Cap. 01
De preguntas y besos
¡HOLAAAAAAAAAAA!!!
Aquí tienen mi siguiente historia. En Sin el permiso de Athena, Seiya y Shaina son pareja, pero ¿Cómo ocurrió eso??? Aquí está la respuesta ñ.ñ.
Las nubes pasaban con lentitud a través del cielo, dibujando líneas largas, o pequeñas ovejas, o simplemente formando una gigantesca masa de nubes esponjosas.
El cielo estaba coloreado con las tonalidades del atardecer, y el frío comenzaba a hacerse vagamente presente, creando una atmósfera de somnolencia que causó que el santo de Pegaso bostezara largamente, al tiempo que se tallaba los ojos.
Se encontraba sobre el techo del nuevo hogar de Marín.
Aquella pequeña casita de un solo cuarto había sido destruida tras las batallas contra Hades, Artemisa y otros tantos dioses metiches que siempre salían perdiendo, y ahora, tras haber trabajado arduamente, era una casa más grande, con dos habitaciones, un baño, una cocina, una sala comedor, y algunos muebles. No todo era lujo, era bastante modesto, pero al menos Marín estaba muy contenta, lo mismo que Shaina, ya que su casa era muy parecida a la del santo femenino del Águila.
Un pensamiento le llevó a otro, y simplemente estaba demasiado perdido para razonar con lucidez, hasta que un grito llegó a sus oídos.
- ¡NO! ¡Se acabó, me entiendes??
- ¡Afrodita, no seas así, vuelve acá en ese instante?
El santo de Pegaso se enderezó y volteo a ver hacia abajo, no muy lejos de ahí, M.M. y Afrodita se estaban peleando, lo cual últimamente se había vuelto muy común.
- ¡No te pienso perseguir por todo el santuario, maldición, ven para acá!
- ¿No me vas a perseguir?? ¡Pues es lo que has venido haciendo desde Picis!
Seiya se quedó con cara de o.O, al imaginarse a la parejita discutir por todo el camino hasta cerca de la casa de Marín.
- ¡Pero pececito...!
- ¡No me llames Pececito! ¡Para ti, soy Afrodita! ¿Comprendes?? ¡A-FRO-DI-TA! ¡Ni soy "Pececito", ni soy tu "Amorcito" ni tampoco tu "Perra"! ¡COMPRENDISTE??
- ¡Oye, estaba demasiado excitado cuando te llamé de esa manera! ¡Además, tú me llamaste peor!
- ¡Y tú me llamaste travesti!
- ¡Pero...
- ¡No soy ningún travesti!
- Rayos Afrodita, comprende que me enojé.
- ¿Y por que te enojaste? ¿Por qué eres el hombre de la relación?? ¡Por que mi obligación en esto es aceptar que el señor todo poderoso siempre llegue, me empuje contra una pared y me tome a como se le viene en gana??
- ¡No me digas que no te gustó!
- ¡Claro que me gustó, imbécil, lo que no me gustó fue cuando no me dejaste hacerlo a mi!!
En ese punto de la conversación, los colores se le subieron al rostro a Seiya, el cual los observó alejarse continuando con su pelea, de modo que el joven santo de bronce ya no les alcanzaba escuchar.
Seiya soltó un suspiro. Hasta donde estaba enterado, Afrodita y M.M. se habían estado peleando desde hacía un par de semanas, lo cual era bastante extraño, ya que hacía solo un mes, los había visto bastante acarameladitos en Italia, cuando habían ido de visita al hogar de M.M., de echo, se habían escabullido varias veces y reaparecido todos desfajados pero sonrientes.
También estaban Camus y Milo, según sabía, también habían peleado por que el Escorpión había empezado a babear por unas chicas, y eso no le pareció a Camus.
El Pegaso meneó la cabeza nagativamente. Hacía no mucho cuando habían ido a Asgard, Hyoga había mandado al demonio a Fler, y Fler a Hyoga. Ikki y Shaka estaban pasando por unos cuantos problemillas, pero no parecía ser nada grave, Shun estaba en neutral y Shiryu...
La mirada de Seiya se desvió a su derecha, fijándose en su buen amigo.
Estaba sentado, abrazando sus rodillas y mirando al horizonte. El viento jugaba con sus cabellos y con algunas lágrimas cristalinas que brotaban de sus ojos.
Seiya ladeó la cabeza y le observó detenidamente. Shiryu había cambiado mucho. Hacía unos cuantos días había regresado de un pequeño viaje a España, junto con Shura, y se preguntaba si algo le había ocurrido.
