Advertencia: Los personajes de Vampire Knight le pertenecen a Matsuri Hino, solo la OC y la misteriosa trama me pertenecen. Por supuesto que hago esto sin fines de lucro. No permito bajo ningún motivo que se reproduzcan mis fanfics de cualquier manera posible.
Sin más por el momento, espero que les guste este nuevo fanfic de Yagari/OC el cual ya lo tengo terminado en mi laptop, así que no se preocupen por las actualizaciones :)
BLOODY LOVE
Por Lu Kyoraku
.
.
Capítulo 1: Asesíname
"El destino a veces suele cumplirse en pocos segundos, y
aquello que durante años se ha buscado nos lo concede un dichoso azar."
(Franz Schubert)
– Oye, Yagari-kun, no creo que planees rondar en un oscuro, profundo y frío bosque hasta que te mueras, ¿o sí? –dijo Cross.
Me pregunté a qué venía eso tan de repente. Cross era extraño, siempre estaba feliz, felizmente alocado, claro, pero a veces se ponía melancólico y decía cosas raras como ahora, como recordando un pasado que se fue para no volver…
– No –contesté.
– Eso me parecía. –sonrió como un niño inocente. – Entonces… si te encontraras un camino iluminado por la luz mientras caminas, te dirigirías a él porque no podrías evitarlo, ¿cierto?
– Cierto… supongo –exclamé un tanto perdido. No sabía a dónde quería llegar con eso.
– ¡LO SABÍA! –gritó emocionado para luego volver a su expresión de melancolía. – Ese camino podría aparecer frente a ti algún día. Si aparece, aún si es iluminado sólo por un pequeño rayo de sol que pasa a través de las hojas de los arboles, quiero decirte que corras a él y lo sigas.
Las palabras de él se escucharon como ecos que iban desapareciendo poco a poco hasta que el silencio terminó por abrazar todo.
Desperté tranquilamente en medio de la noche. Observé el reloj digital de la mesita de noche que estaba a un lado de mi cama, eran las tres de la madrugada. Cerré los ojos con fuerza, molesto por haberme despertado. Aquella noche soñé de nueva cuenta con lo que una vez me había dicho Cross Kaien y no sabía por qué, era como si aquél sueño tratara de advertirme algo, no sé, me sentía extraño, como si estuviera esperando a que pasara algo con desesperación sin saber qué era.
Miré por la ventana protegida por barrotes gruesos, la luna estaba en su cénit y era tan brillante que tuve que entrecerrar los ojos. De repente, escuché unos toquidos leves en mi puerta, tan leves como si no me quisieran despertar. Sabía que no eran órdenes, de ser así habrían sido capaces de derrumbar la puerta sin problemas, así que me pregunté de qué se trataba. Con somnolencia latente en mi rostro, me levanté para abrir.
— ¿Qué sucede? –los miré despectivamente. Eran un par de cazadores jóvenes nerviosos que me miraban como si fuera la misma muerte andando. Probablemente era mi cara de perro despertado del infierno lo que los asustaba, pero no relajé mis facciones, era tarde, tenía insomnio y estaba cansado, no estaba del mejor humor.
— Este… lamentamos mucho despertarlo de su sueño, Toga-san –habló uno de ellos con la voz yéndosele de vez en cuando. –Pero… hemos capturado a una vampira so… sospechosa de la muerte de cua… cuatro pequeños humanos inocentes, sin embargo, n… no podemos hacer que hable y… la presidente nos mandó a por usted… que lo buscáramos para que nos ayudase… si no es molestia… -el pobre chico se encogió de hombros, sumiendo la cabeza al igual que su compañero, mirándome a punto de desmayarse.
— ¿Molestia? ¿A las 3 de la mañana? –los fulminé con la mirada. Ellos palidecieron en medio segundo. – Esa loca en verdad quiere fastidiarme –vociferé entre dientes. –Esperen un momento.
