Naruto © Masashi Kishimoto

Espero disfruten esta historia.

La escribi como regalo para una de mis lectoras y amiga de deviantart. Ama las historias de vampiros.


La doncella del eterno invierno.

Capitulo 1

- Sera mejor esperar a que pase la tormenta Sasuke-sama. No podemos continuar así o, de lo contrario terminaremos perdidos.

- Sin duda sabes que conozco este lugar como la palma de mi mano Karin.

- Karin tiene razón Sasuke-sama. Los hombres apenas si pueden mantenerse de pie con el fuerte viento. Y no falta mucho para que amanezca.

- Bien Suigetsu. Tan pronto lleguemos al bosque nos asentaremos. Ya no estamos muy lejos. –Una vez que se hubieron adentrado al bosque, comenzaron a levantar el campamento. La tormenta de nieve entre los arboles era débil, pues los mismos mitigaban con sus ramas, la fuerza de esta. Más si salían del bosque la tormenta no les permitiría ver nada, al menos no a sus hombres y sin duda los caballos tendrían miedo. Después de levantar el campamento, algunos de los hombres decidieron encender unas cuantas fogatas. Mientras que unos bebían la poca sangre que les quedaba, otros ya dormían. Sasuke estaba de pie bajo uno de los pinos, observando con detenimiento el sisear de las llamas de la fogata frente a él.

- Sasuke-sama. Le he traído un poco de la sangre que trajimos con nosotros, bébala. Lo hará sentir mejor.

- Gracias Karin, pero no tengo hambre –respondió sin volverse a mirarla, para después adentrarse en el bosque –.

- ¿Sigues intentando seducirlo? –le susurró Suigetsu al oído –.

- Aléjate idiota. No te me acerques tanto… y claro que no intento seducirlo, es solo que desde que iniciamos el viaje a sus tierras no le he viso beber sangre. Por eso supuse que debe estar hambriento.

- Sasuke puede pasar largo tiempo sin comer. Los vampiros de clase no padecen el mismo tipo de hambruna que tú y yo. Y dejemos el tema. Deberías seguirlo quizás logres conquistarlo esta noche.

- Ya te dije que te calles idiota. Yo no siento…

- Deja de disimular. Todos sabemos perfectamente lo mucho que estas enamorada de él. Si yo fuera tu aprovecharía para confesarle mis sentimientos. Quizás mañana sea demasiado tarde.

- ¿A que te refieres? –preguntó solo para ser ignorada, pues Suigetsu se había marchado dejándola sola. Maldiciéndose por hacer caso de sus palabras, se interno en el bosque en busca de Sasuke. No paso mucho para que lo encontrara de pie observando unas anemonas blancas, cubiertas de nieve. Le veía inquieto, pues la posición de su cuerpo le decía que estaba esperando. Esperando… ¿A quién? ¿Y, si esperaba por ella? Su corazón le dio un vuelco al pensar en la posibilidad. Así que decidió llamarlo para hacerle saber que estaba allí, mas al estar a punto de hacerlo su voz se ahogo por completo al observar la figura que apareció detrás de él. Era una mujer de piel blanquecina y cabellos rosados. Llevaba un vestido largo y blanco como la nieve, descubierto completamente del cuello y hombros. Sobre su cabeza una corona de anemonas rojas le adornaba el cabello suelto. ¿Quién era esa mujer? Sasuke aun observaba las anemonas blancas sin percatarse de la presencia que estaba a sus espaldas. Fue hasta que un zorro blanco salió de su madriguera que su figura se tenso y de inmediato se volvió hasta la mujer de cabellos rosados. Le vio tratando de tocarla, pero le fue imposible, pues al hacerlo las manos del pelinegro la atravesaban por completo. Aun así no dejaba de intentar tocarla. La figura por su parte le sonreía con mucha felicidad, cosa que la hizo sentir ansiedad. La mujer pelirrosa comenzó a danzar entre la nieve, mientras Sasuke le sonreía con gentileza. La ansiedad pronto se vio alcanzada por sorpresa y luego por coraje. Ella jamás había visto a Sasuke sonreír con esa calidez así que sin darse cuenta comenzó a apretar una de las ramas del pino con fuerza, hasta que la hubo partido en dos. El ruido producido por la rama hizo que Sasuke volviera su vista hacia el lugar donde ella estaba; logrando muy apenas ocultar su presencia. La mujer había desaparecido cosa que pareció dejar a Sasuke un tanto dolido. Al ya no verla por ningún lado, saco un puñal de su bolsillo, cortándose la palma de la mano y dejando que las gotitas cayeran sobre las anemonas blancas, pintándolas de carmín. Ver esto la confundió aun más, pero poniéndose de pie comenzó a correr a toda prisa. No quería que él supiera que le había seguido hasta allí –.

