Hola, buenos días o buenas noches, depende de donde estén.

Aquí el primer capítulo de lo que será esta historia extraña, algo trágica y emocionante... ojalá les guste.

Gracias.

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Los vidrios estaban grises por la suciedad acumulada. Algunos estaban rotos, y una brisa fría entraba por ellos. La madera del suelo crujía de vez en cuando, como si hablara, o cómo si algo le doliera. Quizás aún tenía algo de vida, y sólo pedía que la sacaran de esa agonía continua que sentía noche y día. Hermione nunca había tenido pensamientos tan oscuros y pesimistas, pero después de los últimos meses era difícil tener algo en la cabeza que no fuera triste, doloroso y oscuro. La chica suspiró, y acercó más sus rodillas a su pecho en acto reflejo al sonido de su estómago, el cual reclamaba comida. Habían pasado tres días desde que comió algo, y apenas había tomado agua. La verdad, ese año completo había escaseado la comida, pero esos últimos meses definitivamente ya no había, y le estaba pasando la cuenta a su cuerpo. No sólo toda su ropa le quedaba grande, sino que no podía moverse bien y su mente divagaba con más frecuencia en la nada, quedándose pegada mirando un lugar u objeto por horas.

Sacó su vista de la ventana y la pegó en la puerta. La habitación en la que estaba no era muy amplia pero estaba vacía, a excepción de un colchón con algunas mantas. Hace media hora que Ron había salido en busca de algo para comer, y ya lo extrañaba. Aunque, más que extrañarlo, temía que le pasar algo… como a los demás.

Harry Poter había muerto a manos de Volvemort, la profecía se había cumplido a beneficio del Señor Tenebroso y todos los magos y brujas que se oponían iban pereciendo en su camino, como el Señor Weasley, Ginny, Neville, La Profesora Mcgonagall, Bill, Luna, Kingsley, Dean, Hagrid, y muchos más. Una lágrima recorrió la mejilla de la chica.

-Se suponía… que ibas a vivir…- murmuró apretando los puños- se suponía que no nos ibas a abandonar…

Habían estado corriendo casi sin parar, ocultándose en todos los lugares posibles, ya que ella y Ron se habían convertido en los más buscados por los mortífagos y los demás seguidores de Voldemort, ya sea por miedo o no. Eso les complicaba encontrar alimento, ya que aun estando en algún bosque, de alguna forma siempre lograban encontrarlos. Las calles se habían vuelto peligrosas no sólo para los magos, sino también para los muggles. Mínimo un asesinato diario ocurría, y el Señor Tenebroso ni se preocupaba de esconderse. Se mostraba en las noticias imágenes claras de los motífagos atacando edificios, haciendo explotar negocios o simplemente lanzado maleficios en la mitad de la calle. Los negocios estaban cerrados, muy poca gente andaba por las calles, colegios y universidades habían parado las clases y a menudo se veían policías portando armas en las manos, asustados. El pánico se había revelado en Londres, Gran Bretaña y el mundo.

Ellos dos eran de los últimos que quedaban de la batalla de Hogwarts.

El corazón le dio un brinco al recordar esa batalla… y el cuerpo de Harry.

Se levantó como pudo, tratando de borrar esa imagen de su cabeza. Le faltaba el aire y el dolor en su pecho era muy grande. Fue hacia la ventana y se apoyó con su mano en el pecho. En ese momento había pensado que era el fin, que ya no podrían derrotar a Voldemort aun habiendo destruido todos sus Horrocruxes. Frunció el ceño, dejando caer su mano a un lado. Definitivamente algo salió mal. Ese no era el destino de Harry, ni de ellos ni del mundo. Y ella iba a averiguar qué había pasado… y lo arreglaría.

Levantó uno de sus puños frente a su rostro y lo abrió, dejando caer un giratiempo. No se estrelló contra el piso ya que la cadena rodeaba la mano de Hermione. Este rebotó en el aire y después de unos segundos se quedó quieto frente al rostro de la chica. Quizás el destino se había arrepentido de haber hecho lo que hizo con el mundo al haber dejado vivo a Voldemort, y por eso hizo que ella y Ron encontraran ese giratiempo en uno de los muchos ataques que habían recibido. Era su única oportunidad para arreglar el presente que ellos estaban viviendo.

