~[B.O.R.D.E.R.L.I.N.E ]~
Tal cual, próxima a extinguir su existencia,
se dio cuenta que el agujero negro de su pecho no desapareció.
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- Bye, Bye. -Le había dicho ella en aquel campo frió al atardecer. Nublado, como sus pensamientos. Y el no podía dejar eso así, ella no lo decía en serio. Se dijo. Y esque el no hubiese hecho aquello de esa manera tan espontanea, si tan solo ella no hubiese dicho aquello. Si tan solo no le hubiese dado el corazón a El, ese narcisista ébano. Quizá todo pudo ser diferente.
Ella no estaría frente a el, pintando esas bonitas rosas blancas de aquel hermoso color escarlata. Ese color que tanto le gustaba. No. Ella definitivamente no estaría ahi, con la cabeza reventada, en el suelo frente a el. Tiñendo de ese bonito color rojo aquellas bonitas rosas blancas, en aquel bonito campo, frente a ese bonito atardecer. Definitivamente no. Y no podía culparla. El no era el mejor pero siempre trato de ser perfecto para ella, de, hacer su vida perfecta. Pero ahi estaba ella, con su carácter de mierda, gritando que era un pesado, que amaba a otro, y que aquella relación jamas existió.
Pero, claro que existió, claro que el pasaba por ella a casa, y por supuesto que cada cita entre ellos era perfecta. Ella amaba los narcisos, y el le daba un ramo en cada cita, ella amaba el chocolate y el le daba uno diferente en cada cita. Pero no. Ahora resultaba que ella odiaba esas cosas, y le asqueaba el chocolate. Después, con el tiempo ella queria un compromiso mas alla de lo formal, y claro, por supuesto que el se lo daria, asi que, como buen hombre que ama a su mujer, le pidio matrimonio, ¡Oh, glorioso! Claro que ella acepto. Sonrio y tuvieron una cena bonita, en un restaurante lujoso y una noche estupenda. pero no. Ahora resultaba que ella nunca paso esos momentos con el, y que nunca acepto tal cosa.
Regreso su mirada a ella, cuan fino hilo del tiempo acabado, sutil, sublime. Y el no era descuidado con aquello, pero aquel color escarlata le parecía perfecto, mas aun, viniendo de ella. La vio abrir los ojos de manera perdida y se acerco a ella sonriendo. Porque ella le sonreia. La vio ponerse de pie lentamente, y la escucho disculparse con el. Claro, el la disculparia, las peleas pasan.
Ella lo beso.
Áspera, fria, sin vida. Y la observo de nuevo.
Y es que el no solia tener momentos de lucidez muy constantes, El llanto asomo por sus ojos ambar, el aliento acanelado de su boca se mezclo con la putrefaccion de la dama frente a el, quieta, sin vida. Aun sobre aquellas bonitas rosas blancas, teñidas de aquel bonito color escarlata.
Ella odiaba los narcisos, pero el le envio un ramo cada mes.
Su rostro se contrajo en una mueca de espanto.
Ella detestaba el chocolate, pero el se encargaba de mandarle chocolates diferentes en cada ocasion.
Sacudió a la chica estrepitosamente.
Ella se iba a casar con aquel hombre ebano. Y el se encargo de el problema.
Escucho la voz de la dama frente a el. -Todo estaria bien. -Le repetia.
La tomo en brazos y subio junto a ella al auto. El debia arreglarlo, debia arreglarla.