A la tarde siguiente mientras recogían el campamento, le observo callado y distante. Sumido en una especie de sombra que se le reflejaba en las pupilas. No había podido dormir en toda la madruga y menos durante el dia. Y todo por que la había pasado pensando en descifrar la identidad de la mujer de cabellos rosados. Sentía que no le quedaba ninguna gota de energía, pues ella como todos los vampiros necesitaba descansar durante el dia. Entradas las horas del anochecer llegaron al castillo de Sasuke, lugar del que solo había escuchado durante el viaje. Por fuera se veía siniestro, pero una vez adentro era el lugar más hermoso que había visto. Los demás hombres se habían instalado en los cuartos a las afueras del castillo, mientras que solo ella y Suigetsu habían sido invitados a las habitaciones principales. El ama de llaves los esperaba con una copa de sangre, la cual de nuevo Sasuke rechazo –.

- Fumiko-san agradezco la atención, pero aun no tengo apetito. ¿Esta en su habitación?

- Si amo. Decidió que lo esperaría allí.

- Ya veo. Por favor atiende a mis invitados. Cenen con confianza… regreso en unos momentos –se despidió Sasuke mientras comenzaba a subir por la escalinata. Por su parte Karin y Suigetsu se sentaron en una salita de estar que estaba junto a la escalinata. El ama de llaves les sirvió dos enormes copas llenas de sangre.

- Disfruten la sangre que aun esta tibia.

- Gracias –contestaron al unisonó – Sasuke no los dejo por mucho tiempo pues antes de que veinte minutos hubieran pasado ya estaba de regreso. Se sentó junto a sus invitados que aun terminaban su comida –.

- ¿Les ha gustado?

- Esta deliciosa. Ahora entiendo porque la sangre de tus tierras es tan codiciada… disculpa. No fue un buen comentario. Yo lo siento y…

- ¡Papá! –resonó una voz desde la escalinata – Dijiste que irías a verla… Ve a verla papá –.

- Sarada saluda a mis invitados. Ellos son Suigetsu y Karin. Viajaron conmigo estos últimos cinco años.

- Dijiste que irías a verla…

- Sarada basta. –le miró inquisitivamente –.

- Mi nombre es Sarada Uchiha. Encantada de conocerlos.

- Cena y ve a tu habitación. No tarda en amanecer.

- Papá, pero prometiste que irías a verla.

- Lo hare tan pronto lleve a mis invitados a sus habitaciones.

- Promételo.

- Te lo prometo. Si quieres quédate a hacerle compañía a Karin mientras Suigetsu me acompaña a pedirle las llaves de las habitaciones a Fumiko –san –.

- ¡Si papá! –Al retirarse con el pelinegro, Suigetsu le dirigió una mirada a Karin, quien supuso que Suigetsu ya estaba enterado de que Sasuke tenía una hija –.

- ¿Cuántos años tienes Sarada?

- Hace no mucho cumplí los 12…

- Ya veo –no podía evitar observarla, pues el parecido con Sasuke era innegable. De nuevo se vio invadida por un extraño pesar. ¿Por qué no sabía que Sasuke tenía una hija? ¿Por qué no se lo había dicho? ¿Por qué se lo oculto Suigetsu? –.

- ¿Estás bien Karin?

- Lo siento es solo que me perdí unos momentos por mis pensamientos –debía aprovechar que Sasuke no estaba para indagar sobre lo que había visto anoche –. Sarada ¿Puedo preguntarte algo?

- Supongo que si… dime

- Es solo que me preguntaba si el bosque que esta cerca del castillo esta encantado, o tal vez a veces aparezcan cosas extrañas.

- ¿Cómo que tipo de cosas extrañas?

- Como una mujer de cabellos rosados por ejemplo. –el semblante de la niña endureció un poco –.

- ¿Cuándo la has visto?

- Anoche… mientras acampábamos en el bosque.

- ¿Le has visto con mi padre?

- Si bueno… no pero…

- No cualquiera puede verla.

- ¿Quién es ella?

- Papá y yo la llamamos la doncella atrapada en el eterno invierno.

- ¿Atrapada?

