Me desperezo un poco y amago con saltar de la cama, pero me quedo en mi lugar, acostada con las piernas flexionadas hacia arriba. Que fiaca da. Debo poner el despertador, mi madre no esta para levantarme... pero que fiaca.
Eran las doce de la noche en punto según el reloj digital que estaba en estante frente a mi cama, al que supuestamente debo ponerle la alarma de "Sweet child" y debería de estar durmiendo hacia rato. Tengo colegio y me encuentro sola en la casa. Genial. Aunque ya estoy acostumbrada.
Hago un esfuerzo que me parece sobrehumano y camino hacia el aparatito maldito. En eso escucho pasos.
Pasos suaves, casi inperceptibles. Miro hacia la puerta y suspiro resignada. Me decido a dormir, y tengo que lidiar con un intruso. Me acerco a mi escritorio y busco en el cajón la pistola con balines de plastico que me compró como medida de seguridad doble mi madre, en estos casos, ya que ella casi nunca esta aqui ultimamente.
Lo examino con cansancio y le quito el seguro. Suspiro de nuevo. Que embole.
Pues si, aunque no lo creas, no tengo ni un ápice de miedo o emoción. Dicen todos a mi alrededor que es anormal. Porque no es como si yo fuera valiente. Simplemente no tenía miedo. No me enfrento al miedo, simplemente no lo tengo. Supongo que es algo mental con muchos nombres raros que me da pereza averiguar. Bah, bueno.
Lo cierto es que apago las luces de mi pieza para permanecer oculta en la oscuridad y espero que los pasos se acerquen a mi puerta en posición de ataque. La perilla se mueve lentamente, como si quien sea de alli afuera quisiera ponerme nerviosa. Ja, no lo conseguirá.La puerta se abre un poco y una cara que no llego a ver bien se asoma a la habitación. No dudo ni un instante, levanto el arma y le encajo una de las balitas en plena frente, lo que lo deja mudo de la sorpresa. Le encajo otra, y otra, y otra. Se lleva la mano a la frente trantando de aliviar el dolor pero yo sigo disparando. Justo cuando empieza a gemir abro la puerta entera y le pego una patada en la entrepierna sin siquiera un momento de reflexión. En estos casos hay que ser rápido.
Cae al suelo de bruces ahogando un grito. Tiene el cabello negro hecho un desastre y una campera deportiva gris bastante sucia con manchas no identificables. En eso veo el cuchillo que en la caída se le escurrió de las agarro y me agacho junto a el chico. No tendra mas que mi edad. Le apunto con el filo. Su cabello le cae frente al rostro y me impide verlo. Asi que le ordeno tranquilamente.
-Mirame.
Paró de agarrarse el cuerpo en plan bolita y lentamente levantó la mirada hacia mi con una sonrisa burlezca.
Y vaya sonrisa.
He visto muchas imagenes de emos de cabellos negros hechos desastre que se cortaban las muñecas por el face. Pero nunca habia visto a alguien cortarse la boca hacia los lados. Guau, pienso sarcasticamente, un emo al extremo.
-Tienes agallas para enfrentarme justo a mi ¿eh? -dice quedamente. Me pregunto como será hablar con esa boca, debe ser muy molesto.
Enarco una ceja.
-¿Quién se supone que eres de imponente? -pregunto secamente.
Me mira algo asombrado. Hasta ahora no le vi pestañear ni de asombro.
-¿Acaso...? -balbucea pero termina por callarse y enseñarme los dientes en una sonrisa.
Dios, que dolor debe dar al sonreir. Me pregunto que tan loco esta este boludo. Lo miro expectante a ver si me dice de que se ríe, pero no lo capta, asi que suspiro de nuevo resignada.
-Hagamos esto rápido -digo, me quiero ir a dormir- yo llamo a la poli o te vas tu solito y me ahorras un dolor de cabeza, ¿que dices?
Me mira incredulo.
-¿Acaso no tienes ni una pizca de miedo? -dice asombrado.
