Diabólica inocencia

Cielo v/s Infierno

Viktor Nikiforov es un humano con poderes realmente excepcionales. Por esta misma razón era acosado día y noche por los dos bandos en guerra. Los Ángeles y lo Demonios.

Todos los días ambas facciones enviaban a un representante para tratar de convencer al peliplata, sin resultados, pues este no estaba interesado en tomar partido por ninguno de los dos, simplemente quería dedicarse a su vida diaria.

Cansado del hostigamiento lanzó un último desafío el cual fue aceptado.

"Solo atenderé a un representante más de cada bando, deberán tratar de convencerme para unírmeles. Pero si ninguno lo logra, me dejaran en paz de una buena vez"

Así ambas facciones se ven obligadas a pensar muy bien su último movimiento.

En el cielo

- Y bien ¿a quién enviaremos?- dijo el segundo al mando de los Ángeles, Georgi.

- Ya los enviamos a todos, pero ninguno convence a ese humano- el jefe Yakov pasaba las manos por su cabeza en un intento por calmarse- los mejores han tratado de convencerlo, Mila, Emil, Otabek, tú, incluso yo mismo he ido. Pero ese Viktor es un cabezota y no entiende

- Así son lo humanos después de todo

- Supongo que tendremos que enviar a nuestra última alternativa, de todos modos no perdemos nada con intentarlo… Ve a traer a Yuri, Georgi- el segundo al mando asintió y fue en busca del joven ángel.

Nadie podría negar la belleza de esa criatura, ojos verdes cual gemas, piel clara como la nieve, más tersa y suave que la seda, cabellos rubios que parecían finas hebras de oro. Era el menor de toda la legión, sin embargo tenía un carácter fuerte y algo huraño, lo que muchas veces le traía problemas. Por esta misma razón habían evitado enviarlo, pero gracias a que ya agotaron todos sus recursos, la última carta era el joven.

En el infierno

- ¡Ah! Qué problema… ¿a quién enviaremos Chris?

- No lo sé Pichit, no es mi decisión, hay que esperar las ordenes de Celestino

- Pero ya fuimos todos a tratar de convencer al humano, y nos rechazó cruelmente. Todavía no entiendo cómo se resistió a mis encantos

- Tal vez perdiste el toque querido

- Pues tú no hables mucho porque a ti también te rechazó- dijo el moreno.

- Si bueno, no entiendo cómo piensa ese hombre, Michel, Sala, tú, yo, nos rechazó a todos

- H-hola- se escuchó una suave voz y ambos demonios dirigieron su mirada al recién llegado.

- ¡Yuuri!- dijo Pichit abalanzándose sobre el menor- ¿Qué te trae por aquí? ¿Me echas de menos? ¿Quieres que vaya a jugar contigo?

- No es eso- intentaba zafarse de los brazos de su amigo, pero le era imposible- Celestino dijo que viniera, que ustedes se encargarían de explicarme todo

- ¿Explicarte que?- canturreó Chris.

- Emh… era algo de… ¿un humano? ¡Si eso! Dijo que yo iría a convencer al humano

- ¡¿Qué?!- dijeron ambos al unísono.

Yuuri era el más joven de los demonios y el menos experimentado, nunca había tenido contacto con los humanos, por lo tanto nunca había cosechado un alma. No era culpa de él, los otros demonios eran muy sobreprotectores y no le dejaban ir a ninguna misión. Sabían que tarde o temprano el pequeño tendría que ir, pero atrasarían ese momento lo que más pudieran, ya que Yuuri no era el típico demonio, su actitud no era la de uno. El pelinegro era muy amable y considerado, además demasiado tímido y nervioso, no tenía confianza en sí mismo, lo cual es vital para la labor que ellos realizan. Sin embargo era querido por todos en el Infierno.

En la Tierra

Viktor se encontraba en la calidez de su hogar en Rusia, estaba ansioso por que llegaran los representantes de los Ángeles y los Demonios, quería mandarlos a volar de una vez, estaba seguro que por fin tendría una vida normal sin esas criaturas detrás de él día y noche.

