Chantaje

Chantaje.

Naruto es del tipo normal de personas y, por supuesto, hace lo mismo que los demás: Se cepilla los dientes, se baña, se afeita y sale a trabajar todos los días a la misma hora. Continúa su día con tranquilidad en su centro de labores hasta que llegan las seis y se enrumba a su casa, abre la puerta, acaricia a su gato, prende la televisión y mira el noticiario. Observa al presentador hablar sobre el asesinato de un político con esa expresión de luto que cambiaria rápidamente al narrar la siguiente noticia que, talvez, seria sobre el oso panda que aprendió a hacer malabares.

Él sabe que solo ve ese canal a la misma hora por una sola razón, que, aunque parezca tonta, es de vital importancia: La narradora de las noticias de farándula. Naruto soporta todo el día de trabajo mortalmente aburrido solo para recibir su salario, poder pagar por la electricidad y ver en las noches a esa mujer de cabellos extrañamente rosas, alta, delgada y con esos hermosos ojos color jade hablar sobre el nuevo escándalo de la estrella del momento.

Sonríe al ver sus carnosos labios mientras miles de escenas de él besándolos pasan por su cabeza. "Es mi amor platónico" suele repetir cada vez que piensa en ella mientras pone esa cara de tonto enamorado con la que ya se había echo costumbre que lo vean. Había mandado miles de cartas y rosas a la hermosa Sakura Haruno esperando que esta le respondiera siquiera con un "gracias" para así poder seguir guardando las esperanzas de algún día conocerla. Pero, lastimosamente, nunca le había llegado correspondencia de ella ni de ninguno de sus allegados. "Debe estar muy ocupada" había tratado de calmarse evitando ponerse triste, dejando patente su manía de auto convencerse que las personas que lo dañan lo hacen sin querer.

Así se había quedado, Sakura Haruno en su pedestal de estrella inalcanzable, al menos para el burócrata Naruto. Pero esta vez no iba ser así, se sentía totalmente inspirado y estaba seguro que la carta iba ser tan hermosa que no seria posible pasarla por alto.

Tomó un papel en blanco y comenzó a escribir poniendo todo el corazón en cada letra, sabiendo que incluso podría usar su sangre de tinta si eso le diera más oportunidad que ella lo notara.

Terminó y miró su obra de arte bastante orgulloso, la firmó con su nombre y la puso sobre la mesa bastante tranquilo. Estaba seguro que esta vez no podrían pasar por alto algo tan hermoso en el cual había volcado todo sus sentimientos.

-La mandare mañana- pensó con una sonrisa imaginándose de antemano la reacción de ternura que tendría la joven cuando leyera ese papel.

Sintió que su gato se acurrucaba en su regazo y lo observó con ternura. Sune era lo único que tenia y lo amaba como un hijo. Rascó detrás de su oreja mientras sonreía, el minino ronroneó complacido y cerró los ojos. Volvió la vista hacia la televisión y se percató que habían cambiado a la sección de deportes. El narrador era un tipo alto de cabello negro con los ojos del mismo color.

Naruto hizo una mueca de disgusto, ese tipo le caía mal, tan frío e indiferente con esa apariencia que destilaba narcisismo por cada poro de su cuerpo. Bajo su imagen un rotulo exhibía su nombre: "Uchiha Sasuke".

-Petulante- susurró mientras evitaba embestir contra el televisor.

Tomó el control y apagó el aparato con furia. Se levantó del mueble y se dirigió a su recamara después de dejar a Sune en su camita.

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Se levantó al día siguiente bastante relajado y feliz, ya que era un feriado. Desayunó algo y tomó a su gato para dirigirse al veterinario. Aunque el pequeño Sune no estaba enfermo, Naruto le gustaba llevarlo a que lo revisen para poder detectar cualquier enfermedad antes que sea tarde. Llegó al recinto llevando al gato amarrado a una correa para evitar que se escape, entró al lugar y saludó a la recepcionista con bastante normalidad. Se sentó en uno de los sillones a esperar su turno. Sune saltó de sus brazos y se fue a jugar con la joven, Naruto sonrió mirando como la mujer evitaba que el gato botara su tasa de café en uno de sus inquietos saltos.

