Disclaimer:Nada de lo reconocible me pertenece, es de J.K. Excepto las ganas de hacer sufrir un poco a Harry y a Ginny, esas son mías. Aunque J.K. no se queda atrás. La imagen de portada no me pertenece, es de Budge-Bug a quien pueden buscar en Devianart (una verdadera genia).


Esta pequeña viñeta participa del Reto Álbum de fotos del Foro Retos Harry Potter y más que consistía en, en base a una imagen que nos daba "La gerencia", escribir una historia. La imagen es la de portada por si a alguien le interesa.


Pérdida

Harry besó la frente de Ginny con delicadeza pero ella se volteó para poder ver la negrura infinita que se extendía por la ventana del dormitorio que ambos compartían, quedando en brazos del auror sin mostrarle como sus ojos se empañaban ante las perspectivas casi tan negras como el cielo.

Harry había regresado de una misión de emergencia y ni siquiera había tenido tiempo de dejar su Capa de Invisibilidad cuando reconoció en la mirada de Ginny las malas noticias.

Aferró a la muchacha con todas sus fuerzas, demostrándole que él sería su punto de apoyo a cada paso que dieran pero ella no tenía forma de agradecérselo porque se sentía de lo peor, sentía que lo único que Harry le había pedido, no se lo podía dar.

Reprimió las lágrimas traicioneras. Tanto él como ella decidieron tragarse la angustia por el bien del otro, sin darse cuenta que, de esta forma, solo se lastimaban más.

— ¿Ginny?— la llamó él después de un silencio que le erizo los bellos de la nuca.

La muchacha no respondió. Seguía en sus brazos, dándole la espalda, solo porque él ejercía demasiada presión como para poder soltarse, sino ella ya se hubiera ido a esconder en su taller, buscando cualquier excusa para evitar la mirada de compasión de Harry.

La mirada de compasión de cualquiera.

— Ginny, cariño, siempre habrá otras opciones. Siempre podremos volver a intentarlo— intentó Harry con la voz lo suficientemente segura como para que no se notara su desilusión.

La muchacha cruzó los brazos como respuesta y como mecanismo de defensa. No quería intentar nada más, quería hacerse un ovillo y dejarse llevar por el tiempo y el dolor.

Harry acarició su brazo con delicadeza pero ella rehuyó a ese tierno contacto.

Quería que le gritase, que le dijera que lo había decepcionado, quería cualquier cosa menos que le diera aliento, que le dijera que todo iba a ir bien.

Porque ya no era una niña pequeña e inocente y sabía que las cosas no estaban bien y que salir adelante era casi tan duro como lo que estaba sintiendo en estos momentos.

Estaba muy cerca de Harry y, a la vez, se sentía sola, alejada de su esposo.

Un vacío atormentador se cernía sobre ella y necesitaba abrazar el oso de peluche que había elegido especialmente para ese bebé que nunca llegaría.

Otro bebé que había estado tan cerca de ella… otro bebé que nunca estaría en sus brazos.

Ginny se deshizo del contacto de Harry y caminó, más bien arrastró los pies descalzos, hasta la primera puerta del pasillo. La puerta de su bebé.

Ver a Ginny marcharse, en silencio, sufriendo, a Harry le dolió más que haber perdido a su bebé.