo Skinner – Aun me parece increíble que sus caminos se hayan separado
-Lo sé, pero desde un principio lo supuse, el espíritu de Scully no era perseguir cosas imaginarias – sonrió
-Y el de usted es libre concluyo
'Espíritu libre' quiso reírse en la cara de su superior. Pero se contuvo porque sabía que en parte tenía razón. De niño una tarde, después de comprobar una vez más que la niña de sus sueños, ignoraba cada cosa que hacía para ganar su atención. Entre sus amiguitos él era el raro, el que contaba una y otra vez como había perdido a su hermana una noche 'Te tiene miedo Fox' comento Peter, su mejor amigo en ese entonces. A esa edad no supo como sobrellevar aquello. Desde ese verano se dijo que jamás se enamoraría de nuevo, que no sufriría de amor. Los años pasaron, se gradúo del bachillerato y decidió alejarse de su familia yéndose a Inglaterra, allá comenzaría una nueva vida, pero el amor no tendría cabida en esa de mujeres pasaron por su cama, mojando sus sabanas, manchándolas de lápiz labial. Pero solo eso, sexo. Nada de sentimientos de por medio, solo placer para satisfacer sus necesidades de calentura. Todo marchaba bien, cuando de pronto una mañana conoció a Amy, una chica hermosa de ojos negros, capaz de quitarte el sueño con tan solo verla. Se enamoro por segunda vez. Olvidando por algunos meses la promesa que había hecho una noche de luna llena 'Siempre seré libre'. Se dejo llevar por ese amor hasta que un verano la chica se mudo de Londres, dejándolo a él y a su corazón en la miseria '¿Alguna otra prueba de que el amor no existe Fox?' se pregunto. El invierno que decidió volver a América, partió con la idea de descubrir la verdad de la desaparición de su hermana, estaba decidió a integrarse a unas de las agencias más importantes de Estados Unidos, el FBI.
Estando ahí se gano el apodo del 'Siniestro Mulder', por sus creencias, pero no solo eso, si no también el respeto de sus demás compañeros por ser tan joven y contar con la habilidad de poder perfilar a los asesinos más crueles. Sus superiores lo detestaban por ser como era, un testarudo e impertinente. Se inicio en el área de crimines violentos para después descubrir una sección de archivos clasificados como expedientes X al lado de la mujer con la que satisfacía sus necesidades. Diana Fowley. Ella, mujer mayor que él, era capaz de calmar la ansiedad de sus noches, evitar sus pesadillas y olvidar por segundos que debía encontrar la verdad. No era amor, estaba seguro de ello…era más bien una necesidad. Pero igual desapareció un día sin dejar siquiera una nota explicando el por qué. La odio.
Luego apareció ella, Dana Scully. Una pequeña mujercita pelirroja de ojos azules 'Un ángel' pensó la primera vez que la vio. Era exageradamente hermosa, tubo deseos de llevarla a la cama enseguida, pero lo increíble fue que el mismo se detuvo. El ángel parecía no tener ningún interés en él, solo el interés impuesto por sus superiores, vigilarlo. Basto solo 1 semana para considerarla su compañera. Dos meses, para hacerla su amiga…la única. En un año, ya eran inseparables. En dos, una necesidad. En tres, su relación era pura tensión sexual. En cuatro, en un amor secreto…muchos los consideraban la 'Pareja siniestra' que se revolcaban por las noches y por las mañanas acudían como si nada. Los años siguientes se demostraban su amor con actos donde arriesgaban su vida por el otro, demostrando así su necesidad y amor. Hasta que confesaron que se amaban.
Siguiente día…
-¿Queda todo claro? – pregunto Cliff
-Si señor – contestaron al unisonó
-Entonces tomen su lugar – ordeno – Mulder – le llamo
-Dígame
-Lo quiero cerca del Dr. Bennet y su novia
-De acuerdo – dijo no muy convencido
Bajo de la camioneta, intentando olvidar que detestaba ese tipo de misiones.
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-Sarah no llega – musito preocupado
-Calma Ethan, ella llegara. De seguro se le hizo tarde
-Me habría llamado ¿Y si le ocurrió algo?
-¡No seas paranoico! – se burlo su amigo – Llegara
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-¿Cómo va todo? – escucho por el auricular
-Nada fuera de lo común, solo gente con smoking. Intentando ocultar su hipocresía
-Tú siempre tan sincero Mulder
Se escucho una carcajada del otro lado.
-Cierra el pico Matt
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'Genial' se maldijo al ver la hora 'Llegas tarde'. Por más que intento darse prisa, no lo logro.
-Buenas noches Dra. Adams – saludo el guardia
-Buenas noches – saludo sonriente
'Demasiada gente' pensó al entrar a la recepción. El local era lindo, música de acuerdo a la ocasión, meseros dando una y otra vuelta con charolas llenas de copas. Los mejores doctores al lado de sus familias, todos vestidos de gala.