Observó que la pared, en la que usualmente había fotos de perros y gatos de las diferentes razas, ahora mostraba un papel de la escuela de veterinarios. Esbozó una amplia sonrisa.

-Ya consiguió Shikamaru su titulo de veterinario- exclamó alegre el rubio.

- Si, por fin dejó la flojera y se presentó al examen- respondió la recepcionista acariciando al pequeño Sune.

- Que bien- susurró Naruto feliz de que por fin su amigo pudiera trabajar legalmente.

La puerta se abrió y salieron dos personas del consultorio. El rubio sonrió al ver a su amigo pero su sonrisa se esfumó al ver a la otra persona. Un joven alto de pelo igual de negro que sus ojos le dirigió una mirada de indiferencia mientras sostenía una tortuga en su regazo. Naruto hizo una mueca de disgusto mientras le lanzaba la peor mirada de su repertorio. El moreno se dio cuenta del gesto y optó por tomar una expresión de molestia ante el aparente odio del rubio a quien, obviamente, no conocía.

Shikamaru estaba completamente desorientado pero al saber del carácter de Naruto pensó que era necesario evitar que la situación pasara a mayores. Posó la mano sobre el hombro del joven moreno y susurró.

-Uchiha, le recomiendo que se de tiempo para cuidar de su mascota o tendrá que venir mas seguido-

Sasuke se volvió hacia él totalmente sorprendido, se había olvidado de todo al estar muy ocupado analizando a ese joven que parecía odiarlo con toda su alma. Una ligera sensación le hizo bajar la vista hacia sus pies, el pequeño Sune ronroneaba mientras se paseaba relajado alrededor de los zapatos perfectamente lustrados del moreno. Naruto se percató del gesto y se apresuró a cargar a su gato para alejarlo de aquel hombre como pensando que se contaminaría con solo tocarlo.

Sasuke miró directamente a los ojos azules del joven y, volviendo a su expresión de fría indiferencia, se alejó con dirección a la puerta lanzándole una última mirada.

-Ese tipo es una peste- susurró Naruto con expresión de asco sin poder contener la rabia.

- No puedo negarlo- replicó Shikamaru mientras miraba a Sune esperando encontrarlo enfermo- ¿Le pasa algo?- preguntó señalando al gato.

- Eh…No- respondió el rubio esbozando una enorme sonrisa- quiero que le hagas una revisión.

El joven dio un suspiro de resignación e invitó a su amigo a pasar al consultorio. No podía decir que no estaba habituado a las visitas de Naruto pero guardaba las esperanzas que alguna de ellas fuera cuando realmente Sune lo necesitara. Era problemático tener que aceptar el dinero de su amigo cada vez que iba a que le haga una revisión a un gato que realmente estaba en perfecto estado de salud. Pero entre su hipocondría, ese vicio de comer Ramen y su testarudez, Naruto era un gran amigo y, aunque no le gustaba admitirlo, era el que mas aportaba a su negocio.

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Naruto miraba impaciente como Shikamaru examinaba a su mascota. Como siempre, el nerviosismo lo dominaba mientras esperaba el veredicto del experto en animales. Sentía que su pierna temblaba y estaba conciente que sus dedos golpeaban solos sobre el escritorio. Aunque nunca pasaba, el joven no podía dejar pasar el horrible pensamiento de que talvez algún día el diagnostico de su amigo pudiera ser desfavorable. No se imaginaba como seria su vida sin su querido Sune.

Shikamaru podía sentir la tensión de Naruto y, aunque lo escondía bien, disfrutaba hacerlo esperar por un diagnostico. No sabia de una persona que le tuviera tanto cariño a su mascota como el rubio a su gato.

-Sune está muy bien de salud- concluyó con una sonrisa.

- ¡Si!- victoreó el rubio muy feliz.

Naruto cargó a Sune y lo acarició mientras sentía su ronroneo. El moreno bostezó ampliamente mientras guardaba sus cosas en un cajón del escritorio. El rubio dio un respingo asaltado por un nuevo pensamiento y con un aire ajeno preguntó:

-¿Cómo conociste a ese tal Uchiha?-

Shikamaru lo miró suspicaz por unos momentos evidentemente sopesando la posibilidad que Naruto estuviera indagando con el motivo de hacerle algo malo a Sasuke. Al mirarlo directamente a los ojos cualquier vestigio de duda desapareció, un brillo en su mirada demostraba simplemente curiosidad.