-Le tengo mas miedo a la profesora de lengua cuando rindo -contesto aburrida mientras le clavo el cuchillo en la manzana de adán- Elije.
-No serias capaz de matarme.
-Se ocultar cadáveres.
-...
-¿Y?
-Que interesante eres -dice sonriendo de nuevo- bien, me voy yo solo. Pero devuelveme eso.
Ahora yo ensancho una sonrisa de burla.
-¿Me viste cara de idiota?
-`Para nada, al contrario.
- Te lo daré cuando salgas de aqui, por la ventana -dije señalando la ventana grande de mi cuarto.
-Bien, pero antes...
Agarra mi mano y la aparta un poco, antes de que pueda reaccionar me estampa un beso en los labios, nuestros ojos se quedan mirando fijamente mientras el intenta arrebatarme el cuchillo. No soy tonta, no baje la guardia. Aparto la mano y le mando el filo hacia la mano, el lo esquiva y me empuja hacia atras, quedando tumbada en el suelo con el encima. Trata de quitarme de nuevo el arma apresando mi mano, pero con la libre le pego un puñetazo en la mejilla, con lo que queda algo desorientado, pero pronto vuelve al ataque. Yo me retuerzo de forma que sea imposible que me lo quite, lo agarro de la capucha de su campera y lo jalo hacia un lado con fuerza, logro que se tambalee y esta vez le empujo yo hacia el suelo, me situo encima suyo y le hundo un poco el cuchillo en la garganta, tanto que un fino hilo rojo comienza a salir. Lo miro con seriedad. Mi corazón esta un poco agitado por el esfuerzo, pero aún asi no titubeé de miedo. Creo que si soy algo anormal.
-Y yo que quería hacerlo a las buenas -digo mientras me mira furioso. No me da ninguna gracia matar a alguien, pero si debo hacerlo, lo haré.
Hundo un poco más el filo.
-Es tu última oportunidad -susurro friamente.
Me mira a los ojos y puedo ver el destello de resignación en ellos.
-Bien, tu ganas -dice mientras aparta la mirada hacia un costado.
Alfojo el filo y sujeto sus manos mientras se levanta. Aunque fácilmente podría apartarlas, no lo hace
-Por cierto -dice riendo- sexy pijama.
-Mierda -murmuro, tenia puesta simplemente una remera holgada enorme, que era de mi hermano. Ni lo recordé.
-Eres una chica bastante interesante -dice mientras hago ademán de que salga por la puerta- no vi ese miedo que suelo causar en tu mirada.
-Si, soy muy interesante, pero ahora quiero que te larges o de verdad llamaré a la policía -le suelto las manos y lo empujo hacia las escaleras que dan al vestíbulo.
-Ya veras -dice, mientras baja los escalones- por cierto ¿cómo te llamas? - para de espaldas a mi en mitad de camino.
-No te incumbe, psicópata -escupo- mas bien, ¿quién mierda eres tu?
-¿Por qué debería decirtelo? -me mira de costado con una sonrisa torcida.
-Porque gané -digo triunfal.
-... -parece que le pinche el globo- Jefrey.
-Ok, Jeff -digo mientras admiro el cuchillo a la luz de la luna- deberías ser menos confiado. Por cierto, interesante estética la de tu boca.
Me mira a los ojos, ojos dilatados y celestes. Le devuelvo la mirada, ojos apacibles y rojizos. Agua y fuego. Locura y tranquilidad. Vuelve a torcer una sonrisa.
-Nos volveremos a ver, rara, no creas que quedara asi -Baja las escaleras y sale silenciosamente por la puerta principal.
Bajo y cierro la puerta con llave. Que idiota soy, la olvidé cerrar. Miro de nuevo el filo del arma. Manchas secas de sangre. Ya no estoy tan segura de si debí dejarlo ir. Me encojo de hombros. Esta policía es tan inútil.
Lavo el cuchillo y lo dejo escondido bajo unos colchones dentro de mi closet. Dijo que nos volveríamos a ver.
Y si lo hacía, ya sabía lo que debía hacer.
