Sweet moment's
[Series de One-Shot's y micro relatos de la pareja "InuYasha&Kagome". Sin historia fija. Actualización esporádica de cuando tenga en la mente una pequeña idea romántica de esta pareja.]
Disclaimer: Aquí especifico que los personajes de esta mi original historia le pertenecen a Takahashi Rumiko, excelente mangaka cabe recalcar.
Mi secretaria…mi amante:
Y ya era el tiempo de cerrar. Observó a su secretaria con lujuria y se mordió el labio inferior, ¿por qué tenía que ser tan sexy?, ¿por qué tenía que mantener esa figura tan malditamente apetecible?, ¿por qué tenía que amarla desde hacía quince años?, ¿por qué tenía que haber sido su secretaria desde ese tiempo?
Pero bueno, así era la vida y no se arrepentía de nada.
—¿Nos vamos señor Taishô? —Inquirió ella de pronto con aquella sonrisa seductora y pícara que tenía todos los días.
—No creo que sea necesario retirarnos ahora, señorita pudiendo disfrutar de todo lo que podemos —la agarró del brazo y la pegó a su pecho—, estamos solos.
Ya no lo aguantó. Besó a su secretaria con toda la pasión que había tenido ese día, no era posible que él pudiera seguir aguantando por más tiempo esas malditas ganas de poseerla.
—Su esposa nos puede sorprender —dijo ella jadeante mirándolo con picardía. ¡Amaba ese juego de seducción!, le hacía más excitante el momento.
Él la agarró por la cintura y le susurró al oído sensualmente:
—Eso no me importa y lo sabes cariño.
—Bien entonces no importa.
Kagome tomó mirada fiera y besó a su jefe de la manera más pasional que pudo. Entre el beso y las caricias torpes que el daba en su estrecha cintura, lo condujo hasta el escritorio mientras él la sentaba y varias cosas caían al suelo. La mujer sin dejar de besarlo empezó a desabotonarle la camisa y a acariciarlo con desespero.
Inuyasha gruñó cuando su erecto miembro chocó con la caliente y mojada zona de Kagome. Ella gimió y se apretó más contra él produciendo en ambos una oleada de calor.
Ya no lo soportaba, ninguno de los dos soportaba aquella agonía de estar tan cerca pudiendo hacerlo ya. Kagome se apresuró, abrió el pantalón de su jefe liberando el miembro endurecido y no pudo estar más mojada. Con ayuda de InuYasha, subió su falda y bajó sus bragas.
InuYasha no pudo excitarse más…Verla tan sonrojada, con los labios hinchados, el cabello desordenado, la respiración entre cortada, pequeños y placenteros gemidos inundando la silenciosa empresa y aquella mirada que lo reclamaban era solo una dulce tortura para él.
Bajó su bóxer y entonces entró en ella.
—InuYasha…—Pudo articular ella con el placer indescriptible inundando su ser.
—Maldición Kagome eres tan estrecha —gruñó el con voz ronca acelerando sus embestidas—, tan mía —volvió a decir con posesividad—, eres tan perfecta.
—Tuya InuYasha —afirmó Kagome aferrándose a él sin dejar de gemir mientras él entraba y salía de ella rápidamente.
Y una vez más todo fue sincronizado. Los besos, los gemidos y hasta los desenfrenados latidos del corazón. Iban a llegar al éxtasis, iban a explotar mientras se perdían en la ola de placer y amor que los envolvía. Solo podían pronunciar los nombres de cada uno…
—¡InuYasha! —Exclamó ella al llegar al orgasmo, de esos tan exquisitos que solo él le podía dar.
—Te amo Kagome…—Le dijo casi en un gruñido explotando en ella mientras la besaba.
La miró una vez sus respiraciones se regularon. La amaba, la amaba como a su vida, amaba su cabello, su dulce sonrisa, la dulce mirada y el exquisito sabor de sus labios. En resumidas cuentas ella era su mundo.
La besó, no evitó hacerlo. Acarició su mejilla mientras salía de ella.
—Yo también te amo InuYasha, desde el primer momento en que te vi…
Él no dejaba de amarla y ella tampoco, amaba que fuera su secretaria, amaba que fuera su amiga, la madre de sus tres hijos y por sobretodo…¡Dios como amaba que fuera su esposa!...
FIN
