Summary: Serie de drabbles Linumi con orden cronológico.
Disclaimer: LoK no me pertenece, ATLA tampoco. Todo es de Bryke y Nickelodeon. La trama… Un poco, sí.
Quería escribir otro long-fic Linumi y ser responsable. Pero a drabbles es de la única manera, así que… Intentaré subir uno de los capítulos finales de EeCR.
Dejándonos caer
Bumi jamás fue completamente feliz. Siempre había algo que se lo impedía, pero no se quejaba. Quizás así debían ser las cosas. Cuando se dio cuenta de que su corazón latía por la mayor de las Beifong supo que no acabaría bien parado. Que su tío Sokka le advirtiera lo complicado que era enamorarse de una Beifong ayudaba, y mucho.
Jamás pensó en decirle. No le pasó tal desfachatez por la cabeza, y agradecía que jamás lo hubiera hecho. No después de haber escuchado lo tragada que ella estaba por su hermano menor.
Su relación había decaído, y no podía repararla ni aunque quisiera. No después de haberla gritoneado por, según él, romper su código al enamorarse del hermano de su mejor amigo. ¿Cómo se le ocurría? Aunque en realidad era gracias a sus sentimientos.
Era tan difícil aceptar que su tío tenía la razón.
Pero él no terminaría como un pelele enamorado. Lin Beifong no merecía su arrastre, sin importar que gracias a ella sufriera de un repentino desapego al mundo exterior.
—¡Ya levántate! —gritó su compañera de habitación, Thang.
Refunfuñó, mascullando ruegos de paz contra la almohada. Thang podía ser una molestia matutina cuando se lo proponía. Pero sus bonitos ojos dorados y su lacio cabello castaño rojizo era lo suficiente como para contrarrestar su mal humor.
—… Déjame dormir un rato más —gruñó.
Eso fue lo único que ella pudo entender del palabrerío que soltó. Rodó los ojos, dando media vuelta para estar frente a la puerta.
—Está bien. Pero si te lanzan un balde de agua fría no será mi culpa.
Y de ahí, salió. Thang era una muchacha dos años mayor, muy agradable, una excelente maestra fuego, hermosa, justa, honesta, responsable y maternal. Aunque a veces demasiado mandona. Un buen partido, sin dudas.
Pero se parecía mucho a Lin, y eso logró que lanzara su cara contra la almohada nuevamente. ¿A dónde habían llegado los dos camaradas que jugaban a los piratas en su barco-casa en el árbol? Últimamente todo lo referente a Lin le causaba un enorme fastidio. Dudaba poder arreglar eso.