- Karin ¿Estas enamorada de papá?

- Yo no… por supuesto que no.

- Papá jamás dejara de amar a mamá… aunque ella no esté aquí en estos momentos. No te diré que saques a papá de tu corazón… pero ¿No crees que no tiene mucho sentido amar a alguien que jamás sentirá lo mismo por ti?

- Mi amor por el…. Es algo que no puedo cambiar –admitió en voz baja –.

- Ni el podrá cambiar lo que siente por mamá. Si te quedas el tiempo suficiente podrás ver por que. Mas te agradezco, pues eso me dice que papá esta rodeado de personas que lo quieren. Eso de pronto lo vuelve menos solitario –aseguró Sarada con una sonrisa – parece que nada de lo que te he dicho te ha servido de mucho. Pero si deseas ver más con tus propios ojos…sigue a papá en las últimas horas de la noche. Seguro tendrás mas preguntas mañana en la noche. Con gusto vendré a responderlas. Me has agradado tan pronto te he visto, por eso te lo digo de esta manera…papá jamás podrá amar a otra mujer que no sea mamá. –le sonrió Sarada mientras comenzaba a subir la escalinata. Sarada se había percatado de su don sensorial por eso le había sugerido que siguiera a su padre. Así que Sasuke no solo tenía una hija, también una esposa… una esposa que no estaba allí en esos momentos ¿A que se refería Sarada con eso? Maldito Suigetsu viéndole la cara. Seguramente el sabia todo eso y sin embargo, jamás se lo dijo. Sin darse cuenta se sumió en sus pensamientos de nuevo, ignorando que Sasuke y Suigetsu estaban de regreso –.

- ¡Hey Karin! Reacciona Sasuke nos llevara a nuestras habitaciones.

- Lo siento –se limito a decir mientras se ponía de pie para seguirlos por la escalinata que también Sarada había tomado. Al llegar al segundo piso se maravillo con los hermosos ventanales cubiertos de nieve. Había tres pasillos, uno frente a ellos y dos a lados opuestos. Tomaron el izquierdo donde bonitas galerías de pinturas les acompañaron hasta llegar a un pequeño jardín interior. Ahí Karin pudo darse cuenta que estaban en una de las torres del castillo. Alrededor del jardín había cuatro puertas –.

- Fumiko –san me ha informado cuando fuimos a recoger las llaves que ambos cuartos de la esquina están en condiciones de ser utilizados. Aquí tienen las llaves, espero que descansen, ustedes escojan entre cualquiera de esas dos habitaciones –les dijo al entregarle las llaves a Suigetsu para después marcharse –.

- ¡Eres un imbécil! Debiste habérmelo dicho… tú lo sabías.

- Karin es una historia complicada… yo no

- Cállate idiota –le grito al tiempo que le arrebataba las llaves. Intento abrir una de las puertas con una de las llaves, pero esta no abrió. Suponiendo que si abriría la siguiente, la inserto en el cerrojo. Al ver que esta cedía, le lanzo a Suigetsu la otra llave para que entrara a la otra habitación.

Se recostó a prisas a en la cama y comenzó a buscar la presencia de Sasuke para seguirla entre el castillo. No paso mucho para que la presencia de Sasuke se detuviera y… allí había otra presencia. Una presencia un tanto familiar, pero no lograba discernir por que le parecía conocida. Una presencia que curiosamente dejaba de sentirse por momentos mas regresando en otros. La energía de Sasuke estuvo allí por mucho tiempo, tanto que pensaba que se quedaría allí después del amanecer. Aun le quedaban un poco de horas a oscuras pues allí el sol salía hasta que llegaban las 10 de la mañana. Tan pronto sintió que Sasuke se alejaba, se puso de pie en silencio; buscando los residuos de energía del lugar donde había estado. No sería problema escabullírsele a Suigetsu pues sin duda tenía mucho dormido a pesar de que aun no se asomara el sol.

Saliendo con sigilo de su habitación se alejo, pronto encontrándose en un pasillo rodeado por ventanales aun más grandes que los que había visto al subir la escalinata. Observo el cielo grisáceo por unos segundos pensando en que el sol aun tardaría en salir. Esta vez sí dormiría… tenía que hacerlo estaba exhausta. Mas sin embargo, su curiosidad era más grande. Se apresuraría para regresar a la cama y dormir todo el dia hasta que el sol se ocultara de nuevo. Al final del pasillo de los ventanales llego a otro. Este tenía unos hermosos tapices colgando desde lo alto adornando las paredes. A lo lejos vio algo muy parecido a un domo interno conformado por varios pilares que lo circundaban. Después de pasar por este llego a una enorme puerta de granito negro. Y allí se quedo de pie.

