Prólogo
El club comenzaba a llenarse. Jamás imaginó que llegarían tantas personas, mucho menos pensó que les fueran a solicitar una segunda fecha en este lugar a raíz del éxito del show de la noche anterior.
Su banda y él habían decidido aprovechar las vacaciones de verano para organizar una pequeña gira; realmente querían dedicar su energía en avanzar con este proyecto. Les sorprendió la cantidad de lugares de los que obtuvieron una respuesta positiva ante su demo y su propuesta de tocar allí.
Hoy culminaba el mes previsto, y en un par de días regresarían a su ciudad, a su realidad. Este mes afuera había sido productivo y revelador, pues se había dado cuenta de la música era algo a lo que realmente se quería dedicar a tiempo completo; pero también tenía claro que para poder lograrlo vendrían tiempos de sacrificio, ajustes y desgastes.
Y estaba seguro de que valdría la pena.
Pero este no era el momento para preocuparse por lo que vendría. Hoy dejaría todo en el escenario.
La música de fondo comenzó a bajar de volumen, las luces se fueron atenuando para dar paso a la entrada de la banda.
Yamato tenía un simple ritual para cada presentación: encontrar un punto en el fondo del auditorio en el cuál pudiera centrar su mirada en caso de que los nervios le jugaran una mala pasada en algún punto de la presentación.
Era un poco tonto en realidad, pero aunque ya estaba acostumbrado a presentarse en público apenas empezaba a entender cómo entender y manejar a la energía de un público más amplio al que estaba acostumbrado. En un par de ocasiones se había distraído con la reacción de alguno de los espectadores. Así que un sencillo punto neutro era la solución perfecta para volver a concentrarse y regresar a conectar con la gente.
Dirigió su mirada al fondo del salón, donde 2 lámparas con luz sutil se encontraban a cada lado. Bajo la lámpara a su derecha llamó su atención un print abstracto: este sería su punto.
Y justo junto al poster la vio. O creyó verla.
Ella tenía su mirada puesta en su teléfono, mientras que con su mano izquierda sostenía su cabeza. Yamato no podía ver su cara, pero era evidente que algo afligía a la chica; su lenguaje corporal lo gritaba. Ella guardó su teléfono y levantó su cara mientras la cubría con sus manos. Pareció tomar un profundo respiro y sus manos se trasladaron a los lados de su cabeza para colocar su cabello detrás de sus orejas.
Yamato definitivamente conocía esos ojos.
"Hey, es momento de empezar" comentó Subaru, el baterista, sacando a Yamato de su trance.
"Dame un par de minutos" contestó mientras dirigía su mirada de regreso a donde la vio hace unos cuantos segundos, pero ella ya no se encontraba ahí.
Su inconsciente de seguro estaba jugando con él. Las probabilidades de que ella estuviera en este lugar justo la noche en que su banda se presentaba eran prácticamente nulas.
Pero entonces, ¿porqué la había imaginado allí?
Sacudió su cabeza para reajustar sus pensamientos; el show estaba por iniciar y lo dejaría todo en el escenario.
El juego de luces preparó su entrada y unos aplausos tímidos los recibieron.
El bajo de Yamato cortó el silencio y la batería pronto empezó a acompañarlo.
El público rápidamente conectó con ellos y Yamato se iba relajando más y más, dejando que la música fluyera.
Hasta que su mirada regresó a aquel rincón bajo la lámpara, donde imagino verla.
Un par de notas desafinaron, pero pronto retomó la melodía, no sin antes recibir una mirada preocupante de uno de sus compañeros.
No tenía sentido que una estupidez así arruinara la última presentación. Debía concentrarse.
Algo que siempre fascinó a Yamato de la música, era cómo le permitía desconectarse dela realidad y simplemente dejar que las notas transmitieran todo lo que sentía, incluso aquellas cosas que ni él mismo entendía racionalmente.
Sentía el sudor correr por su espalda, estaban por tocar la última canción. Y en ese montó la vio.
Estaba en la segunda fila y avanzaba hacia el frente. Aunque no era muy grande tenía un talento para hacerse espacio y caminar.
Yamato no pudo evitar fijar su mirada en ella mientras iniciaba la primera estrofa de la canción. Ella devolvía una tímida mirada, y cada cierto tiempo la desviaba.
Había algo en su mirada que llenaba a Yamato de intriga.
Ella mordió su labio inferior mientras conectaba con aquellos ojos azul profundo. En su cabeza había una lucha contra aquella sensación de haberse equivocado en haber venido hoy a este lugar.
En los ojos de Yamato había reconocimiento; y ellalo sabía.
