Gai.

¿Cómo había llegado a esto?

Cuando contempló el enorme galeón surcando entre las nubes en ese atardecer en Tokio, Gai gritó emocionado mientras alzaba los brazos con entusiasmo, sin darle absolutamente ninguna importancia el lugar público en el que se encontraba. La mayoría de las personas simplemente lo ignoraron, continuando con sus actividades comunes. Después de todo, los ciudadanos ya estaban habituados a robots gigantes, monstros de todo tipo y alienígenas de lugares inimaginables.

— ¡Lo sabía! –se dijo a el mismo en ese instante. — ¡Sabía que regresarían! –los Gokaigers habían regresado a la Tierra. En su cabeza ya se habían maquinado todas las nuevas aventuras que tendrían. Aún tenía tantas cosas de su planeta que mostrarles. ¡Diablos!, podrían apoyar al nuevo Super Sentai en turno. ¡Ah! Había tanto que podrían hacer.

Ciertamente, de todas sus locas ideas, nunca se había imaginado esto.

— ¡Gai-san! –de golpe, fue devuelto al presente. Luka ladeaba la cabeza de un lado a otro en actitud desaprobatoria. A su lado, Ahim sostenía dos pequeños conjuntos de pijamas de distintos colores. — Te preguntaba, ¿cuál color de estos te gusta más?

Si, definitivamente esta no era la aventura que se imaginaba.

Todavía no entendía como se vio envuelto en esta situación. Aunque para ser justos, sospechaba que el resto de sus amigos tampoco. Todo comenzó en el mismo día de su reencuentro. Todo lo que él sabía era que si los piratas espaciales habían regresado, debía haber una razón muy poderosa. ¿Un tesoro?, ¿otro poder?, ¿un enemigo poderoso?

— ¿Piensa que esta no es una razón poderosa?, Gai-san. – ¿Qué? ¿Otra vez había pensado en voz alta?

— No. no, no. Te juro que no es eso –repetía acompañado de gestos frenéticos con sus manos. —En absoluto. En realidad, me siento muy honrado. –declaró reverenciándose ante la princesa. Era verdad, o por lo menos tenía que serlo. —Muchas gracias por dejarme ser parte de esto. –Y es que ser testigo del nacimiento del hijo de una de los miembros de un Super Sentai definitivamente debía serlo, y si dicho miembro era una princesa/pirata espacial que había elegido la Tierra, su hogar, para su alumbramiento, él debería desbordar orgullo. Además, se trataba de Ahim. Él debería compartir su felicidad. Eso era lo se suponía que sintiera.

— Olvídalo, Ahim. Es inútil. –Esta vez, Luka se paró entre ambos luego de examinar con cuidado la calidad del calzado infantil en las estanterías de abajo. La castaña lo miro intimidante. — Supongo que los hombres no sirven para estas cosas. Si me lo preguntas a mí, deberías llevarte ambos. –Ahim le sonrió agradecida. Sosteniendo las prendas contra su pecho, fue hacía una de las empleadas para decirle que se llevaría las dos.

Luka volvió a mirarle, más amenazadora. —Te lo advierto, no hagas sentir incómoda a Ahim. –dicho esto, la castaña siguió a su amiga dejando a un muy confundido GokaiSilver.

¿Cómo había terminado así?, eso se volvía a preguntar una vez fuera de la tienda mientras cargaba las compras de las chicas. Estas consistían en su mayoría en ropa, juguetes, accesorios y otros artículos para bebé. Ahora comenzaba a recordar. Esta era su tarea asignada. Desde el primer día de su encuentro, Marvelous le había encargado expresamente a él seguir y vigilar de Ahim cada vez que esta saliera del galeón.

Ahora lo recordaba con claridad. Estaba tan lleno de preguntas desde el principio: ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Y más importante, ¿con quién?

"No preguntes tonterías, nada de eso importa ahora" –también recuerda la frialdad del capitán en sus palabras. "Sólo cumple con lo que te ordeno."

Estaba bien. Ahim y los demás tenían derecho guardárselo. Él no se quejaba, nunca lo hacía. Aunque no podía evitar sentirse algo excluido. Ni siquiera sabía a qué venía esa orden. Era claro que no era necesitado desde que Luka nunca se separaba de ella

— ¡Gai-san! ¡Por favor no te quedes atrás! –le llamaba la princesa entre cuchicheos con Luka varios metros por delante. El chico apresuró su paso tratando de no perderlas. — ¡Ahim-san! – corría — ¡No es que no comparta tu emoción pero…-jadeaba — ¿No te parece algo pronto? –las alcanzó finalmente, sintiendo las correas de las bolsas casi resbalar entre sus dedos sudorosos.

