Un one-shot mas. Este es mi primer Alice/Jasper. Espero les gusto.

Una vez mas agradecimientos especiales a Becky por su ayuda. Mejoraste mucho el final.

Basada en la canción de Ricardo Arjona La Bailarina Vecina, si quieren oírla hay un link en mi perfil.

LA BAILARINA VECINA

"La bailarina vecina
recorre mi techo en puntillas
y le hace cosquillas de esquina en esquina
¿Sabrá algo de mi la inquilina?"

Tap… tap … tap …tap

Ahí está de nuevo.

Tap…tap…..tap

Ya llego a su casa. Ese era uno de mis momentos favoritos del día. Cuando escuchaba sus pasos en mi cielo. De cierta manera era chistoso pensar que ella viviera en mi cielo, que ella un ángel. Pero eso es ella para mi, mi precioso ángel.

Ella es mi vecina. Vivía justamente en el departamento arriba del mío desde hace dos años. Y desde la misma cantidad de tiempo estoy prendado de ella pero jamás he tenido el valor necesario para hablarle. Si soy un cobarde, quien lo diría de mí, el mayor Jasper Whitlock tiene miedo de hablarle a una mujer. Pero cada vez que la veo en las escaleras o en la calle me paralizo como un cobarde.

Ella es Alice Brandon ¿Cómo lo sé? Ella es una bailarina de ballet del teatro de la ciudad.

Más de una vez he ido a ese lugar solo a verla. Ella es realmente preciosa, tiene más gracias que todas esas bailarinas que la rodean, a pesar que es pequeña resalta entre todas, ante mis ojos solo existe ella.

Veo el reloj en la pared, las siete de la noche. Ella empecerá a ensayar. Me recuesto en el suelo viendo hacia el techo. Escuchando sus pasos como se desplazan por el techo puedo imaginármela realizando esos delicados pasos que solo ella logra a la perfección, haciendo esas vueltas tan majestuosas como solo ella es capaz. Atrapando mi corazón una y otra vez. ¿Sabrá algo de mí? ¿Me habrá notado alguna vez? No lo creo. Ella no tendría por qué fijarse en mí. Ella es un cisne majestuoso.

Cuando el reloj de la pared me indico que eran las ocho de la noche escuché sus pasos, ya no eran pasos de danza pero eran igual de gráciles, igual de perfectos, hacia el baño y 20 minutos después de regreso.

Escucho sus pasos apagarse, ya está en la cama.

Salgo de mi departamento y bajo las escaleras hacia la calle. Cruzo la calle para sentarme y estar un rato con mi amigo Edward, el es pianista y trabaja en el teatro. El me consigue las entradas para verla.

Nos sentamos un rato en el cobertizo de su edificio viendo el cielo yo por qué no tengo nada mejor que hacer y el, bueno el espera a su esposa.

Hablamos un rato de cosas sin sentido. Cuando levanto la mirada como por instinto la dirijo a su ventana y veo que la ha dejado abierta. Puede ser que se le haya olvidado cerrarla.

-¿Cuándo le hablaras?- la voz de Edward me saca de mis pensamientos.

-¿A quién?- intento hacerme el tonto, pero de una forma o de otra jamás he podido engañar a Edward, es como si pudiera leer mi mente.

-No te hagas, no soy ningún tonto. Estabas viendo hacia la ventana de Alice. Sé que es a ella a la que vas a ver al teatro.

-¿Y por qué según tu Señor sabelotodo debería hablarle?

-Porque estas enamorado de ella. – Gemí en mi interior, ¿Era tan obvio?

-Si, eres obvio- ¿Cómo lo supo? Bueno, eso es lo de menos.- Y bien, cuando le vas a decir que mueres por ella desde…..- dejo la frase incompleta para que yo lo dijera. No quería decirle que tenía dos años tirándome en el suelo de mi departamento solo para oír sus pasos. No quería parecer patético ante él.

-Dos años- lo dije tan suave como pude, pero lastimosamente el me oyó.

-¡Oh! Bien, dos años. Pues, ya es momento ¿No crees?

-No le diré nada. Llevamos dos años siendo vecinos y jamás hemos hablado. Estoy seguro que nunca me ha visto. No la molestare cuando se que ella jamás me ha notado.

