Esta historia estara algo fuerte.
La escribi hace tiempo cuando tome una clase de psicologia en la universidad.
Es una historia original mia que he adaptado como sasusaku... en unos dias mas ya sea aqui o en mi pagina anilu37 deviantart subire la historia original por si desean compararlas. Son basicamente lo mismo solo substitui los nombres y cambie uno que otro detalle. Esa historia es parte de un proyecto que tengo, pero no pude resitir y publicarla solo que como he dicho adaptada al sasusaku.
Naruto © Masashi Kishimoto
Ecos de una sonata cautiva
1
Al sentir la calidez del agua sobre su piel comenzó a reaccionar y lentamente abrió los ojos. Recargada sobre los azulejos de la regadera observaba su vestido desgarrado y las múltiples marcas sobre sus piernas que aun sangraban. A pesar de que el agua estaba caliente podía sentir una intensa frialdad en los dedos de sus manos, los cuales por inercia empezó a mover como si tocase un piano. Mientras recuperaba la conciencia diminutas gotas de sangre resbalaban de sus piernas; fundiéndose con las aguas para formar un leve rastro que huía con prisas por la coladera. Llevo sus dedos temblorosos hacia su estómago y comenzó a acariciar el contorno rojizo de unos números que alguien había grabado sobre su piel. Al estar recorriendo los bordes de sus heridas no podía evitar pensar en la ironía de la situación. Años atrás ella solía infligirse cortadas parecidas, pero nunca imagino que alguien más se atrevería a hacerle algo similar. Un poco del agua caliente entro a su boca haciendo que se diese cuenta de lo perdida que se sentía. Era como si hubiese dormido mucho tiempo y se hubiera despertado años después… –ojala eso hubiera sucedido – pensó para sí misma. Afortunadamente el miedo se había ido. Quizás porque esa no era la primera vez que se encontraba en esa situación. Hacia unas siete horas… quizás cuatro o tal vez tres que había estado en el recital presentándose en un dueto con aquel pianista al que tanto detestaba por la misma razón que se detestaba a ella misma. Ese pianista era incapaz de transmitir sentimiento alguno con el piano a pesar de ser considerado un prodigio. Y ella… ella de igual modo no podía conectarse con el piano y dejar que ciertas emociones fluyeran a través de las notas musicales. Era una pianista con técnica admirable, pero al final sin un alma permanente; alma que iba y venía a su antojo, muchas veces dejándola vacía por días. Y sin alma se había presentado esa tarde para acompañar a aquel pianista que era su mismo reflejo. Ambos mantuvieron la misma insensible mirada; tocando los bellos acordes como si fuese hielo y no sentimientos lo que fluía de la Suite número 1 de Sergei Rachmaninoff. Tan pronto hubo terminado la presentación, escapo del teatro y se refugió en su cuarto de hotel donde bebió media botella de vodka al compás de los terribles recuerdos que pasaban por su mente. Como pudo se hizo camino hasta la recepción del hotel; donde suplico que la dejaran usar el piano del salón principal. Completamente sola y contando solo con la compañía de las mesas vacías comenzó a tocar esa hermosa y triste sonata. Sonata que su madre amaba y solía tocar cada vez que su padre las dejaba en aquella prisión que podía llamarse hogar solo porque su madre le brindaba calor a esas paredes. Mientras se perdía entre las notas que estaban grabadas desde hace años en sus dedos podía ver claramente como su madre lloraba, suplicando que no la tocasen, que le dejaran vivir. El aterrador sonido de huesos quebrándose la hizo estremecerse y sumirse en una oscuridad total.
