Realidad incorpórea
By Hermachis
Disclaimer: D Gray-man no me pertenece. Lo cual resulta lógico, ya que si me perteneciera no tendría que estar escribiendo un fic para saciar mis ansias de fan. Los argumentos principales y los personajes pertenecen a Hoshino Katsura- Sensei (A la cual le deseo, por cierto, una pronta recuperación) Y a todos aquellos que han comprado la licencia del manga y el anime. Sí es mio sin embargo el argumento que aquí desarrollo, ya que salió de mi cabecita. No recibo ni recibiré jamás (Probablemente xD) ni un euro por lo que aquí escribo. Creo que son estos argumentos será suficiente para que la SGAE no me demande ¿No?:D
Advertencias: SPOILERS del manga hasta el capítulo 138, semi-AU a partir de ahí. Mención de relaciones chico x chico (Yaoi, para los más entendidos xD) Violencia (Más adelante) OOC (Al principio y luego, más adelante) Yullen (OMG! Yullen! lol)Y alguna que otra palabra subida de tono (No muchas, en mi escritura trato de ser educada. Pero escribiéndolo todo bajo el punto de vista de Kanda...)
Capítulo 1
Observé una vez más las frías paredes de aquella oscura celda. Debían ser las cuatro de la mañana, tal vez más tarde, aunque poco podía importarme. La luz plateada de la luna penetró a través de la ventana enrejada, reflejando macabras sombras que observé con detenimiento. No pude creerme lo mucho que me recordaban a él.
Que estupidez, como si todo no me hubiera recordado a él antes.
Debía quitármelo de la cabeza. Yo solo quería que fuese feliz, y así lograría que lo fuera. Debía dejar que cumpliera su destino ¿No? Debería alegrarme por su inminente felicidad, la cual lograría en cuanto yo estuviera fuera de su mundo. Del mundo en general.
Observé la posición de las estrellas y calculé. Cuatro horas, quizás menos. En fin, sabía que la hora de mi muerte estaba cercana, pero jamás pensé que sería así, humillado y con mi honor totalmente destruido.
Mi honor. Incluso eso me arrebataron. No tuvieron suficiente con apartarme de todo lo que lograba hacerme sentir vivo, si no que ahora también me trataban como a escoria, como a algo más que inferior a un ser humano.
Sonreí en una mueca torcida. No les faltaba razón. En la situación de la orden yo habría hecho lo mismo. Puede que ni siquiera me hubiera molestado en llevar a cabo un juicio, y la sentencia la habría ejecutado yo mismo con el filo de mi katana.
Mugen, ¿Dónde demonios estaría mi espada? Que tontería de pregunta. Estaría lejos de mi, al igual que mi esperanza, mi orgullo. Al igual que Allen...
Allen. Ni siquiera me dejarían verlo antes de morir. Ni siquiera dejarían que escuchase su voz. Lo mantendrían apartado, encerrado en algún lugar bajo vigilancia hasta que yo expirara. Lo único que había pedido, verlo por última vez, y ni siquiera eso se dignarían a concederme.
Nunca había sentido un dolor semejante al que ahora me aprisionaba el pecho. Lo catalogué como ansiedad. Daba igual lo que dijesen aquellos estirados de los comandantes-jefe. Ese dolor era real, tan real como que yo todavía respiraba, aunque no supiera porque lo hacía. Y tras haber perdido las pocas cosas que yo amaba, ese dolor era lo único que me recordaba que estaba vivo. Aunque no por mucho tiempo.
Resbalé mis dedos entre mis cabellos. Dirigí entonces la vista hacia la ventana y miraba una vez más la luna, recordando sin quererlo, todos los baches que me había topado tiempo atrás, cada uno peor que el anterior, y que se ensancharon hasta hacerse insalvables, como lo era el tener que enfrentarme a mi propia condena a muerte en a penas cuatro horas.
OoOoOoOoO
Miré una vez más mi plato casi vacío y no traté de ocultar mi expresión de molestia.
Mucho ruido. Demasiado ruido. Todas aquellas charlas sin sentido penetraban en mi mente, machacándome las sienes. Odiaba a toda esa gente, y cuando se juntaban todos en la misma sala los odiaba aun más. Y no importaba cuantos murieran, siempre eran remplazados. Me contuve un suspiro. Si no fuera porque aquellos insectos me ahorraban algo de trabajo ya me habría encargado de hacerlos huir a todos con un simple movimiento de mi espada.
Apuré el té que me quedaba en la taza y salí de allí lo más rápido que pude. Me iría a algún lugar tranquilo a meditar hasta que me enviaran a alguna misión, deseando que fuera más pronto que tarde.
