Bien, esta es una idea un tanto atrevida que tuve hace unos días. Quise que fuera un oneshot pero no estoy muy segura de si gustará, así que decidí dividirlo en dos partes para ver si realmente gusta. Los que ya me conocéis, podéis deducir con facilidad que será un Riren/Winmin, personalmente creo que esta última es una ship preciosa que tiene muy pocos fics, así que ahí va mi aportación :) Importante! Estoy abierta a ideas y sugerencias para la 2 parte!

Two-shot 100% confirmado.

Shingeki no Kyojin no me pertenece.


En clase de Biología Molecular Eren garabateaba aburrido en su libreta de apuntes. Llevaba toda la hora sin atender lo más mínimo; su mente se centraba solo en Levi. Desde que se habían acostado por primera vez, que Eren no podía pensar en otra cosa que no fuera en él. Debía admitirlo, su vida se había vuelto más interesante desde que Levi entró en ella. Al menos ya tenía una motivación... Ser follado por Levi... Se sonrojó ligeramente al pensar en eso, si su padre supiera a lo que se dedicaba a hacer por las noches estaba convencido de que lo desheredaría...

El profesor dio por terminada la clase y los estudiantes empezaron a salir del aula. Eren recogió sus cosas, se colgó la mochila al hombro y se dirigió a la cafetería. A esa hora sus amigos siempre estaban reunidos allí. Atravesando el patio, entró en la cafetería y buscó a sus compañeros. Los encontró en una de las mesas del fondo. Jean, Mikasa, Sasha y Connie hablaban amistosamente. Todos saludaron a Eren cuando este llegó a ellos. Cogiendo una silla de la mesa contigua se puso al lado de Connie.

Dentro de una hora tenía clase de Genética, pero no le apetecía nada ir. Para ser más exactos, ninguna de las clases a las que asistía eran interesantes para él, ni siquiera el sacar buenas notas en los exámenes conseguía subirle el ánimo. Si estudiaba Medicina era más por obligación que por otra cosa. Había accedido simplemente para no tener a su padre en su contra el resto de su vida, pero a mitad del segundo curso empezaba a arrepentirse de haber tomado esa decisión.

Sin embargo, Eren ya se había saltado muchas clases, hasta el punto en que solo iba a la universidad para pasarla charlando con sus amigos en la cafetería o para ir al cine que había cerca de su facultad.

Hoy era viernes y tenía tantas ganas de ir a su casa como de hacer Genética. Su padre tenía un horario muy irregular, lo que conllevaba que ni siquiera se veían el fin de semana. Por eso, a principios de su primer año en la universidad, decidió compartir piso con su amigo de la infancia, Armin. De lunes a viernes vivía con él en un piso de alquiler en Trost, lugar donde se encontraba su universidad. Lo que resultaba más cómodo para desplazarse, puesto que nació junto con Armin en Shinganshina, una pequeña ciudad ubicada al sud de Maria, cuya ubicación quedaba a 60kilómetros de Trost.

Suspirando, se dijo que ese fin de semana lo pasaría en Trost. Pero, ¿cómo aprovecharlo? Podía salir de fiesta con Jean... Negando con la cabeza, lo descartó de inmediato. Soportar a Jean borracho no era algo muy agradable. Podía preguntarle a Levi... Pasar la noche en su apartamento era muy tentador...

Sacando su móvil, le envió un mensaje a Levi.

¿Qué haces esta noche?

Le dio a enviar y rezó para que le dijera que nada, y pudiera quedar con él. Pero dudaba de que así fuera, Levi siempre estaba ocupado, y por esa razón, el mayor era siempre el que llamaba para quedar con Eren cuando tenía un hueco libre para follar.

—Chicos, ya es la hora —dijo Mikasa mirando su reloj.

—Odio tener clase después de las doce—repuso Jean levantándose de la mesa.

Sasha y Connie lo imitaron, dejando a Eren mirando su móvil fijamente.

—¿Eren? ¿No vas a clase? —preguntó Connie.

—¿Eh? —Eren levantó la vista—. No, me quedo aquí.

—Nos vemos —dijo Sasha despidiéndose.

