En un nublado día en Londres un chico estaba jugueteando con un lápiz entre sus dedos recostado en su cama, la puerta de su dormitorio estaba abierta y por allí miraba pasar a sus compañeros, de pronto había sonreído recordando la pasada excursión de hacía dos semanas:
FLASH BACK:
- ¿Qué vamos a hacer Tom? - dijo una niña llamada Amy Benson
- explorar - dijo el muchacho con una sonrisa maliciosa que sus dos compañeros no pudieron ver ya que él iba en cabeza caminando por un sendero tupido que llevaba a una montaña
- no entiendo, ¿tú ya habías venido antes a esta isla? - preguntó Dennis
- no exactamente Dennis - dijo el niño con una fría carcajada - ustedes no entienden, miren - dijo Tom Ryddle parándose en seco y volviéndose a los dos niños - de camino a esta isla, vi una cueva grande que me pareció encantadora, así que pensé en invitarlos a ustedes porque los demás chicos son unos miedosos ustedes no lo son ¿o sí? Porque de ser así iré solo - dijo el muchacho levantando la nariz
- somos valientes Tom, de verdad - dijo Dennis - por eso estamos aquí contigo, de camino a la montaña
- bueno… más les vale, sigamos caminando que ya casi llegamos
Los niños llegaron sudorosos hasta la entrada de una cueva oscura, fría, húmeda y siniestra, Tom comenzó a entrar con entusiasmo a la cueva, pero los dos niños que iban con él se reusaban a entrar, Tom se había vuelto a impacientar
- todavía no entiendo porque nos trajiste aquí, nosotros discutimos ayer y no entiendo porque si ayer estabas tan enojado… hoy nos tratas tan bien - dijo Amy a Tom que ya estaba bastante dentro de la cueva y que la miraba con impaciencia
- ya les dije que no soy un chico rencoroso y que quería que me volvieran a hablar ¿quieren entrar de una vez? No creo que hayan caminado todo eso - dijo señalando los árboles que de donde estaban los chicos se veía el largo camino que habían recorrido - para a la final no entrar a la cueva por cobardía
- ¿y si hay animales ponzoñosos? - preguntó de pronto Dennis y Tom dio una patada al suelo
- que no hay, tengo todo este rato aquí y no he visto nada les prometo que si vemos un animal que nos pueda hacer daño nos regresamos - dijo el muchacho mirando a sus compañeros que finalmente comenzaban a entrar a la cueva
Cuando estuvieron junto a Tom comenzaron a caminar los tres y Dennis y él, Tom, ayudaban a Amy a caminar por algunos lugares en los que se hacía difícil, bien sea por lo alto, bajo o resbaloso, el camino era oscuro, pero por algunos claros en el techo, se veía por donde caminar, en el techo habían estalactitas y había una que otra estalagmita, estaban caminando por una curva cuando al terminarla contemplaron un lago subterráneo que en el medio tenía una colina arenosa
- ¿les apetece nadar? - dijo Tom mientras se quitaba los zapatos
- Tom eso puede ser peligroso - decía Dennis mirando al chico que ahora se quitaba los calcetines
- no sean aguafiestas ¡por Dios! - dijo Tom mientras se quitaba el abrigo, contagiando a Amy que se quitó los zapatos, las calcetas y el vestido quedando en bañador - aprende de Amy - decía el castaño haciendo ademán de quitarse la camisa cuando Amy se zambulló en el agua haciendo un gran chapoteo
- sigo opinando que no es buena idea - decía Dennis con una sensación fría en el estómago
Más allá, del lado de la colina, se vio unas burbujas que salían desde las profundidades, Dennis miró a Tom pero éste sólo miraba las burbujas sonriendo macabramente y a Dennis no le gustó la expresión de su cara, ahora lo entendía todo mientras un frío de horror le recorría el cuerpo, Tom no los había llevado allí para que se divirtieran juntos, seguro había un tiburón o algo así allá bajo el agua y Tom lo sabía previamente, Dennis comenzó a llamar a Amy que comenzó a nadar aterrorizada a la orilla mientras Tom sonreía mirando a la chica que nadaba con desespero, estiraba las manos para que Tom y Dennis la ayudaran a salir, pero sólo Dennis la ayudaba, de repente la chica comenzó a gritar desgarradoramente, al parecer algo la había tomado por el tobillo, Dennis se horrorizaba al oír lo que gritaba la chica, mientras Tom ahora reía a carcajadas
- ¡es una mano! ¡Es una mano! Puedo sentir sus dedos en mi tobillo