- ¡Yuu! ¡Espera Yuu!
Ni me molesté en girarme. Él debía aburrirse y querría divertirse a mi costa. Pero no estaba de humor. Asique simplemente me dediqué a ignorar sin mucha delicadeza al bookman junior y a seguir con mi camino. Tal vez así se le metería en la mollera el concepto de persona no grata.
- Yuu, que te estoy hablando - Como si pudiese importarme acaso. El conejo pelirrojo corrió hasta quedar a mi lado. Tuve que utilizar toda mi fuerza de voluntad para no darle una patada y tirarle al vacío. Siempre pensé que esa era la autentica utilidad de ese enorme hueco en la torre. Sería un buen lugar para tirar los cadáveres si Hevlaska no estuviese debajo. Una pena. - Vamos ¿Hay alguien en casa? ¡Yuu, regresa a nosotros!
Me sacaba de mis casillas. Algún día me cobraría cada minuto que me había molestado en espadazos.
- ¿Qué demonios quieres, maldito conejo?
- Oh Yuu ¡Sigues vivo!
- Tú no tendrás esa misma suerte como continúes llamándome así. Di lo que tengas que decir y largate.
- Pero que amable. Tengo que escribir esa misma frase en una tarjeta de felicitación.
Le mataría, seguro que sí. Solo tenía que sacar a Mugen y hacer un leve movimiento de muñeca. Pero no lo haría. Mi espada y mi uniforme eran demasiado valiosos como para mancharlos con la sangre de ese desequilibrado mental.
- Dice Komui que quiere que vayas a su despacho...
Ignoré de nuevo a ese imbécil y me dirigí con paso rápido, esperando que no me siguiera.
- Yuu ¡Qué no he terminado!
Mierda, maldita mi suerte.
- Piérdete de una vez, estúpido.
- Vale, en cuanto me respondas a una última cuestión yo me voy y no sabrás nada más de mí – El pelirrojo sonrió con autosuficiencia y diversión – De momento.
"Las heridas internas no manchan. Será rápido y muy doloroso" - Me dije a mí mismo mientras mi paciencia rozaba su límite.
- Te doy 30 segundos. Si no me lo dices en ese plazo o me iré ignorando cualquier cosa que tengas que decir o te separaré la cabeza del cuerpo de un tajo limpio. Lo que se me ocurra primero.
Vi como comenzaba a sudar frío. Esta vez se había tomado mi amenaza en serio, y no sabía ese conejo lo bien que hacía. Lástima que el efecto en él durase tan poco.
- Claro... ¿Has visto al Moyashi-chan?
- No ¿Por qué debería haberle visto? ¿Tenga cara de niñero o algo así?
- Yo no he dicho eso. Has sido tú – Fruncí el ceño. Le quedaban cinco segundos para salir pitando o para morir - Me voy a buscarle.
Le vi salir corriendo por los pasillos, llamando al Moyashi a grito pelado.
Chasqueé la lengua. Si es imbécil estaba buscando al Moyashi probablemente es que vendría conmigo a la siguiente misión. Entonces si que me tocaría hacer de niñero. Por segunda vez en menos de cinco minutos, maldije mi suerte.
No era capaz de soportar a ningún exorcista. Odiaba con todas mis fuerzas a Lavi. Respetaba las habilidades de Lenalee, pero la chica era una pesada, siempre metiéndose donde no la llamaban. Miranda y Krory eran una panda de llorones. Y el nuevo, Chaojin. Bah, escupiría en su cara. Tan estúpido y tan sumamente cargante a la vez. No me sentiría mal si se largara por donde había venido. No se que le habría hecho pensar que soportaría sus parloteos insulsos, pero no estaba dispuesto a hacerlo. Es más, la próxima vez le metería tal tunda que me dejaría en paz por una buena temporada.
Bueno, quizá podía soportar un poco a Marie. Era serió y competente. Además de que no me pedía explicaciones por mis actos. Era sencillo trabajar con él.
Pero si hay alguien a quien de verdad no podía aguantar, era a ese a niño estúpido de mirada inocente. Tan inocente que me daba asco. Cada vez que le veía contenía las ganas que tenía de patearle el culo las suficientes veces como para que no se le ocurriera volver a acercarse a mí en un radio de quinientos metros. Algún día quería intentarlo, aunque fuese solo para desahogarme, incluso aunque se resistiera e intentara devolverme la jugada. De todas formas, eso sería lo más entretenido. Ver como perdía las formas y me enseñaba los dientes, cosas que solo hacía cuando yo le provocaba.