-Gracias – dijo después de tomar una copa de champagne
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-La novia ha llegado – se escucho por el auricular
-¿Dónde? – pregunto Mulder
-Ala derecha, rubia, con un vestido negro, sumamente sexy
-Matt… - se quejo
-¡Te la estoy describiendo para que des con ella! – se defendió riendo
-Habría bastado con…ala derecha, rubia, vestido negro
-Ya pues… - suspiro
Intento divisarla entre la gente. Pero solo pudo verla de espaldas 'Vestido sexy' retumbo en su cabeza. Si que era sexy.
-Ya la vi. No la pierdas de vista – ordeno
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-¿Nervioso? – susurro en el odio
-Sarah – se giro sonriente – Por fin llegas
-¿Tanto me echabas de menos? – pregunto sonriendo
-Me tenías preocupado
-Vamos Ethan, solo me retrase…- miro su reloj – Una hora
-Está bien, te perdono. Te ves hermosa – la beso – Todos creerán que te sometí a una cirugía de cuerpo completo. Te ves perfecta
-Pues habrá que aclararles que todo es natural – sonrió antes de besarlo
-Aquí están los enamorados – saludo Alice
-¿Tanto se nota? – bromeo Ethan
-A mil kilómetros de distancia
-¡Ay que exageradas eres Alice! – exclamo Dana
-Buenas noches Sarah – saludo el Dr. James – Hermosa como siempre
-Gracias
-Se los robare por unos minutos – refiriéndose a Ethan
-Claro
-¿Ya te diste cuenta que varios del FBI andan por aquí? – pregunto Alice emocionada
-¿Así? – pregunto con indiferencia
-Sí, visten como civiles
-Ellos siempre visten como civiles Alice – la corrigió
-Bueno pues, pero el caso es que ¡Hay unos guapísimos!
Dana rodo los ojos al escucharla.
-Capaz y pesco alguno – sonrió
-Sera lo peor que hagas – dijo en seguida
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La recepción iba bien, gente hablando de sus últimos casos, tecnología médica nueva, de sus familias, sus próximos proyectos. Hablando del inminente Dr. Bennet, según había escuchado, al hombre le gustaba hacer obras de caridad, operar a pequeños con deformaciones sin cobrarles ningún centavo. La Dra. Adams, su novia. Una mujer inteligente según los presentes, próxima a convertirse en jefe del departamento de Pediatría 'Tal para cual' pensó. No cabe duda que se harán ricos.
-Matt necesito ir al baño – dijo por el micrófono
-¿Y qué quieres? ¿Qué te acompañe?
-No seas imbécil, encárgate de vigilar mi ala
-Está bien
Apago el auricular, y camino hasta los baños, cuando se topo con ella…
-¿Scully? – pregunto incrédulo
Su corazón comenzó a latir a mil por hora, las ganas de orinar se habían esfumado, sus manos sudaban, sus piernas flaqueaban.
-¿Mulder? – 'No puede ser' pensó
-¿Qué…
Estaba tan cambiada. Sus risos rubios sobre los hombros, su vestido de gala, el semblante de persona importante. No la conocía.
-¿Qué haces aquí? – pregunto Scully de manera fría
-Trabajo…
'No puede ser, no puede ser' se repetía una y otra vez '¡Las posibilidades eran una en un millón!' Y aquí estaba él, de nuevo frente a ella, con esa sonrisa ridícula y su mirada de sorpresa. Vestido de smoking, afeitado a la perfección, con ese olor que la volvía loca '¡Maldito seas!'
-Debo irme – dijo con rapidez
-Espera – la tomo del brazo impidiendo que se moviera
Sus sentidos reaccionaron ante aquel toque firme de su mano contra su piel, miles de recuerdos en blanco y negro acudieron a su cabeza, su piel se erizo, un escalofrío la recorrió de pies a cabeza 'Se siente bien' pensó de pronto, para luego maldecirse por eso.
-No… - susurro soltándose – Debo irme
'No' suplico en silencio, tenerla de nuevo ahí, deleitar su pupila, perderse en el mar de sus ojos, producía en el algo inexplicable. Deseaba abrazarla, olerla, perderse en su cuello. Sentir que era de verdad y no una aparición como la que se presenta por las noches en sus sueños.
-Al menos dime que estas bien…
-Dra. Adams – interrumpió el Dr. James – La entrega del reconocimiento será en unos minutos
'¿Dra. Adams?' no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban, ella la novia del cirujano plástico '¡No!'. Sintió que todo se movía, apenas y lograba respirar. Aquello no podía ser verdad, ella era Dana Scully, su compañera, su amiga, su amor secreto, la madre de su hijo, su esposa, su ex esposa.
-En seguida voy
-¿Dra. Adams? – pregunto - ¿Cómo…
-Sarah Adams – le corto con brusquedad
-Scully…
-Ella murió hace dos años – sentencio
Tuvo que sostenerse de la pared o se caería, su pulso se acelero aun más y sintió que en cualquier momento podría darle un infarto o algo así. Esa mujer rubia, de mirada fría, había matado a la única mujer que amo y que seguía amando.
-Debo irme
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras ella se alejaba. Acababa de matar la esperanza que surgió al verla de nuevo, acabo con cada una de sus ilusiones, lo mato a él. Si Dana Scully ya no existía tampoco Fox Mulder.
[Solo quedan las ganas de llorar...
al ver que nuestro amor se aleja...]
TBC...