Escuchó un chirrido y Hermione dio un salto.

-Perdón- dijo Ron entrando por la puerta- Logré encontrar algo, pero tuve que usar el hechizo confundus para que el anciano no se diera cuenta que sacaba sus frutas.

Se sentó al lado de Hermiona, la cual se había deslizado por la pared hasta sentarse. El pelirrojo había traído dos manzanas, 5 plátanos, un pan y dos botellas de agua. La castaña lo miró y le sonrió, dándole la mano. Ron también sonrió, se acercó a ella y le dio un tierno beso. Al separarse acarició la mejilla de su novia con cariño, secando la lágrima que había caído hace un rato.

-Saldremos de esta- dijo mirándola a los ojos- ese giratiempo es una nueva esperanza para todos, incluso para los que… ya no están aquí.

La tristeza inundó la cara de Ron. Le dio un último beso en la frente y se apoyó en la pared. Él también estaba muy flaco y pálido, su barba roja cubría gran parte de su cara y parecía enfermo. Como un buen novio, siempre que conseguían algo para comer, el daba parte de su mitad a la chica, con la excusa de que ya estaba satisfecho. Hermione alegaba a eso, pero no lograba convencer al pelirrojo que siguiera comiendo.

Se escuchó una explosión muy lejos, pero no impidió que los chicos saltaran del lugar. Ron miró por la ventana con la varita en la mano. Hermione se quedó hincada, con la varita también lista.

-No veo nada. Debió ser muy lejos- dijo aun mirando hacia afuera- será mejor que nos demos prisa. Hemos estado mucho tiempo aquí, y ya me da mala espina.

Se sentó, tomo un plátano y se lo comió apenas le sacó la cascara. Hermione tomó una manzana mientras dejaba el giratiempo en el suelo, entre los dos. Brillaba como si no supiera que el mundo era gris y deprimente. Sobresaltaba entre toda esa madera oscura y el polvo. Los ojos de la castaña brillaron, un poco más animada ahora con alimento en el estómago.

-¿Cuánto dices que ha sido lo máximo de tiempo que se ha viajado con eso?- Preguntó Ron comiendo la mitad de su pan.

-No se sabe- contestó Hermione aun mirando el giratiempo- ya que la gente que ha tratado de viajar más de 15 años atrás, no ha vuelto. Personas que han logrado viajar cinco años, regresaron con pequeñas complicaciones en sus cuerpos, como si el viaje en el tiempo los descompusiera. Por eso, lo mejor es ir a una fecha importante no mucho tiempo atrás, ya que no sabremos en qué estado lleguemos… sobretodo como estamos ahora.

-Opino que vayamos a la Batalla de Hogwarts, y matemos al Innombrable nosotros mismos-

-Opino que eso es demasiado arriesgado. Piensa que ni Harry pudo con él-

Se creó un silencio entre los dos, y uno muy doloroso. Pensar en Harry hacia que cada parte de sus cuerpos les doliera, y que la culpa les carcomiera el cerebro rápidamente. Quizás si ellos hubieran ido con él, sino lo hubieran dejado solo. Habían estado juntos todo el año, hasta el momento más importante… y habían fallado.

-Vamos al torneo de los tres magos- dijo Hermione obligándose a no pensar en eso- E impedimos que Voldemort vuelva a la vida.

-Esa es una buena idea- dijo Ron saliendo de su lúgubre ceño- llegamos antes que Harry y Cédric. E incluso salvamos a Cédric, me gusta.

-Será difícil, el no ser vistos- murmuró Hermione.

-A estas alturas, difícil que empeoremos más el futuro con eso- bromeó el chico- Entonces, cuantas vueltas serían del giratiempo.

-Calcula 24 por 3 años- dijo Hermione sonriendo.

-No me pidas hacer eso. Tú fuiste la que estudio Aritmancia en un colegio de magia- dijo el chico cruzándose de brazos.

-Jaja. Hay una forma de hacerlo- dijo la chica tomando el giratiempo y su varita- pero tiene que ser con cuidado y muy concentrados.