Cerré la puerta y me volví hacia mi habitación que estaba dentro de la asociación, algunos miembros tenían habitaciones personales ya que eran necesitados muy seguido. Encendí la luz y tuve que tallarme los ojos para acostumbrarme. Me puse una camisa de manga larga color negra y me unos vaqueros, no me molesté en ponerme unas botas, simplemente me coloqué unas pantuflas negras cómodas.
Salí después y me dirigí hacia una de las salas de interrogación de la asociación de cazadores. Los chicos querían entrar conmigo pero les dije que me dejaran en el trabajo a mí, que ya que me habían ido a despertar mínimo no me estorbaran en mi trabajo, así que se fueron muy regañados.
Mis pasos resonaban en el pasillo solitario con pisos de madera hasta que me coloque frente a la puerta de la sala de interrogatorios número dos. Giré el pomo hecho de plata pura y empujé la puerta lentamente, encontrándome con la única luz iluminante del recinto que era la lámpara de la mesa, en donde observé que la vampira estaba con los brazos en la mesa y sobre éstos, su cabeza. Parecía estar como dormitando pasivamente.
Avancé hasta mi silla y me senté, viéndola a ella, examinándola calculadoramente. Su cabello era negro, lacio, muy largo que hasta le caía al suelo y un poco desordenado, tal vez había puesto resistencia con los cazadores. Observé su piel blanca, no tenía ninguna mancha de sangre, toda su piel parecía estar limpia. Su olor, fresas, no había rastro de un olor a muerte, de sangre, de algún humano. Nada. No encontraba algo a la vista que hiciera que sospechara de ella.
― De acuerdo –exclamé con la voz aún un poco adormilada. –Vamos a comenzar, levanta la cabeza. –le ordené.
Ella tardó en seguir mi orden, levantó la cabeza lentamente mostrándome solo sus ojos verdes que parecían distantes, viéndome con odio y desconfianza. Sus ojos no estaban coloreados de rojo, no tenía sed de sangre tampoco. Finalmente solo duró dos segundos con la cabeza levantada y volvió a su posición anterior. ¿Qué inculpaba a esta chica? ¿Acaso tan solo la habían encontrado en la escena del crimen por accidente? No encontraba nada que me hiciera sospechar de ella.
― Tu nombre. –le exigí con voz autoritaria.
― Kagurazaka Izumi. –respondió con voz suave sin levantar la cabeza, en un susurro frágil.
― Respóndeme –hablé haciendo mi voz más gruesa en busca de que me tuviera miedo y me dijera la verdad. – ¿Tú has matado a esos niños?
― Sí –levantó completamente la cabeza mostrándome su rostro de nuevo. –Yo los maté. –me aseguró con los labios blancos y la cara pálida. Era obvio que no había probado sangre en mucho tiempo.
― ¿Por qué admites un crimen que no cometiste? –repliqué, cada vez más interesado en ella.
― ¿Qué importa? Ustedes solo buscan a quien culpar, ¿no es así? Pues aquí me tienen, yo soy culpable, mátenme. –declaró con seguridad.
¿Qué significaba aquello? Esa chica era sumamente extraña. ¿Por qué se echaba la culpa? ¿Por qué quería morir?
― Lo siento, no puedo matarte por un crimen que no cometiste. –le dije. –Deberías verte la cara, se nota a leguas que no has probado ni una gota de sangre en quien sabe cuánto tiempo. Eres patética.
Realmente se veía débil, sus ojos estaban cansados, sus párpados algo caídos, había unas prominentes ojeras púrpuras bajo sus orbes esmeralda y estaba delgada, famélica.
― Entonces siga buscando al culpable, pero asesíneme alegando que yo era la cómplice. –abandonó su mirada de odio cambiándola por una expresión suplicante. Quería que la matara a como diera lugar, aquello llamó mi atención. ¿Por qué esta vampira quería morir?
― No puedo matarte sin una razón. –exclamé con frialdad y me iba a levantar cuando ella, desde su lugar, tomó una mano mía entre las suyas, impidiéndome que me fuera. Su mano estaba fría pero se sentía suave, tersa, a diferencia de mis manos toscas y rasposas.