Odiaba aquella sonrisa estúpida, odiaba su pelo blanco, sus ojos grandes. Lo odiaba todo de él. Pero lo que más odiaba es que no podía odiarle realmente. Y eso solo lograba que al único al que pudiera odiar fuese a mí mismo, por se tan imbécil.
Reí entre dientes. Tanto "odio" terminaría por consumirme. Pero antes eso que aceptar que no detestaba a ese inútil.
Llegué a la puerta del despacho y entré sin llamar. Pisé sin ningún remordimiento los miles de papeles que había tirados por el suelo. Komui dormía a pierna suelta sobre el escritorio. No supe si sentarme a esperar a que alguien gritara que Lenalee se iba a casar (yo jamás haría algo tan patético , por supuesto) O si despertarle a hostia limpia.
La segunda opción me pareció bastante tentadora, pero me contuve. Me contenté con darle una disimulada pero fuerte patada al escritorio, que asustó al supervisor y lo hizo caer de la silla.
Pude despertarle sin decir gilipollezes y sin utilizar (casi) la fuerza bruta. En ese tipo de cosas se demostraba mi nivel en comparación al de los demás imbéciles de la orden.
- Eso ha sido muy poco amable, Kanda.
- ¿Piensas acaso que pretendía serlo?
El complejo-de-hermana no me contestó. No había lugar para réplicas, desde luego.
- Bueno, pues esperemos a que venga Allen y os explicaré en que consiste la siguiente misión – El supervisor sonrió ampliamente, haciendo que no lograra disimular una mueca. Ese hombre era demasiado feliz.
La cara de alelado le duró unos cuantos minutos. Después de eso comenzó de nuevo a dar cabezadas contra el escritorio, terminando por estamparse contra la madera, cosa que el supervisor ni notó. Siguió roncando sin hacerme el menor caso. Le ignoré y esperé a que llegara el maldito Moyashi para pode largarme de una vez de aquella mezcla entre un zoo y un manicomio que era el cuartel general de la Orden Oscura.
No tardó mucho tiempo en llegar el enano. Llamó a la puerta con delicadeza y entró después de que al rato nadie le contestara. Caminó a saltitos, evitando cada pequeño papel del suelo y logró (no sin dificultad) llegar hasta el escritorio de Komui. Se giró un momento y me saludó con la mano cortésmente. Yo ignoré el saludo por no responderle con un mal gesto por parte de mi dedo corazón.
- Komui – Llamó el adolescente, bajo mi atenta mirada – Komui...
Por supuesto, el nombrado no respondió.
- Lenalee se va a casar.
¿Por qué sabía que diría algo así? Que niño más predecible.
- ¡Lenalee! ¡No puedes hacer eso! ¡Nadie es lo suficientemente bueno para ti!
- Hola, Komui. - Dijo Allen con una sonrisa - ¿Por qué nos has hecho venir?
- ¿Y Lenalee?
- Pues en su habitación supongo.
- ¿Y no va a casarse?
- Nadie se casaría con ella si supieran al prenda que les iba a tocar por cuñado. - Dije tajante y muy, pero que muy harto.
- Oh, eso tampoco a sido nada amable, Kanda.
Chasqueé la lengua. La paciencia que ya había perdido con el conejo no me ayudaría a sobrellevar esa situación, así que prefería que se amenizara todo lo más posible.
- Bien, no estás de humor. Pues nada, oye, vamos al grano. Vuestra próxima misión será en Osaka– Komui fue al mapa que había tras él y apuntó al lugar exacto. Otra vez a Japón. Más recuerdos que me golpeaban pero que no eran capaces de surgir a cada paso que daba por aquellas tierras. Como odiaba esa sensación - Solo será una rueda de reconocimiento, ya que no podemos enviar allí a los buscadores, porque es poco probable que alguno regresara con vida.
- ¿Y que tenemos que "reconocer"? -Preguntó el Moyashi, atento a las palabras del otro.
- Se ha oído de sucesos bastante extraños en ese lugar.
- ¿Inocencia? - Pregunté, no muy convencido.
- No lo sabemos. No tenemos ni la más remota idea de que puede tratarse. Solos sabemos que se trata de ti.
Creí haber escuchado mal.
- ¿Cómo? ¿De mí?
- Así es. Nuestras fuentes limitadas han asegurado haberte visto dando vueltas por esa ciudad desde hace unos cuantos días. Tiempo en el que no has abandonado la Orden ¿No es así?
Asentí. ¿Qué me habían visto? ¿A mí? ¿En Japón?
- Yo no he salido de la orden desde que regresamos. Debe tratarse de un error.
- Puede ser, pero no podemos dar el tema por zanjado. Quien sabe si es que tienes un hermano gemelo por ahí.
El Moyashi resopló.
