OPORTUNIDADES

Disclaimer: Ni Iron Man ni ninguno de los personajes es mío, son de Marvel, que en las películas está haciendo un buen trabajo al cuidarlos por ahora. Esto es un trabajo de ficción escrito por diversión para el entretenimiento de los fans de las películas.

Agradecimientos especiales a mi Beta NikkyScully, que de nuevo me acompaña en los caminos de las letras digitales, después de más de cinco años de no haber tocado de nuevo este aspecto de la escritura. Ella me aguanta mis historias y locuras, me escucha con paciencia y me sacude las neuronas cuando no logro concentrarme. Gracia amiga.

Y por supuesto, aunque jamás se entere, a Robert Downey JR, porque su actuación del personaje es impecable, sin la fuerza que tuvo para salir del lado oscuro, no tendríamos la posibilidad de disfrutar de su actuación, y seguramente no existiría ni el éxito de Iron Man ni de los Avengers.

CAPITULO 1

Estar a punto de morir, varias veces en una misma vida, era algo serio.

Volver a nacer después de haber rozado la muerte era una experiencia profundamente conmovedora, algo que determinaba un cambio de prioridades en la vida de quien lo experimentaba, y Tony Stark ya la había repetido al menos tres veces en los últimos años.

Ese pequeño instante, tan significativo y a la vez tan aterrador en el que se dio cuenta que, aunque todo indicaba lo contrario, él aún seguía vivo y no se había desintegrado en medió de la confluencia de dos dimensiones o como resultado de la explosión, ese momento de pánico absoluto y de angustia sin igual pero que a la vez le daba la tranquilidad de haber encontrado su propósito; ese mismo fragmento de tiempo, sus imágenes, sonidos y sensaciones, lo perseguirían mientras respirara para recordarle lo fácil que es perder lo que no se valora y lo insignificantes que somos los humanos frente al gran universo y su estratégicamente organizado esquema de las cosas.

Empezaba a preguntarse cómo era que aún conservaba la cordura y porque seguía acá cuando, algo era seguro, muchos se lo merecían más que él.

No era un hombre religioso, pero era obvio que alguien allá arriba lo apreciaba bastante y seguramente se esperaba que cumpliera con un extraño destino en su existencia, así que más le valía encontrar que era o al menos, esforzarse en tratar de hacerlo bien.

Sabía que debía aprovechar mientras pudiera, que el camino que había elegido para usar sus habilidades le traería muchas otras situaciones como esas, que todo no siempre le saldría como planeaba y que en algún momento simplemente no tendría tanta suerte.

Las últimas palabras de Yinsen retumbaban en su mente, "No malgastes tu vida Stark", le había dicho antes de morirse aquel oscuro día en la cueva. Si de algo estaba seguro era de que hasta ese momento había estado desperdiciando todo lo que el destino le había puesto en la vida.

Siempre caprichoso, siempre derrochador, en una necesidad constante de llamar la atención con sus excentricidades. Había llevado una existencia superflua en donde hacía lo que se le venía en gana y si nadie lo había puesto en su sitio era precisamente porque tenía el poder que le daba su dinero, el cual ni siquiera era suyo en realidad sino una herencia de su padre quien nunca hubiese aprobado su forma de vivir.

Al menos ahora era consciente de la importancia que merecían ciertas cosas, de cómo le había sido regalada la oportunidad de enmendar sus acciones y era por eso mismo que se arrepentía constantemente de haber pasado tanto tiempo de su vida en el error de valorar las cosas más banales.

Era tiempo de tomar una gran decisión, ya le habían dado suficientes oportunidades y era hora de actuar.

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Un año antes…

La primera vez que sintió que le habían dado una segunda oportunidad fue al regresar con vida de Afganistán. Tony pensó que nunca volvería a ver el sol ni a regresar a su casa; temió morir en esa oscura cueva sin nadie que se preocupara por él, sin que nadie fuera a llorar sinceramente su muerte o a extrañarlo cuando sus restos llenos de metralla quedaran enterrados en algún lugar del desierto.