Dennis la atrajo hacia él con todas sus fuerzas y la chica salió del agua, pero una horrible criatura salió con ella, parecía una mujer blanca con los ojos hundidos y ciegos, estaba casi calva y lanzaba chillidos horribles, sin dudas, era un cadáver pegajoso y mojado, al instante comenzaron a salir más de aquellas criaturas, niños, hombres y ancianos, Dennis tomó una roca y golpeó a la criatura que sujetaba el tobillo de Amy y logró que la soltara, ambos chicos corrían fuera de la cueva tan rápido como sus piernas podían y Tom recogía la ropa de Amy que estaba sobre el suelo, al parecer por una extraña razón las criaturas no le hacían daño, de echo volvieron a las profundidades del lago, cuando Tom llegó al campamento donde estaban todos, los dos chicos estaban en shock mientras todos los miraban asustados, luego las miradas se posaron en él que le extendió la ropa a Amy que se retorcía en los brazos de unas de las encargadas de los chicos, intentado que Tom no la tocara
FIN DEL FLASH BACK
El muchacho sonrió y luego recordó la ocasión en la que había colgado por el cuello al conejo de Billy Stubbs, porque el día anterior habían discutido, la verdad él tampoco sabía cómo lo había hecho, pero se conformaba con los resultados de sus extraños actos, al fin y al cabo le beneficiaban a él, se levantó de la cama y salió al pasillo, iría a sembrar el terror un rato, ese era su pasatiempo preferido, se dirigió al cuarto de juegos y vio a su víctima preferida… Amy Benson, la niña estaba de espaldas a él mientras jugaba sobre una mesa con dos muñecas, Tom sonrió y se acercó a la chica con mucha cautela, de hecho se había quitado los zapatos para no hacer ruido, cuando estuvo muy cerca susurró a su oído:
- ¡hola lindura!
La repuesta de la niña tras reconocer la voz de Tom fue salir de la estancia dando gritos de horror y al momento una de las ayudantas subió a ver qué pasaba y al ver a Tom compuso una cara de desaprobación
- ¡TOM! - Gritó la mujer mientras veía al niño que se carcajeaba en la silla que había ocupado Amy - ¿Qué no te cansas de asustar a Amy y a Dennis?
- no, no me canso, además sólo venía a saludar - dijo sonriendo
- pues ya no los saludes más, ahora vuelve a tu cuarto que tienes visitas - dijo la mujer mientras llevaba a Tom por la espalda a su habitación
- espero que no sea otro médico, ¡ya les he dicho una y mil veces que no soy esquizofrénico y los médicos que me han viso me apoyan - dijo Tom entrando en la habitación y sentándose en la cama
- como sea… solo espera a tu visita y punto - dijo la mujer cerrando la puerta
- ¡abriré la puerta de nuevo porque odio el encierro! - gritó Tom y abrió la puerta y se asomó para mirar a la ayudanta para desafiarla
- cierra esa puerta Tom - dijo la mujer severamente mirándolo desde las escaleras
- no quiero ¡maldita sea! - Gritó mientras iba a sentarse en la cama - la quiero abierta y abierta se quedará y si quieres ven a probar
La mujer sin poder aguantar las groserías de Tom, se dirigió al cuarto del niño para cerrar la puerta y por más fuerza que puso, la puerta no se cerró, la mujer la revisó para ver si el niño había atascado la puerta con algo, pero la puerta no tenía problemas, salvo el de que no podía cerrarse, la mujer miró a Tom que la veía con sus centelleantes ojos verdes y una siniestra sonrisa
- ¿no te dije que la quería abierta? - dijo con voz suave y siseante, la mujer se persignó y salió de la habitación como un bólido escaleras abajo
Rato después, un hombre con largo cabello y baba caoba entró en la habitación seguido de la señora Cole que era la encargada del hospicio
- Tom, ésta es tu visita, él es el profesor Dumbledore ha venido a decirte… bueno es mejor que te lo diga él - dijo y se marchó cerrando la puerta, Tom no dijo nada acerca de la puerta porque ésta vez quería privacidad, se sentía interesado por lo que le tuviera que decir ese hombre
Esa era una habitación muy pequeña con, poco mobiliario, un viejo armario, un canastro de hierro y unas cuantas cosas más, Dumbledore pensó que en la cara de ese niño no había ni rastro de los Gaunt, Dumbledore sabía que Mérope (la madre de Tom), había deseado que Tom se pareciera a su padre, y ese deseo se le había cumplido, pues Tom, era la viva esencia de su apuesto padre hecho niño, era alto para sus once años, de cabello castaño oscuro y piel muy clara, el chico entornó los ojos mientras examinaba el extravagante atuendo de su visitante. Hubo un corto silencio
- ¿Cómo estás Tom? - preguntó Dumbledore al cabo, acercándose para tenderle la mano
Tras vacilar un momento, el chico se la estrechó. El profesor acercó una silla y la puso al lado de la cama, de modo que parecían un paciente de hospital y un visitante
- soy el profesor Dumbledore
- ¿profesor? - Repitió Tom con desconfianza - ¿no será un medico? ¿A que ha venido? ¿Lo ha llamado ella para que me examine?