-Eres tan dramático- masculló.

-Si claro. No todos nos casamos con el amor de nuestra vida, señor perfecto.- le conteste un poco enojado.

-No sabes lo que me costó reunir el valor necesario para hablarle. Aun mas para pedirle una cita a Bella.- Me contestó.

-¿Quién dijo mi nombre?- nos interrumpió una mujer de cabellos marrones que subía las escaleras.

-Buenas noches, Bella.- Le salude cordialmente.

-Hola Jasper ¿Cómo estás?

-Muy bien.

-Gracias por acompañar a Edward- dijo mientras le daba un pequeño beso a su esposo.

-No hay problema. Además, solo me aburro. Y Edward puede llegar a ser muy divertido- dije con sorna.

-No quiero ni imaginarme de que hablan cuando no estoy. Bueno, ¿Te gustaría cenar con nosotros?

-No muchas gracias. Creo que lo mejor sería irme ya.-

-Oh, bien. Pasa buenas noches. ¿Vamos?- dijo mirando a Edward.

-Sube. Tengo que preguntarle algo a Jasper.

-Está bien.- Y desapareció por las escaleras.

-Mañana debo cambiar el piano del teatro y necesitare ayuda. ¿Te gustaría ir?

-Claro. ¿A qué hora?- una sonrisa maligna atravesó su rostro.

-A la una de la tarde. No se te ocurra cancelarme.- Y luego salió corriendo hacia las escaleras.

A la una de la tarde era cuando Alice debía estar ensayando en el teatro y yo estaría allí con ella.

Estúpido Edward.

Al día siguiente estaba puntual en el teatro, realmente no era mucho que hacer, mover el piano hacia la entrada y traer el nuevo hacia el escenario. Realmente era más una excusa para que estuviese ahí. Por un momento Edward desapareció de mi vista así que me dirigí a buscarlo tras bambalinas, no había nadie ahí, seguí buscando y llegue a donde supuse eran los camerinos. Al parecer no había nadie, con cuidado abría las puertas buscando a mi amigo, cuando llegue a la ultima puerta la abrí con cuidado y me tope con la más hermosa visión que podre tener en mi vida. Alice estaba de espalda viéndose en el espejo con su hermoso traje de bailarina, se veía tan delicada, tan preciosa, tan……… angelical. Por un momento mi mente no reacciono, no sabía qué hacer, pero cuando pude moverme otra vez cerré delicadamente la puerta y me fui. Si, era un cobarde, quizás el más grande, pero esperaba que algún día el destino me diera la oportunidad de hablarle sin que creyera que son un psicópata o algo así.

Cuando por fin encontré a Edward dijo que ya me podía ir.

-Creí que habría más que hacer- dijo intentando que me diera una justificación.

-Pues, mi plan no funciono. Hoy no ensayan las bailarinas. Iba hacer que hablaras con Alice- confesó su plan. Lo que él no supo es que yo pude verla desde las sombras, como siempre hacia.

La semana paso con normalidad, el viernes cene en casa de Edward. Realmente lo envidiaba él y su esposa destilaban amor, se veían tan enamorados y eso que tenían cinco años casados. Me atrevía a decir que estaban más enamorados que cuando se casaron, y eso que no los conocía desde ese momento, pero es que había algo en sus ojos que no permitía dudas de cuanto se amaban esos dos. Bella era muy amable conmigo, siempre me invitaba a cenar con ellos, pero casi siempre las declinaba para escuchar los pasos de mi bailarina vecina. Si, patético, pero era lo único que podía hacer.

El lunes en la mañana recibí una notificación, era requerido para comandar un escuadrón en medio oriente. Tenía a más tardar el viernes de esa semana para presentarme. Me sentí devastado, no era tanto el hecho de ir a ese lugar, desde el momento en que me enliste en el ejecito supe que en algún momento tendría que ir al frente, no, era que me alejaría de mi bailarina, aunque nunca le hablaría saber que estaba bien, poder verla a diario me daba cierta felicidad.