Pensó en ese entonces que todo lo que debía hacer era solucionar el desastre que su empresa estaba propiciando y ayudar a destruir las armas en manos de quienes atacaban a personas inocentes. Aquellos terroristas le comprobaron que la guerra no tenía nada bueno y que no era un negocio honrado, exclusivo de hombres patriotas como lo había sido su padre.

En un primer instante, Tony se concentró en cambiar la huella de sangre y destrucción que las Industrias Stark estaban dejando en el mundo, pero después comprendió que no solo su empresa, sino su vida completa eran un desastre, que no tenía raíces fuertes para enfrentarse a lo que el futuro le deparaba y que el cambio debía empezar por ahí si quería que fuese algo significativo y real y no uno más de sus juegos de niño rico.

Y fue así como las palabras de Yinsen resonaron en su cabeza por varios días: "Eres un hombre que lo tiene todo y nada". Un hombre sin familia, sin nadie que lo esperara en casa en las noches, al que se acercaban las mujeres por aprovechar el momento y tratando de sacar partido de su fortuna, un hombre cuyos amigos, si es que podía llamarlos así, se podían contar con los dedos de una sola mano…

Sin embargo, para alguien como Tony Stark, tan acostumbrado a satisfacer sus caprichos y gustos sin pensar siquiera en los demás, no solo no era fácil sino que era profundamente aterrador el tener que reconocer sus errores, pensar en cambiar y madurar como ser humano. Era una verdad que se había esforzado por acallarle a su conciencia durante décadas, y dejarla salir significaba que sería vulnerable cuando los demás lo vieran, porque ya no podría seguir ocultándose en su fachada de playboy irresponsable y arrogante.

Se juró a si mismo que si lograba salir con vida de la cueva y volvía a casa en una sola pieza, las cosas serían diferentes. Y como siempre, Tony Stark con su gran genialidad, hacía lo que se proponía hacer con cifras sorprendentes. Regresó a casa después de enfrentarse a sus secuestradores, muy maltrecho y adolorido pero con una nueva luz de esperanza, literalmente, brillando en su pecho.

Ese momento, el bajar del avión con gran dificultad y tratando de no avergonzarse a sí mismo, le devolvió la tranquilidad que tanto había deseado desde que empezó a caminar por el desierto.

Y su sonrisa… oh esa sonrisa le parecía tan hermosa como los colores de una de las puestas de sol que podía ver desde su ventana en Malibú. Le hacía sentirse por fin en casa y al mismo tiempo, un cosquilleo nervioso en algún lugar de su pecho que estaba seguro no tenía nada que ver con el reactor ARK.

Era ella, era Pepper con su sonrisa y su suave voz pidiéndole que hiciera algo… era ella quien había acompañado también sus sueños durante esos instantes de angustia en la cueva, en medio de la humedad y el olor a pólvora y metal, cuando apenas alcanzaba a descansar un poco sin llegar realmente a dormir, ahí siempre estaba ella en sus recuerdos, en sus pensamientos. Siempre recordándole que afuera había algo mejor y que, si el destino le ayudaba, ella seguiría ahí cuando el volviera.

Dispuesto como estaba a cambiar todo y ser una mejor persona, Tony tomó las riendas de su empresa y de su vida, y fue así como descubrió lo que significaba aquel pequeño sentimiento de alegría cada vez que ella estaba cerca.

No era la simple conveniencia de contar con alguien que hiciera su trabajo y su vida más fácil, así como tampoco era la satisfacción de ver a un empleado cubriendo cabalmente sus funciones. Ver a Pepper Potts en acción cada día, a su lado, preocupada por su bienestar y sus necesidades era mucho más que eso. Ella le hacía sentirse verdaderamente valioso por quien era y no por su dinero, le daba la estabilidad que siempre pensó que no necesitaba y lo apoyaba incondicionalmente en sus locuras.