- ¿Dos Kandas? Dios nos libre...
- ¿Como has dicho, Moyashi?
Komui se levantó y se interpuso entre nosotros dos. Si las miradas fueran puñales Komui hubiera muerto desangrado por interponerse en aquel silencioso fuego cruzado.
- ¿Podéis hacer eso luego? El tren saldrá pronto, y el viaje es largo. Así que cuanto antes os pongáis en marcha, mejor.
- Esto... - Comenzó a decir el Moyashi, dubitativo - ¿Por qué no usamos el arca? Yo ya he estado en Japón, así que...
De repente el ambiente se tensó. Niño estúpido. No le dejarían usar el arca. Dirigí la mirada a la puerta y encontré que allí estaba ese rubio que tenía el encargo de vigilar al Moyashi, el cual respondía al nombre de Link.
- No creo que eso sea viable, Allen. - Respondió Komui en tono serio – Tienes prohibido acceder al arca.
- Lo se, pero ...
- No hay excepciones - El rubio al que el conejo había bautizado como dos puntos habló tajante. Me pregunté entonces si aquel tío estirado vendría con nosotros.
Vi como el Moyashi bajaba la mirada y la clavaba en el suelo, algo herido por la falta de confianza que tenían para con él. Yo simplemente desvié la mirada.
- Deberíais iros ya, chicos. Perder el tren os retrasaría mucho. Asique venga, ¡En marcha!
El adolescente asintió y se dirigió hacia al puerta. Observé como una bolita dorada con alas seguía sus pasos. Fijé la vista entonces donde había estado posado el golem desde que había llegado. Había devorado unas cortinas y hecho un agujero de considerable tamaño a uno de los muebles. Me pregunté entonces como era posible que no me hubiera dado cuenta de la destrucción que había provocado aquel bicho.
El Moyashi y yo caminamos por los pasillos en silencio. Flaqueados por el dos puntos y el golem mascota. Pude sentir la tristeza que emanaba del enano. La cual me hizo sentir terriblemente incómodo.
- Yo no creo que seas un traidor, Moyashi. Eres demasiado tonto para serlo.
El chico me miró con los ojos abiertos de par en par. Para luego dedicarme una tenue sonrisa.
- Gracias. - Me dijo en un susurro, tan tenue que apenas llegué a percibirlo.
- ¿Por qué? - Pregunté sin mirarle siquiera.
- Por nada. Y me llamo Allen, Bakanda.
- No encuentro la diferencia.
El chico se cruzó de brazos y caminó más rápido. Aunque supe que no estaba molesto.
Volvimos a quedarnos en silencio hasta que subimos al tren. Pero no era un silencio incómodo, si no uno de comprensión mutua. Lo cual me causó auténticos quebraderos de cabeza durante el viaje. Yo pensaba en demasiadas cosas mientras el enano dormía a pierna suelta. Link me observaba con una mirada fija que me recordó a la de los búhos. Y el maldito golem del Moyashi se divertía tratando de mordisquearme la oreja.
Definitivamente, iba a ser un viaje muy largo.
Continuara...
El rincón de las estupideces de Hermachis.
Bueno, este es mi primer fic de D Gray-man. Es extraño, una absoluta paranoia, pero estaba en mi cabeza y tenía que escribirlo. Y aquí estás ¡Está vivo! (Umm... bueno, o casi xD)
Como el otro fic que estoy escribiendo (Uno de Fullmetal Alchemist) Está en tercera persona, probé suerte esta vez con la primera persona. A mi me gustó el resultado, pero bueno ni idea. Me gustaría poder saber la opinión de los demás ^^U
Además, es tan divertido tratar de colarse en la mente de Kanda. Es el personaje más opuesto a mi que puede existir. Asique su punto de vista es un reto para mí, aunque no se si habré cumplido las expectativas de los lectores (Espero que sí )
Ah, por si es que alguien se lo pregunta, no voy a abandonar el fic de Fullmetal, es más, el próximo capítulo está casi terminado, es solo que tenía que empezar a escribir este fic, me lo pedía el corazón xD
En fin, muchas gracias por vuestro tiempo y por leer ^^
P.D: Los comentarios me hacen feliz. Ya que la mitad del significado de un texto es saber si gusta o no a los lectores. Si no, desaparecen las ganas de seguir escribiendo porque significa que tu fic es tan malo que piensan que no tiene solución alguna y no se molestan ni en indicarte como poder mejorar ._.U En fin, lo dejo a criterio del lector. Criticas constructivas y sugerencias siempre son bien aceptadas n.n Las criticas destructivas y las cartas bombas pueden irse por donde llegaron, gracias ^^U
¡Hasta pronto!