- no, por supuesto que no - repuso Dumbledore con una sonrisa
- no le creo. Ella quiere que me examinen, ¿no es eso? ¡Diga la verdad! - exclamó de pronto con una voz potente que casi intimidaba
Era una orden, y saltaba a la vista que no era la primera vez que la daba. Fulminó con la mirada a Dumbledore, que seguía sonriendo tan tranquilo. Al cabo de unos segundos el chico dejó de mirarlo con hostilidad, aunque parecía más desconfiado que antes
- ¿Quién es usted?
- ya te lo he dicho. Soy el profesor Dumbledore y trabajo en un colegio llamado Hogwarts. He venido a ofrecerte una plaza en mi colegio, en tu nuevo colegio, si es que quieres ir
La reacción de Tom Ryddle fue sorprendente: saltó de la cama y se apartó cuanto pudo de Dumbledore
- ¡a mí no me engaña! - Exclamó furioso - usted viene del manicomio, ¿no es así? "profesor", sí, claro. Pues no voy a ir al manicomio, ¿se entera? A la que deberían encerrar es a esa vieja arpía. ¡Nunca les he hecho nada ni a la pequeña Amy Benson ni a Dennis Bishop! ¡Puede preguntárselo, ellos se lo confirmarán!
- no vengo del manicomio - repuso el profesor con paciencia - soy maestro, y si haces el favor de sentarte y escucharme, te hablaré de Hogwarts. Y si al final no te interesa, nadie te obligará a ir
- que lo intenten - bravuconeó el chico
- Hogwarts - prosiguió Dumbledore, haciendo caso omiso a la bravata - es un colegio para gente con habilidades especiales
- ¡yo no estoy loco!
- ya sé que no lo estás. Hogwarts no es un colegio para locos. Es un colegio de magia
De nuevo hubo silencio. Tom Ryddle se había quedado de piedra, con gesto inexpresivo, pero su miraba iba rápidamente de un ojo de Dumbledore al otro, como si intentara descubrir algún signo de mentira en alguno de los dos
- ¿de magia? - repitió en un susurro
- Exacto.
- ¿es… magia lo que yo sé hacer?
- ¿Qué sabes hacer?
- muchas cosas - un rubor subió de su cuello a sus mejillas, parecía afiebrado - puedo hacer que los objetos se muevan sin tocarlos; hago que los animales hagan lo que yo les pido, sin adiestrarlos; puedo hacer que les pasen cosas desagradables a los que me molestan; puedo hacerles daño si quiero - las piernas le temblaban y con pasos vacilantes se dirigió hacia la cama y se sentó mirando al suelo - Sabía que soy diferente - susurró - sabía que soy especial. Siempre supe que pasaba algo
- pues tenías razón - dijo Dumbledore. Ya no sonreía, lo miraba con atención - eres un mago
Tom levantó la cabeza, el rostro demudado en una expresión de intensa felicidad
- ¿usted también es un mago?
- así es
- demuéstremelo - exigió con el mismo tono autoritario de antes
Dumbledore arqueó las cejas
- si aceptas tu plaza en Hogwarts seguro que…
- ¡claro que la acepto!
- en ese caso, cuando te dirijas a mí me llamaras "profesor" o "señor"
El chico endureció el rostro en una fracción de segundo, pero luego dijo con una voz tan educada que pareció casi irreconocible:
- lo siento. Profesor ¿podría demostrarme…?
Dumbledore sacó su varita mágica de la chaqueta, apuntó al destartalado armario que estaba en un rincón y la sacudió apenas
El armario estalló en llamas
Tom se levantó de un brinco. Las llamas se extinguieron y el chico miraba a Dumbledore y al armario una y otra vez y luego señaló la varita
- ¿Dónde puedo conseguir una cosa de ésas?
- todo a su debido tiempo, mira yo diría que hay algo que intenta salir de tu armario - y en efecto se oía un suave golpeteo que provenía del mueble. Tom, por primera vez parecía asustado - ábrelo - ordenó Dumbledore
El chico obedeció, cruzó la habitación, abrió el armario y miró una cajita de cartón que vibraba como si tuviera ratones frenéticos dentro
- sácala, Tom - Ryddle tomó la temblorosa caja con gesto contrariado - ¿hay algo en esa caja que no deberías tener?