Sus palabras aquel día en que ella le ayudó a reemplazar el primer modelo de reactor ARK de su pecho fueron tan profundas y sinceras que nunca se imaginó que las diría tan pronto.

En aquellos terribles días de la cueva, esas cinco palabras rondaban en su mente y derivaban automáticamente a su imagen. Pensar en ella lo había mantenido cuerdo cuando empezaba a perder la esperanza de completar sus planes de escape. Un día se lo contaría, cuando llegara el momento.

- No tengo a nadie más… - le dijo él en ese instante con toda la honestidad del mundo. Era evidente que en su interior el cambio estaba en marcha y que ahora al tenerla cerca sentía que debía reaccionar diferente y que podía dejar de esconder sus sentimientos.

Pero Pepper no era como las demás mujeres que por montones había coleccionado en su vida, por eso él comprendía que debía ir despacio hasta lograr convencerla de que en verdad había cambiado, que era un hombre nuevo con una renovada actitud ante la vida el cual ahora tal vez merecía que ella lo mirara con otros ojos, porque si de algo estaba consciente Tony era de que su fama de mujeriego e irresponsable no lo ayudaría mucho a ser tomado en serio por su asistente.

Esa noche en la fiesta, al verla con ese precioso vestido azul que hacia juego con sus ojos, volvió a sentir el temor de no saber si hacia lo correcto y al observar la reacción de incomodidad que le causaba a Pepper, decidió que no era justo presionarla, así que esperaría a que fuese ella quien diera el primer paso.

No podría soportar que por su afán y su impaciencia, ella se sintiera aún más molesta con él que de costumbre y por fin decidiera renunciar y alejarse de su lado. Prefería tenerla tan solo como su asistente pero contar con su presencia permanente, como siempre, y no arriesgarse por el momento para luego enfrentar lo que prefería ni pensar; así que con una enorme fuerza de voluntad dejó pasar ese instante en el balcón donde ella estuvo a punto de besarlo.

Los eventos que sucedieron después ocuparon su mente y lo absorbieron por completo en el desarrollo del primer traje, sin embargo, Pepper seguía siendo parte de una imagen indeleble en su memoria, una hermosa mujer con un vestido azul que dejaba al descubierto la espalda que él deseaba, más que nada en el mundo, poder rozar con sus dedos otra vez.

Horas y horas de diseño, construcción y pruebas, una buena cantidad de golpes y heridas después, había acabado con los terroristas y el traidor de Obadaia, al tiempo que dejaba en ruinas parte de su empresa y las calles aledañas, y durante todo el tiempo, lo único que permanecía inamovible en su pensamiento era ella, en gran peligro, por su culpa, involucrada en la mitad de los disparos y la destrucción causada por los trajes. Imaginó que moriría por la explosión del reactor y le dolió en el alma que ella fuera quien debía apretar el botón, pero para su suerte logró salir vivo de esa también.

Y cuando por fin llegó la calma quiso retomar las cosas, pensó con más fuerza en lo que le diría a ella, en lo fabuloso que sería que al verlo convertido en Iron Man se sintiera orgullosa y estuviera dispuesta a darle una oportunidad. La conversación antes de salir a la rueda de prensa no fue lo que Tony esperaba, principalmente porque ella tenía razón en que él había arruinado su momento, no había dado la talla y por tanto debía seguir intentándolo.

Su ego pudo más que él, estaba muy feliz de poder aplicar su conocimiento y dinero en hacer algo bueno por el mundo, no entendía porque debía ocultarlo, él no era un hombre de engaños, secretos y verdades a media, estaba orgulloso de lo que había alcanzado, así que Tony le contó al mundo la historia real, él era Iron Man.

Lo que siguió a su declaración ante los medios fue un gran escándalo y contrario a lo que Tony esperaba, la actitud de Pepper al terminar la conferencia de prensa cuando por fin, después de que se lograran deshacer de los conmocionados medios de comunicación no fue la mejor.

Tony entró por la puerta y la mirada de ella no lo tomó por sorpresa. Estaban de nuevo solos, en una de las oficinas de Stark Industries, y él estaba muy emocionado por todo lo que había sucedido.

