Hola :v esta historia la había subido anteriormente, pero como tenía bastantes errores decidí resubirla, espero y el primer capítulo les guste :3
Hyrule, un reino en dónde reinaba la paz, un lugar en dónde la gente vivía tranquilamente y todos convivían en armonía, un reino donde sus gobernantes vivían en un enorme castillo, el cual, estaba protegido por grandes murallas que cubrían toda la ciudad. Fuera de la ciudadela, extendiéndose un poco hacia el bosque, se encontraba una pequeña aldea de nombre Ordon, en ella habitaba un pequeño grupo de granjeros cuyas chozas eran muy humildes, ellos vivían de la venta de la leche de cabra y de quesos que producían, así como también de lo su cosecha del campo.
Era muy temprano cuando un padre y su hijo caminaban rumbo a la granja para sacar a pastar a las ovejas, el adulto de 30 años era alto, de piel clara, su cabello era de color rubio; sus ojos azules y vestía una vieja camisa blanca y unos pantalones color café, mientras que su hijo era un adolecente de 16 años, el color de su cabello era castaño, sus ojos eran azules iguales a los de su padre, el chico vestía una camisa de un color crema ligero con una parte de su manga en color verde fuerte y un pantalón de color verde tierno.
Al llegar a la granja, sacaron a las ovejas de su corral y solo se sentaron en el césped del campo para vigilarlas mientras estas comían.
-Padre… ¿puedo preguntarte algo?- dijo el menor,dirigiendo la mirada al susodicho.
-Claro hijo, dime- le respondió el mayor.
-¿Cómo fue que conociste a mamá?- preguntó con curiosidad el chico de cabello castaño.
El adulto sonrió con nostalgia y posó su mirada en el horizonte, donde el sol se levantaba lentamente.
-Fue hace mucho tiempo…en ese entonces recuerdo que llevaba un pedido a la familia real y en el camino me topé con tu madre… ambos éramos solo unos niños- decía el padre del castaño, sonriendo mientras los ojos se le iban humedeciendo poco a poco ante la mirada del menor.
-Recuerdo bien que a partir de ese día nos comenzamos a ver más seguido…a veces por casualidad y otras por gusto… así pasó el tiempo, hasta que nos enamoramos…y bueno, el resto es historia- finalizó el mayor mientras una lágrima se escapaba y descendía por su mejilla.
-… ¿La extrañas padre?- preguntó el castaño, su padre se secó la solitaria lágrima sintiéndose un poco torpe por llorar frente al joven.
-…Sí hijo…cada día…pero no hablemos de cosas tristes, a tu madre Malon no le gustaría vernos sufriendo por ella- dijo el mayor, tratando de mantenerse sereno.
El menor no dijo nada, solo asintió con la cabeza, después de que las ovejas comieron decidieron ordeñar a algunas para sacar un poco de leche, tras un largo día de trabajo ya era hora de volver a casa.
-El sol se está poniendo y pronto oscurecerá, Link llama a Epona para que nos ayude con la leche- dijo el mayor.
El chico de cabello castaño tomó una pequeña planta del suelo y con ella silbó una melodía que le había enseñado su padre para llamar a la yegua que tenían, la hermosa melodía pertenecía a su madre y su padre se la había enseñado a él. A tan solo unos minutos de haber tocado tal melodía, escucharon el galopar de Epona acercándose hasta llegar donde se encontraban ellos.
-Hola chica, ven necesitamos tu ayuda- dijo Link a su yegua acariciándole una parte de su cuello, luego le jaló la rienda y la acomodó para poder colocarle a los lados lo contenedores de leche.
-Bien, ahora vamos a casa- dijo el padre del muchacho, ambos caminaron por un solitario camino con el sol dando sus últimos rayos de luz hasta llegar nuevamente a Ordon.
-¡Uff!, ya quiero llegar a casa para comer y descansar un poco- dijo el padre de Link, imaginándose a sí mismo descansando en su cama.
-Oye papá… ¿Me puedes repetir el por qué nos llamamos igual?- preguntó el menor a sacando al rubio de sus pensamientos.
-Bueno, este nombre ha pasado de generación en generación y ahora tú lo heredaste de mí, además, fue deseo de tu madre que te nombráramos así- le respondió el mayor con una sonrisa.
-Aah, entiendo… si llego a tener un hijo creo que le cambiaré el nombre -bromeó el menor riendo un poco.
-Lo mismo dije yo…- pensó el mayor un poco divertido.
Ambos llegaron a la puerta de su hogar, le quitaron los contenedores de leche a Epona y la soltaron para que comiera un poco.
Estaban a punto de entrar en su casa, cuando de repente, llegó un caballero sobre un corcel blanco con el estandarte de Hyrule a la aldea.
-Pueblo de Ordon, se requiere la presencia de dos personas que representen a la aldea en la ciudadela puesto que nuestro rey dará un importante anuncio el día de mañana a las 12 en punto- dijo el caballero.
La gente empezó a murmurar entre sí, quienes serían los elegidos para representar la aldea, el caballero le entregó el pergamino al padre del castaño y luego se retiró.
-Link, entra a la casa yo me arreglaré con la gente- dijo el rubio a su hijo, el menor así lo hizo pero se quedó observando por la ventana.
-A ver, quienes irán mañana al castillo, hay que decidir de una vez- propuso el rubio ojiazul a la gente de la aldea, aprovechando que estaban todos reunidos.
La gente estaba amontonada pensando en quienes podrían asistir al llamado del rey.
-¡Alce su mano el que quiera que vaya Link y su hijo!- gritó una persona.
Ninguna persona de la multitud quería ir realmente al castillo, pues además de ser un viaje un poco pesado, también necesitaban trabajar para sobrevivir y no querían perder ni un día, así que enseguida todos alzaron su mano a favor de la idea.
-¡Sí!- gritaron todos al unísono.
-Demonios…- dijo el Link mayor, pues no era la primera vez que le hacían algo similar.
-Vamos anímate, será una gran oportunidad para que tu hijo conozca el castillo- le dijo el alcalde Bono al rubio para tratar de animarlo.
-Sí…puede que sea buena idea-pensó el rubio.
En el castillo de Hyrule…
-Padre, ¿realmente es necesario anunciarlo a todo el reino?- preguntaba una mujer rubia de ojos azules de 28 años.
-¡Por supuesto que sí Zelda!, así podrás elegir quién será el mejor candidato a ocupar mi trono- dijo el rey "Alejandro el grande", padre de la princesa y gobernante actual del reino de Hyrule.
-Si tú lo dices padre…- respondió la princesa no muy convencida y después dio media vuelta para dirigirse a su habitación.
Mientras caminaba por un largo pasillo, una chica de 18 años se acercó hacia ella, la muchacha tenía el cabello color naranja y unos peculiares ojos rojizos.
-¿Qué sucede Zelda, te sientes bien?, te veo un poco desanimada- preguntó la chica de ojos carmesí.
-Pues…ya sabes, mi padre quiere que me case, pero la idea de conocer a muchos otros caballeros no me parece alentadora… siento como si mi padre aún creyera que soy una niña, Midna- le dijo a la chica de ojos rojizos mientras caminaban por el pasillo.
-Ya veo…vaya que es complicado este asunto de ser princesa- comentó la chica de cabellos naranja.
-Pero si tú también lo eres, ¿No piensas enamorarte alguna vez?- preguntó un poco intrigada la princesa rubia.
-No…dudo que exista alguien del que me pueda enamorar- dijo la chica de ojos rojos sin preocupación.
-Eres un caso perdido- dijo Zelda, haciendo que ambas rieran.
De nuevo en Ordon…
-Bueno chico prepara tus cosas, nos vamos mañana al castillo de Hyrule- dijo el mayor sin decir nada más y dirigiéndose a su cama.
-¿Qué?, oye espera, ¿ES ENSERIO?- le gritó el pequeño Link, pero este lo ignoró y se acostó a dormir.
-Genial- se dijo el chico a sí mismo mientras comenzaba a empacar un poco de ropa y provisiones.
tomemos este fanfic como mi regreso a la sección de TLOZ donde comencé hace tiempo c': solo que por cuestiones de tiempo actualizaré cada fin de mes, en fin, nos leemos en el próximo cap.