-Una vez se apareció diciendo que su tortuga estaba enferma y que no había encontrado otro veterinario abierto- exclamó ausente el moreno mientras recordaba- desde ese momento siempre viene para cualquier problema que tenga su mascota, casi como tú.

El rubio hizo un gesto de molestia al ser comparado con el moreno.

-Él dice que solo viene acá porque soy el mas barato al no tener titulo- informó el joven con amargura evidentemente enojado ante tal improperio de su cliente.

-Que idiota- susurró Naruto pensando que la próxima vez que lo viera le rompería la cara- pero supongo que ya no vendrá porque ya eres veterinario legal- exclamó con una sonrisa de orgullo que su amigo agradeció desde el fondo de su corazón.

-No creo que en realidad venga por eso- respondió Shikamaru pensando- creo que viene porque está mas cerca de su casa y del canal donde trabaja.

-Es cierto- reconoció el rubio- tiene muchas suerte al trabajar con la linda chica de farándula- replicó poniendo la usual cara de tonto que aparecía en su rostro cada vez que pensaba en ella.

-Tu amor platónico- suspiró el moreno con una mezcla de lastima y diversión.

- Sabes que daría todo por conocerla- explicó Naruto.

-Estoy seguro que si.

Los dos guardaron silencio, pero cada uno pensando en diferentes cosas. Shikamaru miró a su amigo con la duda plasmada en el rostro. Naruto le devolvió una mirada cargada de esperanza, había adivinado que significaba esa expresión. Talvez el moreno es alguien flojo y un poco cobarde, pero nadie podía negar que es una persona sumamente inteligente. Hace mucho que lo conocía y ya estaba acostumbrado a verlo con una cara de duda cada vez que había ideado un plan y no estaba seguro de querer llevarlo a cabo.

-Dímelo- suplicó el rubio.

Shikamaru lo observó alarmado maldiciendo no poder ocultar esas expresiones que delataban lo que estaba pensando. Sabia que Naruto era una persona muy confiable, pero la idea que se le había venido a la mente era prácticamente un delito y no quería ver en problemas a su amigo por su culpa.

-Por favor-

Su mirada decía más que todas las palabras que podía pronunciar. En los ojos del rubio se podía ver seguridad y coraje como si fuera un pasaje abierto hacia su corazón. Shikamaru sabia que Naruto no lo culparía si es que algo pasaba mal en la ejecución de tan arriesgado plan. Comprometiéndose con su conciencia en ayudarle al rubio a llevarlo a cabo, decidió contarle.

-Es un delito- advirtió con la esperanza de hacer mella a la valentía de su amigo.

-No importa-

-Bien- aceptó el moreno desesperanzado- estoy al corriente que la chica Haruno está enamorada de Uchiha- continuó pasando por alto el gesto de molestia que dio Naruto- pues podríamos pedirle que te enseñe a ser mas como él y que de paso te ayude a que la conozcas.

-Pero eso no es un delito, además de que es imposible- rió sin gracia el rubio notablemente decepcionado- se te han ocurrido mejores planes Shikamaru.

-Idiota- susurró el moreno molesto por la injuria- lo vamos a obligar a que te ayude.

-¿Cómo?- preguntó Naruto pensando en patadas y puñetes.

-Chantaje.

El rubio lo miró intentando descifrar un plan escondido mucho más impresionante. Shikamaru bufó exasperado con bastante flojera para querer explicarle. Naruto parecía dar señales de querer mas pistas, así que se vio obligado a continuar.

-Escucha, yo tengo la dirección de su casa- explicó el moreno evitando un bostezo- podemos entrar un día que esté en el trabajo y buscar algo que lo comprometa.

Naruto sonrió impresionado dando gracias a dios por tener un amigo tan inteligente y evitando saltar a darle un abrazo. Otra vez más Shikamaru sacaba a relucir su gran capacidad de pensar.

-Iremos pasado mañana- concluyó el rubio bastante mas alegre- tengo que ver si me ha respondido a la carta, talvez no tengamos necesidad.

Shikamaru dio un suspiro ya sabiendo de antemano que no se libraría de tener que allanar el domicilio del Uchiha.

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Liari-Zero