Prólogo
Edit: Hay un personaje en este fic llamado Juani. Salvando las distancias (y el número de cascos), es un personaje que acabó de tomar forma sólo después de leer un fic de MLP, cuyo autor es Volgrand, llamado "La guerra en las sombras". En particular, el personaje que acabó de dar forma a Juani es Macdolia.
He tardado en aclararlo por pereza, así que lo pongo lo primero en este prólogo para que quede constancia de que lo que leo y me gusta y uso como referencia, lo reconozco y agradezco (trato de no copiar, eso no mola).
Así que gracias, Volgrand.
Dicho lo cual, os dejo con el prólogo que es un rollo. :)
Si lo que queréis es el fic ASAP, podéis saltaros esto y navegar directamente al capítulo 1. Creí conveniente introducir un par de disculpas, advertencias y explicaciones; de ahí el prólogo. Y dar las gracias por los mensajes, las vistas y las reviews.
Gracias.
"Tiempo de dragones" tiene lugar a finales del siglo XVIII en la frontera norte de Nueva España, en particular en lo que es ahora el territorio de Nuevo México. Por si no pensáis leeros "Tiempo de Futuros" (o lo habéis intentado sin éxito) y "Tiempo de acertijos", diré que esta historia sigue su continuidad. Spoilers ahead, que va un resumen (y me temo que no cuadra con tararear la intro de "Galavant", lo siento)
En algún momento de 2017, Darrow lleva a cabo un ataque múltiple sobre el Ministerio, destruyendo varios pozos Ministeriales a lo largo de la Historia. El objeto de los ataques es aislar la Fuente de 2017 para robarla. La Fuente es como el Libro de las Puertas describe a la energía de naturaleza desconocida que posibilita la existencia del Pozo, de las puertas y por tanto del Ministerio.
Sin embargo, la destrucción de los pozos genera una paradoja y cambia la línea temporal a una en la que España nunca ha existido. Como resultado inesperado, el equilibrio nuclear de bloques durante la Guerra Fría cambia y a principios de los 80 se desata un apocalipsis nuclear. Afortunadamente, la paradoja salva a unos pocos efectivos del Ministerio de 2017 original que han logrado sobrevivir al evento y, quienes tras comprender qué coño ha pasado, intentan por todos los medios evitar el desastre. El último de ellos es Alonso de Entrerríos, que a la desesperada, va saltando atrás en el Tiempo, haciendo uso de Portales que van apareciendo ya que el Ministerio, a causa de la destrucción inesperada de la Fuente, queda aislado. Debido a los peligros del viaje, Alonso no lo consigue, pero una muchacha que salva y cría como a una hija, sí. La hija de Alonso, Victoria sí encuentra a la patrulla (tras una bochornosa noche de farra) en el año 83 de la línea original y les pone sobre aviso.
Tras muchos peligros y una narrativa más densa que mascar plomo, la patrulla desbarata los ataques temporales a base de collejear ingleses y pasarlo muy malamente; también impide el último atentado, en 2017, salvando definitivamente el día. Lamentablemente, durante el atentado de 2017, en el cuarto de atrás de ingeniería se produce una sobrecarga en la Fuente. Esta sobrecarga crea una línea paralela de Tiempo, independiente, a partir de los atentados. En el Ministerio están seguros de ello porque una Amelia de esta línea es la que desde el futuro, por un lado ha ayudado a la patrulla a evitar la otra línea apocalíptica y por otro se ha asegurado de que la sobrecarga que creaba a su propia línea, sucedía.
La cosa se complica porque, según un par de pensadas parecen indicar, el Ministerio de esta línea sigue reglas diferentes. Por ejemplo, a la Amelia paralela le ha dado tiempo a estudiar cosas que no son de Letras y ha llevado escondida trabajando en ingeniería como cinco o seis años. La conclusión lógica de todos los indicios es que en esa línea paralela que existe conjuntamente, hay tiempos posteriores a 2017.
O sea, que hay un tiempo futuro en la línea paralela.