Desde el día de la notificación empecé a hacer los arreglos pertinentes para dejar el departamento. Para el miércoles ya estaba todo listo, ya podía irme, pero no quería, no quería irme. Esa noche esperaba a Edward para poder hablar con él y contarle que me iba. Esperaba en la entrada de mi edificio, cuando de repente apareció mi bailarina. Llevaba una enorme caja que le costaba mucho llevarla, ella quizá no me había notado, pero era mi oportunidad de que al menos me viera.

-Permítame ayudarla- le dije mientras le quitaba la caja de las manos.

-Muchas gracias, ya no podía con ella- dijo regalándome una hermosa sonrisa.

-¿En que piso vive, Señorita?- me hice el tonto, claro que sabia a donde.

-En el sexto.- Dijo muy suavecito.

Entonces caminamos en silencio.

-Por cierto soy Alice Brandon, y ¿Tu eres?

-Me llamo Jasper Withlock, un gusto conocerla, señorita Alice- que diablos estaba haciendo, hablaba como una persona de otro siglo, realmente ella creerá que estoy loco. Pero ante mis palabras ella me sonrió muy tiernamente.

Cuando llegamos a su departamento deje la caja en su puerta, no me iba a atrever a entrar a su casa sin su consentimiento.

-Muchas gracias.

-A sido un placer ayudarla, Señorita-

-Por favor dime solo Alice, Señorita…. como que no se….

-Está bien, Alice. Bueno debo irme, buenas noches- me incline en forma de despedida.

-Gracias nuevamente- se acerco a mí y me dio un beso en la mejilla- Dulces sueños- sonrió y entro al departamento.

Claro que tendría dulces sueños. Soñaría con ella y el calor de sus angelicales labios, la dulzura de sus profundos ojos negros. Jamás había estado tan cerca de ella.

Cuando volví a la calle, dirigí mi mirada hacia su ventana y pude ver como ella danzaba, no eran pasos de ballet, eran como de un vals con un acompañanta imaginario. Que daría yo por bailar con ella, ocupar ese espacio vacío entre sus finos brazos. Sacudí mi cabeza y recordé que posiblemente no volvería a verla.

Al final, pude contarle a Edward que me iba, él y Bella se preocuparon por mí y eso se los tenía que agradecer. Por los dos últimos años ellos fueron mi única familia, mi único apoyo.

El día siguiente seria mi último día ahí. Recogí las pocas cosas que me llevaría en una pequeña maleta. Pase todo el día pensando en si volvería a ver a mis amigos, o si volvería ver a mi bailarina. Me cuestionaba en lo que hubiera pasado si hubiera sido valiente y le hubiera hablado hace mucho.

Pero como dicen el hubiera no existe. Esa noche volvía al teatro a verla por última vez, verla bailar, hacer lo que tanto a ella le encanta, porque yo sabía que ella no lo haría tan bien sino amara hacerlo. Estaba hermosa, como cada noche, como siempre que la veía. Esa noche lleve una rosa para ella, pero no tuve el coraje para dársela. Fui a mi departamento y me di cuenta que ella no había vuelto, así que deje la rosa en su puerta.

A la mañana siguiente, Edward y Bella subieron a despedirse de mi.

-Cuídate mucho, ¿Si Jasper?- dijo Bella con lagrimas en los ojos.

-Claro que sí. Cuando vuelva quiero ver pequeños Eddies o mini Bellas, ¿Si?- ella solo me sonrió.

-Amigo, cuídate, y vuelve pronto.- Dijo Edward.

-Claro que lo hare.- me acerque a el para susurrarle: -Gracias por todo, por ser mi amigo, por escucharme y por jamás haber dicho nada sobre mi bailarina.

-Sabes lo que pienso sobre eso, pero era tu decisión, solo respete eso.

-Y eso mismo te agradezco.

Ambos me abrazaron, y se despidieron de mí. Realmente los extrañaría, y me hacia feliz que ellos me extrañaran.

Cerca de las diez tome mi maleta, era hora de irme.

Puse la maleta en el suelo para poder cerrar la puerta.

-¿Te vas?- escuche una suave voz mi espalda. Cuando me gire pude ver a mi bailarina, en las escaleras.

-Si- me limite a decir.

-¿Por qué?

-Trabajo en el ejército, y he sido requerido.

-Oh, lo siento. ¿Volverás pronto?

-Me gustaría pensar que si.- Realmente quería creer que volvería hoy mismo, pero sabía que no seria así.