Se levantó y se colocó la cadena del giratiempo en su cuello. Ron se puso frente a ella y también coloco la cadena en su cuello, uniéndose a la chica. Estaban listos para viajar en el tiempo y evitar que todo ese desastre ocurriera. Estaban listos para poder vivir una vida normal fuera del colegio. Estaban listos para volver a ver a todas las personas que perdieron… estaban listos para poder vivir en un mundo sin Voldemort. Hermione colocó la punta de la varita justo en el centro del giratiempo, y se escuchó una especie de click. La chica sonrió y comenzó a girar su varita como si fuera una llave. Las manecillas del giratiempo, a diferencia de girarlas con la manilla del instrumento, se movieron el triple de rápido con solo un movimiento pequeño de la varita. Por eso Hermione tenía que ser muy cuidadosa… y estar concentrada solamente en el artefacto mágico.

¡BOOM!

El suelo tembló, y polvo cayó del techo. Ron abrazó a Hermione para protegerla, siendo igual cuidadoso de no moverla mucho para que no perdiera contacto con el giratiempo. Otro ruido igual de fuerte que el anterior se escuchó, seguido de risas y gritos. También se escucharon disparos, demasiado cerca para el gusto de la pareja. Una bala atravesó el vidrió llenando el piso de pedazos y acto seguido se escuchó un desgarrador grito, y una voz lunática que gritaba:

-¡Weasley y Granger, sentados en un árbol, besándose!- canturreó horriblemente esa voz, y el corazón de los dos se detuvo.

Bellatrix.

-Nos encontró- murmuró Hermione con pánico. Pasos se escucharon en el mismo edificio, cuatro pisos abajo.

-Debemos irnos- le dijo Ron con los ojos abiertos de par en par- ¡Hermione, ahora!

-¡No puedo avanzar tan rápido con esto! ¡Es muy peligroso, podría mandarnos a cualquier año!-

-Cualquiera es mejor que este, ¡Vámonos!-

-Pero Ron…-

-Es nuestra última oportunidad para arreglar todo este desastre, hay que hacerlo como sea…-

La puerta explotó en mil pedazos. El suelo tembló peligrosamente, amenazando con echar abajo el edificio. Hermione, sin mover su varita del giratiempo abrió los ojos, y vio cómo su novio se despegaba de ella, y con varita en mano se ponía delante para protegerla. El corazón de la chica se detuvo, y abrió la boca para gritarle que se devolviera, pero ningún sonido salió de ella. Una figura negra entró por la puerta, y sin perder tiempo lanzó hechizos hacia los dos chicos.

Ron defendió como pudo a Hermione, avanzando hacia Bellatrix y los demás mortífagos, tratando de que ellos echaran los maleficios a él y no a ella. Y parece que funcionaba.

-¡Perfecto, otro Weasley a mi lista!- gritó Bellatriz eufórica- CRUCIO!

Para Ron fue imposible defenderse de eso, y cayó al suelo sintiendo todo el dolor que el maleficio le creaba. Hermione gritó en pánico, he hizo el además de separar su varita del giratiempo para ayudar a Ron.

-¡NO!-

Hermione se quedó de piedra al escuchar el grito de su novio. Ron tenía los ojos rojos por el esfuerzo que hacía para contener el dolor, pero aún así seguía viendo a su novia… y lograba sonreír. Las lágrimas cayeron por las mejillas de Hermione, comprendiendo lo que Ron quería decirle, pero sin hacerle caso… sin querer hacerle caso. No quería perderlo a él también.

-Esto es muy conmovedor- dijo la mujer caminando hacia el chico, pero mirando a Hermione. Los otros mortifagos se habían quedado rezagados, respetando el liderazgo de Bellatrix- Tan conmovedor que me da asco. Adiós.

Apuntó a Hermione con su varita.

Se escuchó el maleficio imperdonable.

El lugar se llenó de la luz verde que emanó de la varita de Bellatrix.

Pero segundos antes, para conjurar el maleficio, había dejado de atacar a Ron y este, esperando ese momento se había levantado… y se había colocado justo entre ellas dos.

Hermione vio cómo su novio era envuelto por esa luz, al mismo tiempo que la fuerza del maleficio hacia que el piso se deshiciera, llevando el edificio hacia abajo. Estiró su mano lo más que pudo, pero no logró alcanzar a su amado… sólo cayó y cayó, y cayó.