Desde que se había enterado de sus poderes hace un par de años no había podido tener un solo momento de paz, ángeles y demonios empezaron a aparecerse para convencerle de que se les uniera a sus respectivas luchas. No podía interesarle menos el asunto, no tenía idea la de la razón de esa absurda guerra y tampoco le importaba, él solo quería tener una vida normal. Aunque realmente no estaba seguro si volver a lo de antes era tan buena idea. Su vida anterior a los hostigamientos de las criaturas era bastante monótona y aburrida. Pero Viktor se había habituado a esa rutina.

Tampoco es como si le interesara alguna cosa en específico, nada llamaba realmente su atención ¿Dinero? ¿Poder? ¿Éxito? ¿Amantes? Nada de eso lo llenaba. Al principio pensó que el unirse a uno de esos bandos sería la oportunidad perfecta para darle un giro a su vida. Pero con el paso del tiempo ninguna de las dos facciones llamaba su atención, sentía que no eran tan emocionantes como el imaginaba. Pero ahora ya por fin terminaría, ya no lo acosarían más y dudaba mucho que alguno de los representantes pudiera convencerlo, los que vinieron antes de ellos ya habían intentado de todo, pero sin resultados.

En el cielo

- ¿Entendiste lo que te acabo de decir Yuri?

- Si, lo que no en tiendo es por qué debemos interesarnos tanto en ese vejestorio humano, tenemos la suficiente fuerza para ganar por nuestros propios medios ¡¿Para qué depender de un humano?!

- ¡Entonces no has entendido nada mocoso!- el pobre Yakov estaba a punto de sacarse los pocos pelos que le quedaban en la cabeza- los poderes de ese humano podrían definir el curso de esta guerra, por eso es tan importante. Si los demonios consiguen hacerlo su aliado, nuestra ventaja sobre ellos se termina ahí.

- Uhg… como sea

En el infierno

Chris y Pichit se miraban confundidos no entendían por qué Celestino había escogido a Yuuri. Era quien menos experiencia tenía, de hecho no tenía ninguna experiencia y el que lo escogieran precisamente para este trabajo no les terminaba de agradar. Ambos conocían al menor, sabían perfectamente que esta era la primera misión de Yuuri y si fallaba probablemente se deprimiría mucho y eso afectaría aún más a su pobre autoestima. Sin embargo no tenían opción, órdenes son órdenes, solo les quedaba darle los mejores consejos al pequeño demonio y esperar lo mejor.

- ¿Entendiste todo Yuuri? ¿Tienes alguna duda?- le decía Pichit.

- Creo que entendí todo. Debo hacer lo que sea para que ese Viktor acepte hacer un pacto conmigo y se nos una.

- ¡Ah! Mi pobre Yuuri tendrá que dar su redondito trasero por esta misión- decía Chris mientras manoseaba esa parte del menor- y yo que quería ser el primero en corromperlo

- ¡Chris! Eso es muy injusto ¡yo también quería ser el primero que probara a Yuuri!- alegó el moreno quitando las manos del otro de su amigo- Ya déjalo, no ves que lo pones nervioso

- N-no sé si sea capaz de hacerlo después de todo

- ¡Vamos Yuuri! Recuerda todo te que te enseñamos- Pichit trataba como podía de animarlo- ese humano es muy terco, no te preocupes si no lo logras, ya tendrás más oportunidades de tomar un alma

En la Tierra

El ruso se encontraba en su sillón favorito leyendo una revista cuando sintió una luz muy fuerte a la cual ya estaba acostumbrado, era la clásica llegada de un ángel. Así que ellos serían los primeros en hacer su movimiento. Tenía curiosidad por ver a quien habían enviado, pero debía hacerse el difícil por lo que ni siquiera desvió la mirada hacia la criatura.

- ¿Tú eres Viktor?- el ángel se había acercado a él y estaba parado a un lado del sillón.

- Sí ¿Qué deseas?