Jean y Connie le ofrecieron un gesto con la mano, Mikasa le deseó un buen fin de semana y juntos salieron de la cafetería. Eren siguió pendiente de su móvil. Incluso mirar su fondo de pantalla era más interesante que la clase de Genética, pero pasados diez minutos, Eren dejó de prestarle atención. Cogió el diario que había estado leyendo Krista y lo ojeó por encima con expresión aburrida. No fue hasta pasada una media hora, que Levi contestó a su mensaje.

Estaré ocupado, ya te llamaré.

Eren sintió como si le echaran encima un cubo de agua fría. Perfecto... Todo apuntaba a que esa noche se la pasaría viendo la televisión, probablemente alguna película de acción para luego quedarse dormido en el sofá. Abatido, se levantó de la mesa y cogiendo algo de dinero fue hasta el puesto de almuerzos y pidió un café con leche y dos muffins de chocolate.

Al darse la vuelta vio a Armin entrando en la cafetería. Alzando el brazo para que lo viera, este lo saludó una sonrisa. Cargando con su almuerzo, fue a sentarse en la mesa con su amigo.

—¿Qué tal llevas las clases? —le preguntó el rubio, colocando su mochila en la silla de al lado.

—Bien —mintió Eren.

—¿No deberías estar en clase de todos modos?

—Hoy no —respondió incómodo.

Armin le echó una mirada dudosa.

—No voy a regañarte por saltarte las clases, pero si tan poco te gusta, deberías dejarlo —le aconsejó.

—Tengo que pensarlo.

Su amigo no insistió más en el tema, y en su lugar, sacó el bocadillo de la mochila, cogió el diario y leyó la primera página atentamente. Mientras Eren comía sus muffins, pensó en proponer algún plan, por muy aplicado que fuera Armin, nadie estudiaba un viernes por la noche.

—¿Te apetece hacer algo esta noche?

Armin levantó su vista del diario y algo cohibido, dijo:

—Lo siento. Ya he quedado.

—¿Con quién? —preguntó Eren curioso.

—Con... él—contestó evitando mirarle a los ojos.

El castaño tardó unos segundos en comprender a quién se refería.

—¿Con él? ¿Cómo se llamaba? ¿Irvin?

—Erwin —le corrigió Armin.

—Eso. ¿Has quedado con Erwin esta noche? —inquirió alzando las cejas divertido—. ¿Y qué haréis?

—No... No sé. Solo me dijo que sería... divertido —confesó sonrojado.

Eren se rió al escuchar aquello. Conocía a su amigo mejor que nadie, y si había algo que le avergonzara, era hablar de su relación con Erwin. Solo él sabía que Armin estaba saliendo con un hombre que le doblaba la edad, pero a excepción de la sorpresa que se llevó la primera vez, no tuvo inconveniente en darle su apoyo. A fin de cuentas, él también estaba manteniendo una relación con alguien mayor que él.

—Mañana tendrás que contármelo todo.

—No te contaré los detalles —le advirtió Armin seriamente.

—Lo sé —dijo Eren sin dejar de sonreír.

Minutos después, Armin anunció que iría a biblioteca para terminar un trabajo.

—Que vaya bien —le deseó el castaño.

—Hasta el lunes.

Solo de nuevo, decidió irse a casa. No tenía caso permanecer más tiempo ahí sin hacer nada. Cogiendo su mochila, se la puso en el hombro y se dirigió a la salida. Pero cual fue su sorpresa al sentir la vibración de su móvil en el bolsillo del pantalón. Mirando la pantalla esperanzado, sonrió al ver un nuevo mensaje de Levi.

Si todavía quieres quedar, puedo ir a recogerte a las 11.

Con los ánimos subidos, respondió al segundo: Ok.


Para Eren las horas pasaron muy lentas. Estaba impaciente por que fueran las once, y nada de lo que hacía conseguía acelerar el tiempo. Y tras lo que pareció ser una eternidad, Levi detuvo su coche enfrente del piso de Eren. Bajando las escaleras de dos en dos, el menor salió del edificio y con una sonrisa nerviosa, subió al jaguar.