El muchacho le lanzó una mirada diáfana y calculadora
- sí, supongo que sí, señor - contestó al fin con voz monocorde
- ábrela
Lo hizo y vació su contenido en la cama, sin mirarlo, sobre la cama estaban un yoyo, un dedal de plata y una vieja armónica. Los objetos dejaron de temblar y se quedaron quietas encima de las delgadas mantas
- se los devolverás a sus propietarios y te disculparás - dijo Dumbledore al mismo tiempo que se guardaba la varita en la chaqueta - sabré si lo has hecho o no. Y te lo advierto: en Hogwarts no se toleran los robos
Tom Ryddle no parecía remotamente avergonzado; seguía mirando con frialdad a Dumbledore, como si intentara formarse un juicio sobre él. Al cabo dijo con la misma voz monocorde:
- sí, señor
- en Hogwarts no sólo te enseñaremos a utilizar la magia, sino también a controlarla. Has estado empleando tus poderes (involuntariamente, claro) de una manera que en nuestro colegio no se enseña ni se consiente. No eres el primero ni serás el último, que no sabe controlar su magia. Pero te informo que el colegio puede expulsar a los alumnos no gratos, y el ministerio de magia (sí, existe un ministerio de magia) impone un castigo aún más severo a los infractores de la ley. Todos los nuevos magos, al entrar a nuestro mundo, deben comprometerse a nuestras leyes.
- sí, señor - repitió Tom
Su cara no mostraba ninguna expresión, tomó los objetos robados y los metió de nuevo en la caja de cartón para devolverlos al armario, una vez que hubo terminado se dirigió a Dumbledore
- no tengo dinero
- eso tiene fácil remedio - dijo el profesor y sacó una bolsita de monedas - en Hogwarts hay un fondo destinado a los niños que no tienen dinero para comprar sus libros y túnicas. Algunos libros de hechizos quizá tengas que adquirirlos de segunda mano, pero…
- ¿Dónde se compran los libros de hechizos? - dijo el chico que había tomado la bolsita sin dar las gracias y examinaba un grueso galeón de oro
- en el callejón Diagon. He traído la lista de libros y material que necesitarás. Puedo ayudarte a encontrarlo todo…
- ¿quiere decir que me acompañará? - inquirió Tom levantando la cabeza
- sí, si tu…
- no es necesario. Estoy acostumbrado a hacer las cosas por mí mismo. Siempre voy sólo a Londres… ¿Cómo se va al callejón Diagon señor?
Dumbledore le entregó la lista de libros y luego de explicarle cómo llegar al caldero chorreante agregó:
- tú lo verás, aunque los Muggles que van por allí (es decir, la gente no mágica) no la vean. Pregunta por Tom, el dueño; no te costará recordar su nombre, puesto a que se llama como tú - el chico hizo un gesto de irritación, como si quisiera ahuyentar a una mosca molesta - ¿Qué ocurre? ¿No te gusta tu nombre?
- hay muchos Toms - masculló. Y como si se le hubiese escapado de la boca preguntó: - ¿mi padre era mago? Me han dicho que él también se llamaba Tom Ryddle
- me temo que no lo sé
- mi madre no podía ser bruja porque en ese caso no habría muerto - razonó Tom como para sí - el mago debió de ser él. Bueno, una vez que tenga todo lo necesario, ¿Cuándo debo presentarme en ese colegio Hogwarts?
- encontrarás todos los detalles en la segunda hoja de pergamino que hay en el sobre. Saldrás de la estación de King´s Cross el uno de septiembre. En el sobre también encontrarás un billete de tren
Él asintió y Dumbledore se puso en pie y volvió a tenderle la mano. Mientras se la estrechaba, Tom dijo:
Sé hablar con las serpientes. Lo descubrí en las excursiones al campo. Ellas me buscan y me susurran cosas… ¿les pasa eso a todos los magos?
- no es habitual - respondió Dumbledore tras una leve vacilación - pero tampoco es insólito
Lo dijo en tono preocupado, pero miró el rostro del muchacho. Ambos se miraron fijamente un instante, luego se soltaron las manos y Dumbledore se dirigió hasta la puerta
- adiós Tom. Nos veremos en Hogwarts
- eso espero señor, eso espero - dijo el muchacho mientras miraba al profesor irse, una vez que se fue, Tom se dirigió a la puerta y la abrió de par en par y luego se sentó en la ventana para ver a los autos pasar