Detalles aparte, algunas semanas después y tras culinarias controversias, Irene, Velázquez y Angustias descifran un mensaje que parece indicar que Amelia morirá en la misión a la que Salvador la acaba de enviar y tras sobrevivir al ataque de un Ernesto paralelo (que por algún motivo ha entrado en modo full-psycho), Irene se compromete a avisar a la patrulla.
Creo que me he pasado de intensidad y de complicación. Pero no sería del todo ciencia-ficción sin un poco de ambas cosas, supongo.
Spoilers aparte y volviendo al tema "Tiempo de Dragones", tras estar dudando entre California, Texas y México, al final la Historia sentenció que tenía que ser Nuevo México.
Empecé a tener interés en este periodo por leer un apunte en un blog ( armas y soldados, el cual encontré vía meneame) sobre los dragones de cuera. Era el sobrenombre de algunos soldados presidiales (un presidio era una fortificación), a lo largo de la frontera con las tribus nativas de Norteamérica; para ser más exactos eran jinetes. No eran caballería pura, sino más bien soldados todoterreno que se movían a caballo, de ahí la designación de "dragón". La cuera era como llamaban a un abrigo de cuero sin mangas de varias capas, capaz de soportar sin ser perforados impactos de flecha y que los jinetes usaban para protegerse.
A finales del XVIII, seguro que conocéis el periodo por las pelis de Hollywood, la tecnología de armas europea había evolucionado hacia el mosquete (como en "El Patriota" o "Revolución"). Ante la ensalada de términos mezclados uso la denominación mosquete, en vez de fusil, espero que si meto el cuezo los puristas me perdonen.
Con respecto a los dragones, a diferencia de tener a un ejército de casacas rojas delante perfectamente alineados (y letales en campo abierto), hacían frente a pequeñas escaramuzas de guerreros indios y se embarcaban en larguísimas persecuciones de grupos de saqueadores que atacaban y robaban poblaciones o ranchos en la frontera (y dentro de ella también). Debido a que en estas condiciones tener un arma que tarda casi un minuto en cargarse no es muy eficaz, acabaron adoptando muchas de las tácticas de sus contrarios, como el uso de escudos de piel (chimales, o en su caso adargas) e incluso de arcos y flechas. Sí, arcos y flechas también, y no sólo las tropas auxiliares indias. Que también las había. Aunque puede molar un montón imaginarse a españoles pegando tiros (muy pocos peninsulares y la gran mayoría del territorio) en plan John Wayne, os ruego que borréis la imagen de vuestra mente: la realidad tanto tecnológica como social (incluso en el caso John Wayne) era muy diferente.
Abusos y barbaridades eran frecuentes (por todos los bandos implicados) y aunque sí es cierto que los españoles en esa época trataron a los nativos de bastante mejor manera que en tiempos pasados en otros lugares y actuaban normalmente en respuesta a ataques (no les quedaba otra, estaban de igual a igual), la frontera es chunga. Y donde las cosas son chungas, la gente lo es.
Antes he mencionado películas como "El Patriota" o "Revolución". Aunque el periodo histórico es el mismo, la geografía no lo es. Olvidaos de campos verdes y cascadas de agua canadiense tipo "El último Mohicano" (un poco atrás en el tiempo, pero una referencia también válida). La frontera norte de Nueva España, sin ser un desierto (no al menos en toda su extensión), era una tierra mucho más inhóspita. Había poca comida y agua y si a eso le unes que tus vecinos son nómadas cazadores (o sea, saqueadores), tienes conflictos día sí y día también, especialmente si cultivas tierras y crías ganado. Eso al final acaba por hacer mella en la gente, que se asalvaja con su entorno para sobrevivir. No lo llamaban Salvaje Oeste por nada. La frontera era un lugar de gente dura, en resumen, y entre gente dura las crueldades están a la orden del día.