- Tú eres Iron Man – afirmó ella dedicándole una mirada fría y muy molesta.

- No me digas que no lo habías notado – respondió Tony con una sonrisa sarcástica.

- No puedo creer que lo hicieras Tony – le dijo ella agregando un dejo de tristeza a la molestia que sentía. – ¡Mi teléfono no ha parado de sonar, has hecho mi vida diez mil veces más difícil de lo que ya era! – exclamó.

- Vamos Pepper, soy un hombre nuevo, no quiero mentir, no quiero esconderme – respondió el con mucha calma acercándosele un poco más - ¿Por qué no puedo ser yo mismo, ser sincero y contarle a todos que ahora soy mejor persona? -

- No tienes idea de lo que es la responsabilidad Tony, para ti todo esto es un juego, ¡tú no eres Iron Man, es solo uno más de tus juguetes! – dijo ella empezando a lucir alterada.

Tony se acercó a ella, puso las manos en sus brazos, en ese gesto que solía hacer para que ella lo escuchara y la miró con seriedad. No quería volver a lo mismo de antes y no le gustaba verla tan molesta con él.

- No estoy jugando Pepper, ese era el viejo yo, ahora quiero hacer las cosas bien – dijo susurrando – Déjame demostrarte que se lo que hago, puedo ser responsable, puedo hacer mucho bien siendo Iron Man, necesito que me des una oportunidad - Ella suspiró resignada, tratando de calmar su enojo hacía él y lo miró fijamente a los ojos.

- Nunca se si dices las cosas en serio o no, eres voluble y te gusta tener el poder, y ahora crees que eres un superhéroe… - él bajó la mirada por un momento, sintiéndose afectado por sus palabras - Ya no sé qué pensar Tony, no sé si mañana vas a explotar en pedazos con tu traje volador o si vas a destrozar un edificio y yo tendré que salir corriendo a solucionarlo…mira a tu alrededor, tu empresa se cae a pedazos y tú no lo tomas en serio -

- No me das mucho crédito Pepper, sé que te doy problemas pero quiero arreglar las cosas, también sé que esa noche fui un idiota y te dejé sola en el balcón, pero yo te juro que... – le dijo acercándose un poco más, pero ella puso la mano en su pecho y lo detuvo.

- Tony, esto no es sobre nosotros dos, esto… esto es más grande y más serio – afirmó al tiempo que se empezaba a separar de sus brazos. – Por favor ya olvida esa noche y trata de ayudarme a solucionar este caos que estás causando – suplicó un poco más calmada, mientras se alejaba lo suficiente para que la soltara.

Tony suspiró y cerró los ojos por un instante. Esto definitivamente no estaba saliendo como él pensaba, ella parecía no estar interesada en olvidar sus antecedentes y no confiaba aún en sus promesas. No podía culparla, ella lo conocía muy bien y lo había visto en sus peores momentos. Pero si algo sabía, era que valía la pena cualquier esfuerzo que hiciera por Pepper, ella era una en un millón.

- Te ayudaré en lo que necesites, vamos a reorganizar la empresa y voy a ser cuidadoso con el traje – prometió él muy serió y solemne – Voy a hacerte cambiar tu impresión de mí, voy a mostrarte lo que puedo hacer y estarás orgullosa – aseguró con una sonrisa.

- Estoy ansiosa de verlo Tony – respondió Pepper con una ligera sonrisa cansada.

No parecía muy convencida, pero al menos ya le estaba sonriendo de nuevo y para Tony eso significaba que al menos por ahora lo hacía bien, ahora solo necesitaba un poco de tiempo, así que no volvió a mencionarse aquella noche en el balcón y él decidió que cumpliría su promesa y le demostraría que era un hombre nuevo, aunque se le fueran todo los kilojulios de su reactor intentándolo.

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Parecía que nada le salía bien a Tony Stark en esos días, su suerte fluctuaba como un reactor en sus últimos suspiros de energía.