Tenía ya varios minutos frente a la puerta, costándole un poco decidirse a abrirla, pero finalmente lo hizo. La habitación era circular muy parecida al domo, pero de gran tamaño. De entre todos los muebles sobresalía la enorme cama en medio de esta. No se fijo en todos los demás detalles con detenimiento pues lo único que quería era llegar hasta la cama. Al ir acercándose noto que la cama de madera tenía grabadas anemonas como las que crecían en el bosque. Cosa que ahora que lo pensaba era extraña. Nunca antes había visto anemonas crecer en un bosque y menos en época de invierno. Al estar frente a la cama pudo distinguir una figura recostada. Movió las cortinas que cubrían la cama sin pensarlo. Sus ojos se agrandaron al ver que la mujer de cabellos rosados que había visto en el bosque estaba allí recostada. Pero sus cabellos eran más largos y con pómulos sin brillo. Se sentó a la orilla de la cama al percatarse que las comisuras de los labios tenían sangre. Y no solo eso, la mujer tenía una herida fresca en la muñeca de su mano. Tomo la mano con cuidado y al hacerlo sintió una presencia. La misma que había sentido dos noches atrás cuando llegaron a las tierras de Sasuke, ahora la reconocía. Justo en el momento que el verde pasto se transformaba en nieve, allí la sintió. Si, sin duda era la misma presencia que había sentido al pisar el reino de Sasuke. Estaba a punto de decirse a sí misma que un cuerpo sin vida no debería tener presencia, cuando logro percibir su pulso… un pulso muy débil y después nada. Espero y al cabo de unos minutos, otro pulso. El pulso de un vampiro jamás se volvía tan lento, incluso al dormir por largos tiempos ¿Por qué su pulso era tan débil? Y aun más extraño ¿Serian la misma persona? ¿Pero por que la mujer del bosque llevaba el cabello más corto? Justo cuando soltaba la mano de la mujer se percato que Sasuke estaba allí, su presencia sintiéndose enfurecida.

- No te preguntare que haces aquí porque conozco muy bien la respuesta…

- Sasuke yo…

- No vuelvas a venir a este lugar –pidió con su fría voz –.

- Sasuke…

- Márchate en este instante Karin… no vuelvas a venir a este lugar o tendré que matarte –al escucharlo decir esto comenzó a correr. Jamás lo había sentido tan molesto con ella. Habia ido muy lejos al entrar a esa habitación. Aun así no se arrepentía, pues a pesar de tener mas dudas había logrado responderse algunas preguntas. Sasuke había bebido de su muñeca de eso no había duda… pero y la sangre de sus comisuras ¿era de Sasuke? ¿Por qué había sentido esa presencia tan pronto había pisado la nieve? ¿Cómo podría ver a Sasuke a los ojos después de esa situación? Sarada le había dicho que la esperaría para responderle las preguntas que tendría. Tan pronto pudiera hacerlo la buscaría. Ahora lo único que quería era recostarse a dormir si no mañana no tendría energía. Pero sabía bien que le sería difícil…tantas cosas que le abrumaban los adentros de su pecho. El por que de que Sasuke siempre fuera esa solitaria figura.

Abrió sus ojos, dándose cuenta que el sol comenzaba a ocultarse. Seguramente aun faltaban al menos cuatro horas para que anocheciera por completo. Todos debían de estar durmiendo. Con la mente inquieta ya no pudo volver a conciliar el sueño. Salió de su habitación y camino hacia una de las bancas de jardín exterior para sentarse. La poca luz del exterior se estaba colando, pero esta no la afecta ya que por el constante nevar, la luz no brillaba con tanta intensidad como lo hacía en otros lados. Se recostó en la banca, observando unas flores purpuracéas. Definitivamente anoche había sido ocasión de muchas revelaciones. –Se dijo así misma al recordar lo que le había dicho Suigetsu al sorprenderla fuera de su habitación mientras regresaba de su temible encuentro con Sasuke –.

- ¿Dónde estabas?

- Yo…

- ¿No pudiste evitar la curiosidad y decidiste descubrir lo que Sasuke oculta en esa torre?