Ahim le observó con confusión. Luka, alarmada, gritándole con la mirada por su atrevimiento. — ¿Eso piensa? Por mi parte, pienso que es el momento indicado para hacerlo. –Ahim le habló tranquilamente con una de sus manos sobre su aún no muy notorio vientre. La manera en que se comportaba, gentil, dulce y pacífica. Ella era casi igual a como la recordaba. Pero entonces por qué…— Está bien, Gai-san. Tal vez sea mi emoción. No puedo evitarlo, hay tantas cosas relacionadas a este planeta que quiero que mi bebé conozca. Quiero que se nutra de este mundo y que lo ame tanto como yo ya lo hago.

"Esto no debería ser así", pensó para sí mismo. Él sabía que los cómos y quiénes no importaban. Ahim era muy importante para él; y sin importar nada, la apoyaría. Su honra no era ser testigo del nacimiento del hijo de una miembro de un Super Sentai, sino el de estar ahí para su amiga. Gai lo sabía. Pero entonces ¿Qué es esta sensación de que algo estaba mal?

Ahim le tocó el hombro — ¿Pasa algo? –Ella le miró a los ojos, preocupada. Entonces se dio cuenta.

Todo lo que sabía desde el día que llegaron, además del estado de la miembro rosada, era que nada estaba bien. Lo había visto en el rostro cansado de Doc; en el semblante decaído de Joe; en la volatilidad de Luka y el comportamiento distante de Marvelous. Ahora lo volvía a ver en los ojos de Ahim; esa estela de tristeza ensombreciendo al brillo de la dicha. Esto no es como los ojos de una futura madre deberían de ser.

— ¿Hola? Llamando a Gai. –Se percató de los dedos frente a él. Luka le hacía señas con insistencia. Ahim de inmediato desvió su mirada. Rápidamente les dio la espalda. Sus pasos acelerándose al tocar el pavimento mientras seguía su trayecto. Casi parecía que intentaba dejarlos atrás. — Te dije que no la incomodaras… -Murmuró la chica frente a él con enojo antes de correr detrás de su compañera.

Algo no estaba bien, y ahora él ya sabía.

Sin darse cuenta, el cielo ya se había oscurecido más de la cuenta. Pronto sería de noche. Al regresar al galeón todo parecía trascurrir con normalidad. Marvelous dormitando en su silla mientras Joe leía algún periódico terrestre del otro lado de la sala. Un aroma delicioso provenía desde la cocina, indicando que Doc terminaba de preparar la cena.

— ¡Hemos vuelto! –exclamó la GokaiYellow perturbando el ambiente. Doc salió de la cocina aún enfundado en su delantal para darles la bienvenida. Joe les miró brevemente antes de regresar a su lectura. Marveluos parpadeó inquieto, acomodándose en su asiento. — Ya era hora, han tardado una eternidad.

— La-lamento la demora. Luka-san y Gai-san solamente me ayudaron. Yo acepto toda la responsabilidad. – Ahim se encogía temerosa al reverenciarse. — Disculpe las molestias.

— Lo que sea – el hombre le hizo una vaga seña con su mano a la vez que evitaba mirarla. Era como si se esforzara por ignorarla— ¡Doc, apresúrate con la cena! Muero de hambre.

Últimamente todo era muy silencioso, pensó una vez en el comedor. Los piratas espaciales era muy ruidosos, eso pensaba Gai en aquellas veces en que compartía la comida con ellos. Entre bullicios, risas y uno que otro reclamo porque alguien le robo a alguien más. Todo era diferente ahora.

— Ahim-san compró muchas cosas geniales –intentar romper el silencio incómodo era una sus tareas extraoficiales desde hacía casi un mes. La mencionada le sonrió desde su lugar en la mesa. El resto del equipo apenas alzó la mirada de su respectivo plato.

— ¿En verdad?, suena muy bien –bendito fuera Doc-san por esforzarse aunque fuera un poco. — Si lo eligió Ahim, estoy seguro que todo es muy bonito.

— ¡Oye! Yo también ayudé –Luka replicó a su lado dándole un codazo —Nunca subestimes mi buen ojo –Entonces una serie de palabras y empujones condujo a la castaña y el rubio a enfrascarse en una especie de discusión. Era gracioso, lo suficiente como para arrancarle un par de risitas a la princesa. Se permitió lanzar una carcajada. De repente todo parecía volver a la normalidad una vez más.

— Lo lamento… – todo ruido calló, a excepción del doloroso sonido de la vajilla chocar y de Marvelous aun engullendo con voracidad todo aquello comestible a su alcance. — Pero ya no tengo hambre – Joe se levantó con soltura dejando caer la servilleta.

Gai casi se golpea la cabeza contra la mesa. Estaba saliendo tan bien luego de lo que parecía tanto tiempo. Todo esto era tan frustrante.

¡Rayos! ¡Extrañaba a Navi!