― Por favor –me suplicó fervientemente con sus ojos jade, teniendo que alzar la vista para verme. –Le daré una razón. Escuche mi historia y tendrá ahí una razón perfecta para asesinarme.
Fruncí el ceño, al parecer esto se estaba poniendo un tanto interesante. Ella era extraña así que decidí seguir con aquello hasta ver como se tornaba la situación. De todas formas, yo era de las personas que una vez que se despiertan en la noche ya no pueden volver a dormir, así que decidí quedarme, a fin que no tenía nada qué hacer.
― De acuerdo –musité sentándome de nuevo en mi sitio, soltándome de su agarre. –Te escucho.
Ella empezó a relatarme todo como si estuviera viendo la película de su pasado.
"Me beso otra vez. Estábamos felices. Él lo era todo para mí y yo para él. ¿Qué más podía pedir? Mis padres también estaban contentos de que Luke y yo fuéramos novios, pues, Luke era un cazador de renombre en el occidente y yo también era una excelente cazadora.
Vivíamos en Canadá al principio. Me habían promovido como compañera de Luke y estábamos contentos de trabajar juntos.
Una misión se nos presento, la primera que realizaríamos juntos. Él iba con su espada azul y yo con una pistola caza-vampiros de color negro. ¿Quién habría imaginado que esa sería nuestra última misión como fieles cazadores?
Yo tuve la culpa. El vampiro me atrapo utilizándome como rehén. Luke no lo pudo soportar, se distrajo intentando salvarme, así que no pudo ver a los dos vampiros que estaban tras él. Lo mordieron. Brazos, cuello, cara, pecho… la sangre emanaba del cuerpo de Luke. Grite, grite tan fuerte equivalente al dolor que sentía al ver esa desgarradora escena en donde a mi amado le era succionada su vida.
De repente, Luke saco fuerzas y, de un espadazo corto las cabezas de los dos vampiros.
El vampiro que me tenía apresada observo aquello y, lleno de rabia, atravesó mi corazón desde la espalda con su propia mano, con sus negras uñas filosas como si fueran frías cuchillas. Al principio no sentí dolor pero luego, cuando él saco su mano violentamente y me dejo caer al piso para huir, sentí un poco de dolor, solo un poco, estaba muriendo.
― ¡Izumi! –grito Luke acercándose a mí. No estaba muerto, no parecía estar muriendo. No, sus ojos, sus bellos ojos azules ahora eran rojos. Era un vampiro. Lo mire con tristeza. Todo había salido mal.
Él parecía estar llorando, pero sus ojos secos no derramaban ninguna lágrima. Sufría al igual que yo.
― Déjame salvarte. –suplicó.
¿Qué era lo que iba a hacer?
Ah… duele. Había encajado sus nuevos colmillos en la piel de mi cuello. Luke…
Mis ojos empezaron a cerrarse. ¿Por qué se cerraban? ¿Por cansancio? ¿O por mi inminente muerte?
Mi corazón se destrozó a partir de ahí, es lo que recuerdo.
Desperté en mi habitación. ¿Qué había pasado? Entonces, escuche el llanto de mama y la voz furiosa de mi padre, quien, con violencia, entro a mi recamara seguido por mi mama.
― Izumi. –dijo mi padre y tan solo esa palabra y esa mirada bastaron para saber la humillación, la vergüenza, el odio que él sentía por su única hija. Podía verlo en sus ojos, lo que había ocurrido en la misión era imperdonable para él.
― Luke te ha mordido –dijo mamá acercándose a mí. –Pero yo sabía que si él te había mordido, mi querida, no serías más que algo menos que un Nivel E. Hemos tenido que pedir un gran favor a un sangre pura a cambio de algo. –hizo una pausa para recomponerse y después continuó. –Le hemos pedido a un sangre pura que te muerda.
Mis ojos se abrieron a su máxima expresión. ¿Qué habían hecho qué?