- ¿Puedes siquiera mirarme a la cara para hablar? ¿Tan maleducados son los humanos?- al ruso le pareció chistoso el tono de reproche que tenía la voz del menor así que decidió levantar la vista. Se encontró con uno de los ángeles más bellos que había visto, pero también era muy joven.

- No sabía que los ángeles tenían a niños entre sus filas- dijo en tono burlesco.

- ¡¿Niño?! ¡Para que lo sepas soy uno de los ángeles más poderosos que hay!

- No me digas…- volvió a centrar su mirada en el artículo de la revista ignorando por completo a la criatura a su lado, la cual estaba a punto de estallar.

Entonces un sonido familiar se dejó sentir en la sala, algo así como chispas seguidas de un pequeño ahumadero, había llegado un demonio. Generalmente Ángeles y Demonios no se encontraban en el mismo lugar, a menos que se trate del campo de batalla claro, pero la casa del ruso era terreno neutral, aun así jamás se habían topado dos de estos en el mismo momento.

- H-hola ¿Tú eres Viktor?- peguntó una tímida voz.

- ¡No ves que soy un ángel idiota! ¡Ese humano de allá es Viktor!

- ¡Ah! L-lo siento e-es que nunca había salido antes del infierno, es mi primera vez afuera y jamás había visto a un humano o un ángel- Viktor levanto la mirada curioso, la mayoría de los demonio con los que había tratado rebosaban de confianza, por lo que la tímida voz y el leve tartamudeo llamaron su atención- ¿tú eres un ángel? Eres tan joven…- volvió a decir la tímida voz acercándose un poco a la blanca criatura y tomando su rostro entre sus manos para examinarla más de cerca- Waa! Eres hermso…

El pobre demonio no pudo seguir hablando gracias a que recibió una contundente patada en el estómago que lo dejo sin aire y lo hizo caer sentado al piso.

- ¡D-déjame en paz!- chillaba sonrojado el menor- ¡T-tú e-eres un maldito cerdo! ¡Sí! ¡Cerdo, cerdo, cerdo!

- Ouch eso me dolió, eres muy cruel- el demonio se puso nuevamente de pie- además no soy un cerdo, no estoy gordito ni nada

- ¡Ejem!- el peliplata se aclaró la garganta sonoramente para llamar la atención de las criaturas. Estaba entretenido viendo la escena de esos dos pero no le agradaba el hecho de que estaban ignorándolo olímpicamente- se supone que el centro de atención seria yo

- ¡Oh! Así que tú eres Viktor- un emocionado demonio se acercó reclinándose un poco sobre él para verlo más de cerca- también eres hermoso, no sabía que los humanos tuvieran tan lindos ojos… ¿puedo tocar tu cabello? Nunca había visto un color así

- Ehm…- la mente del ruso quedo en blanco al verse abrumada por la cercanía de la criatura. Su rostro era muy diferente al del ángel, era atrayente de una forma extraña, no podía explicárselo bien. Sus cabellos estaban un poco desordenados y eran negros como la noche. Sus ojos, mientras más miraba Viktor a los ojos del pequeño demonio, más abrumado quedaba, eran de un color chocolate bastante común, pero lo miraban con un brillo inigualable.

- ¡Ya deja de estar jugando maldito cerdo!- los gritos del rubio lo sacaron de su estado de ensoñación. Vio como el demonio era jalado hacia atrás y volvía a caer al piso.

- Muy bien, terminemos con esto- dijo Viktor mientras se ponía de pie y movía su cabeza de un lado a otro para despejarse- ¿Cuáles son sus nombres?

- Yuri

- Yuuri- dijo el pelinegro aun sentado en el suelo.

- ¿Se llaman igual? ¡Que divertido! Pero eso será confuso, así que tú serás Yurio - dijo apuntando al ángel.

- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué a mí me tienen que cambiar el nombre?!

- Porque se me da la gana- ante eso la criatura no pudo alegar nada, sabía perfectamente que necesitaba convencerlo así que por esta vez trataría de no llevarle la contraria- ahora cada uno me dará sus argumentos para convencerme de usar mis poderes a favor de su bando ¿Por qué no empiezas tu Yurio?