—¿Vamos a tu apartamento? —preguntó Eren expectante.

—No —respondió el mayor arrancando—. Iremos al Onyx Club, he quedado allí con un amigo.

El castaño se removió incómodo en el asiento. ¿Acaso no iban a pasar la noche solos? ¿Por qué tenían que quedar con otra persona? ¿Y qué clase de amigo era? Una molestia empezó a surgir en lo más profundo de Eren, ocasionando que adoptara una actitud desafiante.

—Si habías quedado con otro, ¿por qué me invitaste?

Levi alzó una ceja, aparentemente divertido por esa pregunta.

—Hubo un cambio de planes, y pensé que sería divertido llevarte conmigo.

A Eren esa respuesta no le convenció. Sin perder el tiempo, atacó con otra pregunta.

—Y... ¿Por qué tiene que estar tu amigo también?

Levi sonrió ante la insistencia de Eren.

—No te preocupes, Eren, sigo manteniendo lo que dije en su momento —miró de reojo al menor que le observaba con el entrecejo fruncido—. Solo follaré contigo, mi amigo se encargará de añadir un poco más de diversión.

—Sigo sin entenderlo...

—Hace poco me dijiste que querías emociones fuertes en tu vida, ¿verdad?

Eren asintió.

—Entonces, confía en mí y no preguntes más —dijo Levi dando por terminada la conversación.

Sin embargo, aquello solo provocó que la mente de Eren se saturara de preguntas, no podía quedarse callado sin más.

—¿Qué es ese Onyx Club? —preguntó sin poder contenerse.

Levi suspiró, tomando seriamente la posibilidad de que Eren se hiciera el sordo solo para fastidiarle. No obstante, prefirió darle una respuesta a pasar el resto del trayecto oyendo sus constantes y molestas preguntas.

—Es un club privado. Solo entran sus miembros y está reservado exclusivamente para reuniones y sus posteriores actividades.

—Suena muy aburrido —comentó Eren.

—No lo es.

—¿Desde cuando eres miembro?

—Hará unos dos años.

—¿Y qué se hace allí? ¿Debatir sobre política? —se burló riendo por lo bajo.

—Lo verás cuando lleguemos —contestó Levi sin reírse.

—¿Y me dejarán entrar? —cuestionó con el ceño fruncido.

—Si vas acompañado por mí, sí.

Eren tenía otras dudas, pero optó por no seguir presionando. Curioso y al mismo tiempo desconcertado, pasó el resto del viaje en silencio, cosa que Levi agradeció internamente. Tras recorrer parte de Trost, llegaron a una zona nocturna que parecía estar activa durante toda la noche.

Levi detuvo su coche y le indicó al menor que saliera. Lo primero que le sorprendió al castaño fue vislumbrar a un hombre vestido de etiqueta de pie, aparentemente esperando algo. Levi tendió las llaves del coche enfrente del hombre. Este las aceptó y se subió listo para aparcarlo en alguna zona reservada.

Eren observó la entrada del club que tenía delante suyo; daba la sensación de ser un local común sin nada destacado; al menos por fuera. Una vez dentro, cambió de opinión.

El interior del club era oscuro, iluminado por una luz púrpura situada en distintos ángulos pero dificultando la visibilidad de los que se encontraban allí. Desde dónde estaban, Eren descendió la mirada y vio como el suelo estaba cubierto por una alfombra que conducía hasta los múltiples sillones de cuero. Varios de ellos estaban ocupados por grupos de tres o cuatro personas colocadas alrededor de una circular mesa de vidrio.

Otro hombre vestido de etiqueta se les acercó justo en la entrada.

—Bienvenidos. ¿Tenían una reserva?

—Ackerman Smith —informó Levi.

Echando una ojeada a la lista que llevaba consigo, asintió tras encontrar los nombres.

—Bien. Por aquí, por favor.

Siguiendo al hombre, Eren rodaba los ojos de un lado a otro, no muy seguro de qué pensar respecto a ese lugar. La palabra "lujo" parecía retumbar entre las paredes y mirando discretamente la gente reunida en grupos, tuvo claro que debían pertenecer a cierto estatus social.

