SOLO CATNIP
por A. S. H.
Gale es capaz de ver a través de los árboles la figura de una chica que espera su llegada: Catnip, su amiga y compañera de caza.
Suspira, sabiendo que todo será mucho más difícil a partir de ahora. Desde que ella a vuelto de los juegos con vida y de la mano de Peeta Mellaark, todo ha sido demasiado complicado. Tanto, que había considerado la dura idea de apartarse de la vida de Katniss Everdeen e intentar olvidar cuatro años de amistad. Aun consciente de que es imposible borrar poco más de un cuarto de su vida de un plumazo, lo ha intentado: no ha asistido a las fiestas a las que fue invitado por ser el primo de la vencedora.
Primo, que irónico. Irónico porque lo más probable es que esa sea la forma en la que Katniss Everdeen le mire. Ni siquiera como amigo, sino como primo. Pues bien, quizás para Katniss él no sea más que un familiar del que preocuparse; pero para él, intentará que solo sea Catnip, la niña que conoció en los bosques, de apariencia débil pero más fuerte que el hierro que teñía el iris de sus ojos. Su amiga. Punto.
Vuelve a asomarse tras los árboles. Katniss, la vencedora, sostiene un morral repleto de cosas. Lo aferra con tanta fuerza que parece que lo rasgará en cualquier momento. Gale jamás la ha viso llorar, pero hoy eso ya no es cierto. Ve como los ojos se le empapan de agua hasta que una lágrima bien formada se le escapa de los ojos. Eso le rompe. ¿Llorará por él? ¿Llorará porque echa de menos a su nuevo novio? No lo sabe, pero Gale no es lo suficientemente cruel como para dejar que sufra de esa forma. Sale del escondite y ella alza la vista, dando al encuentro sus ojos anegados en lágrimas con los duros y fríos ojos de Gale.
Ella le abraza y llora desconsoladamente. "¿Le habrá echo daño?", se pregunta Gale. Está a punto de cuestionarlo en voz alta cuando ella le sonríe y deja de llorar.
Cazan, como de costumbre. Y sería un día normal de no ser porque la mente de Gale trabaja el doble de rápido: concentrado en la caza y a la vez preguntándose por qué ha salido tras los árboles. No quiere complicarle la vida a Catnip con su humor de perros. Sí, aquella fue la expresión que Sae utilizó para definir el estado de Gale cuando rompió uno de sus cuencos mientras escuchaba a un par de hombres hablar sobre la buena pareja que Peeta y Katniss hacían.
Él puede ver por el rabillo del ojo la postura relajada de su cuerpo, la forma en la que apoya los dedos que tensan la cuerda del arco en la mejilla... Le gustaría acariciarle la mejilla.
Más tarde, ella le ofrece una bolsa de dinero que él no acepta.
—¡Tengo de sobra!
Pero él no aceptará nunca dinero de otras personas, aunque sea de Katniss Everdeen. No le gustan nada las deudas.
Ella mira desesperada a los lados.
—Al menos déjame revisar las trampas todos los días. Voy a volverme loca si no hago nada...
Él ha dejado de escucharla. Tan solo es capaz de mirar sus ojos grises, que le mantienen fijo en su sitio y no le dejan escuchar su súplicas. En vez de negarse, solo coge su rostro entre sus manos y saborea los labios de Katniss, no de Catnip.
Porque Catnip es su amiga.
Y Katniss es la chica de la que está enamorado.
"Menuda forma de no complicar las cosas"
Algo le dice que se detenga y, en contra de su voluntad, se separa de ella.
—Tenía que hacerlo. Al menos una vez—admite.
Después, se da la vuelta y sale por el hueco de la valla.
Hay tantas formas de nombrarla. Katniss, la vencedora, la chica en llamas, tributo del 12, amante de Peeta...
Pero, a partir de ahora, para él, no será Katniss.
No va a rendirse, eso está claro.
Pero, solo por ahora, tan solo será Catnip, su amiga.