Más cosas... Veamos... Sí, los caballos. Encontraréis que a veces uso tecnicismos como alazán, palomino, jaspeado o cosas así para describirlos. Si no sois aficionados a la hípica, recomendaría ir la wiki, que hay fotos bastante aclaradoras de los términos. Usar otras palabras me parecía poco propio (al menos cuando el que las usa se supone que controla un poco de caballos) y entiendo que términos muy técnicos sobre algo, pueden aburrir y liar. Trataré de evitarlos. Si os gustan los caballos (lo que dependiendo del nivel de pasión de menos a más probablemente os convierta en una muchacha de veintitantos llamada Sarah), encontraréis las referencias y descripciones pobres. Lo siento. Hago lo que puedo.
¡Indios! Sí, con esto acabo con las cosas técnicas. Uso la palabra indios más que nativos americanos. Es la que usaban en la época y sé que es inexacta, pero no siempre los detalles en el lenguaje han sido cuidados (de corrección política, ni hablamos). Encontraréis (si sois especialistas en el tema) que mi conocimiento en tribus, costumbres y descripciones es bastante escaso. Me hubiese metido a completar más, pero además de la falta de tiempo, abrumar con detalles hubiese cargado la historia demasiado. Lo de los indios es complejo, porque hay un montón. Por ejemplo, al empezar con esto tenía más o menos en mente que en la zona había Navajos, Apaches, Comanches, Pueblo y algunos más, pero resulta que la realidad es mucho más rica.
Para empezar, los nombres conocidos de las tribus indias suelen ser como los llamaban los otros indios (o los españoles). Apache por ejemplo significa "enemigo" en varias lenguas. Gente dura los Apaches, por cierto. Pero la cosa no acaba ahí. Había, sin ir más lejos, varios tipos de Apaches. Estaban los Chiricahua, los Lipanos, los Mescaleros, Kiowa y un montón más. De Comanches, entre otros muchos, estaban los Penateka, los Jupe, Quahadis, Yamparika, Nokoni... Lo que trato de decir es que esto es un fic. Me tomo la licencia de que los Apaches se llamen a si mismos Apaches a veces, excepto si mencionar la tribu específica es importante en la trama. No voy a hacer que los indios hablen en infinitivos (conjugaban verbos mejor que los gringos), pero me vais a tener que perdonar si meto la zarpa en algún detalle, porque no aspiro a tanto. He tratado de currármelo aceptablemente, pero sin hilar fino. :)
Más cosas técnicas... Sí, lo último. Debería poder tener un capítulo nuevo cada dos semanas. No me atrevo a decir una semana, porque me quedan por atar un par de cabos sueltos con la esclavitud, que me están quitando el sueño. De capítulos la cosa va a 11 o 12 por ahora. La idea también es hacer los capítulos de unas 4500 palabras a lo sumo (saldrán más por comentarios al final del capítulo), que vienen a ser unas 10 páginas en libreoffice a espacio y medio. He observado que más extensión se hace largo de leer. Me hubiese gustado meter más cosas, pero también es verdad que uno de los motivos por los que escribo esto es para probar cosas nuevas y meter restricciones ayuda a aprender.
Con esto acabo la parte técnica.
Continúo con algunas reflexiones. Podéis ir al capítulo 1 cuando queráis.
¿Todavía aquí? Bueno, pues sigo :)
A ver cómo lo digo... La conquista de América no fue guay. Los primeros años parece que sólo se embarcaban dementes, hambrientos y psicópatas (quién se juega la vida, excepto estos y algún fraile), que alejados de lo que consideraban civilización, no dudaron en exportar todas las brutalidades que traían grabadas a fuego después de 700 años de guerras en la península. Tras los primeros años, la esclavitud, la barbarie y las atrocidades siguieron produciéndose. La plata y el oro no se excavaban solos y los imperios no se construyen con buen rollo. Este comportamiento normal para la época (no lo disculpo, sólo lo explico), fue aprovechado por los que querían oro ya extraído (ya sabéis quienes digo) y a base de exagerar los abusos (que ellos mismos cometerían siglos más tarde, en una escala mucho más civilizada, ordenada y organizada), encontraron la disculpa perfecta para crear sus propios imperios que como podéis imaginar trataban superbien a la gente.