Guiados hasta una mesa , el hombre les tendió dos cartas.

—Aquí tienen.

—¿Y esto? —preguntó Eren cogiendo una de ellas.

—Para la bebida —le respondió Levi.

—Vaya precios... —comentó con un sentimiento de asombro y malestar—, creo que pediré un agua.

—Aquí no hay de eso.

—Si es que solo llevo encima 5 dólares y lo más barato cuesta 8 —aclaró un poco avergonzado.

—Lo pagaré yo —le tranquilizó tras soltar un suspiro.

Eren, que poco entendía de bebidas alcohólicas, pidió una piña colada (lo más sencillo que vio), mientras que Levi eligió un Black Russian.

—¿Estás cómodo? —preguntó Levi.

—Sí, no está mal.

Aunque por dentro, Eren se preguntaba una y otra vez qué hacían en un lugar como ese. Transcurridos cinco minutos, el camarero les sirvió las bebidas con elegancia. Levi parecía molesto por la impuntualidad de su amigo, el castaño estaba molesto más bien por no saber quién era ese amigo al que esperaban. Sin embargo, el hombre misterioso apareció poco después, acompañado por un chico bajito y rubio.

—Perdona el retraso, Levi —se disculpó rápidamente el hombre—, surgió un imprevisto...

—Siempre fastidiando, apostaría a que lo haces...

—¿¡Armin!? —exclamó Eren estupefacto cuando reconoció a su amigo detrás del rubio alto.

—¿¡Eren!?

—¿¡Qué haces aquí!?

—¿¡Y tú!?

La situación resultó tan surrealista para los dos amigos que no supieron qué contestar. Levi miró a Eren, y luego a Amirn, y así sucesivamente hasta que su expresión se ensombreció.

—¿Os conocéis?

—Es mi mejor amigo y compartimos piso —respondió Eren.

Levi le lanzó una mirada furiosa a su amigo, que observaba la escena incrédulo pero con la sombra de una sonrisa en sus labios.

—Armin, ponte cómodo —señaló Erwin con amabilidad.

El aludido asintió y tomó asiento junto a Eren que seguía sin salir de su estupor. Levi se levantó de inmediato, listo para tener una conversación en privado con su "amigo". Alejándose un poco de los dos jóvenes, Erwin se dirigió al camarero de la barra y pidió lo siguiente:

—Quiero un Blue Ocean para mi acompañante y un White Russian para mí.

—Sí, señor.

—Enhorabuena, Erwin. Ahora tenemos a dos amigos de infancia sentados en el mismo sofá. ¿Tienes un plan B?

—Ha sido una sorpresa —admitió sin mostrar preocupación—, pero eso no tiene por que estropear nuestra velada.

Levi alzó una ceja receloso.

—Esta noche no, pero si los invitamos la próxima semana quizás acepten.

—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó sin creerse una palabra.

—Armin se encargará de todo.

Levi no dijo nada pese a que no confiaba en ese mocoso. Erwin le aseguró que todo estaba bien, el único contratiempo era el no poder llevar a cabo lo que habían planeado para esa noche. Regresando junto a los chicos, actuaron con normalidad. Erwin se presentó formalmente ante Eren, quien afirmó que ya había oído hablar de él por boca de su amigo. Levi no se molestó en presentarse.

Con una bebida cada uno y sentados cómodamente, pasaron la velada hablando sobre cómo iniciaron sus relaciones, el tiempo que llevaban viéndose y la decisión de reunirse de nuevo los cuatro. En algún punto de la noche, Levi, que había permanecido callado la mayor parte del tiempo, se abalanzó sobre Eren y le besó enfrente de los dos rubios que lo observaron atónitos. Armin desvió la mirada hacia otra parte, pero no contó con que Erwin le tomara de la nuca y le besara también.

Ni Eren ni Armin protestaron ante aquella repentina muestra de afecto, y dejándose llevar, respondieron al beso un poco aturdidos pero complacidos. Levi y Erwin deseaban continuar e ir más lejos, pero se vieron obligados a detenerse y calmar sus impulsos. Por el contrario, los más jóvenes estaban demasiado avergonzados como para decir nada o siquiera mirarse.