― Toma. –me entregó una copa de sangre. –Bébela, es del sangre pura, debes beberla para ser una vampira libre. –no podía creer todo lo que estaba pasando. Me negué a aceptar la sangre. –Bébela, Izumi, ¡bébela! –mamá ya se hallaba demasiado preocupada por mí, así que, tome el contenido de la copa intentando no saborearla, pero más repulsión sentí al saber que aquel liquido carmín me había gustado. –Ahora eres una vampira libre, mi querida.
― ¿Qué paso con Luke? ¿Él…?
Padre no me dejo continuar y dijo: ― Se convirtió en un Nivel E, la asociación lo ha ejecutado esta misma tarde.
Me llevé las manos a la boca, conteniendo un grito de horror. Mis ojos estaban aterrados, mis manos temblaban.
― Te hemos dado por desaparecida. –informó mi padre. –Así que nuestra obligación como padres humanos ha terminado hoy, te hemos salvado de convertirte en una vampira sin control, hasta nos hemos puesto en vergüenza de pedir un favor a un sangre pura por ti y ahora eres una vampira libre. Debes irte de la mansión Kagurazaka cuanto antes, Izumi.
Mamá lloro cuando escucho a mi padre. Yo, no pude renegar, habían hecho mucho por mí y más. Sé que ya no puedo pertenecer nunca más al clan occidental de cazadores de vampiros Kagurazaka.
― Gracias. –dije con la voz entrecortada. –Los amo. No haré que sufran más por mí, no volverán a verme nunca más, será como si nunca hubieran tenido una hija, por favor olvídenme. –supliqué solemnemente y, levantándome, me acerqué hacia las puertas abiertas de mi blanco balcón.
Salí afuera encontrándome con que era de noche y que la luna llena aparecía con todo su esplendor en el cielo nocturno, oscuro y frío, tan oscuro y tan frío como sería mi vida vampírica desde ese momento y para siempre.
―… me alejé lo más posible de mi hogar llegando así a Japón. –terminó, mirándome fijamente con sus ojos verdes que parecían ver a través de mí, misteriosamente. –He vagado por un año, sola, robando sangre de hospitales. Soy demasiado cobarde como para quitarle la vida a alguien. –explicó con la mirada al suelo. – ¿Ahora lo entiende? No tengo una razón para vivir, no quiero vivir. ¿Me asesinará ahora?
Me quedé reflexionando sobre la vida de aquella chica ex cazadora. Había sufrido demasiado a su tierna edad, la cual calculé en al menos unos dieciocho. No, me negué, no podía tan solo matar a una cazadora aunque ahora fuese una vampira, no podía dejar caer a uno de los nuestros. La vida de ella, de una cazadora con clan, no podía terminar así.
La observé detenidamente por al menos un minuto, estudiándola, intentando ver en sus ojos un brillo, algo de determinación… y finalmente me decidí.
― No te asesinaré. –le dije y ella me miró, primero con incredulidad y luego con coraje. – Dejaré que te des una última oportunidad. Aquí, en la asociación de cazavampiros oriental tendrás otra oportunidad, a pesar de ser vampira, serás reivindicada como cazadora.
― ¡¿Habla enserio?! –preguntó viéndome con suma esperanza en sus ojos. – ¿Puedo ser cazadora aun siendo vampira? –parecía conmocionada, sin poder creer que aún tenía esperanza, era como si a una madre le dijeran que su hijo estaba muerto y que al siguiente día el hijo de repente apareciera frente a ella, era justo así como esa joven vampira me miraba.
― Claro, yo conozco a un cazador vampiro. –esperé a que ella dijera algo, pero se quedó callada y dubitativa, como pensando cosas internamente. –Bien. –Me levanté de la silla. – De ahora en adelante, estarás bajo mi tutela, Kagurazaka Izumi.
Lo tengo decidido. La salvaré como una vez salvé a Zero de sí mismo.
Esta chica tiene algo, no sé qué es, pero… me hace sentir que aquello que buscaba que pasara con desesperación y no sabía qué era… había pasado por fin.
.o.
Si llegaste hasta aquí, gracias por leer! te quiero!
Y si dejaste review, pues también gracias por leer y te amo con todo mi vampírico corazón!
