Encontré esto entre papeles viejos, y decidí que porque no publicarlo, es corto pero me gusta, espero que a ustedes también.
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Te haré sentir celoso
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Ryuko se veía a si misma en el espejo, un tanto admirada por su aspecto, definitivamente ya no era la chica de dieciséis años que desconocía tantas cosas. Y aunque le agradaba el crecer, no dejaba de extrañar el relativamente poco tiempo que vistió una prenda divina, que más que simple ropa era su amigo.
—Definitivamente estadías celoso, ¿no es así Senketsu?
Le hablaba a su reflejo, le gustaría que el estuviera allí, que bromeara, incluso que fuera su vestido. No sabía porque, pero sentía que vivía aun en su sangre. Sintió unas ganas terribles de llorar.
—¡Ryuko-chan! ¡Ya es hora!— Mako abrió la puerta con una gran sonrisa—: ¡Woah! ¡Te ves tan linda!
—Gracias, Mako.
Se ruborizó un poco, pero recuperó la compostura cuando noto que Tatsuki abría la puerta para entrar también.
—Te ves preciosa— primero la elogio—, ¿estas lista?
—Sí. Creo que ya no debemos hacerlos esperar.
—Yup— afirmó la castaña alegre, saliendo dando salititos. La pelinegra sonrió y salió de la habitación con su precioso vestido blanco. Afuera de la capilla la esperaba el padre de Mako, a quien tomo del brazo.
Ya era hora de que la entregaran.
Al abrir las puertas todos la admiraban, y abrumada por los sentimientos apretó el brazo de Mao.
Le encantaría que Senketsu estuviera aquí. Para que sonriera, pero también para que se sintiera celoso.
Si, estaba segura de estar cumpliendo su promesa no hecha.
Levantó la mirada, decidida. No iba a estar triste.
Este era el día de su boda.