Esos recuerdos nunca se iban; reviviendo día tras día se dedicaban a atormentarla desde hacía 15 años. Estaba tan sumida en su mundo de pesadillas que no se había dado cuenta que un par de espectadores la observaban. Al tocar la última nota y recobrar el aliento unas manos la apresaron. Por más que lucho en soltarse termino inconsciente al llegarle ese olor tan conocido que producía el cloroformo. Al abrir los ojos se encontró atada en una mesa donde dos sujetos con los rostros cubiertos le observaban. Uno de ellos celebró que estuviese despierta y de un solo movimiento rompió su vestido con una navaja. Con lentitud parecía estar grabando algo sobre la piel de su estómago, se sentía adormecida, pero poco a poco comenzó a sentir el dolor. Al parecer le habían dado un tipo de anestésico que aminoraba la sensación. Si así se sentía terrible, probablemente el dolor real era aún más grotesco. Le costaba trabajo contener los gritos, pero finalmente estos comenzaron a salir de sus labios con intensidad. En ningún momento pidió que dejaran de lastimarla tan solo se limitaba a quejarse del dolor. Uno de los sujetos llevaba una cámara y parecía estar grabándolo todo. Recordaba haber luchado por liberarse de la mesa hasta que uno de los hombres detuvo sus movimientos mientras el otro cortaba las sogas que la ataban. Cuando estuvo libre comenzó a golpear a uno de los hombres quien sin dudar la tomo fuertemente de los cabellos y con gritos le ordeno que volteara a la cámara y pidiera auxilio. Ella negándose rotundamente a todo lo que esos hombres pedían, se dedicó a recibir las bofetadas que le propinaban cada vez que ella respondía con negativas sus preguntas. Después no solo se conformaron con los golpes sino también a lacerarla. Al seguir evitando responder sus preguntas recibía un lastimero rasguño con una filosa navaja sobre sus piernas. Nada de todas esas torturas parecía afectarle ni provocar un ataque de pánico que pudiese ser grabado y entregado a la familia de la joven víctima. Hartos de no lograr las reacciones que esperaban; decidieron consultar con alguien más por medio de un celular. La risa malévola de uno de ellos solo demostró que la orden que acababan de darle sonaba divertida. El hombre más alto de los dos la tomo fuertemente de la espalda y hombros; impidiéndole moverse. El de la sonrisa malévola se le acerco tan solo para que la chica le escupiera en el rostro. Después de limpiarse la miro siniestramente y le dijo las únicas palabras que eran capaces de sumirla en el más profundo terror. Si no hablaba le quebrarían uno por uno sus hermosos y finos dedos.
Una vez más comenzó a recordar los intensos y suplicantes gritos de su madre; rogando porque no le hicieran daño a sus dedos de niña que aún eran inexpertos. Su estado emocional se había roto por completo y el pánico se apoderaba de ella. Las lágrimas comenzaban a emanar de sus ojos y los gritos de su madre escapaban de su memoria hacia sus oídos. No quería volver a escuchar ese terrible sonido… no quería que lastimaran sus manos. Los hombres estaban satisfechos de haber logrado ponerla en ese estado. A pesar de que la chica se encontraba en pánico y comenzaba a tratar de soltarse con exasperación, el hombre le tomo la mano con fuerzas y sonriendo apretó el dedo índice de la joven. De la nada la puerta de la habitación oscura se abrió y un hombre de rostro blancuzco y cabellos negros se acercó a felicitarlos y les ordeno que soltaran a la chica. En cuanto la joven se encontró libre empezó a golpear a sus captores con desesperación y estos de nuevo no dudaron en intentar regresar los golpes. De alguna forma logro correr hacia la puerta donde un golpe en la nuca por parte del hombre de cabellos negros la dejo inconsciente. Eso era lo último que recordaba… al hombre golpeándola en la nuca…. El agua se había tornado tibia lo que provoco que saliera de su ensimismamiento y observara a su alrededor. A través del cristal transparente vio la silueta de una persona que parecía leer el periódico. Intento pararse, pero resbalo abruptamente. La mirada del hombre se despegó de su periódico y este le habló.
- Por fin despiertas…
- ¿Quién eres? –Fue lo único que logro articular mientras se sentaba de nuevo bajo el chorro del agua –.
- Eso es algo que no necesitas saber. Me parece raro que lo preguntes con tanta normalidad cuando momentos atrás suplicabas por tu vida… por tus dedos. ¿Me preguntó por qué son tan valiosos para ti? Tus manos deben de ser valiosas para que las prefieras a cualquier parte de tu persona.
- Mmmm –Musitó la chica al sentir todo su cuerpo adolorido mientras nuevamente trataba ponerse de pie –A través del cristal vio como el hombre se acercaba y abría la puerta –.
- Parece que necesitas ayuda…
- Fuiste tú quien me golpeo en la nuca… – comentó con voz calmada mientras lo observaba. No se parecía a los demás hombres. Este iba bien vestido y tenía una presencia diferente… además estaba segura que era japonés.
- Así es…. Y te advierto que no intentes nada…. Yo no juego con navajas…. No me atrevería a cortarte, pero no dudaría en dispararte. –Aseguró evitando mirar su cuerpo magullado–.
