Say Yes.
"Aquella desconocida"
Oh pensé que hoy sería uno de mis días normales y tranquilos pero veo que no.
— ¡Oh vayan por haya!, ¡No puede irse en ese estado! —
Con solo poner un pie en el hospital, logré ver como el caus reinaba aquí. Doctores por aquí, por haya, por donde quiera, Sin duda mis padres aún no se percatan de esta escena.
Di un largó suspiró y me coloque en medio del caus.
— ¡¿Qué está pasando aquí?! — al gritar todos detuvieron.
Uno de los doctores se acercó a mí.
— Vera Nishikino-sama al parecer uno de nuestros pacientes — parecía nervioso, hasta pequeñas gotas de sudor resbalaban de su frente — Escapó.
— ¡¿Qué?!, ¿Como pudo pasar eso?, ¡Ah! —
Me enoje y claro que tenía que estarlo, están dejando la imagen del hospital de mis padres en ridículo.
— No lo sé, cuando fui a revisarla ya no estaba —
— Entiendo — dije tranquila — aún así debe de encontrala — comencé a caminar — No queremos dejar una mala imagen al hospital de mi familia, ¿Verdad?.
Apesar de estar ya un poco alejada logré escuchar un "No se preocupe".
Eso esperaba, no quería que este pequeño error logré hacer malos entendidos con la comunidad médica.
Camine por los blancos pasillos del hospital, debía de hablar con mi padre sobre cierto tema, y de paso ganar un poco de tiempo.
— ¡Joder! — logré escuchar en la esquina del pasillo, me detuve casi cercas de ahí — ¿Porque debo de quedarme más tiempo en este horrible hospital? — fruncí el entrecejo, eso sonó muy ofencivo—estas bromeando ¿Verdad?, Si eso lo sé, pero es que es muy aburrido estar aquí, ¿Como mierda iba a saberlo?, Aja si no, como si lo podría evitar, Tks No fue mi culpa — no debía de estar aquí pero, por alguna razón me llamó mucho la atención, su voz se escuchaba muy afligida— si entiendo, tampoco tuviste la culpa, debí haberte hecho caso desde un maldito principio.
Mire disimuladamente por detrás de mí, no quería que alguien me viera aquí, no quiero problemas.
— Yap!, Si tendré cuidado, si también regresaré a mi habitación, Tranquila que no hecho un desastre, Mmm bueno quizás provoqué que todo en el hospital me estén buscando, ja — y se ríe tan cínicamente, así que aquí está la responsable de todo ésto, tome fuerzas para encararla pero— es de muy mala educación espiar conversación ajenas.
Tosí un poco y di el paso de salir.
Ahí de pie, frente mío, una joven pelinegra de cabello corto, le llegaba hasta los hombros, ojos carmín, tez muy blanca, parecía muy suave, como si fuera de porcelana, se encontraba vestida con ropa del hospital, pero aún así podía ver varios tatuajes en sus brazos, delgados pero algo musculosos, en si parecía ruda y algo ¿Atractiva?.
— ¿Qué te gustó o qué? — se burló.
— Claro que no, alguien como tú no sería mi estilo — dije muy calmada.
— Tus ojos decían otra cosa — señaló mis ojos, aún manteniendo esa sonrisa burlona.
— Quisieras sabés, a todo esto no deberías estar en tu habitación asignada —
— Oh! Y quién eres tú para preguntarme eso? — dejó de reír — No eres un tipo de doctor — me miró de arriba hacía bajó.
— No, aún no, pero este es el hospital de mis padres y por tus acciones estás dejando una mala imagen aquí y de mi familia — cruce los brazos.
— Entiendo, pero en realidad este es un horrible hospital — imitó mi mismo gestó.
— ¿Perdón? — dije bastante ofendida.
— lo que escuchaste rojita — dijo burlona.
— Según tu, ¿Porque razón lo es? — pregunté.
Ella sonrió de lado.
— la comida de aquí sabe horrenda — ¿Enserio dijo eso? — sabe a puro cartón.
Tome unos segundos en reprimir mi enojo por tal tontería.
— Y créeme si digo que sabe mal, es por que sabe mal — señaló — y para colmo son unos descuidados ya van tres veces que varios paparazzi entran a mi habitación.
— Uh? —
— ¿Qué no escuchas? — la miré, ¿Acaso es alguien famoso?.
— Si te escuché solo trato de entender si eres alguien famoso, pero no logro saber quién eres —
— ¿Enserio?! — gritó — ¡¿No sabes quién soy yo?! — elevó ambas cejas.
— No, en realidad no, no me suena tu nombre — dije de lo más honesta.
— Quizás alguien que vive entre libros y tareas no sepa de alguien tan famosa como yo, debes ser muy aburrida — rio — en verdad debes serlo.
— Cree lo que quieras no me interesa — cerré los ojos y me encogí de hombros.
— Bien, luego no vengas a mi enojada por cada palabra que te diga — se burló nuevamente.
Abrí los ojos, mire como miraba por los pasillos, no me miraba en absoluto.
— No es como si nos fuéramos a ver — ella me miró.
Y con una sonrisa prosiguió.
— Quién sabe, aveces puede pasar muchas cosas, ¿No crees? —
Nuestros ojos se encontraron.
Era extraño, demaciado.