- Yo… le he hecho enojar… no debí…

- Yo también lo hice una vez… antes de conocerte. Fue una ocasión que Sasuke decidió regresar para ver a su hija. Durante días no lo mire y me la pase solo en este lugar. Un dia tome la estúpida decisión de vagar por el castillo y fue entonces que descubrí su secreto. Las marcas que aun llevo en el cuello son mi regalo de esa noche, casi me arranca la cabeza. Supongo que viste lo mismo que yo. Una mujer, vampiresa como tú. .. muerta y recostada en la cama. Con una herida muy grande en el pecho, seguramente la que la mato.

- Pero esa herida no estaba anoche.

- ¿Cómo dices?

- Su cuerpo esta un poco rígido, pero aun así pude sentir su pulso. Aunque es uno muy débil…

- Entonces es probable que solo este dormida, los vampiros pura sangre son distintos a nosotros. Sasuke debe estar esperando a que despierte.

- Puede ser… pero ¿Por qué la mujer del bosque y ella parecen ser la misma y a la vez son tan diferentes?

- ¿Cómo que la mujer del bosque?

- Antes de llegar al castillo, mientras levantábamos el campamento… no faltaba mucho para que amaneciera ¿recuerdas? Le fui a buscar cuando lo vi adentrarse al bosque. Allí le vi con una mujer… … Sasuke estaba intentando tocarla, pero no podía… tenía una presencia espectral. Y la mujer que acabo de ver… es idéntica a la que vi en el bosque.

- ¿Supones que son una misma?

- Sí y no…

- ¿A que te refieres?

- Hay algo que me impide pensar que son una misma. Es extraño pero sus presencias no son la misma –explico mientras recordaba que la presencia de la mujer dormida era la misma que se sentía en todas esas tierras. Mientras que el espectro emanaba luz y pureza… luz y pureza.

- Supongo que todo es parte del misterio. Misterio que nunca sabremos a menos que él no lo cuente con su propia voz… Karin Sasuke me ha pedido que vaya a las tierras pardas. Ahí esta el ultimo que nos queda por exterminar. Me ha pedido que se lo traiga con vida. Ya que desea matarlo en estas tierras y con sus propias manos. El no irá… el ya no dejara este lugar… así que sería mejor que desistieras… él jamás podrá verte de esa manera. Ven conmigo… vayamos a traerle a ese bastardo que tanto desea matar.

- No entiendo porque me pides que vaya. Sabes que mi lugar es a su lado…

- Si te quisiera a su lado de esa forma… desde hace mucho ya lo estarías. Y si te pido que me acompañes es… es porque no eres la única que lleva sentimientos no correspondidos consigo – al escuchar tal confesión Karin se inmuto y ya no pudo decir palabra alguna – piénsalo saldré en dos noches –.

- No iré… debo estar con él…mi –comenzó a decir con voz temblorosa –.

- Es tu decisión Karin –se despidió Suigetsu mientras regresaba a su habitación –.

Mirando hacia el cielo se dio cuenta que ya comenzaba a brillar con menos intensidad, indicando que la noche estaba cada vez más cerca. No sabía cómo lo miraría de frente cuando lo viera. Después de sentirlo tan enfurecido entendía que lo que había hecho estaba mal. Le había dicho que la mataría con rostro sereno y voz fría, pero su interior a penas si lograba contener la furia. Debía pedirle perdón. Tenía que hacerlo, incluso si el intentaba ahorcarla como había hecho con Suigetsu. Se puso de pie, dispuesta a suplicarle perdón y aceptar que podría recibir un castigo. No le importaba. Mientras corría, ignoraba todo cuanto la rodeaba. Tan solo se dedicaba a girar entre pasillos y subir escalinatas. Buscando muy atenta la presencia de Sasuke. Al llegar a la habitación donde podía sentirlo, toco ligeramente, lista a recibir consecuencias. Más él no le abrió la puerta. ¿Estaría dormido? Nunca se había molestado cuando lo había despertado en el pasado, pero quizás aun estaba enojado con ella por su atrevimiento en la madrugada. Al ver que la puerta no se abría ni pasos se escuchaban, decidió que aunque eso lo hiciera enojar más, tenía que entrar incluso sin permiso. El cuarto estaba completamente oscuro, mas al igual que en su recamara, algunos rayos de luz se colaban por los cortineros. Justo cuando llegaba a la cama, se paro petrificada. Ahí en medio de la cama estaba Sasuke desnudo, bebiendo sangre de uno de los pechos de la mujer de cabellos rosados. Mientras que con su otra mano le acariciaba el otro seno. Lo vio dejar de beber y mirar el rostro de la mujer, para después acariciarle los cabellos y después su mejilla. Karin por inercia dio un paso atrás chocando con uno de los muebles, lo que hizo que Sasuke se volviese a mirarla. Sus pupilas se le veían escarlatas y brillantes. La miro tan solo unos segundos y de nuevo se volvió a la mujer ahí recostada. Acercándose a beber esta vez a uno de sus muslos.