-Me gustaría darte algo antes que te vayas, ¿Subes?- no espero una respuesta y subió las escaleras.

Cuando pude alcanzarla me invito a pasar a su departamento. Era como me lo esperaba, delicado y femenino como ella.

-Espérame un momento- dijo mientras entraba en una habitación.

Después de un momento volvió. Me extendió una cajita.

-Es para ti.

Cuando lo abrí, vi una hermosa gargantilla con un escudo de armas.

-No puedo aceptarlo.

-Claro que sí. Es un amuleto, para que vuelvas a salvo y pronto- dijo con una sonrisa. Estudie la garantilla durante un momento y me di cuenta que en cada una de sus actuaciones la tenia puesta.

-No, debe ser muy especial para ti.- dije devolviéndole la cajita.

-Por eso mismo. Me la dio mi madre, se la dio su padre que había vivido en Inglaterra durante mucho tiempo, la encontró en una construcción. Mi madre decía que era su amuleto solo porque su papá se la dio. Y yo pensaba lo mismo. Ahora es tu amuleto. Por favor acéptalo- podía ver en sus ojos tristeza mientras suplicaba que aceptara su regalo.

-Está bien. La cuidare mucho.

-Claro que sí. Debes volver para devolvérmela- sonrió y yo con ella.-Porque volverás, ¿Verdad?

-Te lo prometo. Tengo que devolvértela, ¿No es así?- le sonreí.

Ella insistió en acompañarme hasta la parada del autobús.

-Gracias por todo- le dije

-No tienes porque. Lástima que apenas y nos conocimos.- Y yo tenía gran parte de la culpa de eso.

-Si, lo siento.

-Porque te disculpas, tonto.- sonrió.

Cuando el autobús se estaciono, me di cuenta que era momento de despedirme.

-Creo que es hora de despedirnos.

-Yo no me despediré. Te diré hasta pronto.- Dijo mientras me abrazaba como pudo, ella era realmente pequeña en comparación mía.

-Entonces, hasta pronto.- Dije mientras le correspondía el abrazo y mi corazón se quebraba por dejarla.

Cuando me soltó subí al autobús. El conductor arranco y empezó a caminar.

Por ciertas gracias por la rosa escucha la voz de Alice.

Me sentí muy tonto por no haberle dicho nada. Pero esperaba que pudiera volver a ella pronto.

Y me aseguraría de ganar su corazón. Porque mi bailarina tenía el mío.

Mañana será con todo el rigor la misma odisea
¿que plan detendrá el tímido amor?
que sea lo que sea.

POV ALICE

-¿No le dijiste nada?- escuche la voz detrás de mí.

-No- suspire.

-Espero no te arrepientas.

-No, el volverá, lo sé. Me lo prometió, mi corazón me lo dice.

-Llevas dos años enamorada de él. Y decidiste hablarle justo antes que tuviera que irse.

-Soy cobarde que quieres que te diga. De haber sabido que ayer era la última vez que me vería bailando me hubiera esforzado aun más, cuando iba al teatro siempre daba lo mejor de mi, para que le gustara a el.

-Siempre que sabias que estaba en el publico, hacías las actuaciones más preciosas.

Solo suspire.

Esperaba que el volviera. Me arrepentía de jamás haberle dicho nada, pero al menos el sabría que me importaba.

-¿Quieres cenar conmigo y con Edward?

-Claro que si, Bella.- hubo un momento de silencio. Vi en sus ojos un rastro de culpabilidad, yo sabia a que se debía.- No te culpes, yo te pedí que no dijeras nada, fue mi decisión.- le dije mientras la abrazaba.- Gracias, has sido una gran amiga.

-Hay, Alice, me hubiera encantado que tuvieras tu final feliz.

-Lo tendré, algún día. No te preocupes. ¿Nos vemos esta noche?

-Si, descansa- dijo dándome un beso en la frente.

Y regrese a mi departamento, en el sexto piso, rogando que el hombre que yo amaba volviera pronto a mí. No se que depare el futuro pero mi corazón le pertenece a aquel mayor que hoy se fue, pero que algún día regresaría a mi, quizás en esta u otra vida, pero tarde o temprano estaríamos juntos.

Gracias por leer y déjenme su opinión.