Un horrible dolor inundó el cuerpo de Hermione al estrellarse con los restos del edificio. No logró que perdiera el conocimiento pero que sí gritara por el sufrimiento, ya que no era sólo físico. Llegó a piso firme después de haber rebotado entre escombros un par de veces, amortiguando una caída casi fatal. Cerró su boca y abrió los ojos, sintiendo un sabor metálico y observando la cantidad de polvo y restos de madera, cañerías y vidrios. Trató de levantarse, pero el dolor era demasiado… todo era demasiado.

-Ron…- sollozo, apoyando su cabeza en el suelo y apretando sus puños- Ron… no tú…

Escuchó un grito horrible, y desproporcional al ser que lo creaba. Bellatrix, al parecer, había quedado unos pisos más arriba, pero por el tono del grito había sufrido cierto daño al hacer ella también. La chica escuchó sin moverse, notando que la bruja aún no se movía de donde estaba, sólo maldecía… y abrió los ojos.

Un sentimiento poco común se apodero de Hermione. La ira inundó el cuerpo de la chica, incendiando su corazón, dándole paso al odio. Un intenso odio hacia el ser que había destruido las vidas de sus seres queridos.

Dependía solo de ella. Era ella y nadie más. Ella y nadie más podía vengar a Ron, Harry y los demás. Sería ella quién haría que Voldemort, Bellatrix y todos los mortifagos desaparecieran. Con los puños aún cerrados se levantó, aguantando todo el dolor que tenía, y sin dejar de llorar buscó su varita junto con el giratiempo. Estaban a unos metros más de ella, y la chica noto que la varita había hecho girar las manecillas más veces de las que ella tenía pensado.

-No importa- dijo caminando a tropezones hacia el objeto- sea el año que sea, me encuentre como me encuentre- logró llegar a donde estaba su varita con el giratiempo, y los agarro. Estaban pegados- Yo me encargaré de matarte, Voldemort…

Y con un esfuerzo descomunal y un grito de rabia y dolor separó su varia del giratiempo, y un viento increíblemente fuerte la envolvió en un segundo. Todo giró a su alrededor, impidiéndole respirar bien y haciendo que el dolor se hiciera más fuerte. Aun así no se desmayó, ni cayó al suelo ni nada. Debía aguantar, tenía que hacerlo. Aunque viajara 100 años en el pasado y sus huesos se deshicieran, detendría todo lo que había pasado en ese tiempo.

-¡AAAAAAAHHHHH!- gritó antes que todo el aire se le fuera de los pulmones. De repente, todo se detuvo.

Abrió los ojos por completo, y sus piernas cedieron al fin. Cayó arrodillada en la mitad de un cuarto oscuro, y lleno de polvo. Hermione respiro hondo muchas veces, tratando de recuperar el aire perdido. El dolor aumentó un poco, pero no le prestó atención, si al sabor de su sangre en su boca. Observó el lugar y se dio cuenta que era parecido a la habitación en la que ella y Ron habían estado los últimos días, pero estaba llena de cosas, como si fuera una bodega. Olía a humedad. A lo lejos se escuchaba un ruido familiar… televisión. Eso significaba gente. La chica buscó con la mirada y encontró una escalera. Al parecer el piso en donde ella había caído era el subterráneo de la casa en donde estaban. Caminó torpemente hacia una escalera que había divisado, guardándose el giratiempo en su bolsillo y la varita debajo de la manga, como solía hacer últimamente. Se estaba mareando por el dolor, y escuchaba un silbido en sus oídos. Subió como pudo, con sudor frío apareciendo en su frente, y abrió la puerta sin ninguna delicadeza.

Una pareja sentada en un sillón frente a una televisión observó a la chica. Hermione los miró de vuelta.

-Disculpen- dijo con la mayor normalidad que podía demostrar en ese instante- Tengo una pregunta, ¿Qué año es?

-1979- contesto en un susurro el hombre, sin dejar de mirarla sorprendido.

-Ah… muchas gracias-

Hermione asintió, miró hacia adelante, se repitió el año en que estaba, y cayó desmayada, cediendo completamente al dolor, cansancio, y ahora asombro.