Forzándose a salir de su estado, comenzó a correr hacia la salida. Cuando estuvo en el pasillo aminoro el paso, tratando de respirar con tranquilidad. Pero no podía. La imagen de Sasuke bebiendo de un cuerpo sin vida aparente fue lo que menos la sorprendió. Pues muchas veces lo había visto devorar a sus enemigos. Pero verle acariciando al pálido cuerpo mientras bebía su sangre la había impactado. Era como si hubiera cargado con esa hambruna por mucho tiempo. Suigetsu ya se lo había dicho una vez. En tan solo dos días había descubierto un lado de Sasuke que jamás fue capaz de imaginarse que existía. Tal vez Suigetsu tenía razón. Tal vez Sasuke jamás podría ser suyo. Ya la había rechazado una vez sin darle una razón. Y ahora lo volvía a hacer… solo que ella misma se había encargado de descubrir parte de las razones que él jamás había mencionado.

- Conociste a mi mamá ¿Cierto? ¿La has visitado en su cuarto? – una voz le pregunto desde un rincón oscuro. Al volver su vista vio que era Sarada sentada en la salita de estar donde habían conversado la noche previa. –

- ¿Cómo lo sabes?

- Seguramente es una de las razones por las cuales papá la saco de su habitación y la ha llevado a la de él. No le gusta que nadie más la vea y tú le has visto. Ahora ni siquiera a mi me dejara verla. Me ha pedido que lo deje estar solo con ella en estos días…Quiere estar solo con ella.

- ¿Por qué me dijiste que ella no estaba aquí en estos momentos? Si ella no estuviera aquí no la habría visto.

- Porque no lo esta. Eso es solo su cuerpo… Mamá… aunque ella esta en todas partes, muchas veces esta cerca, a veces muy lejos… lejos…

- ¿Es la misma mujer que vi en el bosque?

- No, esa no es mamá. Aunque en parte podría decir que lo es. Más es en realidad quien mamá amaba ser.

- ¿Amaba ser?

- Quizás te lo explique un dia, pero hoy no. Karin… aun después de ver a papá hacer esas cosas con el cuerpo de mamá ¿Sigues queriendo estar a su lado?

- ¿Cómo sabes que yo…?

- Jajaja era solo una broma –se burló Sarada – pero supongo que en verdad lo estaba haciendo, sino, no te hubieras sonrojado.

- Yo … yo no vi nada… nada

- Yo también lo vi una vez. Eso de nuevo me comprobó lo mucho que la ama. Antes solía odiarlos a ambos ¿sabes? A él por nunca estar conmigo y a ella por estar tendida en esa cama desde el dia que nací. Pero el dia que bebí la sangre de mamá pude verlo todo. Supe lo que en realidad había pasado y entendí lo que ella es para papá. Karin papá no puede amarte… nunca lo hará. Ni siquiera lo intentara…

- ¿Pero acaso ella no esta casi muerta?... como puede amar a ese cuerpo sin vida…

- No debería parecerte extraño. Después de todo mamá no esta muerta. Aunque tampoco se puede decir que esta viva. Su corazón aun late aunque es tan solo una vez cada cierto tiempo.

- ¿Tiene la sangre suficiente para satisfacerlo?

- Me sorprende tu pregunta. ¿Acaso mi padre ha bebido tu sangre o tú la de él?

- No …

- Mamá tiene la sangre suficiente para hacerlo. Yo solía beber su sangre una vez al mes cuando era pequeña. Seguramente en todos estos años el cuerpo de mamá ha acumulado la sangre suficiente para alimentar a papá. La última vez que estuvo aquí, casi cinco años atrás también bebió de ella todos los días. Pero así como bebe de ella también la alimenta. Con su puñal se corta la palma de su mano y deja que la sangre resbale hasta la boca de mamá. El cuerpo de mamá la absorbe… después de cinco años de no verla debe tener mucha hambre. Así que seguramente papá no dejara de beber a mamá en varios días. No le veremos…

- Que tenga hambre de ella no significa... no quiere decir que él no pueda.

