Sé lo que hicisteis el último Halloween
La lluvia caía copiosamente sobre los árboles. Las gotas repiqueteaban insistentemente en las ventanas. El viento ululaba, golpeando las puertas de madera, y los rayos iluminaban una pequeña cabaña escondida en medio del bosque. Los truenos resonaban en las montañas y en los cristales. Una voz grave se dirigió al grupo que allí se reunía:
- Ara, ¿un poco más de té?
A lo que contestó otra voz más grave.
- ¿Qué te pasa en la voz? – Dijo una chica con el pelo azul muy largo.
- Ara, nada. Es que estaba poniéndome en situación. – Respondió la castaña ya con una voz más dulce.
- Esta bubuzuke, siempre queriendo dar la pota. – Respondió una rubia con cara de pocos amigos.
- Es nota, Haruka-chan. – Aportó una chica con gafas y pelo castaño corto.
- Shizuru tiene razón, hay que ponerse en situación. Si no, no tiene gracia la cosa. – Dijo una pelirroja con mucha "pechonalidad". - ¡Vamos a contar historias de terror!
- ¡Vale! ¡Yo empiezo! – Dijo otra chica con el pelo rojo también. - La otra noche, cuando estaba sola en mi habitación... – empezó a decir con la cara iluminada por una linterna - desde fuera, en algún lugar...
- ¿Qué? ¿Qué pasó? – Quiso saber la chica pelirroja de grandes pechos.
- Olí una ventosidad que no era mía...
- Eso es de otro anime, Midori-chan.- Dijo despreocupadamente una chica pelirroja de ojos verdes, mientras se soplaba las uñas.
- Ara, pues yo el otro día me levanté hablando japonés estándar... – dijo la castaña de ojos rojos.
- Shizuru, eso también es de otro anime. Del mismo, de hecho. Aunque la verdad sí que daría miedito. Ya es con tu acento y a veces me tiemblan las piernas... – dijo la chica del pelo azul.
- Ara, eso es porque te gusto, tonta. – Respondió Shizuru guiñándole un ojo.
- ¡Umpf! – La chica de pelo azul puso mala cara y cruzó los brazos.
- ¡Vamos, Natsuki! Ya va siendo hora de que admitas tus sentimientos por Shizuru...- Dijo Midori-chan echando un trago de cerveza. El té no era lo suyo.
- Sí, ya. Cuando admitas que no tienes 17 años... – Respondió Natsuki.
- ¡Pues claro que tengo 17 años! ¡Ferpectamente! – Respondió Midori ya un poco achispada.
- Lo que yo decía... – Respondió Natsuki.
- ¿De quién ha sido la idea de venir aquí? Esto es muy aburrido... – Dijo la chica pelirroja de ojos verdes limándose las uñas.
- ¡Es para celebrar Halloween! ¡Había que venir a un sitio donde diera miedo para contar historias terroríficas, Nao! - Respondió la de grandes pechos.
- Lo que tú digas, Mai... – Nao siguió limpiándose las uñas.
- ¿Por qué hemos venido a este sitio en concreto? Aparte de ser una cabaña perdida en el bosque, con una noche de perros, en un lugar apartado de toda civilización... – Dijo Natsuki, cada vez con la voz más baja, acabando con un escalofrío.
- No te preocupes, mi Natsuki. Yo te protegeré. – Dijo Shizuru llena de seguridad, acercándose para abrazarla.
- Ejem, no necesito protección. – Dijo Natsuki de forma altiva, separándose un poco de esas manos lascivas.
- Bueno, de hecho, hay una leyenda sobre este lugar... – empezó a decir la chica de gafas.
- ¿Una merienda? ¡Jajaja! Eso no da miedo, Yukino. – Respondió Haruka riéndose.
- Leyenda, Harruka-chan... Pues veréis... – Yukino se puso muy seria.- Corren rumores de que en la noche de Halloween se ve a una jinete sin cabeza que va por los caminos con una katana para cortar las cabezas de los que se cruzan con ella. La llaman...
"¡IIIIIIIHHHHHHHH!" Se oyó relinchar a un caballo cerca de la puerta.
- ¿Eso qué ha, hip, sido? – Dijo Midori-chan asomándose a la ventana.