Recordaba perfectamente, que antes de partir, el joven estaba muy asustado, y muy triste, pero tras volver de aquél viaje, era más sereno, y enigmático, si es que eso era posible. Si cálida sonrisa aparecía muy de vez en cuando, y sus ojos revelaban nostalgia. Posiblemente era por el abandono de Shunrei.
- Una moneda por tus pensamientos.
Shiryu parpadeó un par de veces y volteó a ver a Seiya, el cual sonrió.
El dragó alargó una mano y Seiya le entregó una moneda.
- Pensaba en muchas cosas, en como anda de cabeza el santuario.
- Um, ya somos dos... eh, Shiryu, te puedo hacer una pregunta.
- Claro.
- ...¿Me devuelves mi moneda?
Una leve risilla brotó de los labios de ambos mientras el dragón entregaba la moneda.
- ¿Sabes?... me pregunto, en donde está esa persona especial... Creo que la única forma de encontrarla es a través de un beso... pero las personas que he besado, todas me han sabido igual.
- Vaya Seiya, no sabía que fueras un experto en besos.
- Que mas quisiera... pero he besado a Hilda, a Fler, jeje, ¿Lo recuerdas?
- Claro, estábamos jugando en Asgard a la botella, por poco y te matan Sigfred y Hyoga.
- También Hagen, no se te olvide.
- Y Shaka, cuando tuve que besar a Ikki y él tenía que adivinar quien había sido.
- Recuerdo que te persiguió por todo el salón.
- Si... y por poco me rostiza.
- Pero te agachaste y el rostizado fué Alberich.
- Un silencio sepulcral se hizo entre los amigos.
- No comprendo Shiryu, ¿Cuándo voy a encontrar yo a esa persona?
- Seiya, cuando llegue tu momento, tú lo sabrás.
- No estarás pensando que soy muy chico para el amor, ¿Verdad?
- No Seiya... es cierto, que solamente tenemos 15 y 16 años, pero no somos niños, somos hombres... hombres jóvenes, pero hombres al final... Perdimos nuestra inocencia hace mucho, y podemos hacer lo que se nos venga en gana... y tu lo sabes.
Shiryu hizo una pausa y se quedó meditando un momento.
- Pero no puedes esperar que todo se resuelva con un beso, y menos aún si no sabes reconocer un beso de amigos, a un beso con un amigo lejano, o a una pareja.
- Esque...
- Si hubiera alguna forma de explicarte que...
Los ojos de Shiryu mostraron una duda durante un par de segundos, pero después, en sus labios afloró una sonrisa.
- Ven acá.
El dragón tomó entre sus manos el rostro del moreno y lo acercó hacia si mismo, creando una leve tensión en el cuerpo del Pegaso.
Los labios de ambos jóvenes se rozaron, y un escalofrío se deslizó por la espalda de Seiya, el cual instintivamente cerró los ojos.
Con maestría, el joven de cabellos azabache exploró el interior de la boca de Seiya, el cual estaba totalmente rendido a aquellas caricias, mientras sus manos subían hasta el cuello de Shiryu, quien, a la falta de aire, lo soltó.
Las mejillas del joven se tiñeron apenas de un leve rubor, el cual desapareció al instante.
- ¿Alguna vez has sentido eso con las personas que has besado?
- N-no... nunca.
Shiryu sonrió.
- Nosotros somos amigos, casi hermanos... nuestra unión es lo suficientemente fuerte para que ese beso no signifique nada, mas que mucho cariño... Cuando encuentres a esa persona, compara sus besos al que te acabo de dar, y te juro que encontrarás todas las respuestas que necesitas. Y si deseas saber como buscarla, recuerda que amor, es pensar en alguien no con la mente, sino con el corazón, y ser capaz de entregarle todo lo que está dentro de tu alma... y de tu cuerpo.
La mirada del dragón se nubló con tristeza mientras observaba la lejana casa de Aries.
- Pero recuerda también que el amor duele, Seiya.
- Lo recordaré.
Shiryu saltó del techo y se despidió con una mano de Seiya.
- Tengo que descansar, voy a la cámara del patriarca, mi maestro ya debe estar cansado de esperarme.
- Yo me voy a quedar en casa de Mu, con Kiki, ¿No te quieres quedar?
- ...no, gracias...
El joven comenzó a alejarse, y Seiya le siguió a cada paso, manteniéndose pensativo.
- Una persona por la que darías todo... en cualquier instante...
Seiya cerró sus ojos y en su mente se dibujaron unos profundos ojos azules, y una dulce sonrisa.
Los ojos del Pegaso se abrieron de golpe y su corazón le dio un vuelco.
- Saori-San....
Y pues hasta aquí se queda el primer capi, ¡Espero les haya gustado!!!
Lady Grayson