Por resumir, si habéis leído a Bartolomé de las Casas, recomendaría también echarle un vistazo a R.D. Carbia, que con la "Historia de la Leyenda Negra Hispano-Americana" (1943), puntualiza muchas cosas que cualquiera que lea a de las Casas puede ver por sí mismo. Fray Bartolomé exagera un poco. Y da por prácticas normales atrocidades que la lógica hace pensar que fueron puntuales. Lo que no quiere decir que no ocurrieran. Ni que fueran disculpables.
Tampoco vale decir que las leyes de protección de los indios estaban allí y que todo eso es mentira. Esas leyes estaban. Que se cumplieran era otra cosa. Tampoco vale decir que los españoles trataban mal a los indios por ser indios. Pues tampoco del todo. Los españoles trataban mal a todo el mundo, especialmente a los propios españoles. Respecto a racismo, había castas y una división racial importante (fudamentada en el poder económico), pero también había mestizaje. Lo que digo es que es un lío y quien os diga que unos eran buenos y otros malos, se calla la mitad de la Historia. Como en todas las épocas había poderosos y humildes y los humildes, la gran mayoría población indígena, no se llevó la mejor parte.
En el siglo XVIII, en la frontera de Nueva España, los españoles (los peninsulares y los nacidos en las Américas), ya no eran conquistadores sino colonizadores. Y aunque buscaban la subyugación y asimilación cultural casi a cualquier precio de los nuevos nativos americanos que iban encontrando por el Norte, ni los españoles eran ya tan dementes o psicópatas como en siglos anteriores, ni la tecnología jugaba tan en su favor. Esto último lo digo porque, en lo que luego sería la gran tradición de Norteamérica, los indios se hicieron con caballos y con armas a veces con comercio (los franceses de la Louisiana y a veces hasta los propios españoles les vendían mosquetes y pólvora), y a veces con el saqueo y el pillaje. Cuando además los indios aprendieron a usar los caballos, apaga y vámonos: se hicieron los dueños de las praderas.
Lo que trato de resumir con esto es que he tratado de ser fiel al periodo histórico (en mis posibilidades y limitaciones), y no tratar de hacer moralinas. La Historia, que decía Voltaire, es un cuadro de hijoputismo y cabronadas (quizás con otras palabras). Si no veis a la patrulla repartiendo justicia como Batman, no penséis que estoy de acuerdo con lo que pasaba (o que ellos lo están). Por un lado nunca me ha gustado la expresión "ser producto de su tiempo"; siempre me ha parecido que escondía cobardía y jeta. Por otro lado, reducir un relato histórico a nuestra visión actual de las cosas, es en mi opinión quitarle mérito a lo que hemos conseguido como sociedad (que es mucho y aun no suficiente), así como reducir las posibilidades a seguir progresando en el futuro.
En este sentido, sólo una cosa más...
Escabrosa.
Va a haber violencia. Hay partes que no me he sentido especialmente a gusto escribiendo, pero que tenía que escribir. Ni paños calientes, ni regodearme en el sonido pegajoso que hace un cuero cabelludo al separarse del cráneo. Es el Salvaje Oeste. Lo que trato de decir es que es posible que falle en contar alguna cosa porque se escapa de a donde hoy por hoy llego escribiendo. Que nadie se lo tome a mal ni se ofenda, ni piense que estoy obsesionado con según qué temas, por favor. Si los saco es porque existían y suponen una motivación importante en personajes y circunstancias. Los personajes, por cierto, tienen voz propia. A veces estoy de acuerdo con ellos, otras no.
Ale. Con la nota de mal rollo acabo. Ya está :)
No dudéis en hacer reviews tanto si os gusta como si no. O si os gusta, pero hay cosas que no, pues también. No os cortéis. Para eso están los reviews.
Gracias.