- ¿Qué es, qué es? – Dijo una chica muy vivaracha de pelo negro y trenzas, asomándose también a la ventana.
- Creo que es un jinete ¡hip! – Dijo Midori señalando hacia fuera.
Todas las chicas se asomaron a la ventana, y lo que vieron les puso los cabellos de punta. Una figura con traje de sacerdotisa estaba montada sobre un caballo. En sus manos llevaba una katana, dispuesta a rebanar cabezas.
- ¡Chikane-chaaaaaannnnnn! – Dijo con voz grave la jinete.
- ¡Es Himeko Hollow! – Chilló toda asustada Yukino.
- Pero, ¿no decías que no tenía cabeza? – Dijo Natuski, observando que la jinete sí que tenía cabeza.
- Sí, pero como si no la tuviera... – respondió Yukino, con cara aterrorizada.
"Cotocló, cotocló..." Resonaron los cascos del caballo.
- ¡Se acerca hacia la entrada! ¡Huyamos por la puerta de atrás! – Yukino estaba en modo "Scary movie" on.
- Pero, ¿qué quiere? Ya tiene cabeza... – Preguntó Natuski, toda pensativa.
- Creo que quiere un cerebro... – Respondió Shizuru, con su pose de pensar, apoyando un codo en el otro brazo y con el dedo índice apoyado en la barbilla. - ¡Ara! ¡No le podemos dar la cabeza de Nao-chan!
- Ja, ja... eres muy graciosa, Shizuru. – Respondió Nao.- Yo por si acaso me voy... – con lo cual salió corriendo por la puerta de atrás, hacia el interior del bosque.
- A lo mejor quiere resguardarse de la tormenta. Ya empieza a hacer frío. Se acerca el invierno*... – Dijo Haruka toda pensativa.
- ¡No! ¡Haruka-chan! ¡Viene para cortarnos las cabezas! – Le dijo su amiga del alma.
- ¡Está bien! ¡Si viene a eso, yo lucharé contra ella! ¡Hay que tener agallas! – Dijo Haruka lanzándose contra la jinete.
- Creo que tú tampoco sirves, Suzushiro-san...
Pero ya era demasiado tarde. La katana de Himeko se cernía sobre la cabeza de la rubia chillona.
- ¡Nooooo! ¡Haruka-chan! – Yukino fue hacia Haruka, pero ya era demasiado tarde. Con un silbido, la hoja de la katana cruzó los aires e hizo que la cabeza de Haruka se desprendiera de sus hombros, de forma muy gore (en fin, no voy a dar detalles, pero la cosa era bastante fea de ver**).
Yukino recogió la banda que Haruka le dio en un gesto justo antes de morir. Inmediatamente después, la hoja de acero separó su cabeza de su cuerpo.
- Yo creo que deberíamos irnos... – Dijo Natsuki toda preocupada.
- ¡Hime sentai! ¡Vamos a vengar las muertes de nuestras compañeras! – Dijo Midori-chan envalentonándose y yendo hacia Himeko, sin salir de su borrachera.
"¡Flash!" Otra cabeza rodando.
- Pues parece que todavía quiere más cerebros... – Dijo Mai, llorando a lágrima viva, ante el horroroso espectáculo que se presentaba ante ella.
- Si es que la culpa la tienen los guionistas de Kannazuki no miko... si le hubieran dado al menos una neurona, no estaría tan faltica la pobre... – Dijo Natsuki mirando también a los cuerpos sin cabeza de sus amigas.
- Yo propongo que huyamos.- Dijo Shizuru, que no se había traído su naginata.
- ¡Secundo la moción! – Dijo Natsuki, que no le gustaba nada cómo se iban desarrollando los hechos.
Así pues, las himes que quedaban, esto es, Mai, Mikoto, Natsuki y Shizuru, huyeron de la cabaña.
"Cotocló, cotocló" Los cascos del caballo se aproximaban inexorablemente a las himes, que luchaban en medio de la tormenta por encontrar refugio. Estaban perdidas en medio de la maleza, cuando divisaron un camino. En él vieron una diligencia parada.