- No puede amarte Karin… ya te lo he dicho. Papá solo amara a mamá. Quizás como yo tengas que verlo por ti misma. Si bebes un poco de la sangre de mamá podrás saber por que solo ella puede existir en él. Si estás dispuesta a verlo… espera a que papá regrese a mamá a su habitación. Entonces te llevare y podrás verlo ti misma.

- No sé si deba hacerlo…

- Es tu decisión Karin – le respondió Sarada de la misma manera que Suigetsu lo había hecho en la madrugada anterior. Sarada se puso de pie y comenzó a subir por la escalinata, pero Karin la detuvo. –.

- ¿Cómo se llama tu madre?

- Sakura Uchiha… antes del clan Haruno –respondió para después continuar subiendo las escaleras. Los ojos de Karin se habían abierto por completo enmarcando una gran sorpresa. La esposa de Sasuke pertenecía al clan Haruno….Haruno. Al clan de vampiros que Sasuke, sus hombres, Suigetsu y ella habían estado cazando durante esos cinco años. Haruno…

Después de que Sasuke no fuera visto, no solo por noches sino días enteros, comenzó a desesperarse en medio de toda esa solitud presente en el castillo. También le inquietaba la noticia que Suigetsu le había dado algunos minutos atrás. Le había dicho que esa misma noche saldría para el fuerte principal, a preparar todo para su viaje. Un viaje que tenía como solo propósito encontrar al último miembro del clan Haruno. Encontrarlo para que Sasuke terminara con esa venganza. Nunca antes le había cuestionado por que cazaba a los del clan Haruno. Ella tenía sus razones, pues habían sido ellos quienes exterminaron no solo a su familia, pero a su pueblo completo. En cambio Sasuke, jamás le había dicho la razón. Tan solo que debía cobrar la vida de todos ellos. Ahora que lo pensaba, era posible que todo estuviera relacionado a la esposa de este.

Suigetsu le había dicho que solo la esperaría una noche mas y que debía decidirse pronto. ¿Por qué todos insistían en que debía marcharse? ¿En verdad era tan absurdo querer quedarse con la persona que amaba? Se sonrió así misma al recordar que Sasuke no había sido visto en dos días enteros con sus respectivas noches. Sin duda aun estaba encerrado en su habitación. Bebiendo sin parar a su esposa. ¿Qué pasaría si algún dia despertara? ¿Sería posible lograr que Sasuke la amara antes de que eso sucediera? Quizás podría… detuvo sus pensamientos al darse cuenta que esta deseando a un alguien que partencia a otra… otra mujer.

Con frecuencia se decía así misma que no existía nadie más en el mundo que pudiera amar a Sasuke como ella lo hacía. ¿Qué tan grande seria el amor de Sakura? La respuesta estaba en la gran devoción que Sasuke tenía hacia ella. ¿Pero que había hecho Sakura para que la amara tanto? ¿Qué clase de mujer era, para que incluso al borde de la muerte, Sasuke siguiera bebiéndola con hambruna y mirándola de esa manera? ¿Acaso no podría ella hacer lo mismo que Sakura? ¿Qué es lo que le había dado Sakura? Necesitaba saberlo. De pronto al sentir toda esa curiosidad invadirla, pensó que tal vez debería tomarle la palabra a Sarada… y conocer la historia de sus padres. Saber por que Sasuke seguía deseándola con ardor.

¿En verdad era imposible que Sasuke la amara? Aunque la respuesta podía ser obvia, decidió ignorarla al recordar, que hace dos años Sasuke había bebido de sangre. Aunque solo había sido para recuperarse durante un enfrentamiento, después de allí ni siquiera la llego a rozar con sus manos. Ni siquiera logro volver a sentir su aliento golpear su rostro.

¿Qué debía hacer? –Al salir de su habitación se topó con Sarada que ya la esperaba en una de las bancas del jardín interior –.

- Fumiko te ha enviado el desayuno. Decidí traértelo yo misma porque te tengo noticias. Papá ha regresado el cuerpo de mamá a su habitación. Se ha marchado con Suigetsu al pueblo, seguramente fue a acompañarlo. Es probable que tarde más de dos horas en regresar… hoy es la única oportunidad que tienes para conocer la historia de mis padres. ¿Quieres verla?

- No debería…

- Insisto en que debes hacerlo. Así podrás marcharte más tranquila.

