Drabble inspirado en el manga Nanatsu no Taizai.


"Por favor... Meliodas... Tú puedes... olvidarte de mí... pero por favor no olvides nuestros ideales..."


Estaba pasando de nuevo. Otra vez la misma escena se repetía, siempre era igual... cuando un rayo de esperanza nacía en su pecho luego de encontrarla, la vida da un giro y le hace saber lo equivocado que estaba. Nadie podía cambiar el destino... y nadie podía destruir su maldición.

Los ojos vacíos de Liz le devolvían la mirada, su piel ya estaba pálida por la pérdida de sangre. Meliodas se acercó con pasos tambaleantes, sus manos temblaban de terror e ira, sus ojos no podían dejar de mirar su cuerpo sin vida y la sangre corriendo por su pecho donde la mano del demonio seguía atravesándolo. Su energía demoniaca se comenzó a descontrolar, cada pensamiento racional se alejó de él, ahora solo quedaba el fuerte deseo de venganza, de muerte y de destruir todo a su paso. Y con un solo movimiento la cabeza del demonio termino rodando por el suelo.

El pueblo ya estaba destruido después del ataque, cuerpos sin vida decoraban todas las calles, ahora solo cadáveres de inocentes; mujeres y niños, hombres y ancianos. Nadie se salvaba de la muerte, nadie podía escapar de sus garras.

Luego de destruir todos los demonios que quedaban, su energía demoniaca de encontraba libre desintegrando cada cosa a su paso. Meliodas camino con paso lento —casi mecánico como un robot— hacia la salida, dejando todos los recuerdos con cada paso que daba. Otra vez había fallado... no pudo salvarla... de nuevo había fallado... siempre fallaba. Era un fracaso, no tendría que estar vivo, debería haber muerto en lugar de ella. ¿Por qué siempre tenía que ser ella? Volvió su mirada atrás mirando a Liz por última vez antes de salir del pueblo.

No dio ni treinta pasos lejos del pueblo cuando un suave sonido corto su andar, su fino oído pareció captar un pequeño sonido, un murmullo, un suave gimoteo, un lamento que parecía pertenecer a un animal herido o tal vez solo era el sonido de viento a través del pueblo. Volviendo sobre sus pasos de acerco con curiosidad al lugar de sonido, los demonios mataron todo a su paso; animales y humanos, ¿cómo uno logro escapar de sus garras? Cuanto más se acercaba el sonido se hace más claro, ahora podía decir que era de un bebé. Al doblar un muro de una casa destruida completa hasta sus cimientos... se paralizo.

Estaba completamente paralizado. Una estatua viviente.

El mundo se estaba burlando de él de nuevo. Su padre —donde quiera que este— se estuviera riendo de él. De su desgracia. De su miseria. Porque ahí, en aquella cuna iluminada por un rayo de luz como anunciando la llegada de un ser del cielo —cosa irónica— se encontraba un pequeño bebé... un pequeño bebé de cabello plateado que brillaba con el sol y unos ojos azules llenos de inocencia que no sabían lo manchado que estaba este horrible mundo, ni todo el sufrimiento que traería para su futuro.

Ahí estaba de nuevo, frente a esos ojos azules que lo miraban con cariño y aquella esplendida sonrisa que ilumino su rostro cuando lo miro... ahí estaba Elizabeth.

Todo había comenzado de nuevo.


Esta historia también se encontraba disponible en wattpad pero por motivos personales tuve que borrar la cuenta donde fue publicarla así que decidí moverla a esta plataforma.

Espero les guste.