- Bien… ¡Debes unirte a nosotros!- Viktor lo que do mirando como diciendo "¿Sólo eso? ¿Nada más?"- ehm… nu-nuestra causa es la más noble, pues buscamos desterrar de la tierra a lo…

- ¡¿Qué es eso?!- voz de Yuuri resonó por toda la sala.

- Es una lámpara de lava- respondió Viktor.

- ¿Cómo hiciste para meter lava en una lámpara? ¿No te quemaste?- el demonio se encontraba fascinado viendo las cosas del ruso, nunca antes había salido del infierno y todo eso era nuevo para él. Ya no estaba tan nervioso como al principio, Pichit le había dicho que no importaba si lograba cumplir la misión, que podría intentarlo más adelante nuevamente con un humano menos problemático, recordó eso mientras estaba en el piso y comenzó a recorrer con la mirada toda la habitación. Cada vez se sentía más emocionado con lo que veía, hasta el punto en que se olvidó totalmente de la razón por la que se hallaba ahí y solo tenía su mente enfocada en descubrir cada nuevo detalle de ese extraño lugar.

- No es lava de verdad- dijo divertido ante la reacción del pelinegro que se paseaba de un lado a otro de la habitación tocando todo lo que podía.

- ¡Me van a dejar terminar de una maldita vez!- el ángel se encontraba en el límite de su paciencia. Viktor le hizo un señal para que prosiguiera- como iba diciendo, nuestra noble causa consiste en…

De pronto todo había quedado a oscuras unos momentos para luego volver a iluminarse.

- ¡Whooa! ¿Por qué aquí anochece y amanece cuando aprieto esto? ¿Cómo funciona Victor? ¿Qué clase de magia es esta?

- Es el interruptor de la luz, no es ninguna magia solo la corriente eléctrica- el peliplata contenía como podía una carcajada ante esas ocurrencias. No podía creer que realmente ese chico fuera un demonio, no se comportaba como ninguno de los que habían venido antes, le parecía demasiado tierno para ser uno.

- ¡¿Quieren dejar ya eso?! - dijo ofuscado el rubio mientras Yuuri seguía jugando con la luz- ¡No soporto más esta estupidez! ¡Me largo! ¡No necesitamos un tonto humano para ganar esta guerra!

Luego de un muy fuerte destello el ángel desapareció de inmediato. El demonio dejo lo que estaba haciendo y se acercó al lugar que antes ocupaba la blanca criatura. Se quedó mirando el sitio mientras sus ojos comenzaban a cristalizarse.

- Yo… creo que lo hice enojar- decía mientras caían un par de lágrimas por sus mejillas- lo siento no era mi intención…

Las risas del mayor le impidieron seguir sintiéndose culpable, el ruso tenía sus manos sujetando su estómago y se retorcía de la risa.

- ¿Por qué te disculpas? ¡Eso fue fantástico! Tenía planeado hacerlo enojar para que se fuera, pero lo que tú hiciste supero todas mis expectativas ¡eres un genio!- decía entre risas.

- Entonces… ¿Quieres que yo también me vaya?- dijo apenado ante la idea de no poder seguir explorando el lugar.

Viktor secó las lágrimas que le había provocado su escandalosa carcajada y se puso derecho. No pudo evitar sentirse un poco culpable ante las palabras de Yuuri. Si bien era verdad que en un principio quería deshacerse lo más rápido posible de ambas criaturas, ahora no estaba tan seguro.

Tal vez podría divertirse un poco más con ese peculiar demonio.

- No es necesario que te marches aun. Además todavía no escucho tus argumentos ¿No se supone que debías convencerme de unirme a los demonios?

- ¡Ah! Es cierto… pero ¿Sirve de algo que lo intente? tú no quieres unirte a esta guerra de todos modos

- ¡Oh! Eres un chico listo

Eso no hizo más que aumentar la curiosidad del ruso por el pequeño demonio que había sido capaz de ver sus verdaderas intenciones.