- ¿Os llevo a algún sitio, nenas? – Dijo una Nao toda presuntuosa desde la ventanilla de la diligencia.
- Nao, ¿de dónde has sacado este carruaje? – Dijo Mai, un poco recelosa. – Te habrás dado cuenta de que no tiene caballos...
- Ya. Me lo ha dejado una chica llamada Luna, que decía que estaba buscando snorkacksde cuernos arrugados. Dice que el carruaje lo llevan caballos alados invisibles... los ha llamado de otra forma, pero no me acuerdo... Dice que sólo los ven las personas que han visto morir a alguien...
- ¿Snor-qué? – Dijo Natsuki, que estaba perpleja.
- Snorkacksde cuernos arrugados... al parecer son muy tímidos... – empezó a decir Nao.
- De todos modos, nosotras hemos visto morir a gente y tampoco vemos los caballos esos... – Aportó Shizuru.
- A lo mejor no están muertos... – dijo Nao ala defensiva.
- Pues no sé cómo va a estar vivo alguien sin cabeza... – Dijo Natsuki con ironía.
- Bueno, mira a Himeko. No tiene cerebro y aún vive...- Aportó Nao.
- Sí, ya, pero ahí influyen fuerzas oscuras.***.. – Dijo Mai ominosamente.
- Pues yo creo que la chica esa te ha engañado... – dijo Natsuki incrédula.
- ¿Bueno, subís o no? Los cascos de los caballos se oyen bastante cerca... – Dijo Nao toda presurosa.
Himeko, fuera de carácter, dijo en esos momentos:
- En realidad la autora me ha estado dando vueltas alrededor de este árbol mientras discutíais, para daros tiempo a tener esa conversación tan larga. Se suponía que os estaba pisando los talones...
- Ejem... ¡vamos, todas al carruaje! – Con lo cual todas se metieron en la diligencia, con destino incierto.
Himeko, ya metida en su papel:
- ¡Chikane-chaaaaannn!
Con lo cual comenzó una persecución por todo el bosque****.
El carruaje sin caballos llegó al lado de un árbol retorcido, donde procedió a echar a sus ocupantes.
- ¡Oh! ¡No! ¿Ahora qué hacemos? – Dijo Mai llorando*****, la cual aún no se había repuesto de los acontecimientos de la cabaña.
- ¡Aquí hay una tumba que pone Himeko! – Dijo Mikoto mirando a su alrededor.
- Pero, ¿esto no es un huerto de calabazas? – Dijo Natsuki mirando también la zona.
- Bueno, la cosa tiene su lógica... – dijo Shizuru.
- Yo propongo que abramos la tumba, a ver qué le falta a la descerebrada esta. – Dijo Natsuki con prisa, removiendo la tierra de la tumba.
- ¡Date prisa! ¡Ya está aquí! – Dijo Mai con un grito de terror.
- ¡Aquí no hay nada! – Dijo al final, Natsuki.
La katana estaba a punto de seccionar otra cabeza, en concreto la de Shizuru, cuando Natsuki tuvo una gran idea.
- ¡Toma! – La chica del pelo azul le lanzó una calabaza a la jinete. Esta, tras unos minutos de largo pensamiento (he dicho largo, por lo que tarda, no profundo), se cortó la cabeza y en su lugar se puso la calabaza.
Entonces, con su caballo y todo, saltó sobre las raíces del árbol, donde se metió, y se volvió al mundo sobrenatural.
- ¡Natsuki! ¡Me has salvado la vida! – Dijo Shizuru abrazándose a ella.
- Bueno, bueno... que corra el aire... – Natsuki protestaba, pero en realidad no se apartaba mucho de la castaña.
- Natsuki, ¿cómo sabías que era la calabaza lo que quería? – Preguntó Mai aún pensativa.
- Bueno, supuse que quería una cabeza lo más parecida a la suya posible... una mejora, sin duda...
* Creo que habiendo dicho esa frase no va a acabar nada bien la cosa para Haruka...
** Ya os lo decía yo...
*** Y guionistas con poca imagniación...
**** La autora pone música de Benny Hill mientras se persiguen.
***** En fin, Mai es un poco dramática, sobre todo en Mai hime... Total, por unas cuantas cabezas rodando...