- No creo que me marche, aun si…

- Si no lo haces yo te forzare. Le pediré a papá que lo haga.

- ¿Por qué quieres que me marche?

- Porque no vale la pena que te quedes aquí para vivir en miseria. La vida de mi mamá esta llena de miseria, pues ya has visto el estado en que se encuentra. Papá vive en miseria por ello. Y yo… parte de mi vive en miseria por verlos a ellos vivir en miseria… miseria… Este castillo no necesita más miseria de la que ya tiene. Porque si te quedas aquí eso será… Así que mejor confía en mi… estoy segura que si conoces su historia, podrás marcharte tranquila. Y sobretodo podrás sobrellevar el hecho de que él no te ame…

- ¿Qué es lo que debo hacer? –le preguntó Karin en voz baja –.

- Comerte la sangre de mamá y la de papá…

- Los vampiros bebemos…

- Lo sé, pero he dicho comer.

- Tu padre esta molesto conmigo… dudo que quiera darme su sangre… nunca lo ha hecho.

- Eso no es problema… durante la tarde me ha mandado una copa con su sangre… te he guardado un poco. Por tu expresión supongo que jamás has bebido la sangre de papá… aunque supongo que es porque es imposible que lo hagas…Karin me agradas bastante… y has estado al lado de papá todo este tiempo. Le has hecho compañía y le has querido… es por eso que quiero ayudarte. Por que se que todo lo que deseas jamás se te concederá… y es injusto. Pero así será… por querer a papá te ayudare a que sea menos difícil dejarlo.

- Aun conociendo su historia… puede ser que desee quedarme.

- Ya te he dicho que no permitiré que lo hagas… esto lo hago para que te marches con la resignación en tu pecho y no duela tanto dejar ese amor atrás…

- No sé si eso llegue a pasar, pero al menos lo intentare… todos insisten en que lo haga…quizás tengan razón.

- Entonces sígueme…intentémoslo. –Mientras caminaba detrás de ella pensaba en como Sasuke se había encerrado en esos días, pero ese dia se había marchado con Suigetsu. A ella ni siquiera la había buscado. No le había dado ninguna orden… nada… que no le pidiera que fuera en esa misión seria ¿Acaso una indicación de que no se marchara? ¿Por qué no le decía nada? Vete… quédate… cualquiera de los dos bastaba en esos momentos. Lo que fuese menos su indiferencia. Al llegar a la habitación hesito en entrar. ¿Qué pasaría si él se molestaba de nuevo al descubrirla allí?

- Papá no vendrá aun –le aseguro Sarada mientras caminaba hasta su mama para hacerle una cortada en su muñeca y dejarla gotear sobre la copa. Copa que suponía tenia la sangre de Sasuke. Al terminar, Sarada tomo la mano de su madre, limpiándola con la falda de su vestido. Al verla hacer esto, recordó a Sasuke acariciando el cuerpo cariñosamente aunque este estuviera rígido. ¿Qué sentiría Sasuke al encajar sus filosos colmillos en esa piel tan tiesa? Sarada llevo la copa hasta una mesita donde había un florero con anemonas recién cortadas. Eran de color blanco.

- Salí a cortarlas antes de venir hoy…

- Supongo que ya lo habías planeado…

- Dije que te ayudaría… –respondió mientras vaciaba la sangre al florero, revolviéndose con el agua. Pasaron unos segundos para que la sangre diluida en el agua subiera por los tallos hasta la flor. Una vez que las anemonas blancas estuvieron rojas por completo, Sarada dijo unas palabras que le fueron desconocidas. Pasaron unos segundos más y Sarada las arranco del tallo, dejando la flor solamente. Camino para ofrecérselas, indicándole que estirara la mano.

- ¿Qué debo hacer con esto?

- Es un conjuro muy simple que me enseño Fumiko. Debes comer pétalo por pétalo… no podrás verlos de forma cronológica… los recuerdos se presentaran de forma desordenada. Algunos serán de mamá otros de papá… y algunos se entrelazaran. Cuando los hayas terminado, conocerás gran parte de su historia… no toda, pero con lo que alcances a ver podrás entender. ¿estás lista?

- Eso creo…

- Toma asiento –le indicó al tiempo que le señalaba un sofá alejado de la cama donde reposaba la pelirrosa. –Te dejare sola, estaré al pendiente de que papá no regrese. –le dijo al entregarle una flor de cinco pétalos –.


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Gracias por darme algo de su tiempo y leer mis historias.