- Bueno yo… mejor me voy

- ¡No! Espera- el pelinegro dirigió su mirada hacia él aguardando por lo que le tuviera que decir- ¿No quieres ver más? Dijiste que era la primera vez que salías del Infierno y tampoco habías visto a un humano antes ¿Si quieres puedo enseñarte un par de cosas?

- ¡¿En serio?! ¡¿Harías eso por mí?!- la mirada del pelinegro se ilumino completamente ante esas palabras, tanto que logro emocionar el frío corazón de Viktor.

- Claro, será un placer ¿hay algo en específico por lo que quieras preguntar?

Yuuri asintió frenéticamente, había demasiadas cosas que llamaban su atención, pero decidió comenzar con un retrato que en estaba en una pared.

- ¿Quién es esa niña?- pregunto la inocente criatura.

- No es una niña, soy yo- iba a reprocharle al menor por haberlo confundido con una niña, pero al ver como se deshacía en disculpas, lo dejo pasar, después de todo nunca había visto a otro humano a parte de él y solo llevaban un par de horas de conocerse- antes tenía el pelo largo, me gustaba mucho, pero era complicado mantenerlo, así que simplemente lo corté

- ¿Y esa cosa que está al lado tuyo? ¿Qué es?

- ¿Makkachin?- no pudo evitar reír un poco- es un perro. Supongo que tampoco has visto un perro antes

- No- el ruso se acercó al sillón y tomó asiento en este mientras Yuuri tomaba la foto entre sus manos y se acercaba a él- ¿Y qué sucedió con él?

- Nada, solo está en casa de unos amigos. Se pone nervioso cuando vienen los ángeles o los demonios, así que prefiero no tenerlo aquí

- Lo siento, seguro debes extrañarlo- se disculpó el demonio.

- No tienes por qué disculparte, no es tu culpa- el peliplata le hizo un gesto para que tomara asiento al lado de él en el sillón- además es la primera vez que vienes, no tienes que preocuparte por eso- dijo mientras Yuuri se sentaba- ¿Hay algo más que quieras preguntar ahora?

- Emh yo… ¿Puedo tocar tu cabello?- un leve rubor se extendió por las mejillas de la criatura.

- Adelante- dijo volteándose hacia el menor y agachando un poco su cabeza.

El demonio no perdió un segundo y comenzó a pasar sus manos entre los cabellos del ruso. Al principio su tacto era algo tímido, pero al cabo de un rato comenzó a ser más audaz. Enredaba sus dedos entre los las finas hebras, podía sentir lo sedoso y bien cuidado que estaba, además le fascinaba el color que tenían, nunca había visto algo así.

- Seguro debiste verte muy hermoso con el cabello largo- dijo de repente.

- ¿Me estás diciendo que ahora no lo soy?- levantó su cabeza para dejar ver el puchero que estaba haciendo, Yuuri de inmediato quitó sus manos asustado.

- ¡No! No quise decir eso… digo es que ahora también eres hermoso

- Yuuri~ No estoy seguro si eres consciente de las cosas que dices o solamente es tu naturaleza

- ¿Eh? No estoy entendiendo a que te refieres

- Mmh…- Viktor se acercó un poco más a la criatura y con su pulgar comenzó a acariciar los labios de esta mientras un disimulado sonrojo se extendía sobre sus mejillas- Sabes estoy empezando a considerar la oferta de los demonios, pero me preguntaba si obtendré algo a cambio de unírmeles ¿Qué me dices Yuuri?

- ¡Claro! Puedes obtener lo que quieras- dijo emocionado al ver que su misión no estaba completamente perdida, aunque el pobre no era consciente de la situación en la que se encontraba

- Pero aún estoy indeciso ¿No podrías darme una muestra?

- Por supuesto ¿Qué es lo que deseas Viktor?

- A ti

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Hola! Gracias por leer este fanfic!

Ojalá les este gustando, en el próximo cap hay ricura xD así que vayan!

Sin nada más que decir, me despido.

Cambio y fuera.