Unos meses después, con una empresa reconstruida y muchos proyectos en marcha, lo que pensó que era el estrés de tanto trabajo demostró ser en realidad algo más complicado, algo potencialmente mortal.

Primero empezó a sentir nauseas, temblores, algo de dolor de cabeza y al poco tiempo lo supo. Cuando JARVIS realizó un chequeo físico encontró algo que no se esperaba. De nuevo se moría, aunque esta vez un poco más lentamente que la anterior, pero a la larga tendría el mismo desenlace. Aquel destello brillante en su pecho, el que lo mantenía a salvo de los fragmentos de metralla, el reactor ARK con su energía generada por el núcleo de paladio, lo estaba matando.

A medida que él continuaba usando el traje de Iron Man el residuo tóxico producido por el reactor se acumulaba en su cuerpo cada vez más, envenenándolo fatalmente.

JARVIS le había advertido del peligro cuando empezaron los síntomas pero Tony no podía dejar de usar el traje, así que empezó a buscar una solución mientras monitoreaba el nivel del paladio en su sangre. El indicador avanzaba y el tiempo se le acababa inexorablemente.

No había dejado de pensar en Pepper, pero desde que supo todo lo que le sucedía y las pocas esperanzas que tenía de encontrar un arreglo para el ARK, Tony empezó a sentirse cada vez más presionado, angustiado y deprimido por todo el asunto. ¿Por qué no podía tener el tiempo de disfrutar a junto a ella todos los planes que había hecho para su vida y su futuro? ¿Por qué justamente ahora iba a morirse sin decirle lo mucho que le importaba y lo importante que era para él?

Por eso prefirió alejarla de su lado, empezar a comportarse como el idiota egocéntrico de siempre, a verla sufrir con su eminente muerte, y entonces le ocultó que aquel mismo brillo en su pecho que una vez lo había salvado, pronto iba a acabar con su vida. Tony no podía enfrentarse a ver sus ojos asustados cuando le contara que no iba a durar mucho y que nada podía hacer, así que entre los tóxicos en su sangre y el dolor de su alma empezó a enloquecer, a desvanecerse en la angustia y a tratar de borrar de su mente lo que en realidad sentía por ella.

Esa noche en su fiesta de cumpleaños lo que más deseaba era despedir a todos y quedarse solo con ella, pero en lugar de eso, empezó a beber en exceso y a comportarse como el imbécil que todos esperaban que fuera. La intoxicación por paladio agudizó los efectos del alcohol y Tony empezó a perder la noción de lo que hacía. Lo que estaba tan orgulloso de haber dejado atrás, su comportamiento de playboy desordenado e insoportable, irónicamente volvía a repetirlo.

Hasta que la tuvo a su lado, con el micrófono en la mano, invitándolo a que terminara la fiesta, a que lo hiciera por ella y la dejara cuidarlo. Quiso besarla, en verdad que sí, sin importarle nada, ahí mismo en frente de todas esas personas que no le importaban un comino si tenía a Pepper a su lado, pero ella volvió a rechazarlo.

Igual se iba a morir, pensó Tony apesadumbrado y bastante molesto con la existencia, las cosas ya no tenían una solución por ningún lado, el tiempo que había perdido en su vida ahora regresaba para golpearlo con fuerza en la cara. Así que no tenía sentido ponerse sentimental, igual su corazón ya estaba roto, en pequeños pedazos, llenos de metralla. Si él la rechazaba ahora, no la tendría cerca cuando mañana o pasado la intoxicación fuera completa, no tendría que verlo morir en lo que seguramente sería un instante terriblemente doloroso.

Y después de eso, después de esos momentos de última cordura mirando a Pepper, todo se hizo muy borroso en su mente, su recuerdo de lo que sucedió era muy vago, al menos hasta que se dio cuenta que ahora sí, estaba más solo que nunca.

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Es mi primer fic despues de mucho tiempo sin escribir y es la primera vez que escribo para IM, así que me encantaría conocer sus opiniones y comentarios.

;)