El resto de la noche transcurrió sin ningún suceso inesperado y cuando dieron las dos de la madrugada, se despidieron, acordando volver a encontrarse en el mismo lugar el próximo sábado.


Era martes por la tarde y tanto Eren como Armin se encontraban en el piso. El rubio en su habitación estaba echado bocabajo sobre su cama y utilizando su portátil para fines no académicos. El castaño, por su parte, se entretenía jugando con la Xbox.

—¡Eren! ¡He encontrado algo que puede interesarte! —dijo en voz alta para que su amigo le oyera.

—¿Qué es? —preguntó desde el comedor.

—Sobre el Onyx Club.

El castaño tardó menos de un minuto en presentarse en la habitación de su amigo y colocarse a su lado en la cama.

—Lee —le indicó Armin, señalando un pequeño texto en la pantalla del portátil.

—A ver... El Onyx Club es un club privado cuyo objetivo es brindarles a nuestros clientes el mayor confort y una absoluta privacidad para realizar sus actividades junto con un amplio servicio a su entera disposición.

Eren lo releyó varias veces mentalmente.

—Cuando dice "actividades", ¿a qué se refiere exactamente?

—Probablemente quiera decirnos "actividades sexuales" —especificó el rubio.

—¡¿Eh?! ¡¿Levi y Erwin nos llevaron a ese sitio para follar?!

—Bueno... no del todo —murmuró Armin mordiéndose el labio.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Eren aún más confuso.

—Me parece que ya lo entiendo —dijo más para si mismo. Eren lo miró impaciente—. Ellos no esperaban que tú y yo nos conociéramos. Pensaban que seríamos dos desconocidos que nunca se habían visto antes.

—¿Y eso qué tiene que ver?

—Planearon reunirse con sus respectivas parejas, es decir, tú y yo... y... tener sexo los cuatro.

—¿¡Cómo!?

—Cuando nos encontramos, Levi pareció furioso con Erwin. Estoy seguro que le culpaba por haber tenido esa idea. Ya sabes... resultaría muy incómodo que aquella misma noche nos hubieran propuesto tener sexo juntos... Descubrir que eramos amigos les fastidió la noche.

Eren no daba crédito a lo que oía.

—... Por eso solo conversamos mientras nos tomábamos una copa. Aunque quisieron ponernos a prueba, y nos besaron para ver nuestras reacciones.

—Espera... dijeron que volveríamos el sábado.

Armin asintió.

—Y aun sabiendo todo eso... ¿querrás ir? —cuestionó Eren escéptico.

—Hay que pensarlo muy bien —respondió con esa expresión que detonaba una profunda reflexión—. La cuestión es si accedemos a entrar en su juego.

—Haces que suene hasta peligroso.

—Estoy seguro que ellos solo quieren pasar un buen rato —aclaró rápidamente—. Tenemos cuatro días para decidirnos —finalizó en tono calmado.

El cerebro de Eren trabajaba a doble velocidad para procesar y asimilar esa impactante revelación. Sabía que Levi estaba lejos de ser un santo, algunos de los juegos que realizaban en la cama eran muy obscenos, y aunque disfrutara de ello... Una cosa era hacerlo los dos solos, y la otra en compañía de otra pareja... o peor, de tu mejor amigo. Nervioso, no tenía ni idea de qué hacer al respecto. Mirando de reojo a Armin, se sorprendió al verlo tan tranquilo buscando más información sobre el tema.

—¿Por qué se te ve tan relajado?

—Bueno... ya sospeché algo cuando entré en el club por primera vez el sábado, y verte ahí me hizo atar algunos cabos, pero no podía confirmar nada hasta que no estuviera totalmente seguro.

Eren envidió más que nunca la perspicacia de su amigo, pero no había tiempo para sentir celos. Había un asunto importante que tratar.

—Seguro que has estado pensándolo seriamente durante estos días. ¿Llegaste alguna conclusión? —preguntó Eren.

Armin le miró y volvió a morderse el labio inseguro.

.

.

.