Disclaimer: Ninguno de estos personajes me pertenece todo es de Suzanne Collins y sus benditos libros. Lo único que me pertenece es la trama, etecé, etecé, etecé.
Una suave brisa alborotaba su cabello y el olor del mar inundó sus fosas nasales. Ella sonrió y cerró los ojos unos instantes privándose del atardecer que se presentaba frente a sus ojos, sin embargo aquello no era algo que le disgustara, porque cuando cerraba los ojos, serenando su mente, una imagen aparecía, algo que provocaba más que felicidad en su interior; veía su amplia sonrisa, el color tostado de su piel, su cabello alborotado por el viento y sus ojos llenos de amor.
Las lágrimas salían cuando él aparecía en sus recuerdos, o en momentos como aquellos, cuando algo le recordaba a Finnick, cosas tan simples y triviales pero que sabía que a él le encantaban. Un sollozo escapó de sus labios y el aire parecía que había cobrado densidad, era como niebla, le oprimía el pecho y la desesperación se apoderó de ella.
Un recuerdo apareció en aquella obscuridad que se comenzaba a cernir sobre Annie. Un momento en el que ella se había perdido después de haber ganado los Juegos del Hambre y él le había estrechado entre sus brazos por primera vez con algo más que simpatía; ambos se separaron y se miraron sorprendidos, como si despertaran de un letargo en el cual no sabían que se encontraban. Unos labios chocando con otros. Sus manos en su cintura. Las manos de ella en su cuello y hundiéndose en su cuero cabelludo. Su aliento suave y acompasado mezclándose con el suyo.
Todavía le extrañaba terriblemente, como si apenas hubiera sido ayer cuando le habían mirado con tristeza, disculpándose con la mirada y sintiéndose terrible por ella, por ella y por su hijo; pero con el pasar de los años el dolor había disminuido y había aprendido a vivir con los mejores recuerdos de cuando Finnick vivía. Por las noches, se recostaba de lado hacía el lado vacío de su cama e imaginaba que él todavía vivía y charlaba en susurros con él, sobre cualquier cosa, sobre su hijo, sobre como deseaba que todavía viviera y Finnick siempre le respondía con las palabras más dulces, con las sonrisas más amorosas, con una mirada que decía más que todas las palabras de amor existentes. Inclusive Annie Cresta se llegaba a preguntar si verdaderamente aquello era juego de su mente, puesto que parecía que con solo estirar la mano hacía donde Finnick ella podría tocarlo, sentir la calidez de su cuerpo y el latir acompasado de su corazón para que después una sonrisa se extendiera por el rostro de ambos.
-¿Mamá?
Salió de sus pensamientos y levantó la vista hasta encontrarse con el rostro de su hijo, que tenía una mirada preocupada. Annie solo sonrío dulcemente con nuevas lágrimas de felicidad apunto de correr por sus mejillas.
-Ya sé que te he dicho esto un millón de veces pero tienes un parecido increíble a tu padre-dijo con la voz quebrándose al último. Su hijo sonrió y se acercó a su madre para depositar sobre su cabello plateado un largo beso.
-Me alegro de que hayas puesto el ojo en alguien tan guapo.
Annie rió y las lágrimas abandonaron su rostro acompañados de una melodiosa risa.
Estarías muy orgulloso de él, Finnick.
¿Qué puedo decir? Estoy sentimental. Malditas hormonas. Maldita película, estuvo hermosa y supe que tenía que escribir algo sobre este par en cuanto llegara a casa porque vamos, mi examen de derecho no tiene nada de importancia cuando se le compara con Finnick y Annie.
Ya tenía mucho que no me pasaba por aquí y me alegra estar de vuelta con algo de ellos *dibuja corazones por todo el mundo*.
Espero que les guste y si me lo hacen saber con un review me daría mucho gusto o saber su opinión sobre Catching Fire, como ya mencioné, yo la amé, estuvo muy buena.
-K.