- No intentare nada… sé muy bien cómo funciona un secuestro… no es la primera vez que me encuentro en esta situación. Hay muchas posibilidades de que me maten, pero de igual manera no creo que me quieran solo por dinero. Así que probablemente me necesiten viva hasta el final. Y el hecho de que no sepas porque aprecio tanto mis dedos me dice que no me conoces por quien soy, sino por la sangre que llevo.
- Yelena Olegovna… solo puedo decirle que es muy perceptiva. –Habló fríamente al tiempo que la levantaba en brazos y la sacaba cargando de la regadera y a continuación del baño. La chica permaneció callada a pesar de todo el dolor que sentía. No dijo nada hasta que llegaron a lo que parecía ser la habitación donde estaría cautiva. La cual estaba a unos cuantos pasos del baño donde se encontraba momentos atrás. La actitud de ese secuestrador era muy extraña. El hombre la bajo en la entrada y le indico que se sentara sobre la cama. Ella obedeció y se volvió a mirarlo.
- Olegov es el apellido de mi padre y Yelena mi nombre ruso pero desde hace mucho no los utilizo y mucho menos me identifico con ellos. Así que prefiero que me llame por mi nombre materno el cual…
- Es Haruno Sakura…. –Interrumpió al tiempo que comenzaba a buscar algo dentro de una de las cómodas ya muy antiguas que estaban junto a la cama.
- Si, así es…. No entiendo porque usted está aquí y me habla tan tranquilamente… ¿no se supone que las victimas debemos estar en constante tortura y siempre encerradas en una habitación nefasta?
- ¿Acaso es masoquista? Si quiere puedo cambiarla a una habitación que sin duda le recordara al infierno… –Al ver que la chica no contestaba prosiguió – Y en cuanto a por qué no estoy siendo violento con usted es porque…
- Usted será el que tratara de engañarme y tratarme bien para ver si logra sacar información útil de mis labios…–Interrumpió de la misma manera que él lo había hecho –.
- Pues si, por así decirlo. Yo seré el que…. – alguien comenzó a tocar la puerta con brusquedad –. ¿Qué sucede? – preguntó el joven hombre –.
- Tienes una llamada del jefe y además debes ver el video.
- Bien en dos minutos estaré allí…. ¿Escuchaste? –Le hablo a la joven, mirándola a los ojos fríamente – Voy a ver el resultado de tu maravillosa actuación. Aunque por lo que vi mientras grababan puedo estar seguro de que causara mucho impacto en tu padre. Y aún hay cosas peores por venir. –Salió de la habitación; cerrándola con llave y desde afuera le dijo que no tardaría mucho en regresar –.
- Mmmm –se quejó de nuevo Sakura mientras se recostaba sobre la fría cama con sus ropas aun mojadas. Toda esa situación le parecía muy extraña. Desde que la había ayudado a salir de la regadera y llevado hasta esa habitación no pudo evitar sentir incertidumbre. Ese hombre se estaba portando muy diferente a los otros secuestradores. La habitación no era del todo desagradable, incluso había una tragaluz por donde la luz se colaba fácilmente… había algo que le parecía muy familiar en esa habitación. Como de costumbre su extraña personalidad hacia acto de presencia. Ella era así, nada le atemorizaba ni le causaba gran conmoción a excepción de los últimos recuerdos que tenía de su madre con vida... Pensó en la tranquilidad que sentía en esos momentos y en cómo se esfumaría tan pronto la amenazaran con lastimar sus manos. Podía soportar cualquier clase de dolor, pero jamás soportaría que le hiciesen algo a sus preciadas manos. Era una mujer insensible que no era capaz de transmitir más que oscuridad con ese talento que tenía para tocar el piano… sin embargo amaba acariciar las teclas. El piano despertaba en ella una pasión llena de extrañezas. Si bien sentía pasión al tocarlo ¿Por qué no podía transmitir esa misma pasión a través del mismo? Tan pronto terminaba con el ultimo acorde la pasión se iba y no regresaba hasta que comenzaba a tocar de nuevo. Su deber era dejarse envolver en esa pasión, a ese lugar podía llegar tocando. Quizás jamás podría responderse… ahora solo le quedaba esperar que es lo que harían a continuación esos hombres que la tenían cautiva.
Pieza de Rachmaninoff se llama La nuit l amour por si desean escucharla. En realidad esta conformada por 3 secciones... pero solo utilice esta como referencia.
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