Hola, solo quería dejar una pequeña nota antes de empezar, para aclarar un par de cosas.
Sé que es una pareja muy rara, pero acabé de ver Merlín, no sé cómo se me ocurrió, y voy a intentar contarla de la manera más convincente que pueda. Luego, sé que este primer capítulo es corto, pero solo es el prólogo, quiero decir, que es resto de capítulos pretenden ser más largos.
Y creo que ya estaría, espero que os resulte interesante :)
...
Oscuridad. Oscuridad mirara donde mirara ¿dónde diantres estaba?
- Arturo…
Oscuridad. Era la mejor palabra para describirlo todo. Oscuridad y soledad, era exactamente como me sentía en ese momento, solo y perdido. No sabía a dónde ir. Porque todo era oscuridad.
- Arturo…
¿De qué me sonaba esa voz? Era irritantemente familiar. Intenté hacer memoria, pero todo lo que seguía viendo era oscuridad.
- Arturo, tienes que despertar…
Intenté dirigirme hacia la voz, pero no avanzaba, mi cuerpo no respondía. Intenté no acobardarme, por dios, era un rey, tenía que mantener la calma… pero solo había oscuridad.
- Arturo, por favor, despierta, tenemos que salir de aquí.
Esa voz… había soñado con ella… sueños… recuerdos… no sabía distinguirlos…
Recuerdos lejanos que parecían retazos de un sueño, retazos de un sueño que parecían recuerdos lejanos. Pero si me intentaba acercar... desaparecían.
- Vamos, cabeza de chorlito, te necesito ahora.
"Quizás sea un cobarde, pero no soy un cabeza de chorlito"... "¿En dos palabras? Príncipe Arturo". Recuerdos… eran recuerdos… unos ojos azules aparecieron en mi cabeza… y la oscuridad ya no fue tan cegadora… Merlín… notaba una presencia a mi lado ¿era él? ¿qué había pasado? ¿qué era lo último que recordaba? Espadas… gritos… el hechicero… Mordred… dios mío, eso sí que había dolido.
Golpes. Ahora se escuchaban golpes ¿eso también formaba parte de mi cabeza? ¿solo yo los escuchaba?
- Hagamos esto por las buenas, abridnos ahora y nadie saldrá herido. No tenéis escapatoria.
Esa voz no era de Merlín… ni de nadie que recordara. Era grave, autoritaria, digna de un noble… pero no me agradadó nada.
- Arturo, por lo que más quieras, tienes que despertarte ya.
Sí, era Merlín, definitivamente Merlín, ¿por qué sonaba tan alterado? ¿qué pasaba? Tenía que abrir los ojos, tenía que abrir los ojos ya, pero no podía, y la oscuridad estaba volviendo.
- Arturo, abre los ojos, por favor, no te volveré a pedir nada más en la vida, pero por favor, abre los ojos, no puedo hacer esto sin ti.
Lo intentaba, juro que lo intentaba, pero pesaban demasiado, todo mi cuerpo se sentía muy pesado, como si llevara acostado mucho tiempo.
- Último aviso, abre la puerta y no tomaremos medidas más graves.
- Tengo tanto que contarte Arturo, muchas cosas no te gustarán, estoy seguro, pero lo superaremos juntos, como solíamos hacer siempre...
¿Solíamos hacer? ¿Cuánto tiempo había pasado?
- Solo necesito que te despiertes.
- Repito, último aviso.
Noté una mano en la frente, estaba fría, y temblaba un poco. Merlín. Estaba asustado. Merlín nunca se asustaba, era la persona más estúpidamente valiente que conocía. Intenté otra vez abrir los ojos, seguían pesando, pero no me rendí... porque él no lo hubiera hecho.
- Eso es Arturo, sigue, sé que cuesta, pero sigue, porfavor. Estaré aquí contigo, no estarás solo, sabes que nunca te dejaría solo.
Claro que lo sabía, Merlín era la persona más leal que había conocido en mi vida, siempre me lo demostraba, una y otra vez, y nunca buscaba reconocimiento… y yo tampoco se lo daba nunca, así que seguí intentándolo. Solo un poco más...
Luz… no era mucha, en otras condiciones hubiera dicho que incluso estaba oscuro, pero acababa de salir de la mayor oscuridad que había conocido hasta ese momento. Lo primero que noté fue el techo, era extraño, estaba hecho... ¿de metal? ¿el techo estaba hecho de metal?
- Arturo- dijo una voz a mi izquierda. Me giré con todas las fuerzas que pude reunir para ver a Merlín. Nunca pensé que sentiría un alivio tan grande al volver a verle… pero había algo… diferente.
- ¿Merlín?
No le dio tiempo a contestar porque sonó un golpe contra la puerta… y otro, y otro más.
- Tenemos que irnos.- dijo Merlín. No solo su voz sonaba alterada, en su cara también lo reflejaba… definitivamente había algo distinto en ella.- Lo siento, Arturo- dijo mientras me ayudaba a incorporarme- te juro que te lo explicaré en cuanto salgamos de aquí, pero confía en mí, por favor.
Mientras me incorporaba miré rápido la pequeña habitación en la que nos encontrábamos. Era toda de metal, paredes, techo y suelo, sin ventanas y con una cama muy pequeña, que era donde había estado acostado. Me fijé en que llevaba mi malla. Estaba rota, tenía un agujero justo donde Mordred la había atravesado.
- Confío en ti con mi vida, ya lo sabes.- contesté. Me sonrió, pero era una sonrisa triste, no era como una de esas sonrisas estúpidas que ponía siempre ¿qué diantres estaba pasando?
Más golpes en la puerta.
- Tenemos que salir de aquí.- repitió- He podido reforzar la puerta, pero no aguantará mucho más.
Estaba de pie, pero notaba las piernas entumecidas, intenté caminar un paso. Si no hubiera sido por Merlín habría vuelto a caer a la cama.
- No te preocupes, es normal, has descansado mucho tiempo, tu cuerpo ha de acostumbrarse.- dijo rodeándome la cintura con el brazo y apoyándome en su hombro.
Seguían sonando golpes, cada vez más fuertes y cada vez la extraña puerta de metal temblaba más. No podíamos salir por la puerta, no había ventanas, ¿qué narices pensaba Merlín?
- ¿Cómo se supone que vamos a salir de aquí? No hay escapatoria.- miré a mi cintura, pero no había rastro de mi espada por ninguna parte.- ¿y dónde diablos está mi espada?
- No te preocupes por la espada, pretendo recuperarla.- dijo mirándome serio.- y el cómo salir… déjamelo a…
Pero antes de que terminara la puerta cayó, haciendo un ruido muy estridente al chocar contra el suelo. .
Al otro lado de la puerta se encontraba la cosa más extraña que había visto en mi vida. Bueno, no la cosa, las personas… si se podían llamar así. Al fondo se veía una especie de cosa verde gruñendo, dos personas con unos extraños ropajes negros, también había un hombre con una ropa de extrañas telas con rayas y una estrella en el pecho. Al frente otro hombre con una especie de armadura muy extraña que le envolvía hasta la cabeza, de colores demasiado brillantes, que apuntaba a Merlín con una especie de luz que salía de su mano ¿Qué diantres era eso? ¿Hechicería?
Definitivamente Merlín tenía mucho